domingo, 22 de abril de 2012

Cambio de régimen


¿Cómo dan más miedo?



Los sismólogos deberían calcular el poder de devastación de cada reunión del  Consejo de ministros de la era Rajoy, aunque no sé si la escala de Richter sería suficiente. Los físicos nucleares habrían de medir en en megatones las ruedas de prensa de la portavoz. Los servicios de vigilancia costera tendrían que activar cada viernes una alerta de sunami en previsión de los efectos de la onda expansiva de los acuerdos del Gobierno del Partido Popular. Los boletines horarios no daban abasto, y cada hora del pasado viernes nos ibamos enterando de una nueva calamidad. La reunión del Consejo de Ministros del viernes 20 de abril fue el hecho más destructivo ocurrido en nuestro país desde del 11-M.

Llámenme exagerado y después díganme si no es un hecho cruento y que puede poner en riesgo la vida de muchas personas dejar sin atención sanitaria a medio millón de inmigrantes, medida que se aplicará con la excusa del turismo sanitario pero que deja desasistidos a los más débiles. Díganme si no lo es cambiar la Ley de Extranjería supuestamente para evitar que familiares de residentes extranjeros legales vengan a España a recibir atención sanitaria; no es ahorro, es pura y simplemente ideología racista, cuando está acreditado que los inmigrantes recurren menos a la sanidad pública que los españoles.

No fue un consejo de ministros, fue una declaración de guerra a la idea del bien común y de la igualdad de oportunidades y derechos. Los recortes para ahorrar 7.000 millones en Sanidad pasarán por encima de muchos cadáveres. El copago en cualquiera de sus formas es una estafa, salvo que se deroguen los impuestos e impongamos la ley del más fuerte. Su instauración entre los pensionistas y el incremento de la cantidad que deben abonar los trabajadores por cada medicamento que compren, es un robo a quienes han cotizado puntualmente su seguridad social y presentado su declaración de Hacienda.

Como el territorio de exclusión alrededor de Chernobyl, sin futuro, queda un país en cuya educación el Gobierno decide ahorrar 3.000 millones de euros. Carreras universitarias de nuevo al alcance sólo de las élites, aulas atestadas de alumnos en los otros niveles educativos, menos profesores y por si algo faltaba, el ataque a Andalucía, la Hiroshima de todos los bombardeos que ordenará el gobierno central en los próximos meses para doblegar la voluntad popular y derribar al gobierno elegido en las urnas. El bloqueo a las oposiciones para profesores de Andalucía se ha dictado desde lo alto de un caballo de terrateniente añejo. Y luego vendrá la intervención de las cuentas de la Junta. Sí, también a Castilla-La Mancha y Valencia para disimular, pero en la letra pequeña del Consejo de Ministros del viernes ya estaba la trampa: la autorización a estas dos comunidades a endeudarse por 3.500 millones de euros más.

El sunami también se llevará por delante una isla -imperfecta si se quiere- de la libertad de expresión: El Gobierno no ha dudado en cambiar la ley para tomar el control de RTVE. Se ha dictado el final Como dijo Iñaki Gabilondo Se acabó: El tiempo de la dignidad recuperada en TVE ha concluido”. Se da un golpe de Estado en televisión y se interviene la televisión pública pero no para rescatarla sino para hundirla. También las autonomías podrán privatizar las televisiones públicas y es, en una Andalucía intervenida, también va por Canal Sur.

Como el niño Froilán el gobierno nos obliga a dispararnos en el propio pie y en su guerra de Gila contra Argentina no se le ocurre nada mejor que reducir la compra de biodiésel al país andino. Pero, no, no era esa la traca final en el Consejo de Ministros de la Muerte. Aún quedaba mucha ignominia por repartir y así en la misma reunión se aprobó el indulto a los dos últimos condenados por el caso ‘Yak-42’, unos sinvergüenzas con galones que mezclaron trozos de soldados españoles y los entregaron a sus familias. Unos militares que seguramente aguardaban a un gobierno del PP para mantener su pacto de silencio sobre la responsabilidad criminal del infame Federico Trillo.

No, el consejo de ministros del viernes, sumado a los demás consejos desde el pasado diciembre, no es un acto de gobierno, es un cambio de régimen. Pero no deberían olvidar que si derogan o cambian hasta lo irreconocible el régimen de libertades y derechos que los españoles decidimos otorgarnos, los españoles estaremos legitimados a derrocarles, incluso por la fuerza. Por cierto, este miércoles es 25 de abril, día de claveles y fusiles, y se conmemora que un día un ejército decidió que era al pueblo y no al Gobierno al que debía lealtad. Ahora llámenme golpista. Yo les llamaré cabrones.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como me decía un amigo el otro día acerca de tu blogg, QUÉ HUEVOS TIENES FEDE. La verdad es que eres un poco duro, pero lo triste es que ese sentimiento de rabia tiene ya sembrada la semilla en los corazones de muchos de nosotros, y esperemos que nuestra clase política y especialmente el PP no la riegue demasiado como para que crezca el árbol de la violencia aunque sea en legítima defensa de nuestros derechos. No nos merecemos ese final. Estos incompetentes no se merecen ni nuestra rabia.

Anónimo dijo...

Lo que si está claro es que hay innumerables televisiones locales que no sirven para nada y suponen un coladero para las arcas públicas