sábado, 18 de octubre de 2008

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Tradición

Tras el bochorno de San Lucas promete el rector González Lodeiro que acabará con las novatadas; de momento se ha traspapelado la orden en la que, le aseguran sus colaboradores, ya se habían prohibido. La Universidad es una máquina burocrática tan torpe como la Justicia, y con la Justicia la Universidad comparte otro pesado lastre: su apego al ritual y a la tradición. El propio rector y sus profesores no dudan en disfrazarse de mesas camillas rematadas por fanales y desfilar en procesión a comienzo del curso con nulo sentido del ridículo. De ahí que al rector se le vaya a poner muy cuesta arriba emprender una loable cruzada contra lo rancio en la que tampoco parece poner excesivo entusiasmo.

Y es que el que esto firma, inmune al polen de las gramíneas, cipreses y quenopodios, sufre una virulenta alergia hacia todo lo que se justifica en la tradición. Toda tradición merece una traición y constituye un obstáculo que la especie debe derribar sin remilgos si es que pretende evolucionar. Detesto cualquier tradición, pues todas son bárbaras en esencia, desde las ofrendas florales hasta los toros embolados, de las cabras lanzadas desde campanarios a los capellanes castrenses.

Centrándome en la Universidad, entre la hilaridad y el sonrojo oigo a gañanes de veinte añitos, nutridos con napolitanas de jamón y queso y calimocho, apelar a la tradición. En ella justifican los universitarios granadinos algo tan rematadamente freak y casposo como las novatadas estudiantiles. “Sirven para socializar entre compañeros y hacer amigos”, dicen, como si no bastara con que la familia te venga de serie como para que también te impongan los amigotes de farra. Se llega a defender como tradición un fenómeno tan postizo y mimetizado como el botellón de fin de semana –entendiendo como tal el período que va del lunes al domingo-. Y no olvidemos el ejemplo extremo de lo freak: En este Siglo XXI aún es posible darse de bruces en plena vía pública con la deplorable imagen de la tuna, esos indigentes fondones en leotardos, bufones medievales cuyo método de ligue consta en cantar irritantes tonadas armados de bandurrias, esos torturadores que tras mortificarte piden propina. De acuerdo, Superman lleva capa y mallas, pero él lucha por el bien común; también el Chapulín Colorado, pero su sentido del ridículo es mayor que el del tuno, único espécimen de universitario con excusa para pasar de los cincuenta años.

De modo que más que intentar cambiar por decreto la triste realidad de parte de su alumnado, la Universidad podría redirigir sus esfuerzos a la reinserción de su rebaño, con psicólogos que orienten a los adictos a la novatada, mesas informativas contra el gregarismo y la vulgaridad a la entrada del botellódromo y la apertura de campos de reeducación para tunos al más puro estilo maoista. Guerra a la tradición.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Federico:

Me imagino que eres el clásico resentido que intentó entrar en la tuna y que no le dejaron por estúpido... Por eso, tu resentimiento te lleva a opinar de algo de lo que seguro no tienes la menor idea.
Está claro que no conoces el fin ni el ánimo de la Tuna, que no respetas a tus mayores ni sigues ningún patrón mas que el distinguirte por el inconformismo sustentado en la cultura adquirida por la lectura de tebeos.
Simplemente, decirte que hay miles de personas que han pertenecido a tan noble, ilustre y remota tradición. Que no te voy a dar el gusto de intentarte explicar lo que se siente cuando gracias a contribuyentes como tu o tu familia, viajamos a extender nuestra cultura por los cinco continentes (evidentemente sin pagar).
Que antes de que te ligues a una joven, ella o sus madres o la tuya, habrá puesto los ojos y parte de un suspiro en alguien educado, sonriente, caballeroso y alguna vez guapo y tiposo, aunque sea simplemente en sus sueños....

Por ello, gracias a personas como tu, la tradición se hace más fuerte y anima a aquellos que la hemos vivido intensamente a que demos el testigo a otros que realemente lo merezcan...

Por todo ello ¡ aupa tuna!

Federico Vaz dijo...

Genial!
Arriba esos leotardos!
Y no olvides el H&S, que tanta caspa se ve mucho sobre los ropajes negros.

Ah, y gracias por recordarme que los tunos os lleváis subvenciones públicas, como los toros, los andilucas y la hija de Chaves

Anónimo dijo...

Con publicaciones como ésta, no me sorprende la cantidad de lectores que te siguen y comentan de manera constante.
Yo, lamentablemente, paré acá buscando alguna información sobre Estudiantinas pero me voy con las manos vacías.