sábado, 24 de noviembre de 2012

Una resurreccción a medias

       ¿Se imaginan  el papelón de Jesús?:  -Lázaro,  enderézate en la silla.  Que alguien empuje el carro de Lázaro.


Pasa el tiempo -va para siete  meses que miré a la cara a la Muerte-  y las limitaciones y la dependencia para hacer casi todo permanecen tercas, dejando en simple recuperación parcial -y alentadora, he de admitir-  lo que uno quisiera una resurrección en toda regla.

Todo sigue siendo muy  difícil y ha sido  mucho tiempo de silencio -el texto de la anterior entrada fue publicado en Granada Hoy el 11 de junio aunque recuperado para el blog  hace solo unos días- pero, aunque refractario y alérgico a los  manuales y métodos de autoayuda, también la mitad del camino es buen lugar para reconocer la ayuda sin la que jamás me habría atrevido a romper el caparazón:     
los profesionales,   esas visitas de  cuya emoción, en algún caso, sólo supe tras recuperar la consciencia, otras que prueban que la humanidad de sus protagonistas está muy por encima de las ideas, las diferencias, los trabajos y que cualquier muro, la familia y, sobre todo, esa deuda de amor, esfuerzo, sacrificio y protección con quienes ya saben, que no tendré vida suficiente para pagar. Entretanto, a la pregunta de si habrá resurrección total, responderé como aquel nefasto presidente, aunque no con acento tejano, sino de Minnesotta que es más dylaniano, estamos trabajando en ello.

          

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