El periódico de al lado llevaba ayer una errata de esas que dicen más del subconsciente del periodista que tres horas en el diván de Carl Jung: Se informaba de la dimisión del imputadísimo ex alcalde de Armilla, José Antonio Morales Cara, como director de la institución ferial Fermasa y se explicaba, literalmente que “El director general abandona esta función directiva (sic) para ocupar un puesto de alta dirección en Fomento de Comisiones y Contratas”. En los comentarios a la noticia en Internet sólo un avispado lector aludía al divertido baile de nombres del holding de Esther Koplowitz, la mayoría acusaba al ex edil de andar más sobrado de segundo apellido que de primero. Solo los malpensados elucubramos ilaciones entre construcciones, comisiones y contratas, y nos admiramos de la soltura con la que los ex políticos logran curro en la construcción, y no poniendo ladrillos.
Tal vez la introducción deliberada de alguna errata malintencionada que sugiera una segunda lectura de informaciones aparentemente neutras sea una buena profilaxis para evitar el diván del siquiatra, si cuando uno tiene que ponerse a escribir ha escuchado primero al número dos de Fomento –El Ministerio, no la constructora- anunciando que hay demasiada cuesta para que el tren vaya de Granada a Motril y que el AVE, cuando llegue, entrará en superficie a una caseta de obras y no a la estación de Moneo, y acto seguido atiende a las interpretaciones de sus compañeros de partido de Granada: El alto cargo "trajo muy buenas noticias para la provincia", según Manuel Pezzi –que ya no sé si me recuerda más a una Alicia a través del espejo o una más racial Antoñita la fantástica-. Para José María Rueda queda “confirmado que el tren llegará bajo tierra pero siempre que el PP no obstaculice”. Y en la Costa, esquivando las puñaladas que se lanzan los socialistas motrileños, oigo a su secretario provincial asegurar que para llevar mercancías en tren desde el puerto de Motril se dará un rodeo por Almería –que también tiene puerto, luego para qué desembarcar en Motril- y que eso fue lo que ellos siempre prometieron. Lo admito, a Trosky no lo borraron, nunca estuvo en la foto junto a Lenin.
Pero para que me encierren acabo tras leer a la parlamentaria del PP Eva López. No sé si salía de misa o de escuchar a Sebastián Pérez en el mitin de Atarfe cuando puso a caldo “la incoherencia de los socialistas al promocionar el turismo religioso mientras quieren quitar los crucifijos de las aulas y acabar con las tradiciones religiosas con las que se identifica la mayoría de la ciudadanía" -¿Mayoría es el 22% que pone la cruz en la declaración de la renta?-. Se acabó eso de visitar templos con cámara y bermudas. En la tierra de María Santísima y de los Pérez Linares a las iglesias se va a rezar y a organizar manifestaciones contra el aborto.
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