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Bachar Al Assad |
Los tambores de guerra redoblan en torno a Siria. En el momento de escribir esto,
el presidente estadounidense consulta a los Representantes la oportunidad de un ataque
de castigo mientras Francia le brinda su apoyo incondicional. C
ameron de la Isla -británica- tuvo a bien consultar y le dieron calabazas. Aquí, en este rincón remendado del globo, llama la atención la aparente distancia entre los líderes; mientras
Pérez Rubalcaba aplaude con entusiasmo la belicosidad de su amigo
Hollande, el gobierno de
Mariano Rajoy se esconde tras una máscara de prudencia y asegura que sólo actuará con el aval de las Naciones Unidas. Imposible avalista una institución cuyo Consejo de Seguridad es fiel reflejo de los bloques de la
Guerra Fría. Además, ¿en qué se diferencia una guerra legal de una guerra ilegal? En ambas muere gente y mata gente. Pienso que esta vez el gran dislate es no haber aprendido nada de los errores del pasado; y no me refiero al socorrido Irak, en cuyo infierno buscan ahora refugio miles de sirios aterrorizados por su propio Hades local. Recuerdo cuando, tras la invasión soviética de Afganistán, los EE.UU. de
Ronald Reagan corrieron a financiar y armar a los guerrilleros talibanes, sembrando las semillas de todo el terror y las masacres conocidos hasta ahora y por conocer en adelante.
Nadie busca entender la paradoja de la guerra civil siria: Una sanguinaria dictadura laica -el
baazismo- apoyada por una teocracia vecina -Irán- y enfrentada a unos rebeldes mayoritariamente fundamentalistas. Al polvorín de Oriente Próximo sólo le falta que el
moderado Obama, con las complicidades que obtenga, prenda la mecha para producir una gran bola de fuego que podría chamuscarnos, si no carbonizarnos, a todos. Lo que realmente importa es que ya pasan del millón las personas que han tenido que escapar de ese país tóxico a quienes ACNUR procura la supervivencia, la salud y el cobijo. Que otros jueguen iresponsablemente a la guerra; yo en lo que pueda apoyaré a
ACNUR y os invito a todos a hacer lo mismo.
Vídeo: David Bowie - Putting out fire (Cat People)
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