sábado, 26 de diciembre de 2015

Playlist nº 76: 2015 en mis tímpanos


La costumbre de la mayor parte de la prensa -particularmente la musical- de publicar cuando termina diciembre su propìa lista de sus discos -y a veces películas. libros y comics- preferidos del año que concluye se reflejó en ete blog por última -y tal vez única- vez a finales de 2011. En los tres años sucesivos la enfermedad y las circunstancias personales me impidieron estar tan al corriente de la actualidad musical como solía. No obstante puedo citaros al menos cien títulos memorables para mi de cada uno de esos tres años.

Egon Soda
En este agonizante 2015 sí he podido estar más al corriente de lo que ha ido saliendo a la calle en los ámbitos de la música popular contemporánea, gracias sobre todo a publicaciones y tiendas musicales on line como Pitchfork, Mojo, Rockdelux, iTunes Store y algunos blogs especializados, y por eso me  he podido permitir plantear mi propia colección de favoritas de la manera habitual en El que apaga la luz: como una lista de reproducción en la que se mezclan sin orden estilos y países de procedencia de los temas. He elegido un centenar de títulos,todos editados y disponibles, primando temas y bandas nacionales sin separarlos ni destacarlos de las demás, pero no los he dispuesto por orden creciente o decreciente de preferencia, sino que he escogido el más neutro orden alfabético de intérpretes. Creo que merece la pena buscarlos y escucharlos.

Vince Staples
  • Adele: Hello
    Adele
  • Alabama Shakes: Don't wanna fight
  • Alela DianeAnd Ryan Francesconi: Cold moon
  • Alex G: Cups (When I'm gone)
  • Amaral: Unas veces se gana y otras se pierde
  • Arca: Soichiro
  • Barrence Withfield and The Savages: Willow
  • Beach House: Space song
  • BelizeStab my heart
  • Benjamin Biolay, Nicolas Fizsman et Dennis Benarrosh: Revoir  Paris
  • Björk: Family
  • Blank Realm: Gold
  • Brighton 64: Modernista
  • Boduf Songs: The rotted names
  • Built To Spill: Living zoo
  • Carly Rae Jepsen: Run away with me
  • Chvrches: Keep you on my side
  • Coldplay: Adventure of a lifetime
  • Courtney Barnett: Depreston
  • Daddy ft. Andy Rourke: You are mine
  • David Bowie: Blackstar
  • David Cross and Robert Fripp: Starless starlight loops
  • D'Angelo: Really love
  • Daniel Van Lion: Fugu
  • Dengue Fever: Tokay
  • Destroyer: Poison season
  • Disco Las Palmeras: Cállate la boca
  • DIIV: Under the sun
  • Django-Django: Giant
  • Donnie Trumpet and The Social Experiment: Sunday candy
  • Drake: Hotline blink
  • Egon Soda: El cielo es una costra
  • El Hijo: Fragmento I
  • Empress Of: Kitty cat
  • Erykah Badu: Cel u lar device
  • Esponja: Amida
  • Father John Misty: Chateau lobby #4 (In C for two virgins)
  • Fernando Alfaro: Velero
  • Fetty Wap: Trap queen
  • FFS: Collaborations don't work
  • Floating Points: Peroration six
  • Foals: Mountain at my gates
  • Future: March madness
  • Glen Hansard: It was a triumph we never propossed
  • Grimes: Flesh without blood
  • Grupo de Expertos Soynieve: Sin moscas
  • Health: Dark enough
  • Hot Chip: Huarache lights
  • Hudson Mohawke: Ryderz
  • Jamie xx: I know there's gonna be (Good times)
  • Joanna Gruesome: Last year
  • Julia Holter: Feel you
  • Juventud Juché: Miedo
  • Kendrick Lamar: Alright
  • Kölsch: Talbot
  • Kurt Vile: Wheelhouse
  • La Bien Querida: Alevosía
  • La Muñeca De Sal: 8:10
  • Laura Groves: Committed language
  • Los Hermanos Cubero: Borrasca perdida
  • Los Planetas: El duendecillo verde
  • Low: Landslide
  • Madonna: Living for love
  • Max Richter and Ben Russell: Path 19 (Yet frailed)
  • McEnroe: Rugen las flores
  • Miguel: Coffee
  • Missy Elliot ft. Pharrell: WTF (Where they from)
  • Mourn: Gertrudis
  • Natalie Prass: Bird of prey
  • Neon Neon: Hit parade
  • Nick Hessler: I feel again
  • Nicolas Jaar: Swim
  • Nueva Vulcano: Pop y espiritualidad
  • Núria Graham: Bird eyes
  • Pablo Und Destruktion: Bares vacíos
  • Panda Bear: Tropic of Cancer
  • Paul Weller: Saturns oattern
  • Pxxr Gvng: Pobres
  • Rihanna: Bitch better have my money
  • Single: Rea del ritmo
  • Slaves: The humter
  • Sleater Kinney: Price Tags
  • Sons Of Bill: Brand new paradigm
  • Sufjan Stevens: Death with dignity
  • Tame Impala: Let it happen
  • The Arcs: Outta my mind
  • The Deslondes: The real deal
  • The Galleria: Calling card
  • The New Raemon: El yeti
  • The Suicide Of Western Culture: La muerte no es el final
  •  The Weeknd: Can't feel my face
  • Thundercat: Them changes
  • Tobias Jesso Jr.: True love
  • Tracey Thorn with John Grant: Dissapointing
  • Unknown Mortal Orchestra: Can´t keep checking my phone
  • Vince Staples: Norf norf
  • Whiz Khalifa ft. Charlie Puth: See you again
  • Wild Honey: Medalla de plata
  • Xoel López: Patagonia
  • Years & Years: Take shelter
  • Yo La Tengo: My heart's not in it
  • Young Thug ft. Birdman: Constantly hating


