domingo, 27 de noviembre de 2011

RD 1543/2011

Foto: Sebastiao Salgado


The Jam: Smither-Jones

Put on your slippers, turn on the TV
It's all a part of feeling groovie
It's time to relax, now you've worked your arse off
But the only one smilin' is the sun tanned boss
Work and work and work and work till you die
There's plenty more fish in the sea to fry

En la jornada de reflexión del 19 de noviembre, con nocturnidad,
entró en vigor el Real Decreto que el gobierno socialista publicó en el BOE del 18 y que creaba el nuevo acuerdo de aprendizaje. No se le llamó contrato pues ese término lleva aparejados derechos laborales que dicho acuerdo no protege. A los beneficiarios, jóvenes de hasta 25 años, no se les fija límite de jornada, festivos y permisos, trabajarán sin vacaciones, sin indemnización y sin prestación de desempleo al término de la no-relación laboral. Esta mano de obra joven se paga a 426 euros al mes, de los que el trabajador debe restar 6 para la Seguridad Social, concepto que al empresario le cuesta tan sólo 34 euros.
Terminado el acuerdo de aprendizaje, el joven vuelve a la lista del paro desde la que le pueden llamar para la misma empresa una o más veces hasta que cumpla los 26 años, y cuando los cumpla hay más peces en el mar para freír, de modo que un patrono podrá tener mano de obra joven, a 426 euros el esclavo -perdón, el aprendiz- hasta que se retire a las Seychelles con las ganancias. Al no existir relación laboral, si no te pagan o, qué sé yo, te acosan sexualmente, no puedes acudir a los juzgados de lo social ni tienes derecho a asistencia letrada gratuita. Pero no todo iba a ser malo: Si lo establece así el convenio en vigor, la empresa debe contratarte al final de la práctica, claro que no hay ni un sólo convenio en el país que lo establezca y ningún empresario va a aceptar incluir tal cláusula en los convenios por firmar, lástima.

Subrayo la fecha porque al día siguiente de que entrara en vigor esta joya de la iniquidad neoliberal, algunos votantes -muy pocos, a tenor de los resultados- volvieron a encomendarse al PSOE por temor a los recortes sociales y laborales que nos traerá el gobierno del PP; y porque hasta la medianoche anterior el candidato Pérez Rubalcaba nos trataba de convencer de que era de izquierdas que te cagas. Ahora los gacetilleros andan muy atareados con que si Rubalcaba, que si Chacón; las Teresa Jiménez de toda España siguen sin conocer ni de lejos lo que es la autocrítica y pretenden que se han dado el batacazo por culpa de la crisis. No se quieren enterar de que no es ni la coyuntura ni son los nombres, que es la marca la que está podrida, es el proyecto el que no le sirve a la gente de este país, a la que se le hurta información porque los medios apenas publican que el gobierno saliente culminó siete años de talante y progresismo condenando a los jóvenes al trabajo esclavo, o que, ya en funciones, el mismo gobierno ha indultado al banquero delincuente Alfredo Sáenz, número dos del Santander condenado por denuncia falsa contra unos empresarios. No, sordina a esas noticias, no sea que descubramos que al final PP y PSOE son, parafraseando a Felipe González, la misma mierda.


domingo, 20 de noviembre de 2011

Desguace


¿Recuerdan a Alessio Rastani, el trader que en septiembre se sinceró ante las cámaras de la BBC? Aún no está claro si era un fraude o sólo buscaba llamar la atención, pero la más epatante de sus afirmaciones ha resultado aterradoramente real: “Los planes de rescate para salvar la economía de la Eurozona no funcionarán porque los políticos no gobiernan el mundo; Goldman Sachs gobierna el mundo".


Repasen el pasado de los gobernantes que los brazos ejecutores de ese amo del mundo, el BCE y Angela Merkel, han impuesto en sustitución de los elegidos en las urnas -por repugnante que sea Silvio Berlusconi, le avalaban los votos-: Lukás Papadimos en Grecia y Mario Monti en Italia. Únanle otros dos nombres más, Mario Draghi, flamante presidente del Banco Central Europeo, y José Manuel González-Páramo, nombre que Angela Merkel ha aconsejado a Mariano Rajoy como ministro de Economía.A los cuatro los unen las siglas del BCE; los tres primeros tienen en común haber trabajado para el banco responsable en parte de la crisis de 2008 y del fraude de las hipotecas subprime. En el currículo de González-Páramo no aparece Goldman Sachs, pero sí ha sido estrecho colaborador de los otros tres.

