¿Qué pinta una película de animación australiana en un festival como Cines del Sur? Bueno, aunque la polaridad de la Tierra pueda cambiar en cualquier momento, Australia sigue estando por ahí abajo y las referencias que trae $9.99 nos hablan de una película visualmente atractiva y que bajo el divertimento esconde una generosa dosis de quina. Es una prueba de la diversidad que reina en la sección oficial del tercer Cines del Sur y un toque de atención sobre algunos títulos que a priori pueden reservarnos momentos de disfrute cinéfilo.
Citaba ayer entre las cintas a concurso la brasileña Garapa y la sudafricana Disgrace, pero hay otros trabajos precedidos por el buen hacer de sus directores en obras anteriores. Nos encontramos dos trípticos, el de la emigración del argelino Rabah Ameur-Zaimeche, que se cierra con Dernier Maquis, y la segunda entrega de la trilogía granjera del turco Semih Kaplanoglu desarrollada en el campo: Sut (leche) sigue a Yumurta (huevos) y antecede a Bal (miel). China es el país que más títulos ha colocado en la selección oficial y marcaré con un círculo rojo para no perderse el último trabajo de Ying Liang, Hao Mao –Good cats es su título internacional-. Este joven realizador nos brindó la película más innovadora y radicalmente moderna de la primera edición de Cines del Sur, The Other Half, y este año se zambulle en un submundo de economía sumergida, corruptos y trepas en la sociedad china de hoy, cuya mayor seña de identidad es la ausencia de escrúpulos.
Que la inestable Georgia haya sido capaz de presentar a concurso una obra como The other bank puede parecer un milagro, pero lo que llama la atención de esta cinta, cuyo director George Ovashvili debe tanto a Makhmalbaf como a los coreanos Kim Ki-Duk y Bong Joon-ho, es su transnacionalidad, pues su azarosa producción implicó a profesionales de Corea, Kazajstán, Azerbaiyán, Kirguistán, Abasia, Irán, Chequia e Israel.
Ojo a otra sección competitiva de este Cines del Sur. El conflicto palestino es el gran protagonista de la mayoría de los documentales que concurren a Mediterráneos: Jóvenes palestinos rapean en Slingshot Hip Hop; South busca las señas de identidad de los chiíes del Sur del Líbano; las familias palestinas se auto-psicoanalizan en Take Me Home, This is Lebanon habla del fatalismo instalado en un país que vive de guerra en guerra, y finalmente Miradas desveladas derriba tópicos sobre el papel de las mujeres en los países islámicos.
Citaba ayer entre las cintas a concurso la brasileña Garapa y la sudafricana Disgrace, pero hay otros trabajos precedidos por el buen hacer de sus directores en obras anteriores. Nos encontramos dos trípticos, el de la emigración del argelino Rabah Ameur-Zaimeche, que se cierra con Dernier Maquis, y la segunda entrega de la trilogía granjera del turco Semih Kaplanoglu desarrollada en el campo: Sut (leche) sigue a Yumurta (huevos) y antecede a Bal (miel). China es el país que más títulos ha colocado en la selección oficial y marcaré con un círculo rojo para no perderse el último trabajo de Ying Liang, Hao Mao –Good cats es su título internacional-. Este joven realizador nos brindó la película más innovadora y radicalmente moderna de la primera edición de Cines del Sur, The Other Half, y este año se zambulle en un submundo de economía sumergida, corruptos y trepas en la sociedad china de hoy, cuya mayor seña de identidad es la ausencia de escrúpulos.
Que la inestable Georgia haya sido capaz de presentar a concurso una obra como The other bank puede parecer un milagro, pero lo que llama la atención de esta cinta, cuyo director George Ovashvili debe tanto a Makhmalbaf como a los coreanos Kim Ki-Duk y Bong Joon-ho, es su transnacionalidad, pues su azarosa producción implicó a profesionales de Corea, Kazajstán, Azerbaiyán, Kirguistán, Abasia, Irán, Chequia e Israel.
Ojo a otra sección competitiva de este Cines del Sur. El conflicto palestino es el gran protagonista de la mayoría de los documentales que concurren a Mediterráneos: Jóvenes palestinos rapean en Slingshot Hip Hop; South busca las señas de identidad de los chiíes del Sur del Líbano; las familias palestinas se auto-psicoanalizan en Take Me Home, This is Lebanon habla del fatalismo instalado en un país que vive de guerra en guerra, y finalmente Miradas desveladas derriba tópicos sobre el papel de las mujeres en los países islámicos.
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