jueves, 10 de diciembre de 2015

Marte en celuloide (y digital): ¿Qué tiene esta bola que a todo el mundo le mola?



En el año 2287 el planeta Marte estará en su punto más cercano a la Tierra desde hace casi sesenta mil años: a una distancia de. Hasta entonces habrá que esperar para lograr las condiciones ideales para intentar una excursión tripulada al planeta de órbita solar más cercano a nosotros. Temo que para entonces estemos todos desdentados, pero no habrá otra oportunidad más próxima tras haber desaprovechado la anterior, cuando en 2003 Marte estuvo a sólo 70.000 kilómetros más. En 2015 el film de Ridley Scott Marte (The martian), asesorada e indirectamente promocionada por la NASA semanas después del hallazgo de agua líquida en su superficie y tal vez la más realista y científicamente coherente aventura marciana rodada hasta la fecha, nos brindó la más reciente de la miriada de aproximaciones que,durante toda su historia, el cine ha reslizado al planeta rojo, todo un filón temático y fuente de negocio sobre todo para el género de la ciencia ficción. Y precisamente de esta historia de las relaciones Marte-Hollywood es de lo que me popongo escribir aprovechando estas nuevas aproximaciones física y cinematográfica.

Marte, nombrado así por los romanos en honor al dios de la guerra, es el planeta más cercano a la tierra y el cuarto del Sistema Solar. Su diámetro es de 6.787 kilómetros, menor que el de nuestro planeta;su día y el nuestro tienen prácticamente la misma duración, mientras el año marciano dura 687 días. Las tempersturas en el Ecuador oscilan entre los -80º y los +23ºC. Su atmósfera está compuesta en un 95% de dióxido de carbono, igual que el hielo de sus casquetes polares. La gravedad equivale a un tercio de la terráquea. Tiene dos pequeños satélites con nombres maravillosos: Fobos -miedo- y Deimos -terror-. En su oro grafía destaca una impresionavte cordillera volcánica coronada por el monte Olimpo, de 24 kilómetros de altura, y unas formaciones rectilíneas, los canales, que hasta no hace demasiado tiempo muchos consideraron artificiales, lo que alimentó leyendas  sobre la existencia de vida inteligente en el planeta. Se trata en realidad de cañones, probablemente formados por grandes ríos de anhídrido carbónico líquido. La riqueza en olivina y ácido férrico de la superficie da al planeta su característico color rojizo, que desde la Tierra percibimos a simple vista.


