¿Recuerdan a Alessio Rastani, el
trader que en septiembre se sinceró ante las cámaras de la
BBC? Aún no está claro si era un fraude o sólo buscaba llamar la
atención, pero la más epatante de sus afirmaciones ha resultado
aterradoramente real: “Los planes de rescate para salvar la
economía de la Eurozona no funcionarán porque los políticos no
gobiernan el mundo; Goldman Sachs gobierna el mundo".
Repasen el pasado de los gobernantes
que los brazos ejecutores de ese amo del mundo, el BCE y Angela
Merkel, han impuesto en sustitución de los elegidos en las urnas
-por repugnante que sea Silvio Berlusconi, le avalaban los votos-:
Lukás Papadimos en Grecia y Mario Monti en Italia. Únanle otros dos
nombres más, Mario Draghi, flamante presidente del Banco Central
Europeo, y José Manuel González-Páramo, nombre que Angela Merkel ha aconsejado a Mariano Rajoy como ministro de Economía.A
los cuatro los unen las siglas del BCE; los tres primeros tienen en común haber trabajado para el banco responsable en parte de la crisis de 2008 y del fraude de las hipotecas subprime. En el
currículo de González-Páramo no aparece Goldman Sachs, pero sí ha
sido estrecho colaborador de los otros tres.
Pero Goldman Sachs sólo gobierna el
mundo occidental, su asalto al poder está siendo un blitzkrieg,
pero sus fuerzas se encontrarán en el Elba con los otros amos, los
chinos. Porque si les sobrecogen las fanfarronadas de Rastani,
tiemblen con las palabras de Jin Liquin, presidente de China Investment Corporation: “Los problemas de Europa han sido causados
por la sociedad del bienestar, donde las leyes laborales inducen a la
pereza y a la indolencia en lugar de al trabajo duro”.
La Europa del euro es un cadáver a
punto de ser devorado. Rescates y ajustes fracasan sin generar crecimiento ni empleo y nos encaminamos a un inmenso concurso de acreedores. Los inversores norteamericanos y chinos minan el sistema vendiendo deuda europea y hundiendo las bolsas. Son las hienas, tras
las que aguardan los buitres, fondos privados estadounidenses y
fondos soberanos de China y el Golfo Pérsico que comprarán las industrias
europeas a precio de mercadillo. Y cuando sean suyas esas empresas no
funcionarán según el modelo europeo, sino como en China, explotando
a trabajadores mal pagados y despojados de derechos, a quienes se
exigirá una productividad inhumana.
Goldman Sach preparó el asalto; tras
jugar un papel fundamental en el estallido de la crisis sus
exdirectivos Draghi y Papademus ayudaron a ocultar el déficit de Grecia. Su exdirectivo Monti ya ha nombrado un gobierno sin políticos; tecnócratas es el término de moda. No se engañen, no
son expertos que vayan a sacarnos de la crisis sin las servidumbres
que atan a los políticos; son liquidadores, están aquí para
repartirse con los chinos los restos de nuestro desguace.
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