viernes, 25 de septiembre de 2015

Playlist nº 74 - Disney descongelado

La  criogenización de Walt Disney es una de las grandes leyendas urbanas de nuestro tiempo, difícilmente sostenible cuando el buen hombre -que como fumador compulsivo se ganó a pulso el cáncer de pulmón que lo mató- fue incinerado. Pero yo ahora me propongo descongelar si no el cuerpo sí el mito, a través de las canciones siempre presentes en las películas  de su factoría, también ahora tras la compra de Pixar. La siguiente lista está formada por temas de esos títulos, sobre todo los de animación, en las versiones originales inluidas en ellos o en versiones interpretadas posteriormente por otros artistas; recordaré que existe un álbum recopilatorio -Stay awake- que reune estas y otras versiones. No he querido abusar de Brian Wilson y Los Lobos´que grabaron sendos álbumes completos de canciones Disney. La lista también incluye otros temas que son inspiraciones apócrifas en filmes y personajes del hombre -supuestamente- congelado. Perdón por lo de Parchís pero me sentía un poco cabronazo.



7. Los Lobos - I wanna be like you (de El libro de la selva)
8. Sheryl Crow - Real gone (de Cars)
9. Fangoria - Cruela de Vil (inspirada en 101 dálmatas)
10. Henry Mancini - Baby Elephant walk (de Dumbo)
11. Maurice Chevalier - The Aristocats (de Los aristogatos)
12. Oliver Wallace/Peggy Lee - What a dog/He's a tramp (de La dama y el vagabundo)
14. Tenpole Tudor - Who killed Bambi (inspirada en Bambi)
15. Randy Newman - The time of your life (de Bichos)
16. American Music Club - Sleeping Beauty (inspirada en La bella durmiente)
17. Alison Krauss - Baby mine (de Dumbo)
18. Bobby Darin - Beyond the sea (de Buscando a Nemo)
19. Dion & The Belmonts - When you wish upon a star (de Pinocho)
2o. Parchís - Querido Walt Disney (inspirada por Satanás)



















viernes, 18 de septiembre de 2015

Crema catalana



Queda poco más de una semana y  a mitad de la campaña de las terceras elecciones autonómicas que se celebran en Cataluña en los últimos cinco años por obra, gracia, empeño y antojo del president Artur Mas, quien -también hay que reconocer- obró impulsado por el búnker españolista y setentayochista que impidió a los catalanes decidir libre y legalmente su futuro el pasado 9 de noviembre.

No soy precisamente un experto en ajedrez, juego que ni siquiera me gusta, pero jamás había oído que los dos contendientes pudieran enrocarse a la vez. El presidente Rajoy acusa a Mas y el independentismo de dividir en dos a los catalanes, y tal vez no le falte razón, pero son el propio Rajoy y las bravatas de los suyos el máximo común divisor con su negativa a aceptar cualquier modificación, por pequeña que sea, en sus posturas y cerrar cualquier vía de negociación y diálogo. A unos sólo sirve la independencia -ocultando  las probables consecuencias negativas y lo insostenible del final que buscan para el procès- y a los otros sólo les vale la unidad indisoluble. Curiosamente, el 27 de septiembre lo que será decisivo para la victoria de uno de estos bandos irreconciliables o la pervivencia de un tercero de la razón será el millón de catalanes con derecho al voto no nacidos en Cataluña. De hecho de siete millones y medio de catalanes casi cinco millones nacieron fuera de la comunidad.

Si uno hojea el programa de la candidatura independentista Junts Pel Si no encuentra ni una mención a la probabilidad de quedar fuera de las instituciones europeas, e incluso mundiales si se declara la independencia unilateralmente, pero sí la propuesta de que el futuro estado relegue el idioma español a la misma categoría que el occitano y la lengua de signos. Mientras tanto el PP catalán anda tentando a PSC, Ciutadans e incluso a Unió a formar un bloque antiindependentista. Aún en el caso de que los aludidos adoptaran la equivocada estrategia del frentismo debían unirse todos, catalanistas y no, contra la extrema derecha xenófoba de García Albiol y su ralea, tal como las distintas fuerzas francesas se aliaron años atrás para frenar el camino de Jean-Marie Le Pen al Elíseo.

