Sin complejos
El nombramiento de Ángeles González-Sinde, enemiga declarada de las descargas, como ministra de Cultura, fue tan contestada entre el bloguerío que batió records de impopularidad instantánea, y lleva semanas la asustada ministra moderando su mensaje. Pero el revuelo internauta eclipsó otra reacción, la de los anti-taurinos, a quienes no hace ninguna gracia una ministra que elogia "la emoción compartida (de una plaza de toros)... y los pasodobles"; que abomina de peleterías y mataderos pero no del espectáculo de sanguinolenta carnicería contra un pobre bicho.
Mientras en Madrid la ministra definía su gusto por los toros como una flaqueza de la que debía curarse, en Andalucía el tono desafiante de la consejera de Gobernación, Clara Aguilera, en un acto de las escuelas taurinas que su Gobierno financia con nuestro dinero, nos deja claro que el chavismo sin Chaves no se anda con chiquitas: "El Gobierno de la Junta de Andalucía respalda de forma total y absoluta, sin ningún tipo de complejos, la Fiesta de los toros". La granadina, a la que ya vaticinan superconsejera de Conocimiento del Medio –tomates, corderos, rodaballos y yesos radiactivos en la misma cesta-, quiere perpetuar el listado de valores aborígenes que incluyen esa llamada fiesta –cuyos adeptos ya son minoría- junto a Los Morancos, las procesiones, la Feria de Abril, el Carnaval domesticado, El Arrebato, los concursos de copla y la coplilla identitaria que mantiene nuestra cultura en el mismo fango en que chapotean nuestro desarrollo económico y nuestra educación.
"Yo, producto andaluz" se denominaba una asociación de indignados creada durante aquel affaire Nebrera que sirvió al chavismo para cerrar filas y para distraer al ofendido producto andaluz de veinte años de fracasos de sus gobernantes. "En Andalucía no tenemos ninguna duda acerca de la realidad y vigencia de la fiesta de los toros -clamaba Aguilera en una primera persona ofensiva para quienes pensamos diferente-. Es una realidad social, cultural, histórica y hasta económica de Andalucía". Lo han enmarañado todo, y la realidad económica consiste en mercadear con una realidad social, cultural e histórica que es como las fachadas andaluzas de cartón encalado con que los vecinos de Villar del Rio esperaban a Mr. Marshall. Para el chavismo y el post-chavismo ésta es tierra de toros como es la tierra de los millones: un millón en la Madrugá de Sevilla, un millón que va a la Feria, otro millón para el Rocío y un millón más en la cola del paro; se han quedado sólo en medio millón de funcionarios, pero lo siguen intentando.
Dice Clara Aguilera que "es una obligación del Gobierno andaluz respaldar de forma institucional la fiesta de los toros"; tal vez por eso en su espantada hacia Madrid el presidente y su mozo de espadas corrieron tanto como El Fandi tras clavar unas banderillas.
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