 
Pero Goldman Sachs sólo gobierna el mundo occidental, su asalto al poder está siendo un blitzkrieg, pero sus fuerzas se encontrarán en el Elba con los otros amos, los chinos. Porque si les sobrecogen las fanfarronadas de Rastani, tiemblen con las palabras de Jin Liquin, presidente de China Investment Corporation: “Los problemas de Europa han sido causados por la sociedad del bienestar, donde las leyes laborales inducen a la pereza y a la indolencia en lugar de al trabajo duro”.

La Europa del euro es un cadáver a punto de ser devorado. Rescates y ajustes fracasan sin generar crecimiento ni empleo y nos encaminamos a un inmenso concurso de acreedores. Los inversores norteamericanos y chinos minan el sistema vendiendo deuda europea y hundiendo las bolsas. Son las hienas, tras las que aguardan los buitres, fondos privados estadounidenses y fondos soberanos de China y el Golfo Pérsico que comprarán las industrias europeas a precio de mercadillo. Y cuando sean suyas esas empresas no funcionarán según el modelo europeo, sino como en China, explotando a trabajadores mal pagados y despojados de derechos, a quienes se exigirá una productividad inhumana.

Goldman Sach preparó el asalto; tras jugar un papel fundamental en el estallido de la crisis sus exdirectivos Draghi y Papademus ayudaron a ocultar el déficit de Grecia. Su exdirectivo Monti ya ha nombrado un gobierno sin políticos; tecnócratas es el término de moda. No se engañen, no son expertos que vayan a sacarnos de la crisis sin las servidumbres que atan a los políticos; son liquidadores, están aquí para repartirse con los chinos los restos de nuestro desguace.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Patentados

Grave revés para la ciencia, alarma entre la comunidad científica mundial, freno retrógrado al progreso... Había en la prensa una unanimidad tan sospechosa como en el linchamiento mediático a Papandreu. El toque a rebato era por la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea de que los tratamientos o las investigaciones científicas que empleen células madre embrionarias no podrán ser patentados.
Los medios recogían la inquietud de una supuesta comunidad científica internacional: La prohibición de patentar terapias surgidas de células madre desincentivará la investigación, dejará sin esperanza a los enfermos de parkinson o alzeimer y promoverá la fuga de investigadores europeos a Asia y América.


Veladamente las informaciones vinculaban la decisión judicial con las ideas reaccionarias de sectores ultracatólicos, que evidentemente han aplaudido la sentencia. Pero, ¡vaya!, la denuncia no partía de ninguna secta religiosa, sino de Greenpeace que, al contrario que los integristas, no se opone a la investigación con células madre, sino que pretende evitar que los resultados se privaticen y sus beneficios queden fuera del alcance de los países más pobres. Miren por donde no preocupaban los enfermos, preocupaban los mercados.


No comparto el fundamentalismo antitransgénicos de los grupos ecologistas –con la mejora genética de los alimentos, desde la iniciativa pública y con un estricto control pueden obtenerse victorias contra el hambre-, y reconozco que la explotación de patentes estimula la investigación y recompensa costosos trabajos científicos, siempre que se patente lo razonablemente patentable. Pero desconfío de las empresas privadas que mercadean con dichas patentes.


El intento de patentar células humanas es otra vuelta de tuerca en la aplicación de la propiedad intelectual a las especies, cerrando el cerco en torno a la nuestra. Como ocurrió con la creación cultural tras la irrupción de Internet, el concepto y las normas de propiedad intelectual se han quedado obsoletos ante los intentos de las multinacionales para patentar plantas, microorganismos, animales, procesos biológicos o segmentos genéticos humanos

Ríos de tinta han corrido respecto al agresivo monopolio alimentario de Monsanto, que deja a Microsoft y Apple como unos angelitos. Patenta semillas que las comunidades rurales llevan siglos cultivando y mejorando, venden las semillas, castradas para que produzcan plantas estériles –las famosas Terminator-, y compra las cosechas imponiendo precios y prohibiendo a los agricultores que comercien con el producto vegetal. Hace cinco años
Monsanto controlaba el 10% del mercado de semillas de soja; hoy tiene el 90%. Los piratas biológicos despliegan a sus bioprospectores por todo el planeta recogiendo saberes milenarios que patentan como si fueran hallazgos propios. No cuesta imaginar los mismos métodos aplicados al desarrolllo de la vida humana y al tratamiento de las enfermedades de quien pueda pagarlo. No, esto no es contra la ciencia, es contra el mercado.