lunes, 30 de marzo de 2009

Último artículo publicado en Granada Hoy

Contra el Metro



Una carta a la directora publicada hace unos días por éste y otros periódicos de Granada ponía en cuestión con solidísimos argumentos ecológicos y antropológicos la necesidad de cerrar el Anillo de Circunvalación de Granada. Echaba de menos el autor voces disidentes frente a lo que se da por consensuado e incuestionable sin que se consensue ni se someta al parecer de la ciudadanía.

Ha sido leer esa valiente carta, ver la ciudad machacada, intransitable y hostil y oír las quejas de
los agraviados lo que me anima por fin a decirlo: Odio el Metro; deseo que cierren los túneles del Camino de Ronda, repongan árboles y setos, se lleven esas espantosas máquinas al infierno de donde vienen, que olvidemos para siempre ese costoso capricho de la Junta de Andalucía que está trayendo más calamidades que ventajas y que aún ha de cosechar la antipatía de muchos más granadinos.

Pero que necesitamos el Metro y que es la única alternativa al caótico tráfico que padecemos se ha convertido en dogma de fe. Aunque su única línea sólo mejore la movilidad de una pequeña parte de la población del Área Metropolitana y apenas sea útil a la de la capital; aunque vaya a ser lento y caro, aunque no comunique con la zona comercial y administrativa del centro. Nadie disiente.


En esta fe el Ayuntamiento de Granada ha sido declarado herético, pese a ser la única administración que ha apo
rtado cordura. El Metro de la Junta no conectaba con el ferrocarril hasta que el Ayuntamiento lo exigió. Gracias al Ayuntamiento la línea se soterra en Camino de Ronda, pero eso no es suficiente, visto el estrago que el trenecito en superficie está causando en los espacios públicos del Zaidín, y aún por ver cómo destruye los Paseíllos de Fuentenueva.

Lo único razonable sería que la cosa circulara bajo tierra durante todo su trayecto urbano, pero eso es caro y la Junta no son los Reyes Magos aunque haya un Gaspar entre ellos.
Los sumos sacerdotes del Metro nos han tenido en la inopia; han callado hasta que el daño está hecho y en el Zaidín ese perjuicio es grande. Ahora los dueños de las terrazas de la Carretera de la Zubia descubren que el metro les trae la ruina; los padres y madres del Sierra Nevada sabrán pronto que sus hijos deberán cruzar las vías al salir del colegio, los vecinos de la Zubia y Gójar no tendrán metro, pero se encontrarán con él en su ya dificultoso tránsito hacia el centro de Granada. Los vecinos ven cómo se destruyen fuentes, glorietas, paseos y zonas de esparcimiento. La paradoja es que están siendo las zonas peatonales y los espacios públicos las víctimas de este transporte público tan sostenible. Los inconvenientes no son sólo los que implican las obras. Cuando éstas acaben la ciudad seguirá pagando un alto peaje a un medio de transporte que no soluciona sus problemas de movilidad. ¿Habrá merecido la pena?

miércoles, 25 de marzo de 2009

Criaturas en peligro

¿Están los felinos suficientemente protegidos de las garras de los curas?

Visto en Los de abajo a la izquierda


En favor de la Iglesia hay que hacer constar que hasta el momento ningún lince ha denunciado tocamientos obscenos o abusos por parte de sacerdotes católicos, aunque conviene que los felinos no ignoren las advertencias de Kiko Veneno en "El lince Ramón":

Siempre solitario por su itinerario
va muy silencioso, nunca llama la atención.
Tiene mucha vista y es gran velocista,
y a pesar de todo está en peligro de extinción.
Le pone la oreja a todo lo que asoma;
ten cuidado lince, que es la Blanca Paloma.
Y una mañanita con su bella estampa
iba por el Coto y cayó en la trampa.



martes, 24 de marzo de 2009

Último artículo publicado en Granada Hoy

Ingenuidad

En vano busco en Internet un vídeo que me impresionó en un pase fugaz por el canal 24 horas de TVE. No había título ni créditos, tan solo un logotipo que lo vinculaba a los 60 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El corto está protagonizado por unos niños palestinos que, con pistolas de juguete, pretenden rodar una película de acción. A falta de cámara para grabarla, interpretan su escena de gangsters y ajustes de cuentas frente al videoportero de una residencia acomodada de Cisjordania, pero descubren decepcionados que dicho artilugio ni graba ni tiene cinta. Buscan entonces la cámara que tienen más a mano, una de las que vigilan el odioso muro tras el que los israelíes confinan a los palestinos. Frente al muro los niños se amenazan, insultan y apuntan con sus armas de plástico imitando a matones de película. Cuando una tanqueta del Ejército israelí se les aproxima, ingenuamente piensan que los soldados les traen la cinta que la cámara ha grabado.



