miércoles, 18 de septiembre de 2013

De escándalo internacional a chiste de mariquitas

Antes Bradley
Todos admiramos en su día el arrojo y el valor de aquel frágil soldadito, Bradley Manning, que se atrevió, a través de Wikileaks, a plantar cara a la poderosa maquinaria militar y política de su propio país revelando vergonzosos secretos de guerra que hoy todos conocemos gracias a él y a los hombres y mujeres de Julian Assange. La cándida temeridad de Manning, que posteriormente se limitó a denunciar que había sido víctima de acoso en el Ejército a causa de su homosexualidad, hizo temblar muchos cimientos, puso en marcha la fuerza represora del Ejército y la Justicia norteamericana y desató una ola de solidaridad que parecía agruparse en torno a una consigna parecida a Salvar al soldado Manning.

Ahora Chelsea
Hasta ahí todo muy loable, incluso la sentencia dictada contra él, pese a condenarle a treinta y cinco años de prisión revisables a partir de los nueve, rechazó la acusación de colaborar con el enemigo, que podía haberle costado la vida. Ocurre que desde el principio el caso Manning tuvo algo de vodevil ¿Qué me dicen de la ocurrencia de robar los datos secretos camuflados en un cedé rotulado como de Lady Gaga? Los gitanos no queren buenos comienzos siempre que lo que venga después sea positivo. Sólo que hace pocas emanas el soldado dejó paralizados de sorpresa y desconcierto a quienes habían sostenido la pancarta Free Manning con su explosiva declaración de que iempre se ha sentido mujer y su anuncio de que piensa comenzar a hormonarse. Ya no volveré a ser Bradley - dijo- Quiero que me llaméis Chelsea.

Ni falta hace decir decir  que Manning tiene el derecho del mundo a cambiar de sexo -género, dicen ahora los/las cursis- y de llamarse como le salga de lo que sea; no comparto que esas operaciones se realicen a cargo de la Sanidad pública, como en tiempos mejores aprobó el gobierno Chaves en Andalucía, pero mi opinión no importa. Noto cierta frivolidad tanto en la forma en que los medios de comunicación han abordado el sorprendente anuncio como en la actitud del propio Manning, prestándose a ser fotografiado con una horrenda peluca por el Ejército, que se encargó de distribuir la foto. De este modo se convertía en sospechoso de colaborar en una posible campaña de desprestigio contra su causa.

Hace algunox años cubrí un congreso de la organización Colegas en el que un transexual recriminaba a sus compañeros que se obsesionaran con la visibilidad, el matrimonio y el outing mientras él debía dormir en la calle porque nadie quería alquilarle un techo, y para la mayor parte de los transexuales la prostitución es la única forma de ganarse la vida. La transexualidad es un asunto mucho más serio de lo que la gente, incluído el propio Manning, pretende hacernos crer. El/la soldado tiene derecho a ser y hacer lo que le venga en gana, pero me temo que va a tener difçicil que sigamos considerándole un preso de conciencia.

vídeo: Pet Shop Boys - How do you ex pect to be taken seriously 


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