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domingo, 1 de noviembre de 2015

Cada día quedan menos (un holocausto alpujarreño)

Órgiva y El Carrizal hoy
Cuando la democracia  y la paz -o los sucedáneos de cada momento- han sido la norma y el entorno durante buena parte de nuestras vidas, el exterminio de toda una famila es una posibilidad que sólo concebimos unida a remotas guerras servidas por los telediarios o al equivocado fatalismo con que asistimos a los accidentes en carretera. Raranente están preparadas nuestras mentes para asumir la sistemática tala de un árbol familiar por causa de las ideas de quienes lo formaron.

Antonio López era electricista en Lanjarón; en febrero de 1936 fue elegido alcalde por el Partido Socialista. El 11 de agosto los rebeldes franquistas se llevaron a Antonio y dos de sus siete hijos junto a muchos de sus vecinos. Le obligaron a ver morir a Felix y Antonio, aquellos dos hijos, antes de fusilarle y sepultar su recuerdo junto a sus cuerpos fríos en el barranco del Carrizal. Unas semanas antes otro de sus hijos, Miguel, había sido asesinado en Torvizcón. La rabia homicida de los vencedores no se sació y persiguió a la familia hasta que seis años después de acabada la Guerra Civil otro hijo de Antonio, José María, fue acribillado a balazos en las tapias del cementerio de San José de Granada. Los asesinos robaron sus vidas y también sus pobres pertenencias: su pequeño taller de Lanjarón fue saqueado. Algunos de los muertos dejaron hijos, y al frente de la familia quedó la valerosa Dolores Mingorance, que tras sufrir años de prisión se fue consumiendo lentamente. Maribel, su nieta, cuenta que cuando murió Dolores no llegaba al metro de altura, encorvada bajo el peso del holocausto familiar. De pena no se puede morif -decía- si yo he sobrevivido al asesinato de un marido y cuatro hijos.

Los López Mingorance
De los hijos del matrimonio López Mingorance sólo una hija, Purificación, asistió al  cambio de siglo. Aunque residía en Barcelona, cada Día de Difuntos no faltaba para colocar unas flores en la cruz que a finales de 1975, cuando desapareció el principal sostén de aquella sanguinaria tiranía, lo que quedaba de la familia erigió en El Carrizal. Lo hizo hasta 2006, pues falleció en mayo de 2007. Cada día quedan menos. Con ella en el modesto homenaje siempre estaba su sobrina Maribel, cuyos recuerdos son los que durante décadas le han transmitido en voz baja lo supervivientes y cuya voz se quiebra con el recuerdo de su madre Isabel, que ni siquiera tuvo tiempo para acudir al humilde homenaje anual: apenas sobrevivió al franquismo. Maribel y su tía fueron los primeros familiares de los muertos del Carrizal que presentaron una denuncia en los juzgados. Pedían lo elemental: que se busque e identifique a los suyos si es posible o que al menos un hito más perdurable que su pobre cruz sometida a los vientos impida que quienes allí yacen sean sepultados por segunda vez. Sospechaban que la construcción de la autovía Granada-Motril y los diques de Rules sacaron a la luz restos y los hallazgos se silenciaron con tierra y hormigón como a veves ha ocurrido con los restos arqueológicos, en siniestra equiparación entre una vasija romana y una vida aniquilada. Hasta la fecha nadie ha dado explicaciones sobre los efectos -¿daños?- colaterales de esas obras, ya terminadas.

El barranco del Carrizal, donde yace lo mejor de la Alpujarra, guarda, siempre según estimaciones, unos cuatro mil cuerpos, muchos hoy cubiertos por olivares y tierras de labor, entre víctimas de la comarca y otras de la Desbandá de Málaga. Las instituciones andaluzas se comprometieron a impulsar la búsqueda e identificación de los represaliados de la Guerra Civil cuando lo soliciten los familiares; de eso se ha hecho bien poco, y menos desde que el gobierno Rajoy puso en en vía muerta la Ley de Memoria Histórica. Al menos este año la Junta de Andalucía señalizó  el barranco como Lugar de Memoria e instaló un monumento conmemorativo en el lugar de la vieja cruz, que unos vándalos pintarrajearon: ¡ROJOS NO!.

