Le ha costado tanto que casi rompe aguas en el intento, pero al final lo ha conseguido. Desde las elecciones adelantadas del 22 de marzo hasta que la socialista Susana Díaz obtuvo la investidura pasaron ochenta y cuatro días -Phileas Phogg habría perdido su apuesta-. Aunque el combate contra la corrupción fue la principal condición impuesta por Ciudadanos para brindarle su apoyo, en este tiempo de impasseManuel Chaves no ha dimitido -Griñán lo hizo días después- y se han producido nuevas detenciones en relación al fraude de los cursos de formación. Para este viaje no hacían falta alforjas, diría la sabiduría popular.
El ya de por sí elevado coste electoral de este 2015 se vio elevado en 2015 en 430 millones de euros por la decisión de adelantar unas elecciones autonómicas que en Andalucía correspondía celebrar el año próximo, eso sin contar el coste de esta larga interinidad. La presidenta debe pensar que estamos para muchas alegrías económicas -se debe haber contagiado del optimismo de Guindos-; de un guindo debe pensar Díaz que hemos caído los andaluces si pretende que creamos que en un año de consejera y presidenta de Andalucía ganó lo mismo o menos que un médico del Servicio Andaluz de Salud. La justificación oficial del anticipo en su día fue la necesidad de mayor estabilidad, ya ven lo estable que fue el resultado -en serio no esperaría Díaz una mayoría absoluta ¿verdad?-; pero no era inestabilidad ni mareo sino patente incomodidad lo que la heredera del chavismo sentía en su asociación con Izquierda Unida. Salvo en el período de la inícuamente denominada pinza, cada vez que el Régimen de Chaves ha perdido la mayoría absolutista, a la hora de buscar acuerdos de gobierno ha preferido mirar a su derecha, donde se siente más a gusto; en alguna otra ocasión la deseada estabilidad sólo le costó ceder un par de consejerías al ambicioso clan de los Ortega del Partido Andalucista; ahora le ha tocado al agente naranja, pero no olvidemos que también lo intentó con el Partido Popular, aunque éste exigía a cambio el apoyo en los ayuntamientos a la lista más votada -siempre que ésta fuese la suya, claro; por fortuna se frustraron los aberrantes pactos a la contra en los que participaban los populares en Alcalá de Guadaira y otros municipios sevillanos. Todo se andará; volviendo al refranero, Dios los cría y ellos se juntan.
El otro día miraba aburrido un debate en televisión que versaba sobre si los políticos españoles ganan mucho o poco dinero. Los tertulianos más reaccionarios -quiero decir, unos tertulianos que eran más reaccionarios que los demás- se enrocaban en la falacia de que los políticos deben cobrar altos sueldos para evitar que les tiente corromperse. Es como si yo le exijo a mi jefe que me suba el sueldo si no quiere que me tire a la calle a dar tirones a los bolsos de las viejecitas. Uno de ellos llegó a defender que la política sea una suerte de meritocracia a la que sólo accedan los mejores y más preparados, lo cual, al precio que están las matrículas y los masters equivale a decir que sea territorio exclusivo de quienes tienen pasta.
Recordé el caso de un político andaluz que fue sucesivamente concejal y alcalde de su ciudad, posteriormente delegado del gobierno autónomo en su provincia y hasta la fecha, gerente de un parque tecnológico en la misma ciudad. El susodicho, por otra parte una excelente persona a quien además cabe el honor de estar emparentado con los más célebres maquis de Andalucía, tuvo como única profesión privada la de payaso, sí, de esos que animan fiestas infantiles. Es rigurosamente cierto, de hecho se anunciaba como ******* y su troupe -permítanme que oculte el nombre-. No obstante, y pese a mi coulrofobia, reconozco que la de payaso es una profesión tan digna y honesta como cualquier otra e, insisto, se trata de una persona llena de cualidades humanas.
Menos inocente me parece el caso de la nueva presidenta andaluza, que en el curriculum con el que se presentó a las elecciones primarias que nunca llegaron a celebrarse aseguraba que ya era miembra (sic) de las Juventudes Socialistas antes de los dieciocho años, es decir, que la señora Díaz en toda su vida sólo se ha apeado de coches oficiales.
