domingo, 23 de octubre de 2011

Nazis


Unos días antes de la feliz noticia de que ETA lo deja –feliz, sí, que bastantes cenizos tenemos ya con Mayor Oreja, Rosa Díez y Pedrojota-, tuvo que ser un cómico, Jordi Évole, quien dio una lección de periodismo con su programa sobre la cuestión vasca, mostrándonos lo que fuera de Euskadi por pereza o por cerrazón nunca quisimos mirar: Cómo son vistos de cerca quienes componen la llamada izquierda abertzale
Lo hizo tan bien como antes Julio Medem en La Pelota Vasca pero sin la obsesión por una injusta equidistancia que malograba el proyecto del cineasta donostiarra. Ahora que callan las pistolas tendremos muchas ocasiones más de escuchar sus voces y comprobar que clase de cenutrios y marmolillos son, su ínfimo nivel político e intelectual, el maniqueismo enfermizo y fanático y la mala leche congénita de unos individuos que se creen herederos de un edén perdido, de una arcadia independiente que jamás existió, una Comarca reservada exclusivamente para los hobbits con txapela que reniegan del resto de la Tierra Media y que si se hacen con el gobierno de Euskadi intentarán aplicar con la política el programa fascista en el que las pistolas fracasaron.


 

Inventarse un mito nacional y creérselo. Es lo que asemeja al nacionalismo vasco, y especialmente al radical, con el nazismo. La determinante sanguínea -el RH negativo- o el parecido entre el lauburu y la esvástica son lo de menos. Los nazis defendían que los arios descendían de una raza de dioses que vivían en Atlántida y en Euskadi se mantiene la creencia, sin base científica alguna, de que los vascos son una raza con más de 7.000 años de antigüedad, que desciende de Noé o que el euskera es la lengua más antigua de Europa. El ascenso de Hitler y el abertzalismo también comparten el victimismo y la necesidad de vengar un pasado de represión y derrota, y por supuesto el objetivo de una Euskal Herria de los siete territorios y parte del extranjero se parece mucho a la Grossdeutschland enunciada en Mein Kampft.


Igualmente se parece al sueño imperial de Hitler el concepto de los Països Catalans, “de Salses a Guardamar, de Fraga a Maó". Pero los nazis catalanes ya están al frente de la Generalitat. Bufones fascistas como Plataforma Per Catalunya están para despistar. 
 Es en Unió donde está la verdadera ultraderecha, acérrima defensora del catecismo neoliberal de Milton Friedman y de las esencias raciales. Mientras destruyen el Estado social su cabeza de lista al Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, igual tacha de vagos y borrachos subsidiados a los jornaleros andaluces que se queja de la pérdida de fertilidad de las catalanas frente a la amenaza demográfica inmigrante o pretende curar a los homosexuales de su enfermedad. Son la traducción ibérica de la Liga Norte de Umberto Bossi por mucho seny y sentido de Estado que vayan vendiendo por ahí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen post, como siempre. Le felicito por su blog. Un saludo.