domingo, 22 de enero de 2012

Héroes y villanos



Heroes and Villains - The Beach Boys

No, claro que los dueños de Megaupload no son héroes de Internet ni defensores de la cultura libre. Lo de Kim Dotcom, con su pinta de hijo repudiado de Kim Jong Ill, su colección de bólidos, su helicóptero privado y sus mansiones en Nueva Zelanda no era sino un proyecto de enriquecimiento que, de forma colateral, fomentaba la difusión de productos culturales. Iban a por la pasta aprovechándose de legislaciones absurdas e industrias caducas. Pero piensen un momento, si Kim Dotcom ganaba tanto dinero con Megaupload, y la industria del entretenimiento no ha sido capaz de crear sus propias plataformas para universalizar el acceso a sus producciones, con un precio justo -no sirven iTunes Store y similares- y ganando aún más dinero, habrá que pensar que dicha industria está regida por patanes... además de mafiosos.


Como Megaupload hasta mi padre lo manejaba con soltura pese a ser un recién llegado a Internet, en los medios se ha hablado muchísimo de su cierre y, claro, se ha dicho una estupidez tras otra. Se te revuelven las tripas cuando una vez más lees eso de 'descarga ilegal' cuando no existe tal cosa, ves a Canal Sur consultar sobre el cierre de Megaupload a expertos como el triunfito Manuel Carrasco, y claro, la criatura dice lo que le han enseñado. Muchos como él y bastante más talluditos repiten el mismo discurso inquisidor pese a que cada vez más artistas entienden que liderar las descargas les convierte también en líderes en ventas. En el otro bando se suceden las invitaciones a reclamar por los archivos legales subidos a Megaupload que han quedado bloqueados -yo tenía unos cuantos-, pero si has subido algo a la nube sin guardar copia es que eres un tarugo.

El FBI entró en Megaupload como elefante en cacharrería. La operación policial fue ridícula, pero también demostró que a la policía para actuar le bastan las leyes ordinarias, sin necesidad de que normas de excepción que como las norteamericanas SOPA y PIPA o nuestra Ley Sinde-Wert abran puertas a las tinieblas del recorte de la libertad y el control de lo que decimos, escribimos, vemos, escuchamos y hasta pensamos. Normas impuestas al dictado de los lobbies, los villanos de esta historia, que buscan quitar de en medio a la Justicia y saltarse la ley porque no les dan la razón. En los EEUU ocurrió que Obama también tenía su Clan de la ceja y Hollywood  pasaba factura por su apoyo a los demócratas, de ahí que a los republicanos se les llene la boca de poco creíbles defensas de la libertad en Internet- Ocurrió en España con un PP que abanderó la derogación del canon digital con que Rodríguez Zapatero contentaba a sus creadores de cabecera, y lo derogaron, sí, pero acto seguido decidieron asumir la Ley Sinde y sacarla adelante contra viento y marea.


La operación Megaupload fue una rabieta, una venganza torpe y fanfarrona ante el éxito del apagón con el que un día antes la comunidad de Internet protestó contra estos proyectos de Ley, pero al día siguiente de la redada la aprobación de la SOPA en el Senado estadounidense quedó aplazada sine die ¿De quién es la victoria entonces? Ahora, además, las fuerzas están más igualadas; Google, Facebook y hasta Wikipedia son  ya tan  poderosos como la industria del ocio. Google sirve para localizar archivos protegidos con derechos de autor ¿la cerrarán también? La Ley Sinde sanciona “que lo publicado pueda causar un daño patrimonial al sector industrial cultural”. Podrían perseguir este articulo y cerrar este blog.


El cierre de Megaupload ha desatado una carrera armamentística sin sentido. De poco sirve ver caídas por unas horas las webs del FBI o de la RIIA, de la SGAE o de Alejandro Sanz -en España nos la dieron con queso en Twitter con el supuesto ciberataque a una falsa página del Ministerio de Cultura, un absurdo fake-; en todo caso sirve para que Anonymous -esos cuya cúpula habían desarticulado, ¿recuerdan?- luzca su capacidad ofensiva. No, la guerra es contra Sindes y Sopas, no por Megaupload; no es por bajarse gratis la última de la saga 'Crepúsculo', sino por el derecho a compartir la cultura y liberarla de las garras de la industria. La tienen perdida quienes protegen intereses particulares a costa de derechos fundamentales. La industria cultural ha de sucumbir para que la cultura sobreviva.

La operación policial fue también inútil. El cierre de Napster, hace doce años, estimuló la aparición de cientos de nuevos servicios para compartir contenidos en la red.  El golpe a Megaupload será una raya en el agua. Hay docenas de servidores parecidos, se renovarán los programas P2P y el almacenamiento en la nube. El streaming ya supera a las descargas, pero hay una industria cultural que no ve más allá de su codicia: Esos artistas y discográficas que se retiran de Spotify porque sus márgenes no les reportan las ganancias millonarias a que están acostumbrados, esos editores que nos niegan el derecho a prestar un libro electrónico como hacemos con el de papel, o las disqueras que limitan el uso o inserción de vídeos de Youtube. No hace tanto tiempo que las discograficas pretendían cobrar a las televisiones por emitir los videoclips, que no eran sino herramientas promocionales de sus productos, anuncios ¿Se imaginan a Dixan cobrando a Telecinco por anunciar su detergente? De locos.

El título de este artículo es el de una canción de los Beach Boys, de su álbum 'Smile', una obra maestra de 1967 que su compañía se negó a publicar porque los músicos se pasaron de plazos -y de algunas otras sustancias- y que 43 años después se ha editado en una lujosa y carísima caja cuyos contenidos realmente imprescindibles, la música, todavía pueden descargarse desde Filesonic, Fileserve, eMule, o escucharse en Spotfy, Deezer, Last FM...


1 comentario:

Fernando dijo...

Desde un punto de vista profesional, es mi deseo que los frutos de mi trabajo como periodista tengan una remuneración asignada y que perciba una cantidad de dinero en función de la productividad.

Por otro lado, desde el rol de consumidor estoy dispuesto a pagar por una música terapeútica o rehabilitadora pero nunca hacer descargas en internet o comprar en el mercado negro.

Los artistas, músicos y periodistas nos estrujamos el cerebro para perfeccionar nuestro trabajo y ofrecer al público un producto de calidad.

fernando-1492@hotmail.es