La destitución del presidente legítimo de Honduras está siendo contada por los medios de comunicación españoles con una mezcla de tibia condena y de responso al estilo "¿Ves lo que te pasa si juegas a Hugo Chávez?" Todo se reduce al golpe de estado de toda la vida en Centroamérica, de milicos roñosos fieles guardianes de una repugnante oligarquía y curas gritones. Honduras es un país con un enorme poso de fascismo sociológico y fanatismo religioso -católico y evangélico-, y es ese el que se ha echado la canana al pecho para derrocar a un presidente de pasado latifundista y de centro-derecha que cometió pecado de traición al hacer política de izquierdas, y que encima tuvo la osadía de pedir a su pueblo que expresara su opinión. No hay nada más, por mucho que El País se empeñe en ver en Manuel Zelaya el síndrome del gobernante que busca perpetuarse: Falso, la reforma constitucional popuesta era a medio y largo plazo y en ningún caso a Zelaya le hubiera dado tiempo a presentarse a la reelección.
Cierto que esta vez no está la CIA detrás del golpe, pero las reacciones son tan tibias como siempre: ¿Por qué otros países americanos o Europa no han vaciado de inmediato sus embajadas en Tegucigalpa? ¿Por qué no se niegan explícitamente a reconocer al gobierno ilegítimo impuesto por los militares? y, llegando más lejos... ¿Por qué no una intervención militar de la OEA para restablecer la legalidad?
Público es el único periódico que ofrece las verdaderas claves de lo ocurrido en Honduras y plantea algo que hemos vivido muy cerca -en el País Vasco-: Que se persiga la decisión de preguntar su opinión al pueblo, mientras se pueden repetir consultas -Irlanda- si su resultado no es el esperado por el poder. El ex director del periódico, Ignacio Escolar, desarrolla más ampliamente Las claves para entender qué pasa en Honduras.
Este vídeo protagonizado por periodistas de Radio Globo -Escuchadla a través de su web, esa prensa valiente que pone en apuros a los mandatarios golpistas con sus preguntas no es algo que conozcamos ya por aquí- prueba que son los métodos de siempre los que usan los golpistas contra los medios de comunicación.