Lo que ni políticos ni opinadores parecen percibir es que el acceso a la política debe ser vocacional, una actividad que se abandona sin traumas para ejercer otra profesión, y ue la dedicación y la honestidad van con el sueldo, por pequeño que éste sea. De lo contrario podría ocurrir que eso que, despectivamente, algunos llaman la plebe un día se dé cuenta de que a veces hasta el payaso de Micolor destiñe.
La victoria parcial, fracaso total
-como con muy mala baba titulaba el ABC de Sevilla- de Javier Arenas en
las elecciones del 25 de marzo, dejó a la -autodenominada- izquierda
tan feliz como descolocada. El perdedor José Antonio Griñán podía citar
aquel glorioso número de Faemino y Cansado sobre Carlos Sainz, “mola mucho más ser subcampeón que campeón”, y quienes podían tirar cohetes
eran los de Izquierda Unida, con unos resultados que les permiten
duplicar su representación parlamentaria, pero que siguen estando muy
por debajo del techo que marcó Julio Anguita.
Las direcciones nacional y
regional de Izquierda Unida han dejado claro que no se va a permitir un gobierno en minoría del Partido Popular, como ocurrió en Extremadura
tras las elecciones de mayo de 2011. Se impone, por tanto, negociar, sea
investidura, acuerdo de legislatura o gobierno de coalición entre
socialistas e IU. Al PSOE le toca dejarse querer y ceder en la
negociación; es a Izquierda Unida a la que le corresponde adoptar las
decisiones más delicadas y trascendentales para su futuro. Con todo el escepticísmo que uno quiera aplicar -mucho en mi caso-, este acuerdo,
sea cual sea la forma que adquiera, abre un panorama de cambio
esperanzador si lo comparamos con el cambio hacia atrás que proponía
Arenas, y la posibilidad de hacer políticas más cercanas a las de la
izquierda real, respondiendo a la crisis de manera opuesta a como lo hace el gobierno de Mariano Rajoy. Sin embargo se empiezan a ver síntomas muy
preocupantes en la forma en que se está llevando el proceso de negociación, en el que Izquierda Unida corre el riesgo de dilapidar su
crédito y traicionar la confianza que le ha sido dada.
Las opciones de IU
Las
alternativas para Izquierda Unida son básicamente cuatro: Entrar a
formar parte de un gobierno de coalición presidido por José Antonio
Griñán; quedar fuera del gobierno y alcanzar un pacto de legislatura
estable para sacar adelante los presupuestos y las principales leyes
dotándolas de una impronta de izquierdas; apoyar la investidura de
Griñán y retirarse a la oposición alcanzando acuerdos concretos; y la
cuarta, abstenerse, lo que permitiría a Javier Arenas gobernar en
minoría el tiempo suficiente para comprobar la insostenibilidad de su
Gobierno y convocar nuevas elecciones o volver a lanzarle el anzuelo al PSOE. La asamblea de bases celebrada en Sevilla esta Semana Santa -y controlada por la CUT de Sánchez Gordillo y el SAT- ha
rechazado toda opción que no sean estas dos últimas, pero no parece que
esa vaya a ser la opinión de la mayoría en el conjunto de Andalucía.
El
gobierno de coalición es una posibilidad sin duda arriesgada, pues el
votante de IU no quiere ver a la formación como muleta que apuntale al
PSOE -esa ha sido precisamente la advertencia hecha por Sánchez Gordillo-, pero asumir por primera vez responsabilidades en el Gobierno de
Andalucía y hacerlo bien demostraría que es una opción de gobierno menos
quemada por la corrupción y el apoltronamiento que el PSOE y demostrar
también que son posibles y más efectivas políticas más de izquierda en
tiempos de crisis; sería fundamental hacerse con consejerías como la de
Medio Ambiente, cerrando el vergonzoso caso del Algarrobico, encargando
el aplazado durante décadas e imprescindible estudio epidemiológico sobre la industria
química onubense y plantando cara al modelo turístico de golf y puertos
deportivos que han promovido los consejeros socialistas malagueños; o
aquellas que permitan realizar políticas sociales y redistributivas, caso de
Igualdad y Bienestar Social o Agricultura.
