Es reduccionista e incierto que Fortes haya llamado a Lorca fascista. El profesor habla del poeta como "un intelectual orgánico burgués y neopopulista (...) que pertenece a la elite intelectual”; el muy inútil en lugar de dedicar versos a un tanque ruso como Machado escribía “romances neopopulistas donde no hay proletarios, ni jornaleros ni campesinos con conciencia revolucionaria de clase”. Claro que Lorca nunca practicó el realismo socialista, pero ya me dirán qué tienen de neopopulista Poeta en Nueva York, Divan del Tamarit, El público o la Comedia sin título. Es indiferente, según José Antonio Fortes si la literatura no es instrumento de la lucha de clases no sirve. La emprende con Ayala “cuya propuesta al proletariado consiste en: compro, consumo, luego existo”. Cae por el camino el “panfleto de legitimación fascista ‘La familia de Pascual Duarte’”, aunque “el no va más entre estas mercancías ideológicas de la traición, la complicidad y el entreguismo históricos de la socialdemocracia en España es ‘Soldados de Salamina’”.
Cuenta Fortes con un club de admiradores en el llamado Colectivo de Alumnos de la Universidad de Granada que vuelca en Internet encendidas defensas de la “teoría forteana”, que “enseña esa fuerza ideológica de la literatura que puede llegar a matar” e invita a García Montero a batirse en duelo “dejando a un lado las ventajas que ofrece el sistema al que sirve de lacayo diplomado”, sin emplear “un aparato ideológico de difusión nacional”, verbigracia, El País. Los mismos cachorros publican artículos como el que describe “los intentos de José Stalin, desde los años 30 hasta su muerte, para democratizar el gobierno de la Unión Soviética”. Resulta que no supimos ver en el georgiano a otro demócrata ignorado como lo fue Queipo de Llano según Fernández-Coppel.
En una entrevista el profesor Fortes admite que una labor crítica e independiente al margen del sistema mercantil e ideológico capitalista tiene nulas posibilidades de ser publicitada. No le preguntan sobre las posibilidades de eliminación física que tiene quien realice dicha labor en una utopía marxista-leninista tan de su gusto. En sus escritos hallamos joyas de la retórica leninista como el aserto de que “el revisionismo socialidealista camufla el servicio de clase que el intelectualismo orgánico y el funcionariado ideológico le prestan al bloque burgués para fundamentación de su dominancia histórica y legitimación de clase” ¡Jesús!.
Por supuesto que tiene razón Fortes al denunciar que hoy, como antes existen los intelectuales ”del Régimen”. Cita el profesorentre estos ungidos a Antonio Muñoz Molina, pero para hacerlo se refiere al 11-S que el ubetense narró y lo llama un “memorable derrumbe”. Si le gana los sesenta mil euros que demanda a García Montero lo coherente sería donarlos a Al Qaeda.
Ultimo bastión contra el liberalismo es un poema de Michel Houllebecq incluido en Le Sens du Combat, publicado en 1996. Hoy cobra una actualidad escalofriante. La traducción es de Carlos Cámara y Miguel Frontán
Rechazamos la ideología liberal porque es incapaz de darle un sentido, una vía, A la reconciliación del individuo con su semejante en una comunidad que podríamos calificar de humana. Y, por otra parte, el fin que ésta se propone es incluso totalmente diferente. (...)
Es indiscutible y está comprobado que todo proyecto humano se evalúa cada vez más en función de meros criterios económicos. De criterios absolutamente numéricos, Memorizables en archivos informáticos. Esto no es aceptable y debemos luchar por que la economía sea puesta bajo tutela Y por que se la someta a ciertos criterios que me atreveré a llamar éticos. Y cuando echan a tres mil personas y oigo charlatanear sobre el costo social de la operación Me entran ganas furiosas de estrangular a una media docena de auditores, Lo que sería una excelente operación, Una limpieza absolutamente benéfica, Una operación prácticamente higiénica.
