Dice un chiste tontorrón que para un pacifista la mayor cruz es vivir en el Paseo de la Bomba de Granada. Al pobre se le caería el alma a los pies si se entera de que la Alhambra no es palacio ni fortaleza ni parque temático, ni siquiera una estupenda cerveza sino la marca registrada de un mortífero artefacto explosivo made in Spain. En concreto Alhambra es una "granada de mano con espoleta de doble retardo electrónica", y Alhambra-Do es una versión superior que “además puede ser transformada en una Granada de Mano Menos Letal –en mayúsculas en el ciberprospecto original-, sólo retirando la envuelta de bolas con una fácil y rápida operación". Mejor no conocer los efectos de dicha “envuelta de bolas”.
Chapoteando despreocupado en la espuma de la Alhambra Especial y la Alhambra 1925, por los infructuosos intentos y recursos planteados por el Patronato para registrar la marca Alhambra y Generalife me entero de la existencia de ambos productos de la firma aragonesa Instalaza, S.A., orgullo de la industria armamentista española -que durante los gobiernos Zapatero ha duplicado la venta de armas a países en conflicto y exportado cuatro variedades de bombas de racimo-. Los fabricantes de granadas llegaron antes. Alhambra era ya una marca registrada desde 1998 en la Clasificación Internacional de Productos y Servicios de Niza dentro de la Clase 13, que ampara armas de fuego, municiones, proyectiles, explosivos y fuegos de artificio… Al Qaeda y las Fallas en la misma ventanilla.
Si el nombre no era suyo ¿Qué hacía el Patronato de la… -si los judíos se refieren al Nombre Sagrado, Bendito Sea, porque su colérico dios detesta verse en boca de cualquiera, no la nombraré yo, no sea que Villafranca (1) me mande un motorista- plantando cara al mismísimo Armani por haber comercializado su perfume Oranger Alhambra sin pasar por caja? El bueno de Giorgio pensará que es peor encontrarse una granada bajo la almohada que a los doce leones restaurados gruñendo ante su oficina de Milán y que igual a Rosa Torres (2) se la encandila con un modelito de noche pero los fabricantes de armas van sobrados de trajes Armani.
Con mala pata y a destiempo se ha metido el Patronato alhambreño en batallas perdidas sobre marcas, registros, copias e imitaciones; los fabricantes de granadas no lo tienen mejor en esa guerra, pero su negocio tiene más futuro. En la Audiencia de Madrid la razón gana una batalla más a quienes ponen puertas al campo: Es legal enlazar páginas web a ficheros de descarga P2P. La libertad para compartir el conocimiento sigue derribando los muros de la industria cultural, la patente es una entelequia, los imitadores chinos mejoran los productos de marca y los estudiantes preparan sus tesis mediante el cut & paste. Los nuevos tiempos han dado la razón a Proudhon: La propiedad (intelectual) es un robo.
(1) Mar Villafranca, directora del Patronato de la Alhambra y el Generalife
(2) Rosa Torres, consejera de Cultura de la Junta de Andalucía y presidenta del Patronato de la Alhambra y el Generalife
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