El
pacto de gobierno o de legislatura sólo beneficiaría al PSOE, aliviado de no tener que compartir Consejo de gobierno, y pone en bandeja volver a la retórica, falsa y victimista, de la pinza.
La abstención, dejando paso a un Gobierno del PP es sencillamente
inadmisible, y marcaría el suicidio y la ruptura total de IU, y no
porque el PSOE no se la merezca, sino primero porque desde el principio
se vendería como un pacto entre populares e IU, como ocurre en Extremadura donde, aunque tal acuerdo no existe y lo que ha hecho IU es
dejar gobernar al más votado, es esa la imagen que se da. Segundo,
porque la posibilidad de un poder absoluto del PP en toda España,
Andalucía incluida, es aterradora, y tercero porque la derecha podría
gobernar con normalidad Andalucía, es simple alternancia, pero no justo ahora; las recetas del PP en
la actual situación económica y social de la comunidad solo traerían la
ruina y el hambre.
¿Qué hacer entonces? Lo
primero que ha de asumir la coalición que lidera Diego Valderas es que
no puede ser la misma después del 15-M. De hecho ante las citas
electorales que han venido después de aquellas movilizaciones y
acampadas, la formación ha querido abanderar aquél descontento y llevar a las cámaras legislativas la demanda popular de más democracia, más
representatividad directa, limpieza y otras formas de hacer política. Es
lo que, sin duda, le exigen muchos de sus votantes, y probablemente en su creciente cosecha de votos hay mucho 15-M. No puede, por tanto,
mostrarse ni comportarse como un partido convencional, y eso condiciona
la forma de pactar con un partido como el socialista que ha practicado y defendido políticas neoliberales, se ha aferrado a un sistema electoral
injusto, ha blindado los privilegios de la clase política y del poder
económico y ha albergado en su seno un insostenible poso de corrupción. A
Izquierda Unida -y al PSOE si se convierten en socios- corresponde
demostrar que las fórmulas liberales contra la crisis ni son las únicas
posibles ni son las adecuadas, y callar a quienes interesadamente
tildan de demagógico y utópico todo lo que se salga del catecismo del
mercado, pero debe también asumir que su programa contiene propuestas
cargadas de buenrollismo imposibles de llevar a la práctica.
Los políticos de siempre
¿Están
los líderes andaluces de Izquierda Unida preparados y capacitados para
ese cambio? En principio debía ser una buena señal el que Izquierda Unida anunciara la celebración de asambleas abiertas no sólo a su militancia, sino a quienes les dieron su voto el 25 de marzo, para que
se pronuncien sobre el posible acuerdo con el PSOE para gobernar
Andalucía. Lo malo es que esas asambleas en la mayoría de los
territorios no se estén celebrando aún y sí ha comenzado la negociación por arriba, entre Valderas y Griñán. Se corre el riesgo de dar a
militantes y simpatizantes un acuerdo ya hecho para que su opinión sea
simplemente un plebiscito sobre los cambalaches que la élite dirigente
haya hecho con el PSOE.
Y
lo malo es que de esas negociaciones ya se han conocido algunos aspectos que hablan bastante mal de Diego Valderas y los suyos. Algunos
medios han revelado que en un hipotético gobierno de coalición, IU
aspira a conseguir tres consejerías, además de la Presidencia del
Parlamento andaluz, una cuota de poder en Canal Sur y sobre todomanos
libres para la contratación de personal en los departamentos que
controle. Si esto es cierto, Valderas está jugando al mismo juego que ha
hecho a buena parte de la sociedad abominar de la política y los
políticos. Si Valderas tiene sueños de moqueta y coche oficial, si los
suyos maniobran para disfrutar de los oropeles del poder, es que nos han
engañado. En Granada tenemos una mala experiencia en la coalición
IU-PSOE que hasta mayo pasado gobernó la Diputación,a la que no se le conocieron verdaderas políticas de izquierda, que sólo sirvió para usar y abusar de dietas y coches oficiales, colocar a un centenar
de militantes de IU en el organismo, enredarse con asuntos como el legado de José Guerrero, y acabar bajo la sombra de la
corrupción, con el turbio asunto de las facturas dobles de una feria
comercial en Marruecos que puede acabar con algún dirigente del PCE imputado, y no olvidemos a Torrijos y Mercasevilla, o la alcaldesa de
Manilva, tan amiga de sus amigos y familiares y tan suelta con la Visa.
