El Festival de Cines del Sur de Granada iniciará su tercera edición esta noche en el Palacio de Carlos V. Para sus responsables es el momento de mostrar a propios y extraños una cosecha de cine, lo mejor de varios mundos, que a lo largo de todo el año han ido recolectando en Delhi, La Habana, Pusan y otros escaparates de unas cinematografías para las que el término Sur es geográficamente insuficiente y el de periféricas deja tufillo a colonialismo trasnochado. Cape Nº 7, del taiwanés Wei Te-sheng es la película que inaugura oficialmente un festival que en sólo tres años ha obrado el milagro de parecer una cita plenamente consolidada, y que focaliza en Granada muchas miradas pendientes desde tres continentes.
En el Carlos V tenemos también esta noche una cita con el Dr. Zhivago, el Príncipe Alí, Gengis Khan, el Rey de Siria y el señor Ibrahim; todos ellos llevan el rostro de un actor egipcio de 77 años, Omar Sharif, que recibirá la Alhambra de Honor en reconocimiento a la carrera que comenzó a las órdenes de Yousseff Chahine. La presencia de Sharif, con quién sólo el japonés Toshirō Mifune podría competir como el actor no occidental más popular en Occidente, es la única concesión a la “alfombra roja” en un festival que se centra más en las obras que en los nombres.
La película elegida para la noche inaugural no es una críptica obra de autor destinada a cineclubes y filmotecas. Cape Nº 7, pese a apenas haber invertido en promoción, se convirtió en la película más taquillera en la historia del cine taiwanés, y fue una de las diez más vistas en 2008 en la China continental. Sólo por ese dato deberíamos evitar el calificativo periférico para este cine, sobre todo desde un país como España donde de 173 largometrajes nacionales realizados en 2008, 24 tuvieron menos de 100 espectadores y 46 se quedaron sin estrenar, pese al aluvión de ayudas oficiales.
Cape nº7 narra dos historias separadas en el tiempo pero unidas por el azar: la primera, durante la ocupación japonesa de Taiwán, es el romance de una joven y un profesor japonés, que tras regresar a Japón deja su historia escrita en una serie de cartas de amor que no llegarán a su destino y serán descubiertas 60 años más tarde por el joven cartero Aga, un aspirante a cantante de rock que vivirá su particular historia de amor con una modelo japonesa. La elección de esta exitosa cinta explica en parte la filosofía de Cines del Sur, su acogida entre el público granadino y el interés que, pese a su juventud, este certamen está despertando en unas cinematografías deseosas de abrir mercados entre el público europeo: En el Festival de Granada están representadas industrias muy potentes –China, India, Tailandia, Filipinas, Pakistán, Kazajistán…-, con productos que no necesitan demostrar su poderío comercial pues ya se llevan al público de calle en sus áreas de influencia y que en muchos casos tratan, con mayor frescura, los mismos temas que las producciones occidentales. De esas industrias no nos llega cualquier cosa: El rigor que viene caracterizando al comité de selección de cines del Surhace que se trate de obras de calidad contrastada, toquen luego o no la fibra sensible del espectador.
Al mexicano Arturo Ripstein le toca presidir el Jurado de la Sección Oficial que decidirá entre 14 títulos la cinta que se hará acreedora de la Alhambra de Oro y los 50.000 euros del premio: Al poderío asiático pueden plantar cara el último trabajo del brasileño José Padilha, el documental Garapa, o la producción surafricana Disgrace, adaptación de la novela homónima del Nobel J.M. Coetzee protagonizada por John Malkovich. Pero las piedras preciosas del festival hay que buscarlas en la sección informativa Itinerarios, una muestra al margen del estrés competitivo de lo mejor que han dado en el último año las cinematografías del Sur. Ya hoy mismo podremos disfrutar en esa sección del poema fílmico Shirin, una de las obras más radicales del maestro iraní Abbas Kiarostami, pues nos narra una historia melodramática a través de las expresiones de las mujeres que llenan una platea de cine y que contemplan en la pantalla lo que los espectadores nunca vemos. Habrá que estar pendientes también de la multipremiada Desierto adentro del mexicano Rodrigo Pla, que igualmente se proyecta hoy sábado. Algunos títulos de este ciclo se exhibirán en las sesiones Pantalla Abierta, gratuitamente, con lleno garantizado y al fresco de la noche en algunos de los más hermosos entornos de Granada: la Plaza de las Pasiegas, el Palacio de los Córdova, y el Corral del Carbón.
