viernes, 21 de octubre de 2011

Krautrock: El baile alemán

Can

Este sábado, 22 de octubre, el grupo granadino Los Pilotos presentará en directo y con un espectáculo audiovisual su disco homónimo. Los Pilotos son un proyecto paralelo de Florent Muñoz y Banín Fraile, guitarrista y teclista respectivamente de Los Planetas, y su disco, una maravilla que engancha a la primera escucha, incluye nueve temas instrumentales de rock electrónico en el que se puede rastrear la huella de Felt, Panda Bear, la psicodelia electrónica y un sonido que últimamente, cuarenta años después de la edición de los hitos discográficos del género, anda en boca de todos, el krautrock. No son la única banda española que se confiesa seguidora de aquellos sonidos electrónicos fabricados en la entonces Alemania Occidental; los madrileños Lüger, los barceloneses Cuzo o los sevillanos Pony Bravo se han pasado horas escuchando discos de Can, Cluster, Harmonia o Neu! y su sonido lo atestigua. Pero además de esta conexión española, el interés actual por la música de corte experimental publicada en Alemania, en un período que llega a la actualidad pero que en su esplendor abarca desde 1969 a 1983, es global y en lo últimos meses se está traduciendo en numerosas reediciones discográficas y en la publicación de recopilatorios imprescindibles como Deustche Elektronische Music, de Soul Jazz Records o más anecdóticos como  Krautrock Masters + Echoes, que contrapone a los artistas originales alemanes con los posteriormente influenciados en todo el ámbito occidental.

El productor Conny Plank
El Moog
El de Krautrock es un término despectivo, algo así como "rock de repollos", en referencia a la afición germana al chucrut. En Alemania preferían hablar en su momento de Kosmischer Musik, y es imposible referirse al krautrock como un género musical, puesto que engloba multitud de estilos, desde el jazz-rock, la psicodelia post-hippy, el experimentalismo, el space rock, el pop electrónico, el ambient, el rock progresivo y hasta la new age, pero hay elementos comunes en esta música, además de la nacionalidad: el empleo de la tecnología y la electrónica -el krautrock no sería imaginable sin la invención del sintetizador Moog o el Mellotron-, la importancia del estudio de grabación, la experimentación permanente siguiendo las bases creadas por Stockhausen y la ideología izquierdista radical.
La Baader-Meinhoff

El origen de todo es ideológico; la generación nacida en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial observaba con estupor como la desnazificación se convertía en una farsa y figuras prominentes del régimen hitleriano seguían en el poder. Los jóvenes tenían a antiguos nazis como profesores. Crecían en un país dividido, con la zona bajo control soviético sometida a la uniformización cultural y la persecución de toda disidencia, con un país que seguía militarmente ocupado -en el caso de Berlín directamente administrado por potencias extranjeras-. Alemania no fue ajena a la efervescencia revolucionaria que Europa vivió en la segunda mitad de los sesenta -en 1967 hubo varios disturbios con brutal represión que fueron germen de movimientos radicales- y la presencia militar norteamericana les daba acceso directo a los movimientos contraculturales, el jazz de vanguardia y la psicodelia musical. Pero los artistas y músicos alemanes, como buena parte de la juventud alemana de la época, vivió todos esos cambios de una forma más visceral y la radicalización fue mayor. En Berlín se expresó con la Universidad Libre, la Comuna 1 y el Club Zodiak. En el conjunto de la RFA muchos intelectuales y músicos de la época andaban bastante cerca de los postulados de la Fracción del Ejército Rojo, la conocida como Banda Baader-Meinhoff.

En lo estrictamente artístico hay dos nombres clave en el origen del krautrock, el artista multidisciplinar Joseph Beuys y sobre todo el músico Karlheinz Stockhausen: compositor, director de orquesta, profesor y teórico de la música contemporánea. A él se debe la introducción de la electrónica en la música del Siglo XX, pero también numerosas teorías sobre la composición matemática, la música aleatoria y el empleo de escalas átonas. Irmin Schmidt y Holger Czukay, miembros fundacionales de Can, fueron alumnos suyos. Hay otro tercer nombre, el de un productor e ingeniero de sonido que ya se involucra por completo en el nacimiento del krautrock: Conny Plank. En su estudio de Colonia Plank hacía a los músicos llevar al extremo la experimentación con las posibilidades de los nuevos instrumentos electrónicos y las técnicas de grabación, como buen conocedor de los hallazgos de productores como Lee "Scratch" Perry y King Tubby en Jamaica. El movimiento musical fue paralelo e interactuó con determinadas expresiones cinematográficas -el cine de Fassbinder, Herzog y Wenders- y literarias -Heinrich Boll, Gunter Grass...- y se caracterizó por la falta de estructuras fijas en las bandas, con continuas colaboraciones y spin offs, y su estilo de vida, pues muchos de los músicos compartían vida y trabajo en comunas.

