domingo, 29 de mayo de 2016

¡Nena, kaka!



Déjenme que primero les explique el porqué de este estrambótico título. Para determinados especímenes sociales que han proliferado en estos primeros años del siglo XXI. y que con su costumbre simplificadora los medios de comunicación han llamado antisistemas, es norma ortográfica habitual sustituir la letra c oclusiva -cuando va seguida de a, o o u- y la q por una-así casa se escribe kasa y en cuanto a ocupar, ya saben-; también es habitual que en su particular neolengua igualitaria, en lugar de recurrir al cansino ellos y ellas o al horrendo ell@s, tiren por la calle de enmedio y empleen el género femenino para todo dios: nosotras -observen un comunicado de los okupas del llamado Banc Expropiat del barcelonés Barrio de Gracia-; ni la feminista más radical  legría a ese extremo, Así que cuando un niño okupa anda toqueteando lo que no debe sus mayores le dicen ¡nena, kaka!. ETA y la izquierda abertzale también emplearon siempre esta supuesta ortografía de la disidencia.

Bromas aparte, que el asunto se las trae, la policía apunta a que detrás de todos los disturbios que se han producido en los últimos quince años en Barcelona hay unos doscientos alborotadores de simpatías anarquistas e incluso ramificaciones terroristas que igual la montan durante un desalojo que en una celebración del Barça. Al margen de lo que está ocurriendo en Gracia, desde hace algún tiempo se hace notar en toda España un heterogéneo conglomerado humano e ideológico que tiende a sepultar el razonamiento bajo toneladas de consignas aprendidas y a justificar cualquier clase de algarada, por violenta que sea, si lucha contra el sistema opresor. Hace un par de años, tras los disturbios que siguieron a las marchas de la dignidad y despropósitos como el de la Corrala Utopía de Sevilla los llamé bolivarianos en otro artículo de este blog, pero ahora estamos en período electoral y no quiero alimentar el espurio recurso a hablar de Venezuela al que acuden ciertos partidos, medios de comunicación y opinadores profesionales para conjurar lo que consideran una amenaza. Pero igualmente pienso que harían falta algunas desvinculaciones  y pronunciamentos claros frente a quienes tratan de imponer la ley de la selva. El Partido Popular suele enorgullecerse de que si en España la extrema derecha se ha quedado en grupúsculos extraparlamentarios es porque el partido creado por Manuel Fraga supo llevarla a su redil. En cambio Podemos y los movimientos surgidos del 15-M no deben aspirar a contenerlo todo; urge que cuanto antes se desvinculen del chavismo y de la pandilla de Arnaldo Otegui, el hombre de paz, y poner de patitas en la calle a su concejal matón Andrés Bódalo: era sonrojante la presencia el pasado 15 de mayo en la Puerta del Sol de una gran pancarta que exigía su amnistía¡!.

A quienes de forma acrítica quieren elevar a los altares a quien inventó el 15-M y sus sucedáneos les recordaré que como periodísta yo sí que me he sentido indignado al oir en varias ocasiones mientras trabajaba el ripio fascistoide ¡televisión = manipulación!. La última vez fue durante una retransmisión de la concentración que celebraba el quinto aniversario del 15 de mayo de 2011.

Un concejal de la CUP en una de las concentraciones
Volviendo al asunto de los okupas y las algaradas de Gracia, detecto mucho despiste e interés en mezlarlo todo. Se ha querido responsabilizar al pasado activista de la alcaldesa Colau de los coches volcados, los cajeros destruidos, los contenedores quemados y los mossos heridos -de aquellos polvos estos lodos- como si fuera lo mismo oponerse a un desalojo que dar una patada en la puerta y quedarse a vivir. Recordemos en primer lugar que fue su antecesor, el convergente Xavier Trias quien sin someterlo al pleno ordenó pagar con dinero de los barceloneses sesenta mil euros mensuales de alquiler del local que antes de la okupación fue oficina de Catalunya Caixa para evitar que un posible desalojo causara altercados en vísperas de las elecciones municipales de 2015. Se ha llevado a saber estos días que el ayuntamiento ha estado pagando a la propiedad los consumos e incluso los impuestos y tasas del inmueble -IBI y basuras- y que el contrato que unía a Consistorio y dueños preveía cubrir cualquier desperfecto y seguir renovándose si la finca seguía okupada , es decir, en la práctica el Ayuntamiento subvencionaba a los okupas; primero intentó pagarles para que se fueran sin ruido y, como no tragaron, luego hizo de asustaviejas para los dueños. Ahora Trias, que puede ser acusado de malversación de caudales públicos, va diciendo que haber rescindido el contrato, como hizo el nuevo equipo de gobierno fue un error. Otra muestra de la institucionalización y politización del conflicto ha sido la presencia de concejales de la CUP en todos los fregaos de Gracia como unos mamarrachos más.

Después el otro elemento clave a tener en cuenta es quién o quiénes son los propietarios del inmueble en cuestión: como han informado los ahora y cuando funcionaba la Caja de Tarragona -absorbida por Catalunya Caixa- la propiedad consta a nombre de Antártico Vintage, la empresa de Manuel Bravo Solano, patriarca de una conocida familia de especuladores inmobiliarios. Tanta complicidad entre un alcalde y un promotor recuerda sospechosamente al tándem Castedo-Ortiz en Alicante. Los simpatizantes de los okupas defienden su labor social -también los falangistas del hogar Ramiro Ledesma reparten comida y ropa-, pero ¡mira que si todo se reduce a un caso de corrupción!.





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