miércoles, 29 de noviembre de 2017

El reino de los impunes



"La màquina debe seguir funcionando"
Así justificó el canciller Konrad Adenauer 
la permanencia de altos funcionarios nazis en su gobierno, 
en el aparato judicial y en los organismos de seguridad de la naciente 
República Federal Alemana después de la Segunda Guerra Mundial.

En septiembre de 1980 entraba yo a hacer la matrícula en la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense y me encontré con que un pequeño grupo de guerrilleros de Cristo Rey había irrumpido allí con sus conocidos modos matones -supe que era relativamente habitual y que solían proceder de la cercana Facultad de Drecho; otras veces les vi atacar el Rastro con sus cadenas, palos y banderas del pollo-. Algunos de mis futuros compañeros lograron aislar a uno de ellos y procedieron a someterlo a un juício popular -estaba de moda la revolución de Jomeini-; acojonado delante de tanta mirada hostil, el guerrillerito llegó a suplicar que llamaran a la policía: sabía que los uniformados -no recuerdo si aún vestían de gris o ya iban de marrón, pero seguían siendo de la escuela de Billy el Niño y las mazmorras de la Puerta del Sol- se limitarían a darle un par de vueltas en su jeep y dejarle en cualquier esquina con una palmadita en la espalda: era un hijo de buena familia -imagino- que había hecho una gamberrada y gozaba de impunidad. Y, hablando de ese concepto, hoy, casi cuarenta años después, España es el país más impune de Europa, ocupando el puesto 17º del planeta en el índice publicado recientemente por la universidad mexicana de Puebla (ver www.lainformacion.com/mundo/espana-encabeza-la-lista-de-los-paises-con-mas-impunidad-en-europa_DI7gxggy1ZcAs7BAnkqjA7/), un estudio que analiza un problema en el que están involucradas las instituciones de seguridad y la Justicia. Y si en el siglo XXI seguimos hablando como en 1980 de impunidad en España no debemos extrañarnos si tenemos en cuenta que nuestra democracia se construyó sobre la impunidad de crímenes muy recientes - dos generaciones como máximo-, que su suelo está agujereado de fosas comunes -sólo los kemeres rojos camboyanos ganaron en desapariciones forzadas a nuestro invicto caudillo- y que dos amnistías y el negacionismo, la hostilidad o el desinterés de quienes nos han gobernado en las últimas cuatro décadas han impedido que los criminales rindan cuentas y que tengan calles, plazas y hasta pueblos con su nombre . Quienes desde ámbitos de responsabilidad lo han intentado se han visto acosados y vilipendiados hasta quedar fuera de juego. Nuestra vergüenza se acrecienta ante el ejemplo que nos da la Justicia argentina, que derogó las leyes de amnistía y punto final de sus gobiernos, ha condenado con dureza y sin vacilar los crímenes de lesa humanidad cometidos por sus juntas militares y además es la última esperanza para quienes enEspaña sólo encuentran obstáculos para sacar a sus familiares de las fosas y cunetas del franquismo. Antes de colgar banderas en los balcones muchos patriotas deberían sentir esa vergüenza y preguntarse si de verdad están tan orgullosos de su país de impunes.

