Me las prometía muy felices esta mañana. De que la Eternidad no existe daba una muestra más el fin de un eterno. Chaves se va a Madrid -ZP le da el puesto de la ministra ante la que se dejó colar un zurullo en lugar de la cacareada y cansina deuda histórica, y de paso pone freno a su empeño de sucederse a sí mismo con el viejo truco de la patada hacia arriba-; además Chaves se lleva con él a Gaspar Zarrías, el malvado visir Iznogud de Andalucía y quien durante todos estos años ha convertido a Canal Sur en el principal sostén propagandístico del Régimen. Con la comparecencia del presidente para explicar la crisis de Gobierno, pese a lo del hermanísimo Gabilondo y lo de Trini la pija, llegan más alegrías: ZP echa al Maligno; el nefasto, fatuo, pedante y soberbio César Antonio Molina, quien se convirtió en ariete de las entidades gestoras de derechos de propiedad intelectual, quien había puesto la Policía y los bienes públicos al servicio de los intereses privados de la SGAE y otros infames, -por no hablar de su fomento del amiguismo, el enchufe y los estómagos agradecidos- hacía caso a lo que se ha convertido en consigna entre internautas y defensores del conocimiento libre: ¡Molina, Pirate!.
Pero la alegría duró sólo unos segundos. La realidad se tornó espantosa: ZP echa a Molina por blando, y coloca al frente del Ministerio de Cultura a una directora de cine con pinta de mosquita muerta, miembro destacado de los artistas de la ceja, la directora de la Academia Ángeles González-Sinde, que se ha caracterizado hasta ahora por sus declaraciones apocalípticas en defensa del Canon Digital y la implantación de duras cortapisas a las descargas en Internet. La ministra de Cultura en España ha llegado a defender que no era necesario ofrecer conexiones a Internet con mayores velocidades, ya que solo aumentaba el consumo de contenidos piratas; ha defendido que se deje de innovar en tecnología con tal de defender el chollo de las entidaes gestoras. Internet ya está que trina con el nombramiento y no es para menos, conociendo la agenda de Zapatero respecto a Internet, sus deudas con los artistas de la ceja, los precedentes sueco y francés y la próxima presidencia de la UE.
El enemigo puede cambiar de nombre y de sexo, pero es igual o peor. Desde ya: ¡González-Sinde, Pírate!.
Pero la alegría duró sólo unos segundos. La realidad se tornó espantosa: ZP echa a Molina por blando, y coloca al frente del Ministerio de Cultura a una directora de cine con pinta de mosquita muerta, miembro destacado de los artistas de la ceja, la directora de la Academia Ángeles González-Sinde, que se ha caracterizado hasta ahora por sus declaraciones apocalípticas en defensa del Canon Digital y la implantación de duras cortapisas a las descargas en Internet. La ministra de Cultura en España ha llegado a defender que no era necesario ofrecer conexiones a Internet con mayores velocidades, ya que solo aumentaba el consumo de contenidos piratas; ha defendido que se deje de innovar en tecnología con tal de defender el chollo de las entidaes gestoras. Internet ya está que trina con el nombramiento y no es para menos, conociendo la agenda de Zapatero respecto a Internet, sus deudas con los artistas de la ceja, los precedentes sueco y francés y la próxima presidencia de la UE.
El enemigo puede cambiar de nombre y de sexo, pero es igual o peor. Desde ya: ¡González-Sinde, Pírate!.
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