Puede
que el problema sea que Izquierda Unida sigue orbitando en torno a un
partido a la vieja usanza, el PCE, que atesora los mismos vicios que hizo a la
calle clamar la pasada primavera contra los partidos. Que Diego Valderas
es un político convencional, que hace décadas que no vive de otra cosa que de la política y que no tendría de qué vivir fuera de la poliítica; que él y otros dirigentes no sirven para
estos tiempos. Al margen de que esté o no en el próximo gobierno andaluz,
Izquierda Unida en Andalucía debe plantearse a muy corto plazo un relevo de dirigentes y
de formas de hacer política.
Izquierda
Unida no debe entrar en el Gobierno Andaluz para meter a toda su tropa
dentro, inflando aún más una administración que padece obesidad mórbida.
Adelgazar la administración, corregir las duplicidades, hacer una poda
sin piedad de altos cargos y de sus sueldos es impresicnidible y es más
de izquierdas que engordar lo público sin ton ni son, porque lo que se
ahorra en asesores, directores generales, delegados y sus respectivas
cortes es dinero que puede ir a políticas sociales, a salud, a
investigación... Eso que aseguran propone Valderas de mantener tal cual la
tela de araña de agencias públicas es suicida.
Hay que simplificar,
desburocratizar. ¿Crear empleo desde la administración? Sí, pero un
empleo que sirva para algo, que produzca bienes y bienestar para los
andaluces; no lujosas revistas de autobombo con veinte fotos del
consejero de rigor por número para tenerlas muertas de risa en los despachos; no productoras de televisión siguiendo a sol y sombra al consejero; no jefes de prensa, asesores, conductores... No se sostiene Andalucía con cuarenta mil teléfonos móviles en manos de personal de la Junta. Me temo
que en Izquierda Unida ni siquiera se están planteando esa necesidad de
adelgazar lo superfluo de la administración para reforzar su papel de
reactivar la economía productiva, sino todo lo contrario. Una prueba la
hemos visto en que en Granada IU se alineara con el PP y los empresarios
de la capital para criticar el cierre adelantado de la temporada de
esquí en Sierra Nevada, que bastante ha aguantado ya en un año de
sequía. Lo pide en nombre de mantener unas semanas más unos empleos, es
decir, dar trabajo desde una empresa pública porque sí, a costa de crear
graves pérdidas en dicha empresa. Se dice defender lo público mientras
se lo perjudica. Extrapolándolo a la macroeconomía, no se puede dar la
espalda al control del déficit, se trata de no convertir el control del
déficit en la medida de todas las cosas, pero sin que se nos vaya de las
manos. Hablo de un giro a lo práctico, de fórmulas que saquen a Andalucía del pozo. No se trata de un giro a la derecha o a la realpolitik.
En determinados aspectos -no evidentemente en lo que se refiere a la
cháchara castrista y chavista- Marinaleda -que representaría el ala más
radical- es un ejemplo a seguir: Cómo han recuperado la tierra para
ponerla a producir, su sistema de autoconstrucción de viviendas, el
control de todo el proceso de producción, distribución y
comercialización de los productos del campo no son ninguna utopía, son
una realidad tangible y extrapolable a otros lugares; sin llegar a su
modelo asambleario -además de nada operativa, la asamblea es el método
más refinado de aplastar al disidente, como demostró la Revolución Cultural China-, es posible avanzar en una mayor representatividad.
Ignoro si tiene la Junta de Andalucía capacidad de legislar una norma
electoral para su territorio pero sería una posibilidad -recogida en el programa de IU- a contemplar.