Tras las ya numerosas sondas, laboratorios y robots de exploración que han llegado a Marte,el envío de una misión tripulada tiene más riesgos que utilidad real, pero sí una gran importancia simbólica. En la actualidad se piensa que, independientemente de la mayor o menor cercanía, ese viaje se podría realizar en la década de 2030. Incluso se ha especulado con realizar allí prograas de telerrealidad para financiar las expediciones con la publicidad que aquellos generasen. Puestos a idear...

Planeta rojo, hombrecillos verdes

Para la ciencia ficción, fuera literaria o cinematográfica, el color rojo de Marte se ha asociado desde siempre con hombrecillos verdes. Así se ha hecho, más o menos, durante más de un siglo. En la narrativa brillan por encima de todas las obras que eligieron como escenario el planeta vecino las Crónicas marcianas de Ray Bradbury (1946). Como toda la obra del narrador de Illinois se caracteriza por su escaso rigor científico y su maravilloso aliento poético. Los relatos de Crónicas marcianas narran los primeros esfuerzos terrestres por conquistar y colonizar Marte, los infructuosos intentos por conectar con los marcianos, telépatas y pacíficos, y finalmente el efecto en los colonos de una gran guerra nuclear en la Tierra, todo ello desarrollado entre los años noventa del siglo XX y los cincuenta del siglo actual y trufado de evocadoras imágenes de veleros surcando las arenas, ciudades ajedrezadas o fantasmas de la antaño floreciente civilización marciana, culta y delicada, a la que mata la varicela, y retratos despiadados de la estupidez humana. Pero la otra gran referencia literaria al planeta rojo es muy anterior: en 1898 el británico H.G. Wells publicó La guerra de los mundos, que profetizaba la llegada de avanzadas naves espaciales procedentes de Marte cuyos tripulantes no buscan ningún contacto con los terrícolas sino su aniquilación. La invasión está a punto de tener éxito de no ser por unos microscópicos aliados de los humanos: las bacterias comunes del planeta, frente a las que los invasores sucumben. El recuento de adaptaciones de La guerra de los mundos -finalizadas y frustradas- es interminable. La pena es que no fraguara el primer proyecto de llevarla a la pantalla que unió nada menos que a Cecil B. De Mille y a Sergei M. Eisenstein. En 1938 la novela cayó en manos de otro genio, Orson Welles, que no la llevó al cine -pese a la insistencia de RKO- sino alaradio´junto al Mercury Theatre. Su escenificación, tal vez el primer reality show, como si de un informativo especial se tratase, y los episodios de pánico que provocó son historia de la radio en Norteamérica. La primera y mejor adaptación fílmica llegó dquince años después de la mano de George Pal en la producción (War of the worlds. Byron Haskins,1953): maravillosos efectos especiales, ejemplar suspense, precioso tecnicolor y cargante mensaje religioso. No fue sino hasta medio siglo  después cuando Steven Spelberg realizó otra adaptación directa de la novela de Wells (War of the worlds, 2005), ésta de irregular resultado: potente arranque, ruidoso y poco interesante desarrollo y empalagoso desenlace. Con posterioridad a la película de Haskins hubo versiones apócrifas, que retomaron sólo en parte la temática de La guerra de los mundos. El ejemplo más recordado -aunque no mucho-  es La Tierra contra los platillos (Earth vs. the flying saucers. Fred F. Sears, 1956), con estupendas maquetas de Ray Harryhausen.

Contra la opinión generalizada, fuimos los terrícolas quienes primero importunamos a los terrícolas en su propia casa. Las primeras referencias a Marte de la historia del cine lo prueban: Viaje a Marte (A trip to Mars. Bud Fischer, 1920) y Un viaje a Marte (A trip to Mars. Maxwel Keger, 1921). Poco después Aelita, la reina de Marte (Aelita. Jákov Protávzanov, 1924) fue todo un mito en la naciente Unión Soviética. En aquella absurda pero fascinante película los terrícolas del soviet viajan a Marte para guiar a los hombrecillos verdes en la revolución proletaria contra la tiranía. Se situó en las antípodas ideológicas de la ciencia ficción norteamericana del macartismo: El rojo planeta Marte (Red planet Mars. Harry Horner, 1952) no tieneuna trama menos surrealista: cuenta cómo los rusos descubren desolados que los mensajes igualitaristas que llegan desde el planeta vecino no son tan rojos como ellos creían; los hombrecillos verdes son en realidad piadosísimos. Al final los marcianos logran que una horda de fundamentalistas cristianos invadan Moscú y acaben con el comunismo. Tan real como la vida misma.

La invasión de estos seres en los cines de la Tierra tuvo su apogeo en los años cincuenta del siglo pasado, y entonces el color de su planeta era muy sospechoso. En la Norteamérica de McCarthy la llegada de extraterrestres era una perfecta metáfora de la infiltración comunista, pero también fue puro divertimento, comida rápida en imágenes, pasto de autocines para adolescentes con granos como platillos volantes que se rompían las manos aplaudiendo mientras los marcianos destrozaban la torre Eiffel, la plaza de Las Ventas o el monte Rushmore. Una legendaria, y no por ello lograda cinta de 1953, Invasores de Marte (Invaders from Mars. William Cameron Menzies), mostraba unos impresentables marcianos en pijama que se apoderaban de las mentes de los papis del niñito protagonista y jugaba con una trmpa de guión demasiado vista: todo era un sueño del mocoso. Tuvo un remake más interesante de Tobe Hooper en 1986.

Leonard Nimoy
en Zombies from stratosphere
Hubo una sucesión de subproductos de serie B que a menudo eran puro absurdo. Destacan Vuelo a Marte (Flight to Mars. Leslie Selander, 1953), donde unos marcianos en plena crisis económica se vuelven quinquis y les pretenden robar una astronave a los terrícolas para invadir nuestro planeta; por no hablar de Invasion of the saucer men (Edward Cahn, 1957), parodia involuntaria con marcianos con cabeza de lechuga iceberg, quinceañeros atolondrados y paletos armados hasta los dientes. Flying discman from Mars (Fred Bannon, 1951) fue un serial que unía hombrecillos verdes y nazis. El propio Fred Bannon se lleva la palma con la película que demuestra que Leonard Nimoy no era vulcanita: antes de que se le afilaran las orejas era todo un señor marciano en Zombis estratosféricos (Zombies from stratosphere, 1952). Pero si hablamos de delirios y diarreas mentales la chapuza titulada Robot monster (Phil Tucker, 1953), rodada en 3D y en la que un robot marciano que parece in gorila en traje de buzo llega como avanzadilla de una invasión de la Tierra, pero cae enamorado de la gritona protagonista. Personajes de lo más variopinto pasn por Marte en muchas películas. Ahí van algunos títulos: Robinson Crusoe on Mars (Byron Haskins, 1956), el serial Flash Gordon trip to Mars (Varios directores, 1938), Abbot and Costello go to Mars (Charles Laumont, 1953) y hasta Woodpecker fton Mars (Pal J. Smith. 1956). No faltan los productos exóticos: Los platillos voladores (Juan Soler, 1955), The angry red planet (Ib Melhior, 1960) o la delirante coproducción hispano-italiana Llegaron los marcianos (I marciani hano ddici mani. Franco Castellano, 1964).  En este apartado de3lirante también hay que mencionar The  wizard of mars (David L. Hewitt, 1965), que lleva al espacio la historia de El mago de Oz pero sin Dorita.

Invasion of the saucer men
Hay casi un sub-subgénero de películas de marcianos en el que los hombrecillos -o las mujercillas- verdes andan faltos o eswcasos de sexo opuesto y en lugar de consolarse entre ellos/ellas vienen a la Tierra a rememorar el rapto de las sabinas. Es el caso de Mars needs women (Larry Buchanan, 1967), Devil girls from Mars (David McDonald, 1954), marcianas coleccionistas de hombres, y la inenarrable Frankenstein meets the space monster/Mars Attacks Puerto Rico (Robert Gaffney, 1965). Agárrense: una guerra nuclear acaba con las marcianas y la reina Marcuzan ordena a sus súbditos venir a la Tuerra, a Puerto Rico para ser exactos, a secuestrar féminas. Pero los marcianitos se quedan a disfrutar de las playas caribeñas y el daiquiri. Más caliente Bad girls from Mars, nada menos que con Sylvia Kristell; y oara guinda un porno cuyo título merecía un  Óscar: La venganza de los chochos chupadores de Marte (Over-sexed rugsuckers from Mars. Michael Paul Girard, 1989). Ahí es nada.

