lunes, 25 de octubre de 2010

Concursantes


Veo con estupor que ‘Gran Hermano’ llega a su duodécima edición.
El personal lleva media generación contemplando la vida inane de descerebrados vigoréxicos y barbies de polígono y comentando su anecdotario del tedio. Siguen emitiéndose ‘Operación Triunfo’ y otros karaokes (Canal Sur da uno de copla, claro), y existen realitys de señores que viajan a China, frikis famosos que comen bichos en una isla, granjeros en busca de parienta y aspirantes a futbolistas millonarios. Tampoco se agota el interés por los concursos de sabelotodos, cuyos concursantes al menos gastan más neuronas que los de los realitys.

En España hay no pocos escritores que sobreviven ganando concursos literarios de pueblo. Aunque ya casi no se convocan oposiciones, nos pasamos la vida concursando o siguiendo a quienes concursan, y eso a nuestros gobernantes no se les escapa. Por eso los noticiarios se parecen a la final de un concurso, con una comparsa de políticos y figurantes abrazándose satisfechos frente a otra comparsa con cara de decepción. Por eso la información deportiva ha exportado uno de sus titulares más tópicos: “No pudo ser”.

Como en un video-juego, Córdoba pasa a la siguiente pantalla en su empeño por ser capital cultural, pero Málaga no pasa de nivel. Madrid agranda su deuda en una eterna y costosísima candidatura olímpica. Queremos organizar otro mundial de fútbol, pero eso requiere untar a algunos directivos corruptos de la FIFA. La Andalucía oficial y la subvencionada tiran la casa por la ventana concursando para que el flamenco sea Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, mientras un buen número de artistas se queja en un manifiesto de que tras estos fastos sólo hay abandono y olvido. La Universidad de Granada pierde el concurso por ser campus de excelencia y se queda en campus regional, pero en unos años habrá liguilla de ascenso. La propaganda, líquido amniótico de la clase política (el nuevo Gobierno de España ha sido seleccionado por sus habilidades propagandísticas) nos tiene entretenidos concursando, aunque luego nos veamos comprometidos a organizar una Universiada en plena catástrofe económica y sin un euro.

Y cuando no concursamos, conmemoramos. Vivimos en un permanente cumpleaños infantil en McDonalds. El Milenario del Reino de Granada mañana, aquel interminable Quinto Centenario de ayer, el Bicentenario de las Cortes de Cádiz hoy... Hay hasta una Sociedad Estatal con sus despachos y burócratas para organizar todos esos cumpleaños que fijan en el calendario un horizonte para la utopía, cuando se terminarán todas las obras, cuando viviremos en Jauja. Concursando y conmemorando, proclama la propaganda, se crea riqueza y empleo. Y es cierto, brotan como setas empleos de gerentes de consorcio, asesores, jefes de protocolo y pelotas que se hacen ricos con nuestra pasta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues sí, nos está saliendo caro el entretenimiento. La arena política no deja de ser un lamentable espectáculo. Por cierto, mucho mejor leerte aquí, con mucha más documentación de por medio, que en triste papel de los diarios Joly. Un saludo,

Álvaro Calleja