La
carta de compromisos firmada por los candidatos de IUantes de las
elecciones andaluzas es un documento de propuestas posibles, razonables y
necesarias, que el PSOE podría asumir. Yo me saltaría el primero de los
puntos, toda esa pamplina andalucista e identitaria, pero la renta básica es imprescindible en la actual situación y es además un
imperativo del Estatuto de Autonomía; la creación de una banca pública
puede ser más útil en Andalucía que en cualquier otro territorio para que se mueva el crédito,
siempre que su gestión sea profesional -que no quiere decir privada- y
no se repita el nefasto modelo politizado y clientelar de las cajas de
ahorros. La propuesta de eliminar las diputaciones también es positiva,
otra cosa es que pueda hacerlo una comunidad autónoma. Lo son la presión
impositiva sobre las viviendas vacías, el refuerzo de la inspección
tributaria contra el fraude, dejando sin efecto en la medida de lo
posible la amnistía fiscal como se ha hecho en el País Vasco, y, por
supuesto, el obligado cumplimento de un código ético frente a la corrupción que comience por
dejar fuera de la administración a todos los implicados en el fraude de
los EREs. Sólo con que en el Parlamento puedan constituirse comisiones de investigación se habrá dado un golpe de muerte a un régimen caduco.
Otra aportación que se le debería pedir a Izquierda Unida es la
expulsión de la enseñanza de la religión de la escuela pública, ahora
que el gobierno en funciones pretende que, junto a la católica, más confesiones entren en los colegios públicos, obligando a efectuar un
gasto añadido en detrimento de la calidad de la enseñanza. Y respecto a la radiotelevisión pública es urgente poner de patitas en la calle a la actual dirección de Canal Sur, para acto seguido hablar con los profesionales sobre un modelo de televisíon y radio que en lo informativo esté libre de presiones políticas, en lo que a entretenimiento se refiere destierre lo chabacano y refuerce los valores culturales y formativos y que en cuanto a la gestión acabe con la dependencia de las productoras privadas y adelgace la empresa sobre todo por arriba, en directivos, sueldos y gastos supérfluos. No se trata de repartirse cuotas de influencia y poder. Ya tuvimos bastante en los gobiernos de coalición con el PA teniendo que seguir los antojos de los consejeros coaligados.
En cambio no
pasa nada si a la hora de negociar con los socialistas IU se va
olvidando de eso del banco de tierras -cuando bastaría con freir a
impuestos los campos baldíos-, la legalización del cannabis y el cierre de bases americanas como si pudieran hacerse por cuenta y riesgo de
Andalucía. Se puede prescindir de esa calderilla altermundista ante la posibilidad de hacer una política de
izquierdas de verdad, gobernar una Junta de Andalucía más pequeña y cercana,
ensayar fórmulas keyneisanas frente a la crisis, y no pensar en dónde
coloca uno a los suyos. Mi temor es que para guiar ese camino la actual
dirección de Izquierda Unida no sirve.
En los más de treinta años que lleva gobernando Andalucía, el PSOE, en lugar de expropiar y poner a rendir los latifundios, educó a los andaluces para guardeses de esas fincas, un oficio en el que les hace la competencia la Guardia Civil, que en los pueblos de la Andalucía profunda identifica y ahuyenta a mirones y entrometidos de las tierras de Cayetana de Alba.
Some folks are born silver spoon in hand Lord, don't they help themselves, oh But when the taxman comes to the door Lord, the house looks like a rummage sale, yes
It ain't me, it ain't me, I ain't no millionaire's son, no
It ain't me, it ain't me; I ain't no fortunate one, no
(Hay tipos que nacen con una cuchara de plata en la mano
Dios, cómo se sirven.
Pero cuando el inspector de Hacienda llama a la puerta,
Dios, su casa parece un mercadillo.