Tened confianza en la iniciativa individual, eso es lo que repiten por todas partes, Lo que van repitiendo por todas partes, como esos viejos despertadores a cuerda Cuyo campanilleo uniforme bastaba por lo general para hundirnos en un insomnio extenuante y definitivo. No tengo para esto más que una respuesta, Y esta respuesta surge de una experiencia al mismo tiempo desconsoladora y repetitiva. Es que el individuo, quiero decir el individuo humano, es por regla general un animalito a la vez cruel y miserable, Y que sería muy en vano tenerle confianza a menos que sea acorralado, encerrado y mantenido entre los principios rigurosos de una moral inatacable. Lo que no es el caso. En una ideología liberal, se entiende.
Tras el bochorno de San Lucas promete el rector González Lodeiro que acabará con las novatadas; de momento se ha traspapelado la orden en la que, le aseguran sus colaboradores, ya se habían prohibido. La Universidad es una máquina burocrática tan torpe como la Justicia, y con la Justicia la Universidad comparte otro pesado lastre: su apego al ritual y a la tradición. El propio rector y sus profesores no dudan en disfrazarse de mesas camillas rematadas por fanales y desfilar en procesión a comienzo del curso con nulo sentido del ridículo. De ahí que al rector se le vaya a poner muy cuesta arriba emprender una loable cruzada contra lo rancio en la que tampoco parece poner excesivo entusiasmo.
Y es que el que esto firma, inmune al polen de las gramíneas, cipreses y quenopodios, sufre una virulenta alergia hacia todo lo que se justifica en la tradición. Toda tradición merece una traición y constituye un obstáculo que la especie debe derribar sin remilgos si es que pretende evolucionar. Detesto cualquier tradición, pues todas son bárbaras en esencia, desde las ofrendas florales hasta los toros embolados, de las cabras lanzadas desde campanarios a los capellanes castrenses.
Centrándome en la Universidad, entre la hilaridad y el sonrojo oigo a gañanes de veinte añitos, nutridos con napolitanas de jamón y queso y calimocho, apelar a la tradición. En ella justifican los universitarios granadinos algo tan rematadamente freak y casposo como las novatadas estudiantiles. “Sirven para socializar entre compañeros y hacer amigos”, dicen, como si no bastara con que la familia te venga de serie como para que también te impongan los amigotes de farra. Se llega a defender como tradición un fenómeno tan postizo y mimetizado como el botellón de fin de semana –entendiendo como tal el período que va del lunes al domingo-. Y no olvidemos el ejemplo extremo de lo freak: En este Siglo XXI aún es posible darse de bruces en plena vía pública con la deplorable imagen de la tuna, esos indigentes fondones en leotardos, bufones medievales cuyo método de ligue consta en cantar irritantes tonadas armados de bandurrias, esos torturadores que tras mortificarte piden propina. De acuerdo, Superman lleva capa y mallas, pero él lucha por el bien común; también el Chapulín Colorado, pero su sentido del ridículo es mayor que el del tuno, único espécimen de universitario con excusa para pasar de los cincuenta años.
De modo que más que intentar cambiar por decreto la triste realidad de parte de su alumnado, la Universidad podría redirigir sus esfuerzos a la reinserción de su rebaño, con psicólogos que orienten a los adictos a la novatada, mesas informativas contra el gregarismo y la vulgaridad a la entrada del botellódromo y la apertura de campos de reeducación para tunos al más puro estilo maoista. Guerra a la tradición.