Con uniforme, placa y pistola

Palabras de amor a una alcaldesa
Cuando eldiario.es publicó en exclusiva la existencia en la policía local de Madrid de un grupo de güasap (llamado 10 años y de noche y creado para tratar asuntos laborales) en el que se vertían graves insultos y amenazas contra la alcaldesa de la capital ("Lo que es terrible es que ella no estuviera en el despacho de Atocha cuando mataron a sus compañeros" escribe un municipal que remata "Hija de la gran putísima roja de mierda malparida" y en la sucesión de mensajes contra Carmena, otro policía le desea que "Ojalá tenga un accidente y una muerte lenta y agónica" y un tercero "Que se muera la zorra vieja ya"), medios de comunicación ("Ojalá explote la sexta con ellos -Antonio García Ferreras y Ana Pastor- dentro"), izquierdistas en general (también deseaban la muerte a Pablo Iglesias y Gabriel Rufián en la explosión de la que, siguiendo a Jiménez Losantos,la tele de Podemos) e inmigrantes (para los que proponían la receta de "incrustarles casquillos en la cabeza a matillazos"), estaba haciendo pública la denuncia presentada por un sindicalista de Comisiones obreras en la Policía Local madrileña por lo que podrían ser delitos de odio, amenazas y apología del terrorismo. Inmediatamente se desató la guerra entre los presuntos autores de las injurias y los que consideran sus sindicatos -que son mayoría entre los seis mil agentes locales de Madrid- por un lado y por otro el sindicato del policía denunciante: En un comunicado CCCOO se mostró "orgullosa de la valentía y ejemplo de nuestro compañero ante una banda de violentos disfrazados de policías municipales de Madrid. No está sólo, tiene codo a codo a su organización". La Asociación de Policía municipal de Madrid -APMU, mayoritario- respondió de inmediato que "sin pruebas -¿? todos hemos podido leer los mensajes y dan escalofríos- no se puede afirmar que sean agentes quienes hicieron manifestaciones ya que en los grupos privados no se piden credenciales. Un poco de respeto y no ensuciar la imagen del cuerpo -sic- sin pruebas y sin una sentencia que lo confirme". CCOO insiste en que "denunciar a quienes dentro de la Policía Municipal son violentos y amenazan de muerte es precisamente limpiar la imagen. Amparar a los responsables, intentar esquivarlo y no apoyar a las víctimas sí que es ensuciar nuestra imagen como policía democrática". Otro sindicato de policías locales, APM, se muestra en principio de acuerdo con que "por supuesto habrá que limpiar a todos aquellos que no merezcan llevar nuestro uniforme" pero, dándole la vuelta a esta afirmación, llega a cargar contra la persona que, según esta central, filtró a la prensa las conversaciones de este chat de tendencia fascista: "Sabemos que este confidente laboral es delegado de CCOO -sólo hay dos a los que poner en la diana, así que el verdadero confidente laboral puede ser toda una central sindical-, y sabemos ahora que sus expresiones de provocación en este chat desde hace tres meses iban a conseguir estas desgraciadas capturas de mensajes descontextualizadas". Por su parte CSIF, sindicato mayoritartio en la Policía Local en el conjunto de España, censuró también "la conducta de aquel o aquellos que, valiéndose de su condición de miembro del citado grupo privado de mensajería, hayan divulgado sin la autorización de sus participantes tantoconversaciones privadas como datos personales de los que participaban" y atacó también a Comisiones Obreras por defender abiertamente al agente amenazado ("parecería un accidente... conozco gente que conoce gente..." escribían) por presuntamente filtrar el contenido. Defendió