jueves, 27 de mayo de 2010

Qué vida digital más triste

Genial. No se puede contar mejor y en menos tiempo el catálogo de memeces, jerga estúpida para iniciados, cursilería e hipocresía a la que nos condena la presencia en una red social como Facebook. Natxo del Agua y Rubén Ontiveros lo clavan en uno de los episodios recientes de la serie, antes videoblog Qué vida más triste -¡aunque la propia serie está en Facebook!. Que no, que no quiero ser tu amigo, ni responder a una estúpida encuesta ni ser fan de señoras que... Así que no me mandéis más invitaciones para unirme a la secta global.

5 comentarios:

FULASTRONG dijo...

Me has pisado el tema -tengo una amplia bibliografía aún no abordada en profundidad-. O sea, que coincido contigo. Sin embargo,hace un momento, una persona me decía en un comentario que si mi última boutade la hubiera escrito en Facebook, habría "pinchado ME GUSTA". Y no sé si podré soportar tanta autoinmolación. A fin de cuentas, uno no anda tan sobrado de cariño.

Federico Vaz dijo...

Bueno, no se nos debería olvidar que al que lee le es exigible cierto esfuerzo, que busque, que algo encontrará sin necesidad de que vengan a colgarle enlaces al mundo exterior en su red social favorita. Y no estar en una de ellas no tiene por qué condenarte al aislamiento. Hay alternativas... a mí no me gusta Facebook pero no descarto Twitter. Además de un gran elemento de desahogo para el exabrupto imprescindible e instantáneo también puede darte cariño y autoestima... pero tengo que ponerme un día de estos.

Teresa de Santos dijo...

Chicos, pues vosotros os lo perdéis. Y a ver si no acabais ahí dentro... pues rectificar es de sabios. Cada uno usa las herramientas conforme a sus habilidades, pero es peligroso prejuzgar las habilidades de las personas por las herramientas que utilizan y sin mirar lo que son capaces de hacer con ellas. Prejuicios: el calor de la carta manuscrita y con tinta y lacre frente a la máquina de escribir; el de la carta con sello y catero frente al correo electrónico, el olor y el sabor del papel frente a la impersonalidad y asemsia de los lectores electrónicos (¡mentira!). Prejuicios. Cuándo nuestra generación de adolescentes de los setenta va a perder ese prurito soberbio de tener que ser trascendente en cada coma.
En fin, señores Fulastrong y Federico, que no estoy de acuerdo con ustedes.

FULASTRONG dijo...

A mí, TdSB, tampoco me gustan ni el catero ni la asemsia de que habla, y no pasa nada. Ademas, decía que, cuando las técnicas de autosatisfacción no me resulten suficientes, seguramente caeré, superando los prejuicios que me achaca, en la paja compartida.
Salud.

Teresa de Santos dijo...

Como detector de erratas no tiene precio. Le auguro un gran futuro en FB