Il existe au milieu du temps la possibilité d’une île (Michel Houllebecq)
Alguien pudo pensar en un paraiso helado, de la posibilidad de una isla de serena abundancia. Un medio natural espectacular, una sociedad opulenta, con mucho a repartir entre muy pocos, poco más de trescientos mil habitantes y el mayor Índice de Desarrollo Humano del mundo, un nivel cultural altísimo, uno de los sistemas sociales más igualitarios de la Tierra, una economía, durante mucho tiempo dependiente casi en exclusiva de las exportaciones pesqueras pero que en los últimos años ha ido diversificándose gracias al ecoturismo y el software; sólo en 2003 los islandeses tuvieron una ligera idea de lo que significa una recesión económica de la que salieron rápidamente... Hasta tienen a Björk y a Sigúr Ros para acrecentar la leyenda del paraiso islandés. Cómo imaginar que la actual crisis global convertiría a Islandia en el infierno en la Tierra, en un país en bancarrota amenazado por el corralito y el acaparamiento de víveres.
Créanlo. Un artículo de Expansión, La rendición de Islandia, hablaba este miércoles de una caída de la bolsa del 77%, de un endeudamiento del sistema bancario que supera en doce veces el Producto Interior Bruto nacional, y con una moneda, la corona, que nadie quiere en momentos de crisis. En El Confidencial, que cita a Bloomberg, se destaca que Los islandeses hacen acopio de alimentos: "Tras cuatro años de alegre consumo, los islandeses están inundando los supermercados una última vez, para hacer acopio de comida porque el colapso del sistema bancario amenaza con paralizar las importaciones de la isla. Bonus, una cadena nacional, tiene mercancía en sus almacenes para unas dos semanas. Después, los estantes empezarán a vaciarse a menos que pueda acceder a divisas extranjeras".
El lado chusco de este asunto lo reseña Europa Press y lo recoge La Razón: "Varios internautas chinos pretenden comprar la isla y hasta escoger quién será su próximo presidente. Según el diario Nanfang Daily, la idea ha surgido de un internauta, que ha propuesto comprar Islandia en grupo después de que la isla saliera a la venta, como una broma, en Ebay. Sin embargo, los internautas chinos se han tomado en serio la iniciativa y ahora varios miles de personas se han sumado al plan. '¿Vas a comprar una casa en China? Te estamos esperando en Islandia. Convirtámosla en un país comunista', propone un internauta".
Expansión habla de los culpables -no deja de ser curiosa la furia anti-directivos y anti-magnates que le ha entrado a este diario económico de tan firme fe en el capitalismo- del caso islandés, que no se diferencian mucho de los sinvergüenzas que nos han llevado a la actual situación en todo el mundo desarrollado: "Al tener una tasa de inflación tradicional y unos tipos de interés más altos que la media de, por ejemplo, la UE, los bancos aprovecharon para endeudarse en mercados internacionales y ganar dinero prestándolo en su país de origen, financiando el diferencial de crecimiento nacional. Ésto motivo un auge del consumo privado interno que dio pie a una acumulación de deuda externa neta del 840% de la producción, la mayor del mundo. Al igual que el pueblo pide ahora la cabeza de los banqueros más renombrados de la City y de Wall Street, los islandeses deben pedir la capitulación de sus líderes políticos. Los mismos que no querían entrar en la Unión Europea para seguir explotando las asimetrías de los mercados, y les han llevado a unos tipos de interés del 15,5% (a final de 2005 estaban en el 8%, hoy han aprobado bajarlos al 12%) y un estrangulamiento de sus importaciones".
¿Una isla? Mejor que nos devoren los tiburones. (Vídeo: Sigúr Ros: "Heima")
Quédense con esta cara. Este tipo tan formalito es el mismo con pinta bakala de la foto de más abajo cuando, en julio de 2006, se puso en huelga de hambre en la Plaza de Sant Jaume de Barcelona, ante la sede de la Generalitat -durante 24 horas, tampoco hay que pasarse- para reivindicar la escolarización de su hija en español. Tachó entonces de "xenófoba y profundamente discriminatoria" la conducta de la asociación de padres del colegio de Sitges en el que estudia su hija. Desde entonces su cruzada por el bilingüismo se fue endureciendo y el cruzado, de nombre -españolísimo, hay que reconocerle- Carmelo González, fue llevando más y más lejos su reivindicación contra el modelo lingüistico impulsado por el Govern, jaleado siempre por El Mundo y toda la Santa Alianza. Ciutadans quiso aprovechar su tirón entre la fauna ultra presentándole como candidato al Congreso, pero pronto el partido de Albert Rivera le resultó a Carmelo excesivamente tibio y Carmelo se salió por la derecha.
