Que el naranja es el color de moda no hay quien lo dude. Los responsables forman un partido político llamado Ciudadanos -antes el pequeño partido catalán Ciutadans, conocido sobre todo por sus cruzadas contra la inmersión lingüística y en favor de la escolarización en español (castellano para catalanes y latinoamericanos), poco más-; lo son ellos y unos medios de comunicación encandilados por todo lo nuevo y ávidos de explotar la telegenia de su líder Albert Rivera -es raro que aún no se haya cambiado a Alberto, como Vidal Quadras pasó de Alex a Alejo cuando se hizo habitual en Intereconomía- para sus rentabilísimas tertulias políticas. Apoyados en el acriticismo general de esos medios, los Rivera boys cultivan una imagen de centrismo que les está dando muy buenos resultados en las encuestas y en las recientes elecciones andaluzas.
El ascenso de esta marea naranja parece imparable; ya casi todos hablan de Ciudadanos como elemento químico imprescindible en futuras fórmulas poselectorales, pero los analistas no van más allá de vaticinar que servirán para apuntalar mayorías absolutas para el Partido Popular -yo ni siquiera auguraría mayorías relativas para los muchachos de Rajoy- y los más audaces se atreven a calificarlos como la marca blanca del PP. Ya se han publicado datos sobre el pasado de Rivera -ya lo han pillado con el carrito...- entre los cachorros del PP, pero nadie osa mirar más hacia la derecha. Yo no hablaría de marea sino de un auténtico agente naranja con tanto efecto herbicida y desfoliante en la política española como el utilizado por los militares estadounidenses contra las cosechas y selvas vietnamitas. No es marca blanca del Partido Popular una fuerza que lo está adelantando por la derecha, y como pruebas tenemos sus propuestas recentralizadoras de la administración y las ideas aportadas por su fichaje estrella, el economista ultraliberal Luis Garicano, algunas no tan nuevas -la apuesta por el Ave ya la criticó Izquierda Unida por social y ambientalmente dañina-, y otras abiertamente escandalosas, como la de la igualación del IVA, que gravaría de manera semejante productos de primera necesidad y de lujo. Este nuevo agente naranja está incluso aprovechándose de los efectos secundarios que provoca en los demás; para su crecimiento exponencial se comporta como un ave carroñera alimentándose de los despojos de UPyD, que las hambrientas hienas del PP también codician. Algunos han calificado a Rivera como el candidato del Ibex-35; de momento el Wall Street Journal lo colma de elogios. Es para desconfiar ¿no creen?
Vídeo: Depeche Mode - Agent orange
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