lunes, 18 de abril de 2011

Rajoy


“A ver si se va el inútil de Zapatero y se recupera la confianza”, comentaba al borde de la piscina comunitaria un propietario de varios pisos que había comprado "como inversión” cuando la burbuja y que ahora se come con patatas. Anunciada ya la despedida del inútil aludido, pronto esa pequeña burguesía codiciosa y corta de miras llevará al poder a Mariano Rajoy; ellos y, claro, los errores y la traición del actual inquilino de la Moncloa, a cuyo partido no nos apetece nada salvar del naufragio.
Si este 22 de mayo el Partido Popular se adueña de ayuntamientos y autonomías, a partir de marzo de 2012 nos espera un poder hegemónico monocolor que hará palidecer la mayoría absoluta de José María Aznar. Vienen años oscuros de intereconomías, sotanas, magnates y desigualdades como hace mucho no conocíamos en este país de desiguales. O eso supongo, porque Rajoy, la esfinge de la calle Génova, no contesta a las preguntas que la sociedad se hace sobre él. No contesta ni a los periodistas. Su ambigüedad recuerda la cita de Groucho Marx: “Tengo unos principios, pero si no le gustan tengo otros”. Pero los problemas no se arreglan solos en lo que te dura un puro, y cuando en otoño quien fue su sostén y hoy es su forúnculo Francisco Camps se siente en el banquillo por corrupción, Mariano habrá de asumir la responsabilidad de permitir que el presidente valenciano y su cueva de Ali Babá sigan en política.

Parece que a Angela Merkel Rajoy sí le ha conta
do esos planes para la economía española que los españoles desconocemos y que no serían otra cosa que culminar la mayor contrarrevolución desde Metternich, cuyo trabajo sucio le ha hecho ya Zapatero, el último asalto al Estado del Bienestar. De su programa sólo suelta obviedades expresadas en tono solemne y en nombre de todos los españoles; esas soluciones al paro escritas en una letra que él mismo no entiende y frases lapidarias como “Hay que trabajar unas poquitas horas más o ganar un poquito menos”, dichas por alguien que gana 22 veces el salario mínimo y a quien el trabajo le luce muy poco. Con pedir elecciones anticipadas piensa que ya cumple.
De vez en cuando a alguno de los suyos se les escapa algún detalle del supuesto programa oculto: Varcárcel y el copago en Sanidad y Educación, Gallardón resucitando la Ley de Vagos y Maleantes,
Trillo recurriendo ante el Constitucional cualquier tímido avance social... El líder ni afirma ni desmiente; no es capaz ni de desautorizar las bufonadas del amigo de Gadafi, el que le puso donde está; ni rompe con la ruin ecuación de que el terrorismo da votos. Mariano Rajoy llegará al Gobierno cargando en las alforjas el peso de la corrupción y la financiación ilegal que otros soportaron al final de sus mandatos. Dice que él no hace las listas, que él “es un mandado”. El suyo será el triunfo de la mediocridad y la desgana.

martes, 12 de abril de 2011

Uno de los afortunados


Some folks are born silver spoon in hand
Lord, don't they help themselves, oh
But when the taxman comes to the door
Lord, the house looks like a rummage sale, yes

It ain't me, it ain't me, I ain't no millionaire's son, no
It ain't me, it ain't me; I ain't no fortunate one, no

(Hay tipos que nacen con una cuchara de plata en la mano
Dios, cómo se sirven.
Pero cuando el inspector de Hacienda llama a la puerta,
Dios, su casa parece un mercadillo.

Ese no soy yo, no soy yo, no soy hijo de millonario
Ese no soy yo, no soy yo, no soy uno de los afortunados)

Al final de una era de poder omnímodo, un ciclotímico vicepresidente Manuel Chaves pasa del lloriqueo al ataque de ira, y en los ratos que le deja el minado del suelo bajo los pies de su sucesor en Andalucía, José Antonio Griñán, brama contra quienes con sucias artimañas le difaman a él y a su familia.

Respaldado por la vieja guardia felipista, Chaves, subraya lo ya sabido, la inquina enfermiza que la derecha -y sobre todo la crecidísima extrema derecha política y mediática- le profesa. Pero Chaves no despeja ni una duda, no aclara ni una sombra, no desentraña ni un hilo de la madeja de su afortunadísima familia, un Falcon Crest de cortijada andaluza, que se ha adherido como una plaga de escaramujos a la administración autonómica de Andalucía. No se cansen Chaves y los suyos contándonos que todo es legal, que lo será, eso es lo de menos, porque cuando nada se parece más a un mirlo blanco que un Chaves parado, cuando los Chaves, hijos, hermanos, sobrinos, yernos y cuñados, tienen con contadísimas excepciones puestos de mando en plaza, nadie habrá encontrado ilegalidad alguna pero pocas cosas son mínimamente estéticas, éticas o morales en el árbol genealógico de Chaves
Iván el terrible

