domingo, 26 de abril de 2015

Los pluriempleados

Un total de 5.444.600 españoles están en paro según la Encuesta de población Activa de enero a marzo de 2015. Sin embargo algunos privilegiados practican el pluriempleo, y además con el beneplácito de uno de los empleadores, el Congreso de los Diputados, aun a pesar de que los estatutos de dicha institución prohiben expresamente a sus miembros compatibilizar más de un trabajo remunerado. Me refiero, como ya sabrán, al diputado del Grupo Popular Vicente Martínez-Pujalte y al actual embajador en Londres, exministro y exdiputado Federico Trillo. Ambos han reconocido, cada uno a su modo, que, paralelamente a sus tareas institucionales, han estado cobrando por asesorar a empresas investigadas por, presuntamente, haber pagado comisiones para obtener contratos públicos, lo cual ha motivado tanto las críticas de la oposición como curiosas autojustificaciones como el estrambótico asesoramiento verbal -que debe ser como el que da una madre: hijo, abrígate, come, no vayas con malas compañías-. Miembros destacados del Partido Popular han justificado estos casos de lucrativo pluriempleo porque, a su juicio, el Congreso pagan sueldos bajos, y llegan a proponer una ampliación del régimen de compatibilidades de Sus Señorías, que consideran demasiado restrictivo.

Por si necesitan que les refresque la memoria, les recordaré que Martínez-Pujalte sería el digno sucesor de Martínez el Facha, ahora que el historietista Kim anuncia la jubilación del mítico personaje de El Jueves. En cuanto a Trillo, ¿qué más decir del personaje político más repulsivo desde el final del franquismo?; sólo recordaré que el paladín de Aznar en la invasión de Irak, el incansable picapleitos del PP, que no descansó hasta colgar la cabeza -profesional- de Baltasar Garzón en su sala de trofeos, obtuvo notoriedad como coctelero de cadáveres de españoles tras la tragedia del avión Yak-42 que se estrelló en Turquía cargado de soldados procedentes de Afganistán. Más adelante, ya en su actual puesto de diplomático, se vio salpicado por el escándalo de que personas a sus órdenes acogieron y agasajaron en Londres al expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa, lo que costó el cargo al cónsul en la ciudad. Pero estos pluriempleados se pasan las incompatibilidades por el arco del triunfo y no pasa nada.







domingo, 19 de abril de 2015

El agente naranja

Que el naranja es el color de moda no hay quien lo dude. Los responsables forman un partido político llamado Ciudadanos -antes el pequeño partido catalán Ciutadans, conocido sobre todo por sus cruzadas contra la inmersión lingüística y en favor de la escolarización en español (castellano para catalanes y latinoamericanos), poco más-; lo son ellos y unos medios de comunicación encandilados por todo lo nuevo y ávidos de explotar la telegenia de su líder Albert Rivera -es raro que aún no se haya cambiado a Alberto, como Vidal Quadras pasó de Alex a Alejo cuando se hizo habitual en Intereconomía- para sus rentabilísimas tertulias políticas. Apoyados en el acriticismo general de esos medios, los Rivera boys cultivan una imagen de centrismo que les está dando muy buenos resultados en las encuestas y en las recientes elecciones andaluzas. 

El ascenso de esta marea naranja parece imparable; ya casi todos hablan de Ciudadanos como elemento químico imprescindible en futuras fórmulas poselectorales, pero los analistas no van más allá de vaticinar que servirán para apuntalar mayorías absolutas para el Partido Popular -yo ni siquiera auguraría mayorías relativas para los muchachos de Rajoy- y los más audaces se atreven a calificarlos como la marca blanca del PP. Ya se han publicado datos sobre el pasado de Rivera -ya lo han pillado con el carrito...- entre los cachorros del PP, pero nadie osa mirar más hacia la derecha. Yo no hablaría de marea sino de un auténtico agente naranja con tanto efecto herbicida y desfoliante en la política española como el utilizado por los militares estadounidenses contra las cosechas y selvas vietnamitas. No es marca blanca del Partido Popular una fuerza que lo está adelantando por la derecha, y como pruebas tenemos sus propuestas recentralizadoras de la  administración y las ideas aportadas por su fichaje estrella, el economista ultraliberal Luis Garicano, algunas no tan nuevas -la apuesta por el Ave ya la criticó Izquierda Unida por social y ambientalmente dañina-, y otras abiertamente escandalosas, como la de la igualación del IVA, que gravaría de manera semejante productos de primera necesidad y de lujo. Este nuevo agente naranja está incluso aprovechándose de los efectos secundarios que provoca en los demás;  para su crecimiento exponencial se comporta como un ave carroñera alimentándose de los despojos de UPyD, que las hambrientas hienas del PP también codician. Algunos han calificado a Rivera como el candidato del Ibex-35; de momento el Wall Street Journal lo colma de elogios. Es para desconfiar ¿no creen?