Kraftwerk
The Velvet Underground, Soft Machine, los Pink Floyd de Syd Barrett, la música africana y la india, Frank Zappa, Captain Beefheart, Ornette Coleman, King Crimson... Todas esas influencias son reconocibles en la mayoría de los grupos alemanes de la época aunque el experimentalismo que está en la base de todos ellos hace que sus músicas sean totalmente divergentes. Irmin Schmidt explica así el factor distintivo de estos músicos respecto a los angolsajones: "Utilizaron una nueva denominación -krautrock-  porque no sabían cómo manejar aquella forma de hacer rock que poco tenía que ver con la grandilocuencia del rock sinfónico que allí monopolizaba entonces la élite del rock. Frente al rock progresivo inglés, con sus desarrollos ególatras y su virtuosismo hueco, Can promovió la música orgánica, en la que los desarrollos surgían de la propia interacción del grupo”.
Popol Vuh

En la amalgama de sonidos diferentes del krautrock sí pueden identificarse algunas corrientes: Popol Vuh, siempre vinculados a los filmes de Werner Herzog, Tangerine Dream, Cluster y Harmonia -después Harmonia 76- fueron derivando hacia los sonidos ambientales y el space rock, y en algunos casos acabaron -ya en los noventa- no demasiado lejos de la abominable new age. Neu! inventaron el ritmo motorik, esas cabalgadas sonoras en 4x4 que Faust dirigirían a lo industrial y sobre las que La Düsseldorf ofrecerían la cara más asequible del krautrock y Kraftwerk edificarían el tecnopop sobre cuyo trono se sentaron. Embryo, Eloy y Agitation Free partieron del free jazz para acercarse al rock progresivo. E.M.A.K. (Elektronische Musik Aus Koeln), algo más tardíos, sacaron todo el jugo posible a los sintetizadores en los ochenta. 
 
Amon Duül II hacen de la libertad sonora y la improvisación su bandera y en esta línea también están los músicos que junto a Kraftwerk más influencia posterior han tenido, merecidamente: Can. La banda de Colonia, uno de los grupos más importantes en la historia del rock, se convirtió en fundamental para comprender muchas de las evoluciones posteriores en la música, como el punk, la new wave y la música electrónica, grabó discos prodigiosos e instauró una forma única y reconocible de emplear la percusión. Entre las individualidades brillan nombres como los citados Czukay y Schmidt, el prolífico maestro del space rock Klaus Schultze -en Tangerine Dream y Ash Ra Temple-, Joachim Roedelius y Dieter Moebius, que a sus aventuras en Cluster unieron un sinfín de colaboraciones en muchas de las cuales estaba implicado el omnipresente Brian Eno; Ralf Hutter y Florian Schneider, pilares del imperio Kraftwerk, y Edgard Froese, alma mater de Tangerine Dream.


Harmonia 76 con Brian Eno
En 1976 David Bowie e Iggy Pop se fueron a vivir a Berlín, por donde ya andaba olisqueando desde algunos años atrás Brian Eno. Recién disueltos King Crimson en su primera encarnación, sólo faltaba por allí otro culo inquieto, Robert Fripp. A esa conjunción de talentos se debe buena parte de la popularidad que las bandas de krautrock obtuvieron en el exterior. Bowie aseguraba que La Düsseldorf era la mejor banda de rock del planeta. A aquel club de vampiros les crecieron los colmillos y bebieron hasta saciarse de la música que se estaba haciendo en Alemania. La trilogía berlinesa de Bowie, y sobre todo las caras B de Low y Heroes, no se entendería sin Neu!, Harmonia o La Düsseldorf. Pero esos sonidos están presentes también en The Idiot de Iggy Pop, en trabajos de Robert Fripp como Exposure y sus frippertronics, en sus colaboraciones con Brian Eno y en los discos de éste para Island. El ex Roxy Music podría considerarse un músico más de krautrock, pues sus discos mano a mano con miembros de Cluster y Harmonia 76 están entre los más importantes del género.

Las de la pandilla berlinesa de Bowie son las primeras y más obvias influencias del género en otros músicos, pero los hallazgos del krautrock son identificables en muchos grupos posteriores. El caso de Kraftwerk es capítulo aparte pues ellos solos construyen toda la base del tecno-pop y el pop electrónico y son básicos en el nacimiento del hip-hop. Pero tras la revuelta punk, serían muchos los músicos europeos en los que la huella kraut es evidente. Es el caso de bandas post-punk como Public Image Ltd., Cabaret Voltaire o Bauhaus; músicos de electrónica sofisticada como Gary Numan, Japan, Ultravox y Depeche Mode; la huella es bien reconocible en el post-rock de Tortoise, Mogwai, en la electrónica casera de Mouse on Mars, Laika y To Rococo Rot, en la experimentación laberíntica de Panda Bear y sus Animal Collective, y hay bandas que son en cierta medida continuadoras de las búsquedas musicales del krautrock, algunas tan populares como Stereolab, Radiohead y el lado más experimental de Wilco.

Miembros de la Komunne 1 en la famosa foto de Werner Bokelberg
Nadie ha documentado la historia, los sonidos y los nombres del krautrock como el exlíder de The Teardrop Explodes, el músicólogo, historiador y activista Julian Cope. Su libro Krautrocksampler: One Head's Guide to the Great Kosmische Musik - 1968 Onwards, de 1995, una guía no editada en español y agotadísima en inglés en la que reune artículos previamente publicados en The Wire y Spex y una investigación sobre todo el rock alemán. En ella Cope formula su canon del krautrock, los cincuenta discos que considera imprescindibles.

Pero además he elaborado otra recopliación, esta de más de sesenta títulos para la descarga y grabación como CD de mp3. Están cuarenta de los títulos más destacados de las principales bandas del krautrock y otras veinte piezas de músicos posteriores en los que la influencia del krautrock es clara. El enlace, pinchando en la portada.

Descargar

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un post muy completo, enhorabuena. No sabía lo de Bowie, y buscaré los discos de La Düsseldorf. Gracias

Anónimo dijo...

Buena información, bastante precisa. Una pena que los enlaces estén intervenidos por el FBI... ;)