Dos años después Carmelo ha sufrido la involución neuronal que un significativo sector de la ciudadanía padece como fruto del inmoderado consumo de los editoriales de Pedrojota, la filípicas de Fedegggico y la pseudociencia y el ocultismo de César Vidal. El resultado más reciente es que su mujer, que llegó a estampar su firma entre el millar de apoyos que obtuvo a su campaña por el español, se ha hartado y ha pedido el divorcio. Pero ¡Ay!, para El Mundo -que viene publicando una saga copleccionable sobre la supuesta persecución lingüistica- y Libertad Digital la conyuge no es más que el brazo ejecutor del separatismo, "demostración palpable de lo perverso que es el sistema lingüístico impuesto por el Gobierno catalán” -editorializa Ramírez-, y no es que no pueda aguantar ni un día más a semejante fanático en casa, es que lleva a cabo una pérfida estrategia para anular al martir del bilingüismo.
Vean las alegaciones que contra Carmelo presenta su santa en la demanda de divorcio: Dice la señora que su marido está "obsesionado" contra todo lo que tenga que ver con el catalán , lo cual, dice, podría provocarle problemas a la hora de cuidar a sus dos hijos, "no permite a sus propios hijos relacionarse con ninguna persona o amigo que hable en catalán" y le acusa de "haberse enemistado con la dirección del centro escolar" al que acude su hija. Carmelo"prohibía escuchar emisoras en catalán, tenía vedado el cava en su casa y otros productos etiquetados en catalán" y se enfureció porque su mujer "organizó el cumpleaños de su hijo en un centro que sólo se anunciaba en catalán". Queda meridianamente claro que Carmelo es todo un luchador por el bilingüismo.
Desde ya hay que pedir al juez que acepte de inmediato la demanda de divorcio y que la libre de este orate, y que lo remate con una orden de alejamiento que lo confine a Santo Domingo de la Calzada. Lástima que ella no sea una Heather Mills que desplume a Carmelo hasta el último céntimo -no le iba a faltar trabajo de tertuliano en Intereconomía, Veo TV o Popular TV, hambre no va a pasar la criatura-. Pero siempre podremos brindar con un buen cava cuando el juez libre a sus hijos de la influencia de este gilipollas.
Los de su bando lo ven como la más clara señal del fin de los tiempos: En nada se puede ya confiar si al líder de la gente de orden la Fiesta Nacional le parece un coñazo, necesitamos un duce, un orgulloso caudillo, un Haider a 140 km/h, no un registrador de la propiedad. Los del bando contrario le subrayan el feo y lo comparan con su sobreactuación patriótica del año anterior, como si la actuación y la impostura no formaran parte de la esencia misma del político. Los micrófonos son traidores, lo sabemos desde Bernstein y Woodward, pero si, igual que en el Despacho Oval, en Moncloa se registraran las conversaciones, algún día escucharíamos a Zapatero decirle a Sonsoles: "Mañana tengo el coñazo de los banqueros, a ver que pide ahora esa panda de mangantes y a ver cómo hace Solbes para que el personal no se dé cuenta de que ayudar a la Banca le va a costar seis mil euros a cada contribuyente". Y si los micrófonos se volvieran en contra de quienes los sostienen tendríamos frecuentes pilladas de Pedrojota y sus secuaces cronometrando relojes para soltar al unísono la próxima fantochada sobre moritos etarras o la persecución lingüistica en Cataluña.