En el Carlos V tenemos también esta noche una cita con el Dr. Zhivago, el Príncipe Alí, Gengis Khan, el Rey de Siria y el señor Ibrahim; todos ellos llevan el rostro de un actor egipcio de 77 años, Omar Sharif, que recibirá la Alhambra de Honor en reconocimiento a la carrera que comenzó a las órdenes de Yousseff Chahine. La presencia de Sharif, con quién sólo el japonés Toshirō Mifune podría competir como el actor no occidental más popular en Occidente, es la única concesión a la “alfombra roja” en un festival que se centra más en las obras que en los nombres.
La película elegida para la noche inaugural no es una críptica obra de autor destinada a cineclubes y filmotecas. Cape Nº 7, pese a apenas haber invertido en promoción, se convirtió en la película más taquillera en la historia del cine taiwanés, y fue una de las diez más vistas en 2008 en la China continental. Sólo por ese dato deberíamos evitar el calificativo periférico para este cine, sobre todo desde un país como España donde de 173 largometrajes nacionales realizados en 2008, 24 tuvieron menos de 100 espectadores y 46 se quedaron sin estrenar, pese al aluvión de ayudas oficiales.
Cape nº7 narra dos historias separadas en el tiempo pero unidas por el azar: la primera, durante la ocupación japonesa de Taiwán, es el romance de una joven y un profesor japonés, que tras regresar a Japón deja su historia escrita en una serie de cartas de amor que no llegarán a su destino y serán descubiertas 60 años más tarde por el joven cartero Aga, un aspirante a cantante de rock que vivirá su particular historia de amor con una modelo japonesa. La elección de esta exitosa cinta explica en parte la filosofía de Cines del Sur, su acogida entre el público granadino y el interés que, pese a su juventud, este certamen está despertando en unas cinematografías deseosas de abrir mercados entre el público europeo: En el Festival de Granada están representadas industrias muy potentes –China, India, Tailandia, Filipinas, Pakistán, Kazajistán…-, con productos que no necesitan demostrar su poderío comercial pues ya se llevan al público de calle en sus áreas de influencia y que en muchos casos tratan, con mayor frescura, los mismos temas que las producciones occidentales. De esas industrias no nos llega cualquier cosa: El rigor que viene caracterizando al comité de selección de cines del Surhace que se trate de obras de calidad contrastada, toquen luego o no la fibra sensible del espectador.
Al mexicano Arturo Ripstein le toca presidir el Jurado de la Sección Oficial que decidirá entre 14 títulos la cinta que se hará acreedora de la Alhambra de Oro y los 50.000 euros del premio: Al poderío asiático pueden plantar cara el último trabajo del brasileño José Padilha, el documental Garapa, o la producción surafricana Disgrace, adaptación de la novela homónima del Nobel J.M. Coetzee protagonizada por John Malkovich. Pero las piedras preciosas del festival hay que buscarlas en la sección informativa Itinerarios, una muestra al margen del estrés competitivo de lo mejor que han dado en el último año las cinematografías del Sur. Ya hoy mismo podremos disfrutar en esa sección del poema fílmico Shirin, una de las obras más radicales del maestro iraní Abbas Kiarostami, pues nos narra una historia melodramática a través de las expresiones de las mujeres que llenan una platea de cine y que contemplan en la pantalla lo que los espectadores nunca vemos. Habrá que estar pendientes también de la multipremiada Desierto adentro del mexicano Rodrigo Pla, que igualmente se proyecta hoy sábado. Algunos títulos de este ciclo se exhibirán en las sesiones Pantalla Abierta, gratuitamente, con lleno garantizado y al fresco de la noche en algunos de los más hermosos entornos de Granada: la Plaza de las Pasiegas, el Palacio de los Córdova, y el Corral del Carbón.
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