Ese no soy yo, no soy yo, no soy hijo de millonario
Ese no soy yo, no soy yo, no soy uno de los afortunados)
Al final de una era de poder omnímodo, un ciclotímico vicepresidente Manuel Chaves pasa del lloriqueo al ataque de ira, y en los ratos que le deja el minado del suelo bajo los pies de su sucesor en Andalucía, José Antonio Griñán, brama contra quienes con sucias artimañas le difaman a él y a su familia.
Respaldado por la vieja guardia felipista, Chaves, subraya lo ya sabido, la inquina enfermiza que la derecha -y sobre todo la crecidísima extrema derecha política y mediática- le profesa. Pero Chaves no despeja ni una duda, no aclara ni una sombra, no desentraña ni un hilo de la madeja de su afortunadísima familia, un Falcon Crest de cortijada andaluza, que se ha adherido como una plaga de escaramujos a la administración autonómica de Andalucía. No se cansen Chaves y los suyos contándonos que todo es legal, que lo será, eso es lo de menos, porque cuando nada se parece más a un mirlo blanco que un Chaves parado, cuando los Chaves, hijos, hermanos, sobrinos, yernos y cuñados, tienen con contadísimas excepciones puestos de mando en plaza, nadie habrá encontrado ilegalidad alguna pero pocas cosas son mínimamente estéticas, éticas o morales en el árbol genealógico de Chaves.
Iván el terrible
Qué no haría un padre por sus hijos, parece ser el lema del vicepresidente; y sus hijos, que lo saben, que han crecido como niños de papá con costumbres y usos de clase dirigente, buscan su beneficio y su acomodo a la sombra del padre, aunque hipócritamente se vayan quejando de las limitaciones que los cargos políticos del padre pone a los negocios y la prosperidad de los hijos. En el ojo del huracán, por las reveleaciones que han hecho Melchor Miralles para El Confidencial y otros medios, está ahora Iván Chavesel terrible, el niño de caro colegio inglés amante del padel y el esquí, prototipo del hijo afortunado de la canción de John Fogerty, habitual de la noche sevillana, vestido de Hackett, indistinguible del eterno señoriteo sevillano.
La vida privada de Iván se ha mezclado con sus negocios y ha acabado en fotonovela. Se casó con gran boato religioso con una niña bien de Isla Cristina, Rocío Cabet del Castillo. Ella saltó al candelero como integrante de la lista que manejaban los funcionarios andaluces en pie de guerra de los seguros beneficiarios del Decretazo de reforma del sector público. Rocío entró a trabajar en la empresa pública Extenda, la embajada comercial de la Junta en el exterior. No consta que en ella, donde cobra un sueldo modesto, se haya beneficiado de su parentela, pero una vez más es la facilidad con la que un hijo, cuñado, o nuera de... se emplea para la Administración lo que chirría. Como el hecho de que en un país en el que la custodia compartida es aún una quimera y en nueve de cada diez casos de separación y divorcio la custodia se otorga a la madre, haya sido el hijo del vicepresidente el que se ha quedado con los niños cuando la pareja se rompió. Con esa ruptura relacionan muchos la aparición de los documentos presuntamente robados que hablan de las gestiones de Iván Chaves ante la Junta de Andalucía en favor de empresas privadas. Hay que haber perdido para siempre el sentido ético de tu trabajo para presentarte a tí mismo comocomisionista de las administraciones públicas.
Entre los casos más sonados en los que intermedióIván Chaves está el de la empresa que promocionó su padre, Bogaris, que contrató al hijo para que presentara a inversores un informe titulado 'Pasado, presente y futuro del aceite de oliva virgen en el mundo: Propuesta de inversión', a cambio de 28.000 euros, justo cuando el padre apadrinaba el vigésimo aniversario de la firma en el Monasterio de la Cartuja.
O el caso del campo de golf con urbanización de Jaén,
en el que Iván actuó a través de su socio para conseguir la declaración de interés general para el proyecto que el consejero de Turismo Luciano Alonso alabó como el mejor de este tipo que se había presentado. Este proyecto hizo cambiar radicalmente la posición de la Junta respecto a los campos de golf, antes más proclive a las tesis ecologístas, y provocó desavenencias y desautorizaciones entre consejeros del gobierno andaluz. Chaves y Gaspar Zarrías impusieron cambios legislativos ante los recelos de la entonces consejera de Obras Públicas Concepción Gutiérrez.