Renacimiento marciano

En las décadas siguientes una ciencia ficción más intelectual de un lado y la space opera de otrohicieron caer en el olvido a los demasiado cercanos marcianos. Por lo tanto saltamos hasta 1990, cundo en su mejor película,  Desafío total (Total Recall), Paul Verhoeven implantó insertos de memoria a Arnold Schwarzenegger para liberar a Marte del colonialismo y de paso ir preparando su carrera a gobernador de California, todo gracias a una agencia de viajes menos fiable que Marsans, MemoryCall. Pocos años después. y pese a que por ningún lado aparecían ni Marte ni los marcianos, la colosalista y tontorrona Independence day (Roland Emmerick, 1996) retoma lejanamente temática y estructura de La guerra de los mundos, aunque las providenciales bacterias que nos libran de los alienígenas son ahora virus informáticos lanzados al corazón tecnológico de la invasión. En el mismo año Tim Burton se lanzó a una revisión nostálgica, y divertidísima, de la retahila de pintorescos productos y subproductos mencionados: Mars attacks!! oroporciona el inmenso placer de ver a los hombrecillos verdes más feos que quepa imaginar machacando con fruición los símbolos del american way of life, desde el donut hasta Las Vegas, sin olvidar la paloma de la paz que unos candorosos hippies sueltan ante la delegación invasora, que la fríe al instante, pero son incapaces de sobrevivir a Tom Jones. Pese a algunos trzos gruesos, contiene situaciones memorables. En cierta forma la quinta película de M. Night Shyamalan, la excelente Señales (Signs, 2002), emplea la premisa de La guerra de los mundos para explicar lo que ocurre en el exterior del mundo sitiado de los protagonistas, como si construyera un prólogo y un epílogo a la novela de Wells.

Mientras la NASA se estrellaba una y otra vez contra la superficie de Marte, entre 2000 y 2002 se estrena un buen número de cintas, también algunas superproducciones ambientadas en tierras marcianas devolviendo a los vecinos  sus visitas de otras épocas y revelando extrañas fuerzas allí ocultas. El veterano Brian De Palma prima e espectáculo visual y el gran documental sobre la aventura en Misión a Marte (Mission to Mars. 2000); y el nóvel Anthony Hoffman encuentra en aquellos rojizos arenales espacio para la reflexión existencial con Planeta rojo (Red planet, 2000). Junto a canales y casquetes polares, lo que más ha alimentado las elucubraciones de los crédulos es una curiosa estructura rocosa llamada Cydonia Mensae (Cidonia). Situada entre la Planicia Acidalia y la Tierra de Arabia, en el hemisferio norte. Fotografiada desde distintos ángulos por la sonda Viking I en 1976 asemeja un rostro humano y está rodeada de otras estructuras de apariencia geométrica que pueden parecer edificios y su alineación aumenta la impresión de artificialidad. La leyenda de la ciudad marciana de Cidonia sirve de excusa argumental de Misión a Marte.

A finales de 2001 se estrenó la tercera gran producción marciana del nuevo siglo. Un John Carpenter en sus horas más bajas salió al espacio para retratar en Fantasmas de Marte (Ghosts of Mars) un planeta vecino tomado -y casi superpoblado- por el hombre: seiscientos mil terrícolas viven allí extrayendo la riqueza mineral de la nueva tierra. Pero las excavaciones dan lugar al hallazgo de una desaparecida civilización marciana y los espíritus de los antiguos indígenas toman posesión de los terrestres. Otra curioidad es la película española Náufragos (Sranded. María Lidón "Luna", 2001), una rara avis en la que la directora empleó atrezzo sobrante de Space cowboys (Clint Eastwood, 2000) para facturar una tediosa cinta de desventuras marcianas pretendiendo disimular las siderajes diferencias presupuestarias entre el Marte de aquí y el de allí. Vincent Gallo, Joaquim de Almeida y Pepe Sancho son los improbables expedicionario de este cargante drama espacial.