Peor han sonado los insultos a los muertos escupidos recientemente por cargos del Partido Popular:   el senador Villarrubias asegurando que no quedan más fosas que descubrir, o las barbaridades que les han costado sendas demandas a Pablo Casado y Rafael Hernando...  Puedo entender a Javier Cercas cuando en su reciente El impostor califica el término memoria histórica como un oxímoron porque -dice- mientras la memoria es individual y subjetiva la Historia es colectiva y aspira a ser objetiva. De acuerdo, pero los recuerdos, el dolor y los sentimientos de un individuo o individuos pueden ser más importantes que toda la Historia.

A aquellos individuos, los López Mingorance, sus parientes y sus vecinos, les queda poco más que las viejas fotos; las he visto, son rostros de miradas serenas, no feroces, pero que acusan a un régimen de muerte y terror que nos gobernó durante interminables décadas y al que sólo se puede sepultar enterrando el olvido, dejando que las tumbas cuenten su historia.

Actualización de un artículo publicado el Granada Hoy en octubre de 2003





lunes, 30 de marzo de 2015

Si esto es la izquierda...



El Parlamento Europeo aprobó días atrás, durante un pleno celebrado en Estrasburgo, una resolución de condena a las violaciones de los derechos humanos en la Venezuela de Nicolás Maduro, con mención expresas a las detenciones del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma y el líder opositor Leopoldo López, éste un civil en manos de un tribunal militar, y al asesinato a manos de la policía de un adolescente de catorce años. El documento fue aprobado por una amplia mayoría y entre quienes se pronunciaron en contra estuvieron los eurodiputados españoles de Izquierda Unida, Podemos, Compromis e ICV. A la hora de justificar su negativa Javier Couso echó manos de un imaginario intento de golpe de estado contra Maduro y unos también fantasiosos jóvenes disparando a la policía con armas largas. Por su parte Podemos alegó, con razón, que la sugerencia a la Comisión de adoptar medidas lo es a estudiar sanciones, que es bien sabido que siempre las sufren el pueblo de los estados sobre las que recaen, y no se conoce ningún caso en el que hayan servido para solucionar una situación; habría que recordarles que toda propuesta es susceptible de enmiendas, modificaciones y vetos parciales durante su tramitación parlamentaria, y por tanto no hay por qué dejar sin censura alguna comportamientos antidemocráticos tan obvios como los del gobierno bolivariano, independientemente de quién proponga la condena y con qué espurios intereses.

Leopoldo López encarcelado en Muro Verde, Caracas
Por un lado he de decir que no me sorprende la actitud adoptada por IU en materias internacionales como esta, tras haber oído en ocasiones a algunos de sus dirigentes criticar al gobierno legítimo de Ucrania y defender a los separatistas prorrusos y conociendo sus simpatías declaradas por el castrismo; lo mismo pienso respecto al partido del círculo, dadas sus peligrosas amistades bolivarianas que podrían haber rellenado sus monederos; más me decepciona la actitud en esta cuestión de los representantes de ICV y Compromis, fuerzas a las que considero inequívocamente honestas y consecuentes y excelentes alternativas de gobierno en sus respectivos territorios. Por otra parte cada día estoy más habituado a la incultura histórica y política de la derecha mediática española, que se empeña en  hablar de la dictadura venezolana; no, tarugos, Venezuela no es una dictadura; es una democracia, de bajísima calidad, tendente al autoritarismo, pésimamente gestionada y  llena de arbitrariedades, pero que periódicamente celebra elecciones supervisadas por observadores internacionales que certifican su limpieza y su legitimidad; del mismo modo que el franquismo no fue un régimen totalitario sino autoritario, cuartelero y meapilas -hay que leer más historia-, y sé que esta analogía no gustará a nadie, como la Historia de la guerra civil de Eslava Galán. En fin, resumiendo, veo en estas materias algo despistadas a las izquierdas españolas. Y si esto es la izquierda, una de dos, o está desorientada o mi brújula ha perdido el Norte. Sólo sé que jamás se me  ocurriría buscar la Estrella Polar en el cielo de Caracas.