Vídeo: Depeche Mode - Agent orange

lunes, 13 de abril de 2015

Lady sang the blues (y lo que le pusieran delante): Billie a los 100

En abril de 1915, hace justo un siglo, vino al mundo en Filadelfia una niña afroamericana de piel muy clara a la que sus padres llamaron Eleanora de nombre y oficialmente sus apellidos eran Fagan Cough, los mismos de su madre adolescente puesto que su padre las abandonó cuando la niña aún era un bebé. No obstante Eleanora adoptó el apellido y la profesión de su padre, el músico de jazz Clarence Holiday cuando, rebautizada artísticamente Billie, decidió sacar partido a la virtud natural que la hacía única, una voz descrita en más de una ocasión, y sin añadir exageración alguna, como la de la mejor cantante del siglo XX.  No fue sólo una cuestión de voz, ya que Billie Holiday lograba modularla como el sonido de un instrumento musical, particularmente un saxo; destacaba también una inigualable capacidad interpretativa, su dominio del swing y la adaptación de sus cualidades vocales al contenido de cada canción. Billie transmitía a sus canciones una enorme intensidad fruto, en muchos casos, de una traslación de sus vivencias personales a las letras cantadas. Esto último la emparentaba con cantantes de blues anteriores como Ma Raney y Bessie Smith. Billie también admitía la influencia de músicos instrumentales, como algunos de los miembros de las big bands del primer Louis Armstrong y, por supuesto, quien durante algunos años fue su pareja, el saxofonista Lester Young. Por otro lado la influencia de Billie Holiday y su forma de cantar es reconocible en Frank Sinatra y prácticamente todos los intérpretes vocales de la segunda mitad del siglo.

Violada siendo aún una niña, cuando escapó del colegio y se mudó a Brooklin con su madre comenzó a ejercer la prostitución. A los dieciseis años ya cantaba en clubes, pero fue en 1933 cuando decidió emprender una carrera en la música, tras ser descubierta por John Hammond, el mismo que lanzó las carreras de Leonard Cohen y de un joven Bob Dylan, y de la mano de Benny Goodman. Por entonces grabó su primer disco, Your mother's son-in-law, un 78 rpm para Columbia, y actuó con gran éxito en el teatro Apolo de Harlem, una meca como el Cottom Club donde, al igual que en el famoso garito retratado en la película de Francis Coppola (1984), los artistas negros debían entrar por la puerta trasera. Sus siguientes grabaciones las haría para el sello Brunswick y de entonces son sus versiones de It's funny that way, My man o Night and day. Billie Holiday también nos dejó inolvidables composiciones propias como Fine and mellow, God bless the child, My man o Lady sings the blues, que le valió el apelativo de Lady Day.
Sin embargo no fue una composición suya sino de Abe Meeropol la canción interpretada por Billie Holiday que recordaremos por siempre, la sobrecogedora Strange fruit de 1939, un estremecedor retrato de los linchamientos de afroamericanos en el Sur de los Estados Unidos. Posteriormente la canción se convirtió en un himno de la lucha por los derechos civiles y uno de los temas musicales más influyentes de la Historia; fue versioneada entre otros artistas como Robert Wyatt y sus imágenes de fuerte contraste pueden haber inspirado a Bob Dylan para su Blind Willie McTell; además sus versos mezclan a la perfección y con amargo sarcasmo lo bucólico y el drama: Pastoral escena del galante sur, los ojos abultados, la boca torcida, el aroma de las magnolias, dulce y fresco y de pronto el olor de la carne quemada. Tan conocidas como la música de Billie Holiday lo fueron sus adicciones: el alcohol y la heroína, que dañaron su voz y afectaron a sus últimas grabaciones, la llevaron a una temprana muerte en 1959. La exitosa y mentirosa adaptación de su autobiografía al cine, Lady sings the blues (Sidney J. Furie, 1972), por la que Diana Ross se hizo con un óscar, no empañó el legado ni desprestigió la leyenda de quien U2 llamaron en un tema de 1987 Angel of Harlem. En 2010 la cantante Dee Dee Bridgewater dedicó todo un álbum a interpretar las canciones de Billie Holiday, Eleanora Fagan (1915-1959).

Vídeo: Strange Fruit

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