Qué vida más triste
Perfect Life
(Wanmei Shenghuo)
China / Hong Kong 2008. 35 mm. Color. 97’
Dirección y guión: Emily Tang
Int.: Yao Qian Yu, Cheng Tai Shen, Jenny Tse
No es fácil reseñar una película cuando al terminar de verla uno se ve incapaz de saber qué es exactamente lo que su autora ha querido contarle y ha perdido el hilo, o los hilos, que supuestamente ligan las dos historias de sendas mujeres que –eso sí lo pillo- acaban confluyendo en la ciudad de Zhengzou. Y eso puede ser porque soy un torpe de campeonato, porque esos hilos narrativos son demasiado sutiles o porque están tejidos de forma defectuosa. Demasiados sobrentendidos, demasiada opacidad. Uno intuye que la situación de la madre hongkonesa divorciada es el destino que espera a la sufrida chica del Norte, pero al cabo de casi dos horas tratando de identificarme con lo que veo en pantalla y luchando con el tedio no me pidan más esfuerzos. Uno entiende que la vida en la China actual para una joven ‘milyuanista’ es tremendamente aburrida, pero para hacérnoslo saber no deberían contagiarnos el aburrimiento. Su vida imperfecta, su vagar de trabajo en trabajo hasta acabar de camarera de hotel no logran atraparme, como tampoco la también imperfecta vida de la madre divorciada, cuyo tono documental no me resulta creíble. Las mujeres de Emily Tang me hablan de deseos e ilusiones condenados a no cumplirse, me sugieren que hubo un pasado mejor y que el futuro es incierto pero ¿no son centenares las historias que hablan de eso?
De Vida perfecta me quedo con la intensa actuación de la protagonista Yao Qian Yu, con forma tan libre de narrar, su nocturnidad y la sordidez de algunos ambientes, pero ni me convence su halo de romanticismo –no es gratuita la cita visual a In the mood for love de Wong Kar-wai- ni el débil barniz de cine negro que otorga la relación de la protagonista con el tullido traficante de arte, una relación cuyo bien plasmado tono enfermizo otorga a la cinta uno de sus buenos momentos aislados. Según la directora y guionista Vida perfecta es un cóctel que combina dos tercios de documental y uno de ficción. Pero, aunque se note que buena parte del rodaje se ha hecho sin guión, yo sólo veo ficción, una ficción naturalista, sin duda, aunque como en un buen documental, Emily Tang –que sabe de documentales, y tan valientes como el que rodó sobre Tiananmen- consiga que una historia deprimente nos deprima de verdad.
De Vida perfecta me quedo con la intensa actuación de la protagonista Yao Qian Yu, con forma tan libre de narrar, su nocturnidad y la sordidez de algunos ambientes, pero ni me convence su halo de romanticismo –no es gratuita la cita visual a In the mood for love de Wong Kar-wai- ni el débil barniz de cine negro que otorga la relación de la protagonista con el tullido traficante de arte, una relación cuyo bien plasmado tono enfermizo otorga a la cinta uno de sus buenos momentos aislados. Según la directora y guionista Vida perfecta es un cóctel que combina dos tercios de documental y uno de ficción. Pero, aunque se note que buena parte del rodaje se ha hecho sin guión, yo sólo veo ficción, una ficción naturalista, sin duda, aunque como en un buen documental, Emily Tang –que sabe de documentales, y tan valientes como el que rodó sobre Tiananmen- consiga que una historia deprimente nos deprima de verdad.
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