Y así volvemos al presente y a The martian. Se podrá discutir sobre la fidelidad científica de lo último de Ridley Scott, pero me parecen indiscutibles lo entretenido de su propuesta, su apasionante suspense y las brillantes interpretaciones de Matt Damon y Jeff Daniels. Hasta otra, Marte.






jueves, 3 de diciembre de 2015

¿Quién sembró vientos? (Ahora las tempestades las recogemos todos)




"Perdonar a los yihadistas corresponde a Dios,
 enviarlos con él es cosa mía"
(Vladimir V. Putin)


1. Asumiendo las propias responsabilidades

Era aún secretaria de Estado en la administración Obama cuando Hillary Clinton se enfrentó a su jefe a cuenta de la guerra civil en Siria; entonces ella defendía con vehemencia los ataques aéreos y bombardeos masivos para derribar el régimen de Bashar Al-Ásad y ayudar a toda la oposición, incluidas las facciones regionales de Al Qaeda. El presidente de los EE.UU. se negó entonces a hacerlo y probablemente fue esta oposición, y no los problemas de salud alegados, lo que motivó la salida del cargo de la exprimera dama. Ahora, cuando la única preocupación de Clinton es obtener la nominación de su partido para ser candidata a ocupar la presidencia -algo para lo que lo que importan son las propuestas y cuestiones internas-, se siente más libre para asumir errores y aciertos del pasado y se diría que hasta más lúcida y razonable en materias internacionales. Recientemente  ha reconocido que no eran los bombardeos, sino la financiación de los rebeldes moderados sirios lo que habría frenado la ex pansión del autoproclamado Estado Islámico y fue mucho más allá, repasando en una entrevista los graves errores históricos cometidos por la geoestrategia de Norteamérica y por extensión de Occidente, desde una atolondrada descolonización que llenó Asia Occidental de fronteras trazadas con tiralíneas, sostuvo corruptas dictaduras que servían dócilmente a los intereses occidentales, alimentó a la bestia armando a los muyahidines afganos -después talibanes- frente a la Unión Soviética -Nosotros creamos al Qaeda, viene a conceder-; y sigue con la destrucción total de la administración y el ejército iraquíes, que abonó el terreno para la aparición y el crecimiento del Dáesh.

La lista de meteduras de pata occidentales llega hasta hoy mismo: Arabia Saudí, amiga del alma de Occidente -y de los actuales monarcas borbónicos de España- es la mejor cliente de nuestra industria de armamento, tierra natal del clan Bin Laden y cuna del sunismo wahabista cuyo Islam rigorista es el mismo fanatismo religioso que mueve a los yihadistas que asesinan en Europa -¿seguro que no lo financian también?; Catar y los Emiratos Árabes Unidos patrocinan abundantemente -y hasta compran- clubes de fútbol europeos..¡Vaya! parece que el califato apesta más a petróleo que las playas gallegas tras el hundimiento del Prestige y que el mundo occidental no se limita a consumir ese petróleo y consentir a los jeques todos sus caprichos, sino que ha encendido algunas mechas del polvorín.

2. Islam contra Islam

En los terribles atentados que asolaron París el 13 de noviembre cayeron muchos musulmanes, y no me refiero a los terroristas; además hemos visto a menudo cómo la mayoría de las víctimas del terror islamista son también mahometanos. Hace décadas que asistimos a sangrientos enfrentamientos entre chiitas y sunitas en lo que se parece a una guerra civil árabe. En un documentado aunque opinable artículo publicado en el semanario Ahora, el experto francés en geopolítica Pascal Boniface mantiene que vencer el terrorismo de Dáesh pasa necesariamente por una intervención terrestre de los países suníes del entorno, y cita específicamente a los estados de la Península Arábiga y Turquía, pues los islamistas rentabilizarían la presencia de uniformes iraníes, rusos, estadounidenses o europeos presentándola como una agresión chií o una nueva cruzada.

¿Así se combate al Dáesh?
3. Más luces que bombas sobre Oriente Próximo

Bernard-Henry Levy describió en su ensayo de investigación Quién mató a Daniel Pearl el asesinato de un periodista judío setadounidense por parte de Al Qaeda y las alcantarillas de la inteligencia pakistaní -el siniestro IS de Pervez Musharraf -otro protegido de los Estados Unidos-, e igualmente citó a los Emiratos y Dubái como el paraiso para blanquear y coordinar la financiación del yihadismo mediante el sistema de trueque islámico tradicional, que no deja huellas. La historia fue llevada al cine en Un corazón invencible (A mighty heart. Michael Witerbottom, 2007)

3. El enemigo en casa

Entre esos países a los
que Boniface anima a participar en una coalición de estados musulmanes suníes para enviar tropas a Siria hay uno que parece muy poco fiable para combatir al Estado Islámico. En el extremo occidental de la OTAN y llamando a las puertas de la Unión Europea está una Turquía cada día más parecida al viejo Imperio Otomano. Hasta ahora sus únicas aportaciones al conflicto han sido comprar petróleo al Dáesh para a continuación revenderlo, perseguir con saña a la única fuerza que lo combate con eficacia -los pashmergas kurdos-  y derribar un cazabombardero ruso que apenas rozó su espacio aéreo cuando atacaba a los yihadistas. Uno de los tripulantes de aquel avión sobrevivió y fue salvajemente asesinado por grupos de turcomanos, una minoría iraquí y siria que se concentra en torno a Mosul, el nucleo más poblado en manos de los terroristas. De todo ello cuesta poco concluir que la Turquía del sultán Tayyip Erdogan en realidad es aliada y cómplice de Dáesh.

La vida en Mosul

4. Ciberterrorismo (y otras tácticas) vs. terrorismo

Ya hemos oido a menudo que hay tácticas mucho más efectivas que los bombardeos para frenar a los yihadistas de Siria e Irak y se suele hablar de su afixia económica y de la eliminación de sus fuentes de financiación. Algo se hace en ese sentido desde los aviones que han atacado sus pozos y refinerías y a los camiones que transportan su petróleo. Pero habría que ir mucho más allá, frenando la venta de armas e incluso imponiendo un embargo en toda la zona y haciendo un vacío comercial a las naciones sospechosas de financiar y apoyar la yihad -eso también va por el amigo saudí-.

Claro que no es sólo una batalla económica. El Dáesh tiene en su dominio de Internet y las redes sociales una de sus mejores armas de propaganda, captación, amenaza y miedo; tendremos que dar les batalla también en ese terreno. Recientemente la agrupación de hackers Anonymous anunció inminentes ataques a las webs y cuentas de Twitter y Facebook vinculadas a Dáesh. Espero que los gobiernos se lo hayan tomado en serio.  No sólo contamos con los muchachos de la máscara de Guy Fawkes en un posible ataque de ciberterrorismo; sin ir más lejos nuestro CNI tiene una unidad experta en el tema. Además no debemos olvidar la forma en que se venció a ETA: los golpes policiales, la infiltración en sus filas -aunque no sería nada fácil colar lobos en el califato- y la colaboración con Francia. Conviene recordar esto último ahora que el gobierno español tacañea con la ayuda que Francia demanda y prefiere no comprometerse hasta después de las elecciones.

En Europa se habla por fin de crear una especie de FBI de la Unión, y pocas cosas puede haber más efectivas en esta lucha que la constitución de una inteligencia europea única y coordinada, lástima que de inteligencia no anden sobrados los líderes europeos.


5. ¿Es esto una guerra?

Inmediatamente después de los atentados del 13 de noviembre en París Manuel Vals, primer ministro francés, proclamó urbi et orbe que Francia estaba en guerra. Parece obvio que la matanza perpetrada por un grupo de fanáticos con múltiples conexiones religiosas y políticas no cabe en las acepciones de la palabra crimen,  pero no es tan simple: es imposible dudar de que Siria vive desde hace años una guerra, y de que de uno de los bandos que combaten en ella salió la decisión de asesinar a los asistentes a un partido de fútbol, a quienes salían, comían y se divertían en los alrededores de la Plaza de la Bastilla y a quienes seguían un concierto de rock en Le Bataclan, pero ni Francia ni Europa son Siria, ni sus ciudadanos huimos de un frente bélico; ni el Estado Islámico es un estado ni sus comandos asesinos son soldados, por muchas bombas y kaláshnikovs que usen. Por lo tanto, denominar guerra a estas matanzas no pasa de ser una metáfora propagandística e interesada. Hablar de un atentado terrorista y no de un acto de guerra en casos como éste es más riguroso; lo contrario es dar la razón a quienes pretenden estar haciendo una guerra santa contra infieles y herejes.