Los reclutas eran jóvenes e inocentes cantando en sus tanques camino de Beirut. Ingenuos y encantados cuando, para pasar desapercibidos, les transportaban hacia la invasión en barcos de recreo o al bañarse en las playas libanesas, antes atestadas de turistas. Vals para Bashir, inesperado documental israelí de animación que triunfó en Cannes y que tendrán que buscar en Internet –esos exhibidores que tanto se quejan del daño que les hacen las descargas no se han interesado en traerla a los cines andaluces-, habla de la pérdida de la inocencia, de cómo los adolescentes se convierten sin darse cuenta en asesinos y de la memoria selectiva que oculta los recuerdos incómodos. El protagonista, soldado i
sraelí en la Guerra del Líbano, rastrea veinte años después los recuerdos que su mente bloquea, los de la complicidad del Ejército de Israel en la matanza de Sabra y Chatila. Su memoria ha enterrado a la conciencia en un oscuro desván.



Hace unos años estuve en Israel. Eso no me llevó a simpatizar con los extremistas judíos, -hoy resulta difícil distinguir Israel de extremismo judío- pero sí fui comprensivo con todo ese argumentario sobre el derecho a defenderse y la democracia acosada que a Israel y a tantos periodistas y políticos occidentales les sirve de excusa para cualquier atrocidad. Mi ingenuidad y ese conocimiento selectivo que discrimina lo que no interesa se fueron desmoronando ante lecturas como La limpieza étnica de Palestina de Ilan Pappé y, por supuesto, ante la inmensidad de lo ocurrido en Gaza. Pero para la mayoría ese cómodo olvido funciona; esta vez no han hecho falta veinte años, tres meses después ya nadie quiere recordar Gaza. Y no me hablen de la ingenuidad de unos jóvenes soldados enviados a matar, cuando les vemos lucir esas camisetas en las que han imprimido la imagen de una mujer palestina embarazada y la frase “Un disparo, dos muertos”.



domingo, 15 de marzo de 2009

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Un debate muy serio

No decae la cruzada. Mientras van doscientas mil firmas que en nombre de Marta del Castillo proponen la implantación de la cadena perpetua, insensateces sin cuento van rodeando un caso que tramposamente se compara con el de la niña Mari Luz. Se alimenta a la fiera del ojo por ojo buscando en el caso de Marta algo distinto de lo que es realmente: una muerte más por violencia machista. Nadie pedía la perpetua para los asesinos de todas esas mujeres que van de Ana Orantes a Conchi Peñate.

Me cuesta ver en qué se diferencian del asesino esos canis violentos como él que hacían amago de lincharlo, los mismos niñatos –capaces de matar a sus padres si les niegan la moto- que hoy gritan en la puerta de los juzgados pidiendo la perpetua. Flaquea mi comprensión hacia los familiares cuando les veo unirse al circo. Pero lo más repugnante es ver a los políticos gobernar a golpe de suceso y apuntarse a esta insensatez -que el recato no les estropee una foto canjeable por votos-. No vimos a Zapatero ni Rajoy recibir a los familiares de otras mujeres muertas.

La Consejería de Presidencia de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla financiaron cinco autobuses para una concentración de extrema derecha que tenía el nada equívoco lema de “¡Porque te puede pasar a ti! Referéndum por la cadena perpetua”. Gaspar Zarrías y Alfredo Sánchez Monteseirín, cuyo partido tanto apela últimamente a la independencia de los jueces, pusieron medios para que los convocantes influyan en las decisiones de los magistrados que han de juzgar este crimen con buenas dosis de “alarma social”. Presidencia lo justifica en “compromisos adquiridos con la familia”, pero los poderes públicos no pueden mercadear con particulares sino hacer cumplir las leyes. Ayuda legal, psicológica, policial, protección frente al morbo de los medios de comunicación, todo eso podría haber ofrecido Zarrías a la familia, no autobuses. El vicepresidente de un partido, Javier Arenas, rebasa la frontera de la decencia al reclamar “un debate muy serio” sobre la cadena perpetua, cuando no ya el ministro de Justicia sino incluso Federico Trillo dejaron claro que las condenas de por vida no tienen cabida en una Constitución que nos invita a creer –incluso con ingenuidad, si quieren- en un sistema penal basado en la reinserción.

Días después de ser detenido el ex novio de Marta, en Orense apareció el cadáver de María Socorro de Silva, una prostituta brasileña a quien un cliente le dio idéntica muerte que a la joven sevillana, golpeada con un objeto contundente; como a Marta, su asesino la arrojó al río Avia. Nadie ha pedido para él la cadena perpetua. No ha habido manifestaciones ni autobuses subvencionados; nada de especiales en televisión. El presidente del Gobierno no recibió a los familiares de la víctima ni desde la oposición nadie reclamó un “debate serio”.

domingo, 8 de marzo de 2009

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Aborto

Atónitos, los ediles del Partido Popular en Granada escucharon en el último Pleno el manifiesto del Día de las Mujeres, sin creerse que estuvieran aprobando una reivindicación explícita del derecho de las mujeres a decidir sobre su sexualidad y a la interrupción del embarazo sin trabas. Las mujeres de la Plataforma 8 de Marzo le habían colado un gol a la concejala de Familia que, evidentemente, no se había leído el comunicado que sometía a aprobación, justo cuando la caverna mediática se alista en una nueva cruzada contra la reforma de la Ley del Aborto y del Código Penal que busca que ninguna mujer pueda ir a la cárcel por interrumpir un embarazo.