Qué no haría un padre por sus hijos, parece ser el lema del vicepresidente; y sus hijos, que lo saben, que han crecido como niños de papá con costumbres y usos de clase dirigente, buscan su beneficio y su acomodo a la sombra del padre, aunque hipócritamente se vayan quejando de las limitaciones que los cargos políticos del padre pone a los negocios y la prosperidad de los hijos. En el ojo del huracán, por las reveleaciones que han hecho Melchor Miralles para El Confidencial y otros medios, está ahora Iván Chaves el terrible, el niño de caro colegio inglés amante del padel y el esquí, prototipo del hijo afortunado de la canción de John Fogerty, habitual de la noche sevillana, vestido de Hackett, indistinguible del eterno señoriteo sevillano.

La vida privada de Iván se ha mezclado con sus negocios y ha acabado en fotonovela. Se casó con gran boato religioso con una niña bien de Isla Cristina, Rocío Cabet del Castillo. Ella saltó al candelero como integrante de la lista que manejaban los funcionarios andaluces en pie de guerra de los seguros beneficiarios del Decretazo de reforma del sector público. Rocío entró a trabajar en la empresa pública Extenda, la embajada comercial de la Junta en el exterior. No consta que en ella, donde cobra un sueldo modesto, se haya beneficiado de su parentela, pero una vez más es la facilidad con la que un hijo, cuñado, o nuera de... se emplea para la Administración lo que chirría. Como el hecho de que en un país en el que la custodia compartida es aún una quimera y en nueve de cada diez casos de separación y divorcio la custodia se otorga a la madre, haya sido el hijo del vicepresidente el que se ha quedado con los niños cuando la pareja se rompió. Con esa ruptura relacionan muchos la aparición de los documentos presuntamente robados que hablan de las gestiones de Iván Chaves ante la Junta de Andalucía en favor de empresas privadas. Hay que haber perdido para siempre el sentido ético de tu trabajo para presentarte a tí mismo como comisionista de las administraciones públicas.

Exiden Participaciones, Cexmark Soluciones y Núcleo de Inversiones y Negocios son las tres sociedades a través de las que Iván Chaves ejerce sus actividades. En su lista de contactos, consejeros, viceconsejeros, directores generales presidentes de Cajasol y CajaGranada, con quienes gestionaba contratos, subvenciones y créditos a cambio de comisiones de hasta el 45%. Solo o a través su testaferro Javier Olaegui cuando el apellido cantaba, y con quien se repartía las comisiones al 50%,

Entre los casos más sonados en los que intermedió Iván Chaves está el de la empresa que promocionó su padre, Bogaris, que contrató al hijo para que presentara a inversores un informe titulado 'Pasado, presente y futuro del aceite de oliva virgen en el mundo: Propuesta de inversión', a cambio de 28.000 euros, justo cuando el padre apadrinaba el vigésimo aniversario de la firma en el Monasterio de la Cartuja.
O el caso del campo de golf con urbanización de Jaén,
en el que Iván actuó a través de su socio para conseguir la declaración de interés general para el proyecto que el consejero de Turismo Luciano Alonso alabó como el mejor de este tipo que se había presentado. Este proyecto hizo cambiar radicalmente la posición de la Junta respecto a los campos de golf, antes más proclive a las tesis ecologístas, y provocó desavenencias y desautorizaciones entre consejeros del gobierno andaluz. Chaves y Gaspar Zarrías impusieron cambios legislativos ante los recelos de la entonces consejera de Obras Públicas Concepción Gutiérrez.

El régimen de veinte años de poder ilimitado de Manuel Chaves en Andalucía es el caldo de cultivo de estas prácticas y otras que aún no salen porque Chaves y su escudero Zarrías se han cuidado muy mucho de guardarse las espaldas. Un ejemplo: Se comenta mucho en Andalucía la supuesta participación de ambos, y sobre todo de Zarrías, en un conocido grupo hostelero andaluz que en los últimos años no ha parado de crecer y de obtener de la Junta ayudas, contratos para la celebración de congresos y hasta condiciones favorables para hacerse con la gestión de algún palacio de congresos. El Régimen los cría y ellos se juntan. Lo último de Iván Chaves lo relaciona con el protagonista del mayor caso de tráfico de influencias de la era anterior a Chaves: Juan Guerra.

La hija

Y si Iván es socio de tres empresas, su hermana menor, Paula, ha tenido relación con cuatro, todas del grupo de los Benjumea, Abengoaque ha recibido todo tipo de ayudas -que no tienen por qué ser sospechosas- del gobierno Chaves, y por último con Minas de Aguas Teñidas, SA., cementerio de elefantes y máquina de tragar dinero público donde encontraban cobijo y colocación excargos socialistas y sus hijos, la empresa de la que fue apoderada y que provocó un escándalo sobre la participación de su padre en la concesión de unos incentivos directos por importe de 10 millones de euros. El Tribunal Supremo le dió carpetazo a las denuncias del PP contra Paula y Manuel Chaves,
pero con posterioridad el caso Matsa, “una gran infamia construida desde el rencor" según el vicepresidente tercero, seguía vivo. El TSJA declaró nula la resolución de la Junta que se negaba a abrir expediente a Manuel Chaves, por no inhibirse en la decisión sobre subvencionar a la empresa.

Y el resto del árbol genealógico

De lo que sigue no se deduce ilegalidad alguna, pero el repaso a la lista de familiares del expresidente de la Junta y su posición en la Administración andaluza 
sólo puede dejarte una impresión, la de un cortijo en el que la ética no asoma por ninguna ventana, como tampoco a la ideología socialista se la ve por ningún lado. El recuento debería bastar para entender por qué se emplea el término régimen cuando se habla de los treinta años de hegemonía socialista en Andalucía; para entender que hay más, mucho más que la inquina de la derecha hacia un dirigente político.
  1. Leonardo Chaves González, hermano de Manuel, entró a dedo en la Diputación de Sevilla como cargo político en deportes y posteriormente fue nombrado director general de Tecnología e Infraestructura Deportiva . En la actualidad es director general del Cajasol de baloncesto. Siendo director general firmó contratos a favor de Climo Cubierta, empresa a la que asesoraba su hermano...
  2. Antonio José Cháves González. Vendió sus acciones de Climo Cubierta, cuya facturación se disparó tras establecerse estos lazos privilegiados con la Administración, pocos días antes del nombramiento de su hermano Leonardo, cuyo hijo...
  3. Leonardo Chaves Marín fue contratado a dedo como arquitecto municipal de Alcalá de Guadaira por el regidor socialista de esta corporación sevillana. Su primo...
  4. Jaime Chaves, hijo de Antonio José, también trabajó en Climo Cubierta
  5. Carlos María Chaves González, hermano de Manuel, contratado como guardia de seguridad en la Junta de Andalucía, en poco tiempo se ha convertido en coordinador de Seguridad de la Junta.
  6. Francisco Javier (Francis) Cháves. Entró en la RTVA como administrativo sin oposición -que ganó después-, y es Director de Servicios Generales de la empresa pública
  7. Rosa Mª Chaves González. Como su marido, es médico del SAS con plaza en Huelva, por tanto nómina de la Junta de Andalucía, aunque nada permite dudar que no sea por sus méritos.
  8. Iván Chaves Iborra, hijo mayor del expresidente. Socio de tres empresas cuya principal actividad era la mediación con la Junta de Andalucia para empresas privadas en la consecución decontratos, subvenciones y créditos.
  9. Paula Chaves Iborra, hija menor. Trabajó como apoderada para tres empresas del grupo Abengoa, generosamente beneficiado con ayudas de la Junta, y MATSA, que obtuvo diez millones de euros en incentivos aprobados por el consejo de Gobierno presidido por su padre
  10. Rocío Cabet del Castillo, exesposa de Iván Chaves, trabaja en Extenda, la agencia de comercio exterior de la Junta de Andalucía.

lunes, 11 de abril de 2011

Playlist nº 35 Camino de la cama

Quienes tengáis niños pequeños me lo agradeceréis, pero no es ningún ataque paternal ni por mi parte tengo a nadie salvo a mi perro a quien haya que convencer para que se vaya a la cama. Ha sido la publicación de un estupendo proyecto discográfico colectivo, Supernanas, una selección de canciones, infantiles y para adultos, para irse a dormir, cuyo volumen 2 se puede descargar previo pago, y completo o por canciones, en la página de Supernanas.org, y que apoya programas de ayuda a los niños junto a organizaciones como Save The Children. El disco incluye nanas de músicos nacionales como The New Raemon, Coque Malla, Mala Rodríguez, Mishima, Bunbury y Mendetz entre otros.

Pues eso, que además de recomendar Supernanas 2, os dejo un playlist de nanas en pop, en jazz, folk y flamenco. Desde el Good Night de The Beatles hasta el Camino de la Cama de Siniestro Total, 35 dosis de Dormidina en mp3. Ponédsela a vuestros churumbeles y veréis como se quedan fritos enseguida. De nada.