Además los bombardeos aéreos no son la respuesta que la amenaza de Dáesh demanda; más que responder, posponen la respuesta: una declaración formal de guerra obligaría a emplear tantos recursos militares como fueran necesarios para ganarlos, y los bombardeos son cualquier cosa menos eso.

En unas declaraciones televisivas, el profesor Jesús Núñez, codirector del Instituto de Estudios Sobre Conflictos Y Acción Humanitaria, coincidía en que, hoy por hoy, la sola acción militar sólo logra aplazar la necesidad de plantar cara al problema y en que las intervenciones militares puntuales han de ir acompañadas de soluciones políticas, económicas y de coordinación de las inteligencias nacionales.

y 6. ¿Asumir también responsabilidades ajenas?

En el primer apartado de este artículo me refería a la responsabilidad que las políticas que Occidente ha aplicado en Oriente Próximo durante en el último siglo tienen en la creación, crianza y engorde de los monstruos que ahora quieren devorarnos. Ha habido errores garrafales e imperdonables, pero basta de flagelarnos y atribuirnos las culpas de otros. Los responsables del terrorismo son los terroristas.
Como era previsible, las reacciones tras la matanza de París han sido de todos los colores, muchas tan lamentables como previsibles: la de Xabier García Albiol es ambas cosas: para él la culpa de todo la tienen la inmigración y el multiculturalismo. Respecto a este último concepto incluso puedo coincidir con el líder del PP de Cataluña; pero creo que al concepto progre de multiculturalismo -que implica tolerancia con separación en guetos- debemos oponer interculturalidad -mezcla en la igualdad y el respeto- y no absorción como él plantea.  En el extremo contrario, el de la lucidez, destacaría las declaraciones al programa El Intermedio del rector de la mezquita Evry-Courcournnes, Khalil Merroun. En un perfecto español Merroun negaba que las mezquitas, incluso las de barrios conflictivos, sirvieran de imán para atraer a jóvenes al terrorismo: "esos jóvenes no van a escuchar las prédicas de la mezquita; se ven atraidos por el imán Google" dice. "Si vienes con nosotros no te faltará nada; y si mueres, te garantizamos el paraíso". El rector llama a los suyos a que, si se sienten atacados o insultados recurran a la Justicia del estado de derecho en el que viven, no intenten hacer justicia por su mano. Yjustifica las  decisiones del presidente Hollande: "Si mi pueblo es atacado, debo responder. Estaré haciendo una yihad, que sigifica un esfuerzo"". Le da una lección de patriotismo a todos los Lepen sin hablar de4 freno a la inmigración o cierre de fronteras.
¿No a la guerra?, un artículo de Rubén Amón publicado días atrás en El País se refería al buenismo del manifiesto de varios intelectuales y alcaldes de la órbita podemita y las manifestaciones que, bajo el lema No en nuestro nombre, se celebraron en toda España el 28 de noviembre defendiendo que "la pedagogía del peace and love no puede extrapolarse a la emergencia que representa la voracidad del califato islámico en su expansión ideológica, propagandística y territorial".

 El periodista británico John Carlin lo denunció hace poco en un artículo que comenzaba citando una escena de la comedia fantástica Mars attacs! (Tim Burton, 1996): Con medio mundo liquidado por los invasores marcianos, su líder y dos guardaespaldas se encuentran frente al presidente estadounidense -Jack Nicholson- éste, acorralado en su despacho, apela al buen rollito universal, "¿Por qué no podemos llevarnos todos bien?".Entonces el jefe marciano lo fulmina con su pistola de rayos, se acerca al cadáver y lo despacha con un burlón saludo militar. Carlin continúa imaginando al superprogre líder laborista británico Jeremy Corbin actuando igual que el presidente Nicholson en caso de verse arrinconado por un terrorista del Dáesh; incluso le invitaría a tomar el te. Y extiende esta hipotética actitud agran parte de esa progresía de discurso antiimperialista maniqueo que sólo ve la culpa de estos males actuales en los errores occidentales anteriores. ¿Para qué hacerse preguntas más complicadas pudiendo echar mano de respuestas más simples?. De acuerdo, algunos de aquellos vientos los sembramos nosotros, pero otros salieron de mezquitas, madrazas y campos petrolíferos. Va siendo hora de que otros recojan las tempestades, y no me rfiero a ninguna tormenta del desierto.