Pero un manifiesto son sólo palabras; su poder de transformación de la realidad es tan escaso como el de las leyes que se dictan pero no se aplican. En 1985 un Gobierno socialista reguló el derecho al aborto; desde entonces las mujeres son delincuentes salvo en tres supuestos.

Ahora, tras incumplirse el compromiso electoral del PSOE durante una legislatura completa se anuncia que ya toca, que ahora sí llega el cambio y sobre cómo ha de ser se ha pronunciado una comisión de expertos. La caverna se escandaliza de que adolescentes que no pueden votar -¿para cuándo adelantar a los 16 el derecho a sufragio?- puedan decidir sin permiso paterno sobre tener o no tener un hijo –tenerlo para siempre, ella, no su padre ni su madre-. El problema real es otro: Del mismo modo que la Constitución garantiza el derecho a una vivienda digna pero el capitalismo especulativo se ríe de esa prerrogativa, el derecho al aborto no existe en tanto está ausente de la sanidad pública. En Andalucía, con los socialistas gestionando la salud desde hace treinta años, no se puede ejercer este derecho en ningún hospital público.

La obligación de todo médico debe ser aplicar la Ley, y nadie que se niegue a hacerlo debería ejercer en las secciones de obstetricia y ginecología de los centros públicos; la alternativa es cambiar de especialidad o irse al sector privado. No veo al feminismo subvencionado denunciar esta contradicción, advertir de que de poco sirve una ley de plazos si no se soluciona esa anomalía. Del mismo modo que en los últimos años se emprendió una inhumana persecución judicial hacia algunas mujeres, que incluyó allanamientos e intolerables violaciones de la intimidad, las clínicas de interrupción del embarazo también sufrieron dicho acoso. La leyenda urbana de las trituradoras de niños de pecho se hizo cuestión de fe en labios de algunos políticos con escaño. Por eso quiero no pensar que la influencia de quienes gestionan clínicas privadas – tal vez temerosos de perder un próspero negocio- tiene que ver con ese silencio. Sería muy valiosa la incorporación de sus profesionales al sistema público, incluso para cubrir las deserciones de quienes objeten.

lunes, 2 de marzo de 2009

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Seis grados


¿Qué relación media entre el pintor y escultor Guillermo Pérez Villalta y el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt? Ni siquiera necesitamos aplicar la teoría de los seis grados de separación –sobran grados- ni meter en el ajo al actor Kevin Bacon –que casi siempre aparece en dicha teoría-. Les demostraré que uno puede empezar escribiendo sobre la Gran Depresión de los años treinta y acabar desatornillando “El instante preciso” de lo alto del Ayuntamiento de Granada.

Con la política que él mismo bautizó como el New Deal, el trigésimo segundo presidente de los EE.UU. no sacó a su país de aquella terrible crisis económica ni acabó con el desempleo –de eso se encargó la Segunda Guerra Mundial-, pero sí evitó que la economía norteamericana se hundiera del todo. Lo hizo forzando a la banca a dar créditos más baratos y abundantes; favoreció el comercio exterior eliminando el patrón oro, convirtió al Estado en motor de la Economía nacional mediante la obra pública. Una pesadilla keynesiana que aún hoy mortifica a los liberales.

El sucesor de Roosevelt y presidente cuadragésimo cuarto, Barack H. Obama, ante una calamidad económica muy similar a la Gran Depresión, ha recurrido en su paquete de estímulos a la Economía y en su proyecto de Presupuestos a medidas casi idénticas a las del New Deal: Recortes de impuestos a empresas y a personas, inversión pública en vías, puentes, escuelas y salud, y estímulos a quienes investiguen o produzcan fuentes de energía alternativa. Obama, que no es precisamente un radical, tampoco se ha cortado a la hora de abordar la nacionalización parcial de algunos bancos.


Un ferviente admirador de Obama, el español José Luis Rodríguez Zapatero, ante el desastre económico en que también su país está sumido, reaccionó destinando el tres por ciento del PIB a respaldar a la banca más solida del mundo. El paso siguiente ha sido un plan de inversiones en obra pública –ya conocido como Fondos Zapatero- complementado en Andalucía por el plan autonómico Proteja. ¿Pero acaso el New Deal de Zapatero construirá vías y carreteras? Bueno, alguna rotonda sí; ¿Escuelas, hospitales?... Ni pensarlo, que luego hay que llenarlos de maestros y de médicos, y a esos hay que pagarles un sueldo. No… El New Deal español hará un país mejor a base de construirle una piscina a Loja, una oficina de turismo a Guadix y un edificio de usos múltiples -¿qué demonios será eso?- a Gor; el alcantarillado del Paseo del Salón que debía haber pagado la empresa de aguas y -casi se me olvida- las obras en el Ayuntamiento de Granada que el alcalde aprovechará para descabalgar de su fachada El instante preciso, la estatua ecuestre que Pérez Villalta creó en 2002. ¿Ven cómo no han hecho falta los seis grados de separación entre un presidente neoyorquino y un artista de Tarifa?