que lo que le preocupa es la privacidad de los agentes y que "el contenido de los mensajes y sus supuestos responsables son parte de la investigación judicial y, por tanto la Justicia determinará la responsabilidad última y las consecuencias de los hechos". Destacan también "la profesionalidad de los integrantes de la Policía Local de Madrid que, a diario, ponen lo mejor de sí mismos para salvaguardar la seguridad, los derechos y libertades de los madrileños". En el rupo de guasap del Turno de noche llegaron a participar más de doscientos policías, pero el caracter vejatorio y la violencia verbal de los comentarios proferidos por una minoría hizo que paulatinamente muchos se salieran de .el. Todos ellos patrullan de noche y armados por la capital. Sólo uno, sin embargo, se atrevió a denunciar unas manifestaciones y amenazas que recuerdan mucho a la Cosa Nostra de los noventa y a la izquierda abertzale de los años de plomo. Junto a las capturas de pantalla de los mensajes, el policía denunciante entregó el relato de seis meses de amenazas contra su persona: algunos piden fotos del agente, al que no terminan de localizar: "¿Alguno tiene una foto? Una barra de salchichón a quién suba una foto", comentan dos policías. Dos semanas después de que eldiario.es publicara suexclusiva y estallara el escándalo, en el grupo quedan menos de treinta agentes, una docena de ellos habitualmente activos en el chat, sólo tres han sido identificados y están suspendidos, sin placa, arma reglamentaria ni acceso a bases de datos policiales, aunque con permiso de armas para uso discrecional ¿impunidad?. El agente que presentó la denuncia vive oculto para defenderse de sus propios compañeros, pero tras tomar declaración a los tres identificados e imputarles por amenazas e injurias, el juez no ha querido dictar medidas de protección al denunciante amenazado porque -dice- no corre peligro. Algunos, interesadamente, han querido ver el caso como simple disputa entre sindicatos, pero estamos en una importante lucha política entre la democracia y la impunidad de la barbarie. Ya se detectó a un representante sindical de la Policía Local de Madrid entre un grupo neonazi que insultaba e intentaba agredir en la estación de Atocha a parlamentarios catalanes. El  año pasado el Ayuntamiento de Manuela Carmena modificó los requisitos para acceder a la Policía Local buscando mentes más maduras y abiertas que los ultras y los típicos rambos deseosos de tener placa, pistola y porra que suelen buscarse la vida como policías o vigilantes de seguridad; entonces el grupo municipal del PP que, pese a la salida forzada de Aguirre, representa a la derecha más extrema, puso el grito en el cielo diciendo que eso significa seleccionar trabajadores según su ideología. De hecho estas conductas se dan en otras instancias de la seguridad: El ministerio del Interior investiga desde septiembre improperios similares en otro grupo de güasap de agentes de la Policía Nacional en Zaragoza que se citaron para protestar junto a un grupo de ultraderechistas contra la presencia de líderes de Unidos Podemos y cargos electos de partidos de izquierda y nacionalistas en un acto celebrado en la capital aragonesa, protesta que culminó en agresión a la presidenta del Parlamento regional. Por la misma época el gobierno también se vio obligado a frenar las despedidas patrióticas que se organizaban en cuarteles de la Guardia Civil a los contingentes desplazados a Cataluña con motivo del referéndum del 1 de octubre. Se trata de quienes. con el monopolio legítimo de la violencia, velan por nuestra seguridad.
Amigos para siempre
consideran

El caso ya descrito de la reunión izquierdista boicoteada en Zaragoza es muy significativo de como quienes azuzan a estos neonazis, vayan de uniforme o de paisano despúes disfrazan a los victimarios de víctimas para culpar y acosar legalmente a sus enemigos políticos: En Zaragoza incluso llamaron a comparecer ante el juez a unos jubilados que agitaban banderas españolas y algunas franquistas frente al pabellón donde se reunía Podemos para que dijeran que se sintieron injuriados al ser supuestamente calificados de nazis, y se ha citado también a Alberto Garzón y a Pablo Echenique como presuntos injuriadores. Pero del hecho de que los manifestantes tuvieran encerrados durante horas amás e cuatrocientos cargos públicos y agrediertan a la presidenta del Parlamento de Aragón, nada que investigar. Impunidad. Como la del bocazas Rafael Hernando, que llamó nazis a quienes siguieron la huelga del 3 de octubre en Cataluña.

Ultras con carné y alto cargo

El pasado 18 de octubre, el delegado del gobierno en Castilla-La Mancha, José Julián Gregorio amenazó a la autonomía que preside el socialista -y modosito- Emiliano García-Page: "Está pidiendo a gitos el artículo 155 de la Constitución para que el Estado corrija los problemas de la comunidad", dijo criticando a un gobierno regional "supeditado a las directrices de los separatistas de Podemos" que están en la coalición de gobierno. La más o menos velada amenaza del 155 ha aarecido en más comunidades durante la crisis de Cataluña, donde sí se ha aplicado y ahora hay gobierno disuelto, presencia policial extraordinaria, y exgobernantes fugados y en prisión, sin que se haya resuelto la fractura social abierta por el procès independentista: los presidentes del PP del País Vasco, Alfonso Alonso, y Navarra, Ana Beltrán, también han amenazado con lo mismo sin recibir el menor reproche de Génova o Moncloa. El caso catalán y las banderas españolas en los balcones permiten introducir en el debate colectivo ideas que en otro concepto suscitarían el rechazo del alma democrática: se habla de prohibir partidos independentistas -Pablo Casado, el vicesecretario de comunicaciñon del PP ya lo ha planteado para Cataluña, País Vasco y Galicia-, de centralizar la educación pública, intervenir televisiones autonómicas poblándolas de gente normal o incrementar las atribuciones del Estado contra la protesta en la calle -la Ley mordaza ya no les basta- ¿hay vida inteligente en el Tribunal Constitucional para impedirlo?. PP y Ciudadanos parecen querer aprovechar un contexto favorable para hacer una transformación en profundidad del modelo territorial y del pacto constitucional -la historia de las contrarrevoluciones nos ha enseñado que el reloj puede marchar hacia atrás, y la física que la fuerza centrípeta puede anular e incluso vencer a la fuerza centrífuga-. Para un proceso de involución democrática, recentralización y autoritarismo la derecha se las pinta como nadie; lo preocupante es que personas progresistas y de izquierdas se posicionan en el debate actual a favor de la mano dura, lo que hace temer que se llegue, con un amplio apoyo político (el viejo bipartidismo + Ciudadanos) a una limitación y penalización de la protesta.

Los impunes de antes

No es necesario retrotraerse  a las cunetas, las torturas en la DGS amnistiadas en 1977 o a  las apropiaciones y expropiaciones ilegales que eriquecieron a los de la inquebrantable adhesión. Ya sabemos que Gas Natural Fenosa jamás pagará por el expolio como botin de guerra de Electra Popular Coruñesa, del republicano fusilado José Miñones, precisamente porque nada goza de tanta impunidad como el capital, más aún el de la industria energética. También con Franco ya en la tumba los periódicos de la transición recogían como aún se te podía obligar a cantar el Cara al sol si tenías un mal encuentro en la calle. El Tarancón al paredón se gritaba igual que se garrapateaba en las paredes (años después,cuando fue jubilado de forma express, el cardenal de la democracia fue
Tarancón al paredón gritaban y escribían
reconvenido por el papa polaco
como responsable a su juicio de que el catolicismo retrocediera en España en plena lucha final para doblegar al comunismo); hoy algunos de los que entonces gritaban y pintarrajaban Tarancón van los domingos a misa en San Francisco de Borja y los lunes a los maitines de Génova, 13, tan tranquilos. Ya me referí al principio a la impunidad de aquellos Guerrilleros de Cristo Rey y similares en los primeros años ochenta.Contra las impunidades del pasado a España, el reino de los impunes, le ha tenido que dar lecciones la Justicia argentina: si la española tiene atadas las manos por las leyes de amnistía y los manejos de los gobiernos de la alternancia, la de Buenos Aires, que tuvo la valentía de derogar las infames leyes de obediencia debida y punto final y encarcelar de por vida al dictador Videla y ha obligado a España a sacar de fosas comunes a asesinados por el franquismo, recientemente ha dado ejemplo al mundo con la histórica condena a los responsables de los vuelos de la muerte. La impunidad no es algo inevitable; las naciones civilizadas la combaten hasta imposibilitarla.

Las nuevas generaciones

La cuestión territorial ha exacerbado los animos. En la manifestación multitudinaria organizada por Sociedad Civil Catalana el 8 de octubre en Barcelona figuraban colectivos extremistas que proferían insultos a los Mossos y gritos de Puigdemont a prisión sin que nadie tomara medidas durante ni a posteriori. El pasado 4 de noviembre en Mataró después de a manifestación por la unidad de España un grupo de ultraderecha agredió a puñetazos a un joven que salía de su casa tras exigirle que gritara Viva España; como lo del cara al sol en el 76. Los altercados por grupos de ultras se suceden en los el escrache a la vicepresidenta de la generalitat valenciana, Mónica Oltra, en el que miembros de España 2000 enmascarados gritaron contra el independentismo con la música de un pasodoble a todo volumen. También en Valencia el 9 de octubre, día de la Comunidad Valenciana, miembros de Yomus, ultras del Valencia C. F., atacaron brutalmente a miembros de la izquierda nacionalista que celebraban su manifestación anual por la lengua valenciana -podemos discutir si tal cosa existe, pero de ahí a los golpes...- y a algunos periodistas que grababan las agresiones; en dichas grabaciones y retransmisiones en directo fuimos testigos de la laxitud con que la Policía reaccionó a las agresiones. Más de un mes después, el juez que instruye la causa tuvo que redactar una provisión recordando a la Policía Nacional que no puede dar por concluido su trabajo porque considera que aún quedan muchos agresores por identificar y citó a un mando policial para dar cuentas por su falta de diligencia al no haber dado por identificados a algunos ultras bien conocidos y reconocibles en las imágenes.
últimos meses: tras la riña tumultuaria del día de la Hispanidad en Barcelona, en el que participaron hooligans de varios clubes de fútbol siguió

Cóctel de fobias

Esta ultraderecha del nacionalismo español es aficionada a practicar la coctelería con sus propios odios; los mezcla, agita y bate - no son como James Bond, que toma sus martinis agitados, no batidos-: el 2 de noviembre hubo que denunciar que aquella mañana, a las puertas de la Audiencia Nacional en Madrid el exconseller de Empresa de la Generalitat, Santi Vila, que acudía a declarar ante la juez, fue increpado al grito de maricón. El propio Vila hizo pública en su día su orientación sexual, queno es la misma que la del futbolista catalán Gerard Piqué, insultado de la misma forma en un entrenamiento en la ciudad deportiva de Las Rozas, también por individuos que enarbolaban banderas españolas y pancartas con lemas catalanófobos. Independentista, catalán, homosexual, barcelonista... todo ello es réprobo para esta gente de orden, sólo les faltaba ser negros y de Podemos. Ambos casos llegaron hace un mes a la Fiscalía y aún no ha pasado nada: camino a la impunidad.

Las complicidades

Podría parecer que la impunidad de uno de los personajes más siniestros de las cloacas del Estado en las últimas décadas, el comisario José Villarejo había terminado cuando una juez, muy conservadora, de la Audiencia Nacional ordenó para él prisión incondicional preventiva. pero del mismo modo que Al Capone no fue encarcelado por sus crímenes, sino por fraude fiscal, Villarejo y sus secuaces están entre rejas acusados de diversos cohechos, y no por una larga serie de actividades clandestinas animadas por el poder que han puesto en peligro a nuestra democracia y a ciudadanos españoles públicos y anónimos.

Ala ultraderecha montaraz, nostálgica de viejas tiranías (Falange, España 2000, Hogar Social Madrid) o no (Vox) le han salido aliados con representación parlamentaria. Están, por supuesto, los barones rampantes del Partido Popular (Hernando, Casado) pero nadie, desde que se aprobó la Constitución de 1978 nadie había representado el centralismo y el nacionalismo español a ultranza como lo hace hoy Ciudadanos, con sus escaños y sin necesidad de sacar banderas preconstitucionales. Por poner un ejemplo, a principios de noviembre el partido de Rivera dió luz verde (Cs no apoyaba, pero sí avalaba)  a sus afiliados y simpatizantes valenciano para articipar si lo deseaban en una manifestación regionalista y españolista que, bajo el lema Somos valencianos, somos españoles, convocaron conocidos falangistas (algunos de ellos participantes en las agresiones ultras del 9 de octubre), junto a Vox y una Coordinadora de Entidades del Reino de Valencia cortada según el mismo patrón. Finalmente hubo notable presencia de cargos y militantes de Ciudadanos en la marcha identitaria.

Con este panorama que vemos, parece claro que, como leí a Rosa María Artal, España ha entrado en una deriva tenebrosa: El país camina hacia la involución con la excusa de la crisis catalana, el retrato de esa sociedad irracional y vengativa que prefiere el Viva España como himno nacional, que se anuda al cuello una bandera con un toro, imitando no sé si la capa de Ramón García o la del conde Drácula. Sólo puede ocurrir en un país que adolece de la educación que enseña a discernir y actuar en valores; una sociedad a la que el fango de corrupción en que chapotea su gobierno le resbala, que -cuentan como gracieta simpática los medio- ha agotado el número 155 (el del articulo que deroga autonomías) para la lotería de navidad y no se le ocurre apostar al 81067, número de placa del inspector jefe de la UDEF, Manuel Morocho, ni pide erigir un monumento ni rotular una calle con el nombre de este héroe de la Gürtel, que ha recibido toda clase de presiones, acoso laboral, calumnias de la prensa derechista, intimidaciones de dirigentes populares y amenazas a su familia sin renunciar a perseguir las finanzas ilegales y las corruptelas del Partido Popular y acabar denunciándolas en el Parlamento con nombres y apellidos. Deriva tenebrosa e involución es que no sea portada en todos los medios y que incluso se esconda la explosiva comparecencia de Morocho. Pero, hablando de inmunidad, ¿qué me dicen de quienes, sean electores o elegibles, se muestran tan inmunes al fango de la corrupción que, aunque les llegue a los ojos no modifica su voto o cambia su estatus? ¿a quién le interesan la corrupción, las colas en los hospitales, los colegios infantiles? Siempre habrá tiendas chinas que vendan banderas, cuñados con grupos de guasap, gente a la que encarcelar Constitución en mano, cuestiones políticas que judicializar, aguerridos muchachotes de la sana juventud española dispuestos a hacerle el trabajo sucio en las calles, con porras o con cuentas de tuiter, a la gente de orden que los utilizan desde el sofá o el escaño y les pagan con inmunidad, moneda de uso corriente en este reino.

Ojo, la inmunidad no es para todos. Igual que un juez de Madrid no cree necesario proteger al Sérpico de la policía local de los compañeros de éste que le amenazan, la Audiencia de Navarra sobreprotege a una manada de presuntos violadores y permite escrutar en la vida posterior de la víctima preguntándose por qué no está hundida en la depresión, no se metió a monja ni guarda luto riguroso. El cuñadismo español tiene hasta sus medios de comunicación que inquieren si la mujer opuso suficiente resistencia. Si al final esta manada de fieras, u otras que vengan, queda impune, se encontrará en su ecosistema natural, el reino de los impunes.



lunes, 27 de noviembre de 2017

El polígono de tiro de Scaramanga




Al principio de El hombre de la pistola de oro (The man with the golden gun. Guy Hamilton, 1974), la novena película de James Bond y una de las más logradas de la saga, encontramos al asesino Francisco Scaramanga, interpretado por Christopher Lee, que se entrena en un extraño polígono de tiro construido en una isla secreta de su propiedad y en el que un juego de espejos contrapuestos, figuras que representan a posibles rivales, obstáculos físicos y efectos ópticos sirven para generar confusión, ocultarse y agazaparse frente a cualquier enemigo aunque también puede distraerte para que dispares al blanco inadecuado. Al final de la cinta. el mismo complejo de trampas y engaños será el escenario del combate a muerte entre Scaramanga y el agente 007 (Roger Moore).
Veo claras similitudes entre aquella trama de engañifas, subjetividades que retuercen la realidad y artilugios para nublarla con lo que está ocurriendo en Cataluña en los últimos meses o, más exactamente, con las interpretaciones que le damos a la cuestión, a las conclusiones que extraemos y a las informaciones sobre ella, siempre interesadas, que nos ofrecen medios de comunicación, redes sociales (esas madrigueras de cuñados que son los grupos de guasap, los falsos perfiles de tuiter) y políticos de todo signo. Entre tanta niebla (artificial) se agazapan los gorilas.

Cuando los independentistas se lanzaron a convocar la consulta del 1 de octubre todos, salvo los creyentes  en las promesas del govern y la CUP  y en la fábula de una república libre, próspera y europea - dos millones, milloncejo arriba o milloncejo abajo, según el ábaco de la Generalitat, no son pocos crédulos- sabíamos que aquel referéndum era una pantomima sin garantías, validez legal ni capacidad para modificar la realidad. Por tanto, como ya opiné antes, lo más inteligente hubiera sido dejar a los conversos y los no tantos participar en su encuesta -inefectiva y tan poco fiable como las de Metroscopia para El País- y que luego los independentistas de corazón, al sentirse engañados, hubieran pedido cuentas a quienes les mintieron y les dijeron que las empresas harían cola para entrar en la nueva Cataluña,esa patria ideal donde sólo sobraban los cenizos y feixistes como Serrat, Coixet o Frutos. Pero, en lugar de eso, quienes gobiernan el Estado decidieron enviar lo que a ojos de muchos fue una invasión policial - las cargas, los golpes y los heridos en las portadas de todo el mundo se convirtieron en la nueva imagen de la marca España y son la verdadera causa de la caída del turismo en Cataluña durante el mes de octubre-, sacar las banderas conservadas en alcanfor del nacionalismo español y de paso resucitar a una ultraderecha agresiva que creíamos desactivada o en todo caso camuflada en los escaños de Ciudadanos y en algunos del PP.

La república de los ocho segundos
En este juego de espejos y espejismos lo siguiente fue el discurso del 10 de octubre ante el Parlament en el que Carles Puigdemont dijo asumir el mandato del pueblo de Cataluña expresado en referendum de convertirse en un Estado independiente en forma de república y acto seguido pidió al Parlament que suspendiera los efectos de dicho mandato. Acto seguido no hubo votación alguna. Desde luego está más claro que las aguas de Barcelona -y tanto como las del Canal de Isabel II- para quien lo quiera ver que no hubo declaración de independencia. Estuvo de más el intercambio entre presidentes de cartas, preguntas con amenaza implicita y respuestas ambiguas que siguió. Aquella interminable tarde y noche de envites y capitulaciones, con Uuus y Ooos entre los congregados en el Parc de la Ciutadella esperando el advenimiento e la república culminó en la firma por los independentistas de un documento que noera más que una declaración de intenciones, un compromiso de caminar hacia la independencia. Sin embargo, bastante más tarde se ha conocido que aquel 10 de octubre el Gobierno, ante la contingencia de un posible atrincheramiento de independentistas en la sede del Parlament, tenía preparada una intervención armada al más puro estilo Hollywood (ver  www.elplural.com/cataluna/2017/11/13/asi-querian-detener-puigdemont-300-marines-desde-el-aire-y-las-alcantarillas) ¡demasiadas películas de Stallone y de Seagal! Dos semanas después y tras un amago por parte del president de convocar elecciones como le pedía cualquiera con dos dedos de frente, el Parlament aprobó la declaración unilateral de independencia que nunca existió. La presidenta engañó a los suyos y a los contrarios: la declaración firmada en la noche del día 10 se recogió en una exposición de motivos que no tiene efectos jurídicos, mientras que lo que aprobaron los 72 diputados de Junts Pel Si y la CUP fue el articulado que instaba al Govern a aplicar la denominada Llei de Transitoriedad: no hubo DUI por ningún lado, la bandera monárquica siguió ondeando en Sant Jaume y la decisión no se publicó en boletín oficial alguno. Fue un fake más (ver www.gurusblog.com/archives/no-ha-habido-declaracion-unilateral-de-independencia-the-fake-dui/28/10/2017/).

Sin embargo, puesto que el gobierno de Mariano Rajoy y la mayoría de medios de comunicación estatales dieron por hecho que sí hubo tal DUI, se procedío a cumplir la amenaza de suspender la autonomía catalana; aunque Rajoy contó para ello con el apoyo del PSOE y el entusiasmo impaciente de Ciudadanos para poner en marcha el artículo 155 de la Constitución no los necesitó, pues la tramitación de dicho artículo en el Senado -cámara que controla absolutamente gracias a una ley electoral injusta- fue al menos tan irregular como la aprobación de las leyes de referendum y transitoriedad los días 6 y 7 de septiembre en el Parlament de Cataluña. Entre el 21 y el 27 de septiembre, cuenta una senadora de designación autonómica, se cometieron toda clase de desmanes en el Senado: Se empezó a tramitar incluso antes del Consejo de Ministros, sin pasar por la Junta de Portavoces lo que se sometía a votación y sin dar tiempo a la oposición de presentar alegación ni modificación alguna; una imposición  de la mayoríaen toda regla como la que permitió Carme Forcadell mes y medio antes en Barcelona.