El régimen de veinte años de poder ilimitado de Manuel Chaves en Andalucía es el caldo de cultivo de estas prácticas y otras que aún no salen porque Chaves y su escudero Zarrías se han cuidado muy mucho de guardarse las espaldas. Un ejemplo: Se comenta mucho en Andalucía la supuesta participación de ambos, y sobre todo de Zarrías, en un conocido grupo hostelero andaluz que en los últimos años no ha parado de crecer y de obtener de la Junta ayudas, contratos para la celebración de congresos y hasta condiciones favorables para hacerse con la gestión de algún palacio de congresos. El Régimen los cría y ellos se juntan. Lo último de Iván Chaves lo relaciona con el protagonista del mayor caso de tráfico de influencias de la era anterior a Chaves: Juan Guerra.
La hija
Y si Iván es socio de tres empresas, su hermana menor, Paula, ha tenido relación con cuatro, todas del grupo de los Benjumea, Abengoa, que ha recibido todo tipo de ayudas -que no tienen por qué ser sospechosas- del gobierno Chaves, y por último con Minas de Aguas Teñidas, SA., cementerio de elefantes y máquina de tragar dinero público donde encontraban cobijo y colocación excargos socialistas y sus hijos, la empresa de la que fue apoderada y que provocó un escándalo sobre la participación de su padre en la concesión de unos incentivos directos por importe de 10 millones de euros. El Tribunal Supremo le dió carpetazo a las denuncias del PP contra Paula yManuel Chaves,
pero con posterioridad el caso Matsa, “una gran infamia construida desde el rencor" según el vicepresidente tercero, seguía vivo. El TSJA declaró nula la resolución de la Junta que se negaba a abrir expediente a Manuel Chaves, por no inhibirse en la decisión sobre subvencionar a la empresa.
sólo puede dejarte una impresión, la de un cortijo en el que la ética no asoma por ninguna ventana, como tampoco a la ideología socialista se la ve por ningún lado. El recuento debería bastar para entender por qué se emplea el término régimen cuando se habla de los treinta años de hegemonía socialista en Andalucía; para entender que hay más, mucho más que la inquina de la derecha hacia un dirigente político.
Leonardo Chaves González, hermano de Manuel, entró a dedo en la Diputación de Sevilla como cargo político en deportes y posteriormente fue nombrado director general de Tecnología e Infraestructura Deportiva . En la actualidad es director general del Cajasol de baloncesto. Siendo director general firmó contratos a favor de Climo Cubierta, empresa a la que asesoraba su hermano...
Antonio José Cháves González. Vendió sus acciones de Climo Cubierta, cuya facturación se disparó tras establecerse estos lazos privilegiados con la Administración, pocos días antes del nombramiento de su hermano Leonardo, cuyo hijo...
Leonardo Chaves Marín fue contratado a dedo como arquitecto municipal de Alcalá de Guadaira por el regidor socialista de esta corporación sevillana. Su primo...
Jaime Chaves, hijo de Antonio José, también trabajó en Climo Cubierta
Carlos María Chaves González, hermano de Manuel, contratado como guardia de seguridad en la Junta de Andalucía, en poco tiempo se ha convertido en coordinador de Seguridad de la Junta.
Francisco Javier (Francis) Cháves. Entró en la RTVA como administrativo sin oposición -que ganó después-, y es Director de Servicios Generales de la empresa pública
Rosa Mª Chaves González. Como su marido, es médico del SAS con plaza en Huelva, por tanto nómina de la Junta de Andalucía, aunque nada permite dudar que no sea por sus méritos.
Iván Chaves Iborra, hijo mayor del expresidente. Socio de tres empresas cuya principal actividad era la mediación con la Junta de Andalucia para empresas privadas en la consecución decontratos, subvenciones y créditos.
Paula Chaves Iborra, hija menor. Trabajó como apoderada para tres empresas del grupo Abengoa, generosamente beneficiado con ayudas de la Junta, y MATSA, que obