martes, 21 de abril de 2009

La UE se retrata en la conferencia sobre racismo de la ONU

Teocracias, etnocracias y perritos falderos



Vale que Mahmud Ahmadinejad es un fanático y cerril representante de un régimen teócrata que condenó a un pueblo culto y desarrollado como el persa a retornar a la Edad Media; concedamos que su empeño en la nuclearización de su país pueda ser una amenaza. Rechacemos por inaceptable su negacionismo respecto a la Shoah. Pero dicho esto también hay que reconocer que tenía más razón que un santo -si uno creyera en los santos, que no es el caso- en su intervención en la conferencia sobre racismo que Naciones Unidas ha celebrado en Ginebra. Cómo negar que Israel es un Estado racista si en su propia esencia es un país cimentado en la raza y en la religión y creado para albergar a los miembros de una raza desperdigados por el mundo. También Israel es una teocracia como lo es Irán. Es una amenaza para la seguridad de sus vecinos como lo puede ser Irán -aunque este último país no haya agredido a ningún otro durante el último milenio-. Es una etnocracia, cosa que no es Irán, cuya etnia mayoritaria y su lengua farsí sí ha sufrido una histórica agresión cultural por la etnia y la lengua árabe.

Cuántas veces hemos escuchado el argumento de que hay que defender a Israel porque es la única democracia de su región -yo mismo lo he hecho- sin que ese argumento, que no es falso, se contraponga a la realidad de que Israel es una democracia sólo para los judíos, que gozan de total libertad de expresión y movimientos y pueden combatir de palabra y obra el integrismo hebraico que se ha enseñoreado del país, mientras los ciudadanos de raza árabe y/o religión musulmana que viven en su territorio internacionalmente reconocido o en el ilegalmente ocupado de Palestina no pueden acceder a esos mismos derechos; que existe apartheid en el más puro estilo sudafricano, que se desposee de su tierra a los ciudadanos de una etnia para otorgársela a los de otra, que un palestino en Israel no tiene posibilidad de trasladarse de Cisjordania a Gaza o viceversa o de moverse por su propia ciudad sin tener que superar infinitos controles policiales y militares, que hasta los niños se juegan la vida en la aventura diaria de ir al colegio a través de esos controles -ver más abajo el extrracto de cinco minutos del documental Secret Hebron - The School Run-, que Israel encierra a parte de la población de su tierra ocupada detrás de un muro de hormigón.



Pero no, las palabras de Ahmanineyad eran una ofensa intolerable incluso pronunciadas en un foro tan devaluado e inoperante como esta Conferencia sobre el Racismo de la que ya estaban ausentes EE.UU. -los de Barack Obama como antes los de Bush- y la manzana de la discordia, Israel. La respuesta europea, el ruidoso plantón estaba perfectamente orquestado, ensayado. y teledirigido La consigna a obedecer era: A Israel ni tocarlo. Algunos países ya habían boicoteado la conferencia por considerarla un foro antisemita. El resto -representantes españoles incluidos- saltaron como un resorte al unísono. La mayor parte de la prensa ya ha sentenciado: Irán reventó la conferencia. El espléndido análisis de Eugenio García Gascón en Público, No critiquéis a Israel, da en el clavo: Cualquier crítica a las políticas de Israel en los territorios ocupados, incluso cuando son tan salvajes como los recientes ataques a Gaza, es inmediatamente tachada de antisemita. Los diplomáticos que ayer sobreactuaban su indignación ante las palabras de Ahmaninejad callan y miran hacia otro lado cuando israel discrimina, segrega en guetos y hace la vida imposible a los no judíos. Europa es cómplice del racismo y perrito faldero de Israel.

El artículo de Público hace referencia al más que contundente informe que The Guardian publicó en febrero de 2008 sobre el apartheid en territorio israelí y palestino comparado con el caso sudafricano. No tiene desperdicio.

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