Forcadell fue el objeto de otro bulo que circuló por las redes sociales y algún digital: tras pasar un día en la cárcel por orden de la Audiencia Nacional y salir bajo fianza, ante el magistrado del Supremo la presidenta del Parlament disuelto declaró que aceptaba la realidad de la aplicación del 155, pero en ningún momento dijo estar arrepentida ni renegó del soberanismo, como sí se decía en una versión manipulada del auto judicial del 10 de noviembre que se publicó en Libertad Digital y circuló por las redes y que eminentes tuiteros como el economista ultraliberal José Carlos Díez creyeron y ayudaron a difundir.

Marta en ocasiones ve muertos
Otra especialista en espejismos y cortinas de humo ha resultado ser la dirigente de ERC Marta Rovira, quien se sacó de la manga, como han acabado reconociendo sus propios correligionarios que antes la creían a pies juntillas, que el gobierno central había amenazado con llenar las calles de sangre. Lo preocupante es que la candidata que en ocasiones ve muertos será una más que probable consellera, e incluso presidenta, del próximo govern. Sorpresas te da la vida, y más aún cuando se camina sobre arenas tan resbaladizas: a la lista de marxistas (de Groucho) se ha unido últimamente el autodeclarado president en el exilio. Después de defender contra viento, marea y razón que nadie negaría la europeidad de una república independiente catalana, a la que nadie negaría su lugar entre los estados de la Unión, le bastó con hacer el ridículo entre los compatriotas de Tintín y ser tomado a mofa en las cancillerías europeas para convertirse de la noche a la mañana en un furibundo eurófobo que plantea a los catalanes un referéndum -otro más- sobre la continidad en la Europa comunitaria: un catalexit o algo así. ¿Cuál será la próxima maniobra de distracción de camino al frenopático? ¿desgajarse físicamente de la Península Ibérica al estilo de La balsa de piedra de Saramago?

Elagente Cipollino contra Cospedal
Hay que volver a tratar del gobierno central del Partido Popular. Del mismo modo que tras los atentados del 11-M montó de inmediato una teoría de la conspiración sobre la autoría de los ataques que más le convenía y entonces el diario El Mundo fue el altavoz de la conspiranoia, ahora ha imaginado  unos malos aún más esperpénticos detrás del independentismo catalán y esta vez con la inestimable ayuda de El País: una trama de hackers rusos y venezolanos. Renovarse en la mentira o morir. Primero salieron con el cuento los ministros Méndez de Vigo y Cospedal; después el mismísimo presidente Rajoy le vendió la moto a Carlos Herrera en una forma tan enrevesada que haría palidecer de envidia a Antonio Ozores.Putin, Maduro y Puigdemont, armados con sus ipads, conspirando contra el Occidente cristiano; sólo falta Espectra!- y la ministra de Defensa se tragó la broma en directo de unos humoristas rusos según la cual el president en fuga era el agente secreto Cipollino al servicio del Krenlim. Esta chusca colección de despropósitos me recuerda mucho al disparatado argumento de una película estrenada ¡con notable éxito comercial! en plena era Reagan, Amanecer rojo (Red dawn. John Milius, 1984): Aprovechando que los verdes pacifistas gobiernan Alemania y han dejado Europa desarmada ante el expansionismo rojo, tropas soviéticas, cubanas y ¡nicaragüenses! invaden los Estados Unidos para implantar el comounismo in the home of the brave and the land of the free.
Ciberputin contra la unidad de España
De tal manera se han creído su propia mentira que el presidente la ha planteado en las comunidades europeas-¡horror,









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