Veo en un reportaje en televisión que la llaman la isla del dinero. ¡Mardito parné!. Y me entero de que quienes manejan el negocio turístico de ese infecto paraíso son el exministro de Aznar Abel Matutes y su familia, y sus mejores clientes los multimillonarios rusos , la oligarquía de siempre atendiendo a los nuevos oligarcas a costa del sudor de los pringados de siempre, veinteañeros que tienen lo que se merecen, pues podrían huir del paro de la península, sobre todo si son universitarios, hacia unos buenos sueldos en Europa, si no estuviesen deslumbrados por el brillo de la hojalata y la falsa modernidad del lujo más obsceno -y siempre ajeno- y la barahunta electrónica, sordos por los alaridos de David Getta y otros pinchadiscos incapaces que se hacen pasar por artistas, tan modernos que han de recurrir a la música disco del siglo pasado para levantar a las masas. Matutes y los suyos nos venden Ibiza como alternativa civilizada y creadora de riqueza al turismo beodo de Salou, cuando ambos son igual de nocivos. Me parece insignificante que se preocupen por una eventual secesión de Cataluña cuando a la indisoluble unidad de España lo que le sobra es esa isla mediterránea. Es el momento, Un, de descargar sobre ella toda tu fuerza atómica, de hacerles a todos correr como los conejos que dan nombre a una de las Pitiusas. El hambre de los norcoreanos no te perdonaría que malgastases tu carísima fuerza nuclear teniendo un objetivo tan claro, dándole además al capitalismo en toda la boca. Lanza un ataque naval contra los cruceros de Balearia y hazles compartir destino con la armada francoespañola en Trafalgar. Es hora de hacer limpieza, brillante camarada.
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