  1. Good night - The Beatles
  2. Baby Mine (from Dumbo) - Bonnie Raitt and Was (Not Was)
  3. Swing Low, Sweet Chariot - Etta James
  4. Tu-ra Tu-ra Lu-ra (That's an Irish Lullaby) - Paddy Noonan and The Dublin Band
  5. Duerme Negrito - Mercedes Sosa
  6. Bernardo el de los Lobitos - A Dormir va la Rosa
  7. The Tokens - The Lion Sleeps Tonight
  8. Golden Slumbers - Paul McCartney
  9. Lullaby - The Cure
  10. The way you say goodnight - The Magnetic Fields
  11. Duerme - El Niño Gusano
  12. Goodnight Irene - Leadbelly
  13. I'm So Tired (Sung by Paul McCartney) - The Beatles
  14. Somiatruites - Albert Pla
  15. Nana del Caballo Grande - Camarón de la Isla
  16. Tom Waits - Lullaby
  17. Summertime - Billie Holiday
  18. All I Have To Do Is Dream - Everly Brothers
  19. In the arms of sleep - Smashing Pumpkins
  20. Entonces duerme - Rosendo (con Josele Santiago)
  21. Camino de la cama - Siniestro Total
  22. If Only Tonight We Could Sleep (Trilogy) - The Cure
  23. Sleeping Lessons - The Shins
  24. Go To Sleep (Little Man Being Erased) - Radiohead
  25. This Lullaby - Queens Of The Stone Age
  26. While You were Sleeping - Elvis Perkins
  27. I Need Some Sleep (Statik remix) - Eels
  28. Rosie's Lullaby - Norah Jones
  29. Duerme Zagal - Juan Perro
  30. Ella Fitzgerald - Lullaby Of Birdland
  31. Adam's Lullaby - Natacha atlas
  32. Bedtime - Usher
  33. A las Tantas - The New Raemon y Maria Rodés
  34. Nana de Oriente - Enrique Morente
  35. Goodnight Princess - Paul McCartney

domingo, 10 de abril de 2011

El Trigo y la paja

Auguran que en las próximas elecciones municipales Izquierda Unida mejorará sensiblemente sus resultados, pero no se deberá a los méritos propios de una formación laminada hasta el mínimo común comunista por su cúpula, dirigida por el grisáceo Cayo Lara, sino a la pesca de restos del naufragio socialista.

Nunca compartí por injusta y demagógica la creencia extendida entre ciudadanos cabreados de que todos los políticos son iguales. Pero era la misma hora cuando en Madrid Lara y los suyos firmaban el llamado Compromiso Ético por la Regeneración Democrática, por el que los candidatos elegidos el 22 de mayo dejarán su cargo si son imputados por algún delito de corrupción, sin esperar a ser condenados; y en Sevilla su candidato a la alcaldía, Antonio García Torrijos, se negaba a renunciar tras ser imputado por la venta fraudulenta de terrenos de Mercasevilla. Los retruécanos con que Lara y Diego Valderas defienden a su candidato -lo hace también Sánchez Gordillo- son idénticos a las excusas del PP sobre su mascletá de imputados o a las de los eurodiputados a los que Twitter sacó los colores por negarse a volar en clase turista. Va a ser verdad que todos eran iguales y que un político siempre es un político. Porque los honestos que dentro de las organizaciones callan y tragan se vuelven deshonestos por omisión, y en Izquierda Unida pocos han alzado su voz frente al apoyo oficial a Torrijos o a la alcaldesa deManilva, Antonia Muñoz, de nuevo candidata, que contrató a 17 miembros de su propia lista así como a 57 de sus familiares. Camps lleva cinco imputados en sus listas, Valderas va por tres; de los Eres de Griñán he perdido la cuenta ¿la diferencia entre unos y otros es una simple cuestión de cantidad?

Para que ese Compromiso Ético no fuera un compromiso cómico, Izquierda Unida debió haberse desecho de García Torrijos el mismo día en que el teniente de alcalde se retrató en su blog ante la mariscada de mil euros que se zampó junto al director de Mercasevilla Fernando Mellet en un lujoso garito de Bruselas y que se cargó a la Visa de empresa de este último. Hay que cuidar la ética y la estética: El excoordinador general Gaspar Llamazares dimitió de su cargo orgánico ante los malos resultados de 2008, pero mantuvo el escaño, con el que se garantiza los años necesarios para cobrar una de las codiciadas jubilaciones de exdiputado.

¿Se acuerdan de Herminio Trigo? Al sucesor de Julio Anguita en la alcaldía de Córdoba le dejarontirado los suyos cuando fue condenado por prevaricación por el nombramiento del director del Gran Teatro, nada que ver con la corrupción. Ahora arropan a presuntos corruptos, como los demás, en lugar de marcar esa diferencia de la dicen enorgullecerse. Entre el Trigo y la paja se quedan con la segunda por mucha paja mental que se hagan para justificar lo injustificable.

lunes, 4 de abril de 2011

Nuestra amiga la radiactividad



Nuclear, sí


Un sorprendente efecto de Fukushima ha sido la proliferación de físicos nucleares y expertos de toda la vida en radiación. Los hay en los dos extremos, el apocalíptico-hipocondriaco y el de los feligreses del átomo. Conforme lo de la central japonesa va superando a Chernobyl, los segundos se empequeñecen. Decían que “temer a la energía nuclear es como tener miedo a los eclipses” -Miguel Sebastián- y descubren que no había tal eclipse, tan sólo estaban ciegos. Es tan obvio que estamos ante lo incontrolabe que ya no rapea el personal de Garoña su “antes muertos que parados”. Fukushima ha llegado cuando empezaba a calar el sofisma de que frente al cambio climático, la única solución es la energía nuclear. Un vertiginoso cambio de chaqueta afecta a poderosos políticos hasta ahora al servicio de los lobbies nucleares como la Merkel. Claro que cuando hay delante unas elecciones, si es necesario hasta bombardeas a quien financió tu última campaña, ¿verdad, Sarko?




El último dogma que cae del argumentario pronuclear es el económico. Para Forbes la energía nuclear es el "mayor fiasco en la historia de la economía”. Estamos ante un clarísimo ejemplo del falso mercado libre, el capitalismo que al menor riesgo de que los beneficios privados puedan caer exige el apoyo del estado, el que rescata bancos cuando dice rescatar economías. Antes de Fukushima el mercado había disipado el sueño nuclear de la energía barataSólo es barata si la gran inversión requerida está amortizada y habitualmente en la construcción de centrales los costes se duplican o triplican respecto a lo presupuestado. Las centrales no han logrado subsistir si no es con subvenciones públicas. Las aseguradoras no les daban cobertura y sólo pasaron por el aro eximiéndolas de la responsabilidad civil, que ahora corre a cargo de... ¿adivinan?  Exacto, nuestros impuestos, los mismos que pagan la gestión de los residuos. En España las centrales son privadas y sus ganancias también, pero su peligrosa basura la gestiona Enresa, una empresa pública. Un accidente en una central puede dejar en bancarrota a un país ¿Se han preguntado por qué pese a tanto lobby nuclear nadie habla de construir nuevas centrales y el debate se queda en la prolongación de la vida de las existentes?  En EE.UU., país nuclear por excelencia, hace más de treinta años que no se construye un reactor, pese a que el Gobierno ofrece cubrir con créditos hasta el ochenta por ciento de la inversión. Una ruina.




¿Y qué se les puede decir a los apocalípticos? Pues que Fukushima no va a ser el fin de la especie, ni siquiera el de Japón. Que no se compren el geiger para buscar trazas de cesio en la Puleva del crío, porque desde hace seis décadas la radiactividad ya está aquí como una vecina molesta. Cuando yo nací el planeta estaba al borde de la destrucción total a cuenta de unos misiles soviéticos en Cuba y en las décadas siguientes estuvimos muchas veces a un paso de la autodestrucción mutua. Somos hijos de una carrera por sembrar la Tierra de artefactos atómicos, cuyo poder mortífero se probó continuamente sobre y bajo la tierra, en la estratosfera y en el fondo del mar. Desde 1945 hasta 2009 se han realizado más de dos mil pruebas nucleares en el planeta, la mitad de ellas estadounidenses, pero también hubo bombas de otras siete nacionalidades. Los EE.UU. arrasaron archipiélagos enteros con la Bomba H -medio siglo después de Castle Bravo el paradisíaco atolón de Bikini sigue siendo inhabitable- y detonaron artefactos en seis estados de su propio territorio, que durante los años cincuenta y sesenta se cubrían cada dos por tres de cenizas radiactivas. El estroncio 90 se quedó a vivir en los huesos de los niños norteamericanos. Francia asesinó población nativa de la Polinesia a millares con sus ensayos y empleó el terrorismo de Estado para asesinar a opositores a sus pruebas nucleares. Ese mismo país utilizó deliberadamente a sus soldados como cobayas humanas en sus pruebas en Argelia para comprobar los efectos inmediatos de una explosión atómica sobre las tropas. El secretismo impide saber gran cosa de los efectos de las más de 900 pruebas nucleares soviéticas, pero sí se ha cifrado en 750.000 las víctimas de las 46 pruebas nucleares superficiales realizadas por China entre 1964 y 1996, en la provincia de Xinjiang, hogar de la perseguida etnia uigur. Hablamos de cientos de megatones sumados, de la liberación de ceniza, polvo y lluvia radiactivos y toda la radiación remanente perdurando miles de años, que -aunque no me atrevería a mantener la comparación delante de quienes van a morir por culpa de Fukushima-, hacen del desastre de la central japonesa, de Chernobyl o deThree Miles Island simples episodios de la larga y penosa convivencia con nuestra vecina la radiactividad y su vástago el cáncer.



Para complementar este artículo no he querido recurrir a una cita científica sino literaria.
En Aventuras y desventuras del Chico Centella, una crónica sentimental de la América de los años cincuenta desde el punto de vista de un niño, el escritor norteamericano Bill Bryson dedica un capítulo entero y parte de otro a retratar con ironía la frivolidad y la despreocupación con la que la población de su país se familiarizó con la bomba atómica y las pruebas nucleares, y la irresponsabilidad con la que el Gobierno abordó estos ensayos y sus consecuencias sobre la población. La novela tiene un prometedor arranque pero acaba convertida en el socorrido ejercicio de amable nostalgia, un Cuéntame del American dream. No obstante, las páginas dedicadas a la bomba no tienen desperdicio.

La gente estaba arrobada con la abrasadora majestuosidad y la potencia antinatural de la bomba atómica. Cuando el ejército empezó a hacer pruebas nucleares en el lecho seco de un lago en Frenchman Flat, en el desierto de Nevada, cerca de Las Vegas, aquello se convirtió en la principal atracción turística de la ciudad. La gente no iba a Las Vegas a jugar, o al menos no exclusivamente a jugar, sino a apostarse al borde del desierto, sentir que la tierra temblaba bajo sus pies y ver que el aire se llenaba con portentosas columnas de humo y polvo. Los visitantes podían alojarse en el Atomic View Motel, beber un Cóctel Atómico (...) en las coctelerías locales, comer Hamburguesas Atómicas, hacerse un peinado atómico, asistir a la coronación anual de Miss Bomba Atómica...

En los años de mayor actividad se realizaron en Nevada hasta cuatro detonaciones nucleares al mes. El hongo nuclear era visible desde cualquier aparcamiento de la ciudad, pero la mayoría de visitantes prefería acercarse al borde mismo del área de pruebas, a menudo con comida para hacer un picnic, presenciar las pruebas y disfrutar de la nube de polvo posterior. Estamos hablando de  grandes detonaciones. Las veían incluso los pilotos comerciales que sobrevolaban el océano Pacífico, a cientos de kilómetros de distancia. El polvo radiactivo a menudo barría Las Vegas y dejaba 
una capa bien visible sobre toda superficie horizontal. Al principio, después de una prueba, los técnicos del gobierno recorrían la ciudad enfundados en sus batas blancas pasando los contadores Geiger por todas partes. La gente hacía cola para ver lo radiactiva que era. Formaba parte de la diversión. Qué satisfacción daba ser indestructible.
(...)

A las 7:15 de la mañana del 1 noviembre de 1952 Estados Unidos hizo explotar la primera bomba de hidrógeno en el atolón de Eniwetok, en las islas Marshall del Pacífico Sur,aunque en realidad no era una bomba, en el sentido de que no era transportable. (...) El nombre más correcto sería el de "ingenio termonuclear". Comoquiera que fuese, era de una potencia enorme.

Puesto que nunca antes se había intentado nada semejante, nadie sabía cómo sería de grande la explosión. Incluso las previsiones más conservadoras, que prevían una fuerza de cinco megatones, suponían una capacidad de destrucción superior a la de todas las armas utilizadas por todos los contendientes durante la Segunda Guerra Mundial, y algunos físicos creían que la explosión podría alcanzar los cien megatones, una liberación de energía de tal magnitud que los científicos sólo podían intentar adivinar sus consecuencias. Una de las posibilidades consideradas era que acabase consumiéndose todo el oxígeno de la atmósfera. Con todo, para aniquilar hay que arriesgar, como sin duda debió decir alguien en el Pentágono. Y así en la mañana del 1 de noviembre alguien prendió la mecha y (a mí me gusta imaginarlo así) salió zumbando de allí.

La explosión superó por poco los diez megatones, una potencia comparativamente modesta pero más que suficiente para borrar de la faz de la tierra una ciudad de un tamaño mil veces superior al de Hiroshima; aunque, evidentemente no hay en todo el mundo ciudades tan grandes. En cuestión de segundos, una bola de fuego de ocho kilómetros de alto y seis de ancho se elevó sobre Eniwetok y formó una nube de humo en forma de hongo que alcanzó los límites de la estratosfera, a 45 kilómetros de altitud y se extendió en más de 1.500 kilómetros a la redonda en una oscura llovizna de polvo y ceniza antes de disiparse. Los humanos nunca habíamos creado hasta entonces nada tan inmenso. Nueve meses más tarde, la Unión Soviética sorprendió a las potencias occidentales al detonar su propio ingenio termonuclear. La carrera hacia el exterminio  de la vida había comenzado, y de qué modo. (...)

Lo aterrador del crecimiento de la bomba no era tanto el crecimiento de la misma en sí como la gente que estaba al frente del crecimiento del artefacto. A las pocas semanas de la prueba de Eniwetok, los mandamases del Pentágono estaban buscando ya la manera de darle una aplicación práctica. Una de las ideas que se plantearon en serio fue la de construir un ingenio cerca de la línea del frente en Corea, atraer a un gran número de tropas norcoreanas y chinas para que echaran un vistazo y detonarla.