sábado, 20 de agosto de 2011

Martirio

El polaco Stanislaw Lem narra la historia del padre Oribacio, misionero galáctico que predicó el catolicismo en el planeta Urtama a los memnogos, las criaturas más serviciales, dulces y bondadosas de todo el Cosmos. En sus prédicas el tema favorito de Oribacio era el martirio de los santos. A los asustados memnogos les describía en toda su crudeza los suplicios de los perseguidos por su fe. Les explicaba que para un creyente no hay mayor aspiración que la santidad, y si por ello ha de sufrir tormento, las puertas del Paraíso se le abrirán de par en par. Los agradecidos y altruistas habitantes de Urtama decidieron recompensar al padre Oribacio facilitándole el camino de la santificación. Siguiendo fielmente sus homilías le despellejaron la espalda y se la untaron con pez al igual que a San Jacinto, le abrieron el vientre y se lo rellenaron de paja como le pasó a la beata Elisabeth de Normandía, tras lo cual lo empalaron como los emalquitas a San Hugo, le rompieron las costillas como a San Enrique de Padua y le quemaron a fuego lento igual que los borgoñones a la Doncella de Orleans.


El estúpido anhelo de sentirse mártires y perseguidos por sus
convicciones engorda tanto a las religiones como a muchos dogmas laicos. Qué sería del nacionalismo vasco sin sus presos o cómo se entenderían las masacres en nombre del Profeta sin la exaltación del martirio del hombre-bomba y su posterior recompensa, sean setenta huríes, el paraíso de los beatos o el edén independentista. Qué pintaban en la Puerta del Sol cientos de peregrinos de la visita papal, plenamente conscientes -ellos y quienes hasta allí los dirigieron- de que el lugar era parte del recorrido autorizado para una manifestación laica. Buscaban la fotogenia de unos mártires acosados mientras rezaban, pues si en algo es experta la Iglesia Católica española es en vender la imagen de una religión perseguida, contradiciendo su realidad histórica de secta favorecida y privilegiada por el aparato del Estado en el que sigue encastrada. En estos días del orgullo católico han tenido a su servicio la administración pública y las instituciones del Estado, pero han convencido a muchos de que están siendo hostigados por una furibunda horda atea que se ha llevado más hostias que todos los comulgantes de la JMJ juntos.



También tiene Granada su mártir laico. Estoy convencido de que a Federico García Lorca
le habría molestado su santificación por parte de quienes se escandalizan de que le lleve unas flores un presidente de Diputación igual de legítimo que su antecesor. A mi también me irritan las posiciones del PP de Granada sobre tapias, esculturas y memoria histórica, pero procuro no mezclar churras y merinas. No creo que un autor sea más importante en su muerte que en su obra, ni que deba ser rebajado a mártir al servicio de tal o cual causa.

domingo, 1 de mayo de 2011

Informe sobre ciegos


El sábado murió Ernesto Sábato. Murió ciego como Borges, su némesis literario y político. A
demás de su admirable obra narrativa y ensayística, Sábato será recordado también como presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas que en su informe 'Nunca más' documentó el terror desatado por las Juntas Militares argentinas desde 1976. Aquel extenuante descenso a los infiernos certificó el plan de exterminio de parte del pueblo al que los militares decían servir. En su novela 'Sobre Héroes y Tumbas' Sábato incluyó su famoso 'Informe sobre ciegos', que habla de las actividades de la Secta Sagrada de los Ciegos, ejerciendo el gobierno del mal sobre la Tierra. Sábato pone el relato de dicha conspiración de tinieblas en labios de su protagonista, Fernando Vidal Olmos, un ser dado al cinismo, fanático y paranoico cuyo discurso apocalíptico se asemeja al de los tiranos de nuestro tiempo. Más tarde, en 'Abaddón el Exterminador', Sábato libera un quinto jinete del Apocalípsis abatiéndose sobre cuanto de bueno tiene el ser humano.

