Pavlik Morózov era el héroe, mártir y modelo a seguir para los
Jóvenes Pioneros de la Unión Soviética. Los
pioneros, especie de
scouts con el añadido del adoctrinamiento fanático de unas Juventudes Hitlerianas, desfilaban orgullosos ante el monumento a
Pavlik Morózov en el parque moscovita que llevaba el nombre del niño mártir del comunismo y soñaban seguir su ejemplo, ser como él. ¿Y cuál fue su hazaña?
Pavlik era el hijo de
Trofim Sergeevich Morózov, alcalde de Gerasimovka, en Siberia Occidental. Según la leyenda oficial en 1932, en pleno
reinado de
Josif Stalin,
Pavlik descubrió que su padre acaparaba parte del grano que debía entregar a la granja colectiva. El niño de trece años denunció sin dudarlo a su progenitor ante la Policía Política. El alcalde de Gerasimovka fue deportado a un
gulag; la comunidad, indignada con la delación de
Pavlik, linchó al adolescente. El Partido lo convirtió de inmediato en un héroe y fusiló a cuatro de sus supuestos asesinos aunque no logró implicar al abuelo a pesar de las atroces torturas a las que el anciano fue sometido. Cualquier pionero quería ser un héroe como
Pavlik y no habría dudado en denunciar a sus padres si sospechaba que éstos realizaban actividades contrarias al Estado Soviético. Gracias a
Pavlik Morozov los padres aprendieron a temer a sus propios hijos y el régimen totalitario introdujo sus tentáculos en la intimidad de las familias.
Según un aforismo ruso puedes influenciar a un niño mientras cabe
Lenin niño, en la Cuba de los
Castro han seguido desfilando los
Pioneros con su pañuelo rojo al cuello, para fotografiarse después uniformados junto al
líder no tan eterno o su hermano y sucesor. A los totalitarios y a los populistas -eufemismo para los aspirantes a totalitarios- se les llena la boca hablando de la juventud y de lo nuevo, todo lo que ellos no son; sueñan con generaciones de autómatas dispuestos a acabar con todo lo viejo, menos ellos, claro. Otro aspirante a
líder eterno que se quedó en el intento,
Hugo Chávez, gustaba ser anfitrión de glorificaciones internacionales de la juventud adoctrinada e ideologizada, como el
Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes celebrado en Caracas en 2005; algunos ayuntamientos andaluces enviaron a sus jóvenes pioneros y a algún concejal con dietas con cargo al erario público. Hay que asegurarse de que siempre habrá un
Pavlik Morózov.
cruzado en la cama, cuando crece más es demasiado tarde para empezar. Los tiranos lo saben muy bien; como los niños soviéticos que llevaban en sus pechos la insignia con un supuesto
Igual que alas dictaduras, a la Iglesia Católica le gustó demasiado tiempo el
dejad que los niños se acerquen a mi. En la actualidad incide sobre todo en el adoctrinamiento, con la
contrarreforma educativa aprobada por el gobierno español y el rápido retorno del poder clerical a las escuelas, pero hace ya muchos años vimos al Papado arropar y promover a alguna peligrosa secta fundada por pedófilos -los
Legionarios de Cristo- que ha ido ganando posiciones en la Educación y los gobiernos. Hace muy poco, a pesar de las intenciones de renovación aireadas por el papa
Francisco, los representantes del Vaticano respondieron con evasivas a la
petición de explicaciones sobre los casos de pederastia formulada por las Naciones Unidas.Al final, por un motivo u otro quienes aspiran a controlar los cuerpos y las mentes coinciden en dirigir sus ávidas garras a los menores.
Lástima que la verdad haya acabado con el mito del mártir
soplón. El historiador ruso
Yuri Duhnikov reveló en su biografía
El informante 001 que fue la madre despechada de
Pavlik quien realmente denunció a su marido intentando presionarle para que abandonara a su amante. La delación fue una invención de los propagandistas soviéticos, quienes de verdad asesinaron al chico. No quedan mitos.
Versión de un artículo publicado en Granada Hoy en 2005