Hay que solidarizarse con Mariano Rajoy no por haber sido pillado, sino por decir lo que casi todos pensamos: Los desfiles militares son un coñazo, la Fiesta Nacional es un coñazo, la Patria, un coñazo total... Un coñazo la cantinela del ejército democrático y oenegé, un coñazo la carcundia que va a los desfiles y abuchea a los políticos, un coñazo la Legión y su autoafirmación heterosexual cambiando a la cabra por macho cabrío, un coñazo la ministra de Defensa, un coñazo el desfile de los aliados de la OTAN. Los himnos son un coñazo; las banderas con el toro de Osborne dan grima; las tomas de posesión, un full; las ruedas de prensa de los políticos, un pestiño desde el "buenos días a todas y todos"; la nadalitis, la alonsitis, la seleccionitis con su deriva patriótica, un horror; las homilías patríoticas de los arzobispos en el 12 de octubre, un asco; Dios es un coñazo.
Rajoy se lamentaba en corrillo de un nada apetecible compromiso laboral, dejarse ver en un coñazo de desfile, encima en día de fiesta, y es que el trabajo, todo trabajo, es un gigantesco coñazo. Viva Rajoy si la música militar nunca le supo levantar, vivan los vagos que se quedan en la cama. La pereza es una virtud -y Rajoy ya ha demostrado ser un vistuoso- , el desapego a lo solemne también.España es un coñazo y me tiene muy, pero que muy harto. Es mi último día de vacaciones y me quedo en la cama en solidaridad con Mariano Rajoy. Total, puestos a protagonizar gestos inútiles...
elqueapagalaluz.es Ya está activado el nuevo dominio tras el cambio de nombre de este blog y ya se puede acceder a él desde la direción www.elqueapagalaluz.es. Ya lo tenéis más facilito, gracias a Piensa Solutions: Un chollo lo de sus planes de dominios y redireccionamiento. Es ideal para los blogs. Por unos 18€ al año todo incluido tienes el dominio .com, .net., .es, .eu, .cat, .tv... y el redireccionamiento a la página que quieras, que siempre puedes cambiar, además de correos asociados, gestión de DNS y todo lo demás. lo que no he probado es lo del hosting... mientras lo den gratis Blogger y Googlepages...
La cultura de la codicia que hoy todos denigran -aplicando imposibles postulados morales al latrocinio institucional que ha sido, es y será el capitalismo especulativo- tiene su traducción castiza: Aquí lo llamamos cultura del pelotazo y Andalucía ha sido bastión de una manera de obrar tan carente de ética como sobrada de excusas –creación de riqueza, puestos de trabajo, desarrollo…- que ha hermanado a políticos de todas las razas –escribir sensibilidades sería un oximorón-, promotores, listillos y aprovechados sin cuento. Incluso cuando el zapaterismo trajo un tímido giro hacia la ética del bien común y la condena moral de la especulación, por aquí gobernantes, lacayos y ricachones han mantenido bien alta la mirada de suficiencia de quien disfraza de interés general el provecho personal. Fíjense en un Gobierno –el de Chaves- poniendo al frente de lo público a contratistas que llevan años haciendo pingüe negocio privado a su costa: ¿Saben a qué medio de comunicación me refiero, verdad?
También el frente ultraliberal se aferra a esa cultura: Miren al gobierno de Madrid perpetrar el peor robo que se le puede hacer a la ciudadanía, el de su salud. Pisotean derechos constitucionales regalando al capital privado hospitales construidos con dinero público. ¿Han reparado los madrileños que votan a Aguirre en su admirado modelo estadounidense?: No son las hipotecas la primera causa por la que los norteamericanos se declaran en bancarrota; es debido a las facturas médicas. Ese futuro nos preparan quienes privatizan la Sanidad pero exigen que el dinero de los impuestos salve el trasero a la banca, un dinero que en ningún caso bajará el precio de la gasolina que le pones al coche, que no te protegerá contra la pérdida de tu casa.
