sábado, 28 de enero de 2017

Tumbas cavadas en el páramo



Tiempo después, temiendo que Moisés no regresara, muchos de los acampados al pie del Sinaí exigieron a Aarón hacerles dioses a los que  ellos pudieran seguir.
 Aarón reunió entonces los aros de oro de los israelitas, construyó un becerro en oro fundido y ellos que exigían dioses declararon:
"Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto".
Aarón construyó un altar delante del becerro y proclamó el día siguiente ser un festivo dedicado al Señor.
Por ello el pueblo se levantó temprano al día siguiente y presentó ofrendas, comió y bebió.
Así como también se ocupó en regocijarse.
Éxodo 32: 11-13


El Gordo cae en Torres de la Alameda, titulaba triunfante El Confidencial, un digital que en materia económica da mucha cancha a predicadores del neoliberalismo salvaje como Juan Ramón Rallo. Lo publicó el pasado diciembre cuando la empresa estadounidense Cordish comunicó a la presidenta madrileña Cristina Cifuentes su intención de construir un gran complejo de ocio y juego al estilo Las Vegas en este municipio del Este de la comunidad autónoma con una inversión de unos dos mil millones de euros, tras largos meses de negociaciones y ofertas que no podras rechazar -diría Vito Corleone- a los dueños de los secarrales donde se pretende construir. Esos vendedores han mantenido durante meses bastante mal su secreto a voces, y ellos son la fuente a la que asegura acudir El Confidencial, que oculta que días antes que ellos The Baltimore Sun ya lo había contado con pelos y señales. Sí, a esta otra Villaviciosa le ha tocado el Gordo, pero como en esa astracanada que triunfa en los cines y que la tele publicita como cultura europea, ha caído en el puticlub.

Los de Torres de la Alameda serán hoy terrenos baldíos, pero estar a pocos kilómetros de la capital de España y sede del 70% de las empresas del país ya supone un valor añadido para un suelo que bien podría albergar viviendas, equipaciones, industrias... vida. Claro que anunciar la llegada de Mr. Marshall logra de inmediato un comité de recepción hecho de políticos, gacetilleros y vecinos atraídos como moscas de políticos, gacetilleros y vecinos atraídos como moscas a un panal que aplauden toda creación de empleo -se habla de 56.000 en el proyecto de Cordish, aunque sea un empleo basura que, por comparación, hace que las últimas reformas laborales parezcan el summum de los derechos laborales. Algunos de quienes se llenaban la boca defendiendo la cultura del esfuerzo ahora sacralizan la ruleta y el blackjack como motores de recuperación económica. Quisieron elevar a los altares la familia tradicinal y pronto podríamos ver a Cifuentes y su corte como madames de los establecimientos de prostitución que sin duda incluirá el  llamado complejo de ocio.

Como ocurrió con Eurovegas hasta que el escándalo fue insostenible, las palabras mágicas son crear empleo, de la clase que sea. No aprendemos: ni 15-M, ni corruptelas a paladas en los telediarios, ni burbujas y pelotazos, ni aquel cambio del modelo productivo del que nunca más se supo; nada detiene al burro cuando le ponen delante la zanahoria. Un puesto de trabajo prometido justifica cualquier alanza ente poder, dinero e incluso -¿por qué no?- crimen organizado.un puesto de trabajo prometido justifica cualquier alanza ente poder, dinero e incluso -¿por qué no?- crimen organizado.

Torres de la Alameda, hoy
En este proyecto el grupo Cordish, en principio una empresa familiar fundada hace un siglo, se cuida mucho de desmarcarse de aquél que en 2012 quería traernos el magnate de poco limpia trayectoria Sheldon Adelson, dueño de Las Vegas Sands: ya no se exige -al menos públicamente- modificar leyes como las de tabaco y extranjería, hacer la vista gorda con la edad de la clientela, pasarse los derechos laborales -los que sobreviven- por el arco del triunfo. El modelo que asegura querer para Madrid es el complejo que promovió hace dos años en San Francisco: centros comerciales, hoteles, áreas residenciales y zonas de ocio. No cuentan, claro, que se trata de ocio tal como lo entienden en Las Vegas y Atlantic City, y eso incluye ante todo juego, alcohol y prostitución. No es puritanismo, pero si cuando uno piensa en Las Vegas le vienen a la mente la cinematográfica imagen de los faros de un coche iluminando a alguien que cava una fosa en algún lugar del desierto de Nevada en mitad de la noche, servidor ya imagina decenas de tumbas anónimas cavadas en los páramos que rodean Madrid.