Crimine solicitacionis
Con lo que tiene dentro, el clero no anda para exigir moralidad a otros poderes terrenales y el poder político sabe compensarlo: El Estado irlandés paga la factura y oculta los nombres de más de quinientos curas, frailes y monjas que violaron, golpearon, torturaron y mostraron el Infierno en la Tierra a miles de niños y niñas que, hoy contribuyentes, ayudarán a pagar las indemnizaciones de sus violadores. A mirar hacia delante, nada de husmear en documentos tan incómodos como ‘Crimine solicitacionis’, firmado por el papa Juan XXIII en 1962 y en el que se daban instrucciones a cada obispo católico de ocultar los casos de abuso sexual que se produjeran en la Iglesia, reclamando estricto secreto y amenazando con la excomunión a quien hablase del tema. Cualquier político corrupto soñaría con un documento así.
Pero el arzobispo de Canterbury no sólo llama a compadecerse de los ladrones, también hace un razonamiento interesante sobre el escándalo de los parlamentarios: "La pregunta '¿Con qué me puedo quedar sin técnicamente romper las reglas?' no es una buena base para un comportamiento realmente íntegro". Muy atinado: Surgen ahora nuevos indicios -por si no estaba claro- de que gracias a los maletines entre constructoras y políticos Esperanza Aguirre se quedó –vía ‘tamayazo’- con la Presidencia de Madrid, pero ‘técnicamente’ no se rompieron las reglas. Que Federico Trillo deba avergonzarse de por vida de haber montado un infame puzle de restos humanos mezclados no quita que ‘técnicamente’ esté libre de responsabilidad legal. ¿Te puedes quedar con unos trajes a cambio de favores sin romper las reglas? Para no responder a molestas cuestiones morales los poderosos sólo necesitan que un ‘Crimine solicitacionis’ por lo civil condene a infiernos muy tangibles a quienes escribamos o hablemos de ello. En la Italia de Berlusconi ya deben tener algún borrador redactado y en Rusia hace tiempo que está en vigor.