El fin de este ciclo, de este tiempo de cuatreros, ha de llegar allí y aquí. Qué gran lección ese –literalmente- demoledor informe pericial sobre el Centro Comercial Nevada: Hay que derribar el monstruo. Todo se hizo mal –deliberadamente mal-. Políticos sin escrúpulos y promotores voraces se aliaron para levantar un mamotreto ofensivo, ilegal, que todo lo asfixia a su alrededor. Será todo un espectáculo asistir al derribo, demolición a escala de un sistema económico y de una cultura de la codicia. Pero antes permítannos un pequeño placer: “¡Saltad, bastardos!” pedía la pancarta de un manifestante ante Wall Street, recordando a los magos de las finanzas de hoy el inolvidable ejemplo de aquellos especuladores arruinados que se arrojaban desde los rascacielos durante el “crack” de 1929. El Centro Nevada tiene sólo 17,70 metros de altura -14,40 más de los permitidos-. Si se elimina rápidamente el exceso de edificabilidad, con suerte cuando, en un acto de justicia poética, los responsables salten al vacío apenas se quebrarán un par de costillas y alguna pierna.
Proclamaron el Fin de la Historia con la caída del Muro y hoy reeditamos la Guerra Fría. Pregonan el fin del capitalismo ahora que la planificación estatal salva a los especuladores con el dinero de sus víctimas y el Partido Comunista Chino es destacado accionista de Morgan Stanley; ya veremos. Pero hay que anunciar el fin de las ideologías –y de la clase obrera- cuando se escucha La Internacional entonada por Juan Antonio Mérida, portavoz del Gobierno Municipal de Granada y, por tanto, de una derecha derechista con avaricia. No sé si se habrán revuelto en sus tumbas el mecánico Pierre Degeyter y el embalador Eugène Portier, que compusieron en 1871 un himno que les representaba como trabajadores, acostumbrados ya a que el suyo haya sido canto de opresión –himno nacional de la URSS hasta 1943-, o mensaje institucionalizado por la socialdemocracia, que lo entona con sonrojo y la boca pequeña -Ver a un impasible Felipe González con cara de circunstancias, sin mover los labios ni levantar el puño, mientras se interpretaba en los cónclaves del PSOE era el más claro mensaje que podían enviar los conversos a la religión del mercado-; o que vuelve a agarrarse a ella cuando –primer gobierno de Zapatero- le interesa vender al electorado aparentes giros a la izquierda. A La Internacional le devolvieron la dignidad los estudiantes pekineses que la coreaban antes de ser masacrados en Tian'anmen. Entonces fue más que nunca un himno de libertad. Las variaciones en la letra de La Internacional son un claro termómetro de la división de la izquierda. La que el portavoz Mérida entonó el lunes pasado fue la versión vigente hasta la Segunda República y mantenida por los comunistas, la de “Arriba, parias de la Tierra; en pie, famélica legión”, fiel a la original en francés, donde los “parias” son “proscritos”, pero diferente a la socialista –o latinoamericana- y la anarquista que comienzan por “Arriba los pobres del mundo, en pie los esclavos sin pan”. Pero una vez apropiada por la derecha, las posibilidades son infinitas y a cual más deprimente. ¿Y si un día son los niñatos de Operación Triunfo quienes la cantan con ese sentimentalismo poligonero a lo Andy y Lucas que les caracteriza? Viene a ser lo mismo lo que ha hecho Juan Antonio Mérida, un auténtico tiro de gracia, es como si la FAES comprase los derechos de La Internacional; ya nunca será la misma. Lo de menos es que Mérida cantara a los “parias de la Tierra” para explicar que no considera ofensivo llamar parias a los granadinos más pobres como hizo en el pleno que aprobó los impuestos. Hay términos que son ofensivos según de quién vengan: Sí, paria a mucha honra, pero tú cuidadito con llamarme así. Hay quien proclama su orgullo marica cada 28 de junio o todos los días, pero según quién le llame maricón le suelta dos hostias, y con razón.