Viñeta de la adaptación al cómic del Informe sobre ciegos por Alberto Breccia


No cuesta identificar los ángeles exterminadores de las ficciones de Sábato y los ángeles de la muerte a las órdenes de Videla y Massera, con el ejército sirio que asesina primero y después masacra a los asistentes a los funerales por los asesinados, o el libio que ha matado ya a treinta mil compatriotas en nombre de un perturbado; con todos los que responden con sangre al pueblo que le sacude el trono.

Pienso en nuestro pasado, sometido al espurio revisionismo de los historiadores neofranquistas, leyendo 'El holocausto español' de Paul Preston, nuestro propio 'Nunca más'.
Es un mastodóntico recuento de las atrocidades que se cometieron antes, durante y después de nuestra Guerra Civil; en ambos bandos pero sin buscar equidistancias dado que el terror franquista fue inmensamente mayor y peor que el republicano. Con la épica que al recuento de horrores otorgó Solzhenitsyn en su 'Archipiélago Gulag', el provocador rigor de Preston irritará a un Ejército que se ganó sus medallas masacrando a su propio pueblo; a una Iglesia partícipe de las mayores abyecciones; y también a quienes minimizan que la represión de las milicias izquierdistas causó mas bajas en su bando que la propia guerra. Sábato, Preston, pero también el Vasili Grossman que en 'Todo fluye' enumera las variedades de canalla que generó el estalinismo: informantes, envidiosos que acusan en falso, fanáticos, trepas que barren a quien les estorba. Y el Martin Amis que en 'Koba el temible' se pregunta por qué a la izquierda europea los crímenes, las hambrunas premeditadas y los campos de la muerte de Lenin y Stalin no le provocan la indignación y el estremecimiento que produce el nazismo. Y lo que vemos en directo sobre Siria, Libia, Yemen... Seremos ciegos si obviamos informes tan demoledores sobre cómo el poder se ejerce contra el pueblo y sobre los cadáveres del pueblo.


martes, 27 de mayo de 2008

Hemeroteca bastarda: La obediencia ciega y el pesimismo de Aguirre


La edición facsímil de este ejemplar de Ideal del 22 de abril de 1937 (Segundo Año Triunfal) recientemente encartada por este periódico para coleccionistas da escalofríos por muchas razones. Los términos "adhesión incondicional" y "obediencia ciega" empleados por los tribuletes de la épocas con mayor entusiasmo que los propios jerifaltes fascistas son los que en aquellos años oscuros encarnaban nuestro tan querido "Vivan las caenas". Pero lo que realmente da pavor es el faldoncillo que se inserta para cuadrar maqueta en la última página:


Claro que -sorpresas nos da la vida- es en un rinconcillo en la página 3 del mismo ejemplar donde encontramos lo más desconcertante: Algo que sólo puede interpretarse como una clara alusión a la actual crisis del Partido Popular ¿Resultado de un bucle temporal? ¿Ejercicio de videncia periodística? Evidentemente ese Aguirre citado en el titular es el entonces lehendakari José Antonio Aguirre, y se hace referencia a los ataques aéreos a Madrid y la situación en el frente vasco -el bombardeo de Guernica se produjo al lunes siguiente-. Sin embargo es imposible no caer en la tentación de pensar en la lideresa Esperanza en madrid y el enfrentamiento del PP vasco con Santa María San Gil.