El congresista James E. Van Zandt de Pensilvania, uno de los principales adalides de la devastación, prometió que no tardaríamos en disponer de un ingenio de al menos cien megatones, uno que quizá consumiera todo el aire respirable. Al mismo tiempo, Edward Teller, un físico algo loco de origen húngaro y uno de los genios responsables del desarrollo de la Bomba H, soñaba con aplicaciones pacíficas para sus ingenios nucleares. Teller y sus acólitos en la Comisión de la Energía Atómica planeaban la ejecución de inmensas obras civiles jamás imaginadas siquiera hasta entonces: la apertura de gigantescas minas a cielo abierto en el emplazamiento de antiguas montañas, la alteración ventajista del curso de los ríos (de manera que el Danubio, por ejemplo, fluyese sólo por países capitalistas), la eliminación de engorrosos impedimentos al comercio y la navegación como la Gran Barrera de Coral en Australia... Ilusionadísimos, señalaban que con sólo veintiseis bombas colocadas en cadena sobre el itsmo de Panamá podría excavarse un mayor y mejor canal de manera casi instantánea, con la ventaja añadida de ofrecer un bonito espectáculo en el proceso. Llegaron 
incluso a proponer que los ingenios nucleares se utilizasen para modificar el clima terráqueo mediante el ajuste de la cantidad de polvo presente en la atmósfera, desterrando para siempre el invierno del Norte de los Estados Unidos y reubicándolo de manera permanente sobre la Unión Soviética. (...) Básicamente, los creadores de la bomba de hidrógeno pretendían envolver el planeta en niveles impredecibles de radiación, erradicar ecosistemas enteros, desfigurar la faz de la Tierra y provocar y hostigar a nuestros enemigos a la menor oportunidad. Aquellos eran sus sueños para los tiempos de paz.

Sin embargo, resulta evidente que el verdadero sueño era construir una terrorífica bomba portátil que pudiésemos soltar sobre las cabezas de los rusos y demás incordios siempre que nos viniese en gana. El sueño se hizo realidad el 1 de marzo de 1954, cuando Estados Unidos detonó quince megatones de armamento experimental en el atolón de Bikini, en plenas islas Marshall. La explosión superó considerablemente todas las expectativas que se habían depositado en el experimento. El resplandor llegó a verse desde Okinawa, archipiélago situado a 4.000 kilómetros de distancia. Arrojó polvo y cenizas sobre un área aproximada de 18.000 kilómetros cuadrados, y en dirección opuesta a la originalmente prevista. Le estábamos cogiendo gusto no sólo a generar gigantescas explosiones, sino también a provocar consecuencias que escapaban a nuestra capacidad de reacción. (...) Sólo podemos imaginar cómo tuvo que ser la experiencia para quienes la vivieron más de cerca, entre ellos los modestos nativos que habitaban la cercana isla de Rongelap. Se les había avisado de que poco antes de las siete de la mañana habría un fuerte resplandor, pero no se les dieron otras 
indicaciones: nadie les dijo que la detonación podría derribar sus hogares y dejarles con una sordera permanente, ni se les instruyó sobre cómo afrontar los efectos posteriores a la explosión. Cuando la ceniza radiactiva empezó a caer sobre ellos, los desconcertados isleños la probaron para ver a qué sabía (salado, al parecer) y se la sacudieron del pelo. Al cabo de pocos minutos no se encontraban nada bien. Nadie que hubiese estado expuesto a la lluvia de cenizas tuvo ganas de desayunar aquella mañana. A las pocas horas muchos sufrían de 
fuertes nauseas, y allí donde las cenizas habían entrado en contacto con la piel se habían formado numerosas ampollas. Durante el transcurso de los días siguientes, el pelo se les cayó a mechones y algunos desarrollaron hemorragias internas.

La lluvia de cenizas afectó también a los tripulantes de un pesquero japonés bautizado, en una ironía del destino que no pasó desapercibida para nadie, como Dragón afortunado. Para cuando regresaron a Japón, la mayoría de ellos se encontraba muy mal. La captura del barco fue descargada por otras manos y enviada al mercado, donde desapareció entre los miles de capturas llegadas a los puertos japoneses aquel día. Incapaces de determinar qué pescado estaba contaminado, los consumidores nipones evitaron comer pescado durante semanas, lo que estuvo a punto de hundir la industria pesquera.

La nación japonesa no estaba especialmente contenta con la situación. En menos de diez años habían tenido el desagradable honor de ser las primeras víctimas tanto de la bomba atómica como de la de hidrógeno, y como cabía esperar estaban algo desairados y exigieron una disculpa. Disculpa que les negamos. En lugar de ello, Lewis Strauss, el antiguo vendedor de zapatos que se había convertido en presidente de la Comisión de la Energía Atómica, contraatacó afirmando que los pescadores japoneses eran en realidad agentes soviéticos.

