con las ansias de la muerte,
gran señor, esta te escribo.
Miguel de Cervantes
(Dedicatoria de Los trabajos de Persiles y Sigismunda)
Estas últimas palabras escritas por Cervantes justo antes de morir aparecen citadas por el barcelonés Enrique Vila-Matas en Bartleby y Compañía, ensayo disfrazado de novela disfrazada de diario donde el autor emprende la tarea imposible de recopilar a los que llama literatos del No, es decir, quienes, como el escribiente Bartleby ante un muro de ladrillo de Wall Street y tras un biombo, un buen día decidieron y dijeron que preferirían no hacerlo, es decir, que en su caso abandonaron la escritura durante largos años y en algunos casos el resto de sus vidas. Vila-Matas cita entre esta lista nombres evidentes como J. D. Salinger y Artur Rimbaud y otros no tan clamorosos silencios como los de Juan Rulfo, Nathaniel Hawthorne y el mismísimo Herman Melville, que además de Bartleby el escribiente y su popular Moby Dick y un prolongado silencio literario fue autor de otra obra maestra, la a ratos enigmática Billy Budd.
El aventurero Simplicissimus, novela satírica alemana del Siglo XVII, avanza ya en su subtítulo que trata de La vida del extraño aventurero llamado Melchior Sternfels von Fuchshaim: principalmente dónde y en qué manera vino a este mundo, lo que vio, aprendió, experimentó y soportó entonces; también por qué lo abandonó después por deseo propio; es decir que el buen Simplicissimus, tras haber vivido las vicisitudes y miserias de la Guerra de los Treinta años, decide poner fin a su vida, convertirse en un aventurero del No. Existen numerosos baterbly dentro y fuera de la literatura, y en general sus silencios no molestan a nadie; el problema son esos creadores empeñados en que su novela, su película o su composición musical sea bigger than life. El ego es lo que tiene.
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