lunes, 7 de diciembre de 2009

Último artículo publicado en Granada Hoy

Top de mantas

Me aburre este Gobierno que se rectifica a sí mismo todos los días o en cuanto le sacan las uñas, sea el Rey de Marruecos, Rouco Varela, Promusicae o todita Internet. Sus dudas no me aflijen. Si en las escuelas cuelgan cruces o ristras de ajos, ambas sirven para espantar vampiros. Me da igual si es un juez, la Telefónica o el Santo Oficio quien me corta Internet por descargar archivos. De nada me sirve tanta forzada transparencia y tanta mesa de diálogo si el resultado va a ser el mismo. Ya no me escandaliza que interesadamente se confunda música con industria discográfica, que se diga cultura queriendo decir corporaciones, que se hable de creación cuando se trata de propiedad in
telectual. En este siglo no cabe defender otra que la cultura libre y ésta será necesariamente gratuita. No pierdo el tiempo con debates ya superados ni me bajo de la mula.

Es solo que llevo una semana sin poder aguantar las carcajadas. Y me remuerde reírme de esos artistazos que se plantaron ante el Ministerio de Industria pretendiendo que tenían hambre y necesitaban cariñitos y que, pobrecitos, tres días después fueron arrollados por el maremoto de la gente, la que ha obligado a Zapatero a dar marcha atrás y ha puesto a Gonzalez-Sindescargas a los pies de los caballos.




Qué penita daba oírles gimotear que la música –¡no el negocio, la mismísima música!- se muere. Pero leo la lista y no puedo... me da la risa: Alejandro Sanz, El Canto del Loco, Conchita, Antonio Carmona, Pereza, Chambao, Estopa, Enrique Bunbury, Ana Belén, Víctor Manuel, Camela, Coti, Rosario, Felipe Campuzano, Antón García Abril, Malú, Edurne, Aute, Pedro Guerra, Sidecars, Jaula de Grillos, David de María... ¡Menudo top de mantas! Repaso la lista y me dan ganas de descargar toda su música a ver si es cierto que desaparecen. Sólo echo de menos a Bosé y Sabina, lo mismo que echo de más a Kiko Veneno; tal como lo ha tratado la industria, definitivamente lo suyo es masoquismo.

Comencé a comprar discos a los doce años, cedés después. Con lo que me cobraron de más en tantos años, la arruinada Rosario hija de defraudadora a Hacienda- podría dar de comer a sus hambrientos churumbeles. Puestos a pedir ayudas, los usuarios de Emule deberían cobrar subvenciones por difundir obras musicales que sin ellos el mercado mantendría en el olvido.
Pienso como Tote King, uno de los buenos músicos que no se ha unido al circo: Nunca, en la vida, desde que la grabación de cassettes TDK forjó mi cultura musical, nunca, repito, se me ha antojado un disco de Camela, Loquillo, Antonio Carmona, Chenoa, Alejandro Sanz o quien demonios sea la tal Conchita. Porque son malos con avaricia, unos mantas sin talento, productos prefabricados sin gracia, comida rápida indigesta o viejas glorias sin pasado glorioso, y no venden discos porque tampoco nadie les piratea ni quiere compartir su música en su ordenador; ni verlos sobre un escenario, ¿Quién va a pagar por entrar a un concierto de la tal Merche o la cual Virginia? Ahora que acuden a pasar factura a Zapatero por tanto dedo en la ceja en las campañas electorales, para su desgracia los socialistas se dan cuenta de que el voto del artista vale lo mismo que el del usuario de Internet, y los segundos somos muchos más.

En las fotos de la protesta estos currantes de la música nos desafiaban en una pancarta: "Internet libre para todos. Queremos entrar en tu cuenta bancaria". Qué aguda ironía. Yo también quiero entrar en las cuentas de Alejandro Sanz, las de aquí y las que tiene en paraísos fiscales, mucho más jugosas sin duda.

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