El mar lleno de peces y tú sin caña de pescar. En plena crisis del liberalismo descorazona ver como todo se diluye a la izquierda de Zapatero. En unos días los comunistas impondrán al nuevo coordinador de Izquierda Unida. Es un acta de defunción; IU está muerta, hay que enterrarla para siempre sin que en veinte años haya logrado ser otra cosa que un PCE con balcones a la calle. IU no existe, son los padres.
Los comunistas Frutos, Alcaraz o Valderas acusan a todos los demás de coquetear con el PSOE. Pronto se olvida que fue Francisco Frutos el único líder de IU que ha firmado una alianza preelectoral con los socialistas –los de Almunia, para colmo-. Se olvida tanto comunista disfrutando de coche oficial en diputaciones y ayuntamientos como pago por las alianzas. Es ese PCE que refunda una IU bajo su bota, el que rehabilita a Anguita, el culpable del desencanto. El cainismo de siempre ya no deja cadáveres políticos, sólo un puñado de desengañados, descreídos y descorazonados que coinciden con los mejores. ¿Quieren un ejemplo cercano? Su portavoz en el Ayuntamiento de Granada, Lola Ruiz; dignifica la política, pero está fuera de sitio entre los suyos.
Quienes todavía tengan fuerzas para plantar batalla a la izquierda del PSOE deben abandonar este barco; que los comunistas den la cara con la desnudez de sus siglas y con toda su burocracia a cuestas, o echen el cierre, que va siendo hora. Lo de antes ya no sirve. Es atractivo lo que propone Almudena Grandes en “Al rojo vivo. Un diálogo sobre la izquierda de hoy”: Se necesita “un partido; no una coalición, no una alianza, no una muestra de la creatividad mediterránea (…), una organización con una estructura sencilla, cuyos militantes estén representados por un único órgano de dirección”. De acuerdo, pero el riesgo es repetir la fórmula Almeida, porque el PSOE es un Maelstrom que se traga cuanto se le acerca demasiado.
No sería creacionismo; hay mapas para esos territorios. En Cataluña Iniciativa y su modelo ecosocialista funcionan; pero la crisis del capitalismo demanda también respuestas radicales, ilustradas pero de clase, que cuestionen el sistema y rescaten el término revolucionario despojado de demagogias castro-chavistas. Hay otro modelo al Norte: el Nuevo Partido Anticapitalista que se está fraguando en Francia. Me puede revolver los intestinos la palabrería de un cantamañanas como Sánchez Gordillo pero cuesta no simpatizar con cientos de trabajadores y jornaleros ocupando un banco y una inmobiliaria en el centro de Granada, recordándonos que aquellas antiguallas -nacionalizaciones, limitación de las grandes fortunas, reparto de tierras- pueden ser fórmulas útiles y posibles, que a enemigo claro, respuesta clara. Y cuesta no tomar partido si dos semanas antes Comisiones Obreras celebraba su congreso provincial en un hotel con spa.
Los comunistas Frutos, Alcaraz o Valderas acusan a todos los demás de coquetear con el PSOE. Pronto se olvida que fue Francisco Frutos el único líder de IU que ha firmado una alianza preelectoral con los socialistas –los de Almunia, para colmo-. Se olvida tanto comunista disfrutando de coche oficial en diputaciones y ayuntamientos como pago por las alianzas. Es ese PCE que refunda una IU bajo su bota, el que rehabilita a Anguita, el culpable del desencanto. El cainismo de siempre ya no deja cadáveres políticos, sólo un puñado de desengañados, descreídos y descorazonados que coinciden con los mejores. ¿Quieren un ejemplo cercano? Su portavoz en el Ayuntamiento de Granada, Lola Ruiz; dignifica la política, pero está fuera de sitio entre los suyos.
Quienes todavía tengan fuerzas para plantar batalla a la izquierda del PSOE deben abandonar este barco; que los comunistas den la cara con la desnudez de sus siglas y con toda su burocracia a cuestas, o echen el cierre, que va siendo hora. Lo de antes ya no sirve. Es atractivo lo que propone Almudena Grandes en “Al rojo vivo. Un diálogo sobre la izquierda de hoy”: Se necesita “un partido; no una coalición, no una alianza, no una muestra de la creatividad mediterránea (…), una organización con una estructura sencilla, cuyos militantes estén representados por un único órgano de dirección”. De acuerdo, pero el riesgo es repetir la fórmula Almeida, porque el PSOE es un Maelstrom que se traga cuanto se le acerca demasiado.
No sería creacionismo; hay mapas para esos territorios. En Cataluña Iniciativa y su modelo ecosocialista funcionan; pero la crisis del capitalismo demanda también respuestas radicales, ilustradas pero de clase, que cuestionen el sistema y rescaten el término revolucionario despojado de demagogias castro-chavistas. Hay otro modelo al Norte: el Nuevo Partido Anticapitalista que se está fraguando en Francia. Me puede revolver los intestinos la palabrería de un cantamañanas como Sánchez Gordillo pero cuesta no simpatizar con cientos de trabajadores y jornaleros ocupando un banco y una inmobiliaria en el centro de Granada, recordándonos que aquellas antiguallas -nacionalizaciones, limitación de las grandes fortunas, reparto de tierras- pueden ser fórmulas útiles y posibles, que a enemigo claro, respuesta clara. Y cuesta no tomar partido si dos semanas antes Comisiones Obreras celebraba su congreso provincial en un hotel con spa.
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