De manera gradual, Estados Unidos fue trasladando sus pruebas nucleares a Nevada donde, como ya hemos visto, la gente era mucho más agradecida, aunque no sólo realizando pruebas en las islas Marshall y en Nevada. También detonamos pruebas nucleares en Kirimatti y en el atolón Johnson, en el Pacífico; y en el Atlántico Sur, en superficie y bajo el agua; y en Nuevo México, Colorado, Alaska y Hattiesburg, Misisipí, vaya un sitio, durante los primeros años de pruebas. En conjunto, entre 1946 y 1962, Estados Unidos hizo estallar algo más de mil ojivas nucleares, incluidas unas trescientas suspendidas en el aire que lanzaron incontables toneladas de polvo radiactivo a la atmósfera. La Unión Soviética, China, Reino Unido y Francia detonaron unas cuantas docenas más.

Resultó además que los niños, gracias a sus entecos cuerpecitos y a su pasión por la leche, eran particularmente propensos a absorber y conservar estroncio 90, el principal residuo radiactivo de las explosiones. A tal punto llegaba nuestra afinidad por el estroncio que en 1958, el niño medio (es decir yo, y otros treinta millones de personitas) llevábamos en nuestros cuerpos diez veces más estroncio que un año antes. Casi brillábamos en la oscuridad. 

Las pruebas empezaron entonces a ser subterráneas pero aquello tampoco salió siempre a la perfección. Durante el verano de 1962, los responsables de defensa detonaron una bomba de hidrógeno en las profundidades del desierto de Frenchman Flat, en Nevada. La deflagración fue tan violenta que el terreno circundante se elevó noventa metros y reventó como un grano purulento, dejando un cráter de 250 metros de diámetro. "A las cuatro de la tarde -escribe el historiador Peter Goodchild- la nube de polvo radiactivo era tan espesa en Ely, Nevada, situada a 300 kilómetros del lugar de la explosión, que fue preciso encender las farolas de las calles". La lluvia de cenizas se extendió sobre seis estados occidentales y dos provincias canadienses, pese a lo cual casi nadie reconoció oficialmente el fiasco ni se emitieron comunicados públicos advirtiendo a la población que no tocase la ceniza fresca ni dejase a los niños jugar con ella. En realidad, el incidente se mantuvo en secreto durante dos décadas, hasta que un periodista curioso se acogió a la Ley de Libertad de Información para descubrir qué sucedió aquel día. 

Aventuras y desventuras del Chico Centella. Bill Bryson
Traducción de Pablo Álvarez Ellacuría. RBA, 2010

domingo, 3 de abril de 2011

En ruinas


Ésta es una fotografía de encargo. La hizo el fotógrafo y cineasta argentino Horacio Coppola en 1936. Su título: "Plaza de la República, Día de la bandera". Pero como en todos los trabajos de un artista, aún vivo a sus 104 años, que fue el primero en el ámbito hispano que superó los límtes de la fotografía como herramienta documental para convertirla en forma de expresión artística que refleja la realidad a través del prisma de un autor, estamos ante una mirada crítica sobre lo que capta la cámara. Poco importaba que fuese un trabajo encomendado, el artista dejaba su huella personal y única.

Alrededor del Obelisco construido aquel mismo año de 1936 para conmemorar el cuarto centenario de la ciudad de Buenos Aires, y que fue el protagonista de un maravilloso documental del propio Coppola, se congregan tropas, próceres y público en uno de tantos actos de orgullo patríotico. Pero los fastos, los himnos y la grandilocuencia patriotera están acosados por la desolación. En el lateral derecho de la plaza vemos un barrio entero en ruinas, solares y medianeras desnudas sugiriendo la desaparición de cientos de historias familiares, sueños, tragedias y formas de vida que pronto serán sustituidas por otra cosa y olvidadas. En la otra esquina unos grandes almacenes anuncian en enormes caracteres: "Liquidamos totalmente. Cierre definitivo". En el centro el Poder vive su sueño triunfal.

No me he molestado en consultar quién gobernaba en aquel momento en Argentina. Habría sido igual con los Kirshner, los Perón, con Alfonsín, De la Rúa o el mismísimo Videla. Daría igual que fuera otro país cualquiera. Los políticos, los gobiernos, los militares, son una superestructura que celebra sus ritos, canta sus himnos e iza sus banderas sobre un gran solar en demolición en el que cada uno nos intentamos construir nuestra propia barraca. Artistas como Horacio Coppola son capaces de expresar todas esas contradicciones con una sola fotografía.


Hoy mismo se ha clausurado en el Centro Cultural CajaGranada la exposición retrospectiva de la fotografía de Coppola que, organizada por la Fundación Telefónica, cumple ahora tres años de itinerancia por España.

Now the sweet bells of mercy
Drift through the evening trees
Young men on the corner
Like scattered leaves
The boarded up windows
The empty streets
While my brother´s down on his knees
My city of ruins

(Bruce Springsteen. The Rising, 2002)