Ya puestos me parece que la propuesta más cargada de razón me resulta la que representa la candidatura de unidad popular Catalunya Si Que Es Pot, que se centra en los problemas económicos y las políticas sociales y en cuanto a la cuestión identitaria aboga por el de el derecho a decidir -o la autodeterminación, que es lo mismo pero sin complejos-, pero de momento veo más trazas de que triunfe la sinrazón; del lado estatal se recurre a esa inadmisible provocación de reformar el Tribunal Constitucional justo antes de las elecciones -la mejor reforma de esa guarida de jueces paniaguados por los partidos sería cerrarla-, y del lado independentista se manipula sin tapujos la televisión pública: TV3 vetó la presencia en sus estudios del economista y exministro Josep Borrell para presentar su exitoso Cuentas y cuentos de la independencia y colabora con toda esta matraca que busca silenciar los escándalos de corrupción en CDC. Entre cuentos de Calleja de unos y amenazas de los otros, esa dulzona mezcla de huevo y crema pastelera cubierta de azúcar caramelizado que es la crema catalana nos tiene más que empalagados. Veremos si no nos termina amargando.





viernes, 11 de septiembre de 2015

España negra, ayer y hoy



España ya no es roja,
España no es azul.
España ahora y siempre
es negra como el betún
(Def Con Dos
"Veraneo en Puerto Hurraco", 1991)

No es la referida en la canción de Def Con Dos la España negra de la que quiero hablar en esta entrada; tampoco la de los truculentos sucesos reales que magistralmente registró Margarita Landi en el semanario El Caso y recopiló para TVE Pedro Costa en la serie La Huella del Crimen; ni los tremebundos hechos imaginados por Andreu Martín, Juan Madrid o Francisco González Ledesma en novelas y relatos. No; viajaré casi un siglo en el tiempo para encontrarme con La España negra, libro de viajes por un país que hoy pretendemos no reconocer que el pintor, grabador, dibujante y escritor expresionista José Gutiérrez Solana publicó en 1920 y la editorial Comares reeditó hace ahora diez años en la colección La Veleta dirigida por Andrés Trapiello. Hoy la obra está descatalogada y sólo puede adquirirse en el mercado de segunda mano. Aquella reedición de Comares que acabé extraviando la adquirí en la Feria del Libro de Granada de 2005 el mismo día que visité una exposición de sesenta cuadros y grabados de Solana cedidos por la Fundación Maphre en el carmen de la Fundación Rodríguez Acosta, una de las cumbres arquitectónicas del siglo XX en España junto a las obras de Gaudí desperdigadas por Barcelona, el Garraf, Astorga, León  y Comillas.

Ramón Gómez de la Serna en el Café Pombo
pintado por Solana
El libro de Solana, imbuido de tremendismo como su pintura heredera de las pinturas negras de Goya, e influido por el expresionismo de principios del siglo XX al igual que toda su obra plástica, comienza por el Prólogo de un muerto, en el que el autor se retrata como si acabara de fallecer y no pudiera moverse ni comunicarse. Desde ahí sigue un recorrido desordenado y a salto de mata por lo que podríamos llamar la España profunda, de costumbres bárbaras y ritos chocantes, que culmina con el regreso al viejo Café Pombo de la calle Carretas y a la tertulia -inmortalizada en un cuadro por el propio Solana- que allí presidía Ramón Gómez de la Serna,  a quién está dedicada La España negra.

Distintos especímenes del Padre Suárez
Pretendemos hoy no conocer aquella España que nos avergüenza pero que se parece demasiado a la nuestra porque parte de lo peor de ella permanece. ¿Cómo no identificarnos con aquellos marineros holandeses que se ganaban una tunda por no descubrirse al paso del Corazón de Jesús? Dejando a un lado las esencias carpetovetónicas, no está la ciencia en la España del XXI -y no por culpa de los científicos- muy lejos de las colecciones de tenias conservadas en alcohol de una botica abulense que describía Solana: La solitaria del gobernador de Ávila se leía en uno de los frascos... la del canónigo don Pedro Carrasco, gorda y bien alimentada... y la amarilla y delgada de no comer, la del maestro de escuela. Al repasar este capitulo no puedo evitar acordarme, como entusiasta de los viejos museos de historia natural, del Museo de Ciencias del Instituto Padre Suárez en la Gran Vía granadina, un venerable liceo de 170 años de antigüedad que tuvo bachilleres tan ilustres como Federico García Lorca y Francisco Ayala. Junto a vetustos microscopios e instrumentos científicos, este fascinante museo muestra en sus cuatro salas abiertas al público en 1995 colecciones de rocas y minerales, muestras de arqueología científica y esos hipnóticos frascos que conservan en formol y otras sustancias fetos, criaturas deformes y fenómenos de la naturaleza. Te quedas boquiabierto. Será negra y extravagante, pero merece la pena adentrarse en esa España; su fascinación es imborrable.








viernes, 4 de septiembre de 2015

Segundo de Chomón, el Mèliès maño


No deja de resultar paradójico que en el país de Bécquer -me refiero a sus Leyendas-, Pedro Ruiz de Alarcón, Fernández Flórez o Perucho el llamado séptimo arte haya prestado tan escasa atención a los géneros fantásticos. Casi es preciso recurrir a las excepciones: los recientes éxitos de varias producciones Filmax en el ámbito del terror y rarezas menores como El corazón del guerrero -Daniel Monzón, 1999- o mayores como La torre de los siete jorobados -Edgar Neville, 1944- para encontrar  muestras. Hay que remontarse a tiempos de cine silencioso: Es sabido que los artistas de la Generación del 27 volvieron sus curiosos ojos a aquel nuevo fenómeno que era el cine. Las provocaciones del surrealismo tenían en la pantalla un canal de expresión  perfecto. Si alguien quiere entretenerse en discutir si son o no cine fantástico Un perro andaluz -Un chien andalou, 1929- y La edad de oro -L'age d'or, 1930-, los regalos envenenados de Dalí y Buñuel, que lo haga, pero todavía hoy a quienes se les atraganta la acidez de sus imágenes al intentar imitarlas en pretenciosos bodrios de la ciencia ficción de gran presupuesto. El mismísimo Lorca mostró por enésima ocasión su cautivadora imaginería y por única vez su escasa idea de lo que es un guión cinematográfico en Un viaje a la luna -1929-. Esa mirada surrealista tan cercana a la -buena- ciencia ficción puede rastrearse décadas más tarde en las innovadoras técnicas de José Val del Omar aplicadas al documental costumbrista y etnográfico. Pero si buscamos exclusivamente cíne de género sólo hallaremos  piezas perdidas y aisladas como Madrid en el año 2000 - Manuel Noriega, 1825-. Es una fantasía arquitectónica de torpe factura e ingenuo planteamiento que, con delirante impudicia, convierte al río Manzanares en una especie de Canal de Suez por el que los barcos acceden a los muelles del Palacio de Oriente. Este modesto antecesor de Metrópolis -Fritz Lang, 1926- tiene a su favor los excelentes efectos especiales diseñados por Enrique Blanco. Luego la historia del cine fantástico español es exigua pero también antigua. Nos lleva a los orígenes de este arte/espectáculo si consideramos español el cine del aragonés Segundo de Chomón -Teruel, 1871- La obra, en parte bien conservada, del principal competidor de Mèliès, a quien superó a menudo, está rodada en París para los hermanos Pathé y con personal y dinero franceses.

Segundo de Chomón
De hecho Chomón fue técnico de trucaje en Cabiria -Piero Fosco, 1914- y Napoleón -Abel Gance, 1927-. Sin embargo no deja de ser española su obra más conocida como director, El hotel eléctrico -1905-, siete minutos que allanan el camino a la técnica de la stop-motion -entonces golpe de manivela- que recorrerían Harryhausen, O'Brien y Danforth décadas después. Chomón da vida a la rebelión de los objetos, que atemorizan a los inquilinos de un hotel, una fórmula que siguió explotando desde Francia con La casa encantada-La mason haunté, 1906-, Viaje a Júpiter -Voyage a la planete Jupiter, 1908; con la que llevó al hombre mucho más lejos que su rival Mèliès- o La cocina mágica -Cuisine magnetique, 1914-. Antes desde su estudio de Barcelona inaugura el fantástico español con obras menores como Eclipse de sol -1905- o Gulliver en el país de los gigantes -1903-.

El hotel eléctrico
En los primeros años del cine proliferaron las producciones que, empleando sencillos trucos de cámara, dejaban boquiabiertos a aquellos primeros espectadores. No tan conocido es que uno de aquellos osados pioneros fue el turolense que nos ocupa. Rodaba foto grama a fotograma objetos inanimados que cambiaba de posición ligerísimamente para dar sensación de movimiento. Así por ejemplo en la ya citada La casa encantada los objetos se desembarazan de un huesped no invitado en una noche en la que un pollo asado vuelve a la vida y una alfombra se convierte en serpiente para acosar al intruso. Magisral es la transformación de los personajes dibujados en unos carteles publicitarios en criaturas de carne y hueso que el turolense retrata en El álbum maravilloso -L'espectre rouge, 1907- y La valise de Barnum -1904-. Hay pioneros del cine españoles aún más ignotos como los onubenses Francisco Elías y Pancho Bautista, pero entre los hallazgos técnicos de Segundo de Chomón hay que sumar uno capital: haber sido el primer cineasta que empleó el travelling. Fue en la también mentada Cabiria.

Hace años tuve ocasión de ver los cortometrajes de Chomón acompañados en directo por la música compuesta par ello por el catalán Jordi Sabatés. Después le pregunté al pianista sobre la posibilidad de preservar juntas películas y música editándolas juntas en dvd. Sabatés respondió que eso dependía del permiso de los herederos de Chomón. Debieron otorgarlo porque el resultado de esa unión, Le piano magique, está disponible en FNAC y Amazon.

Vídeo: Segundo de Chomón y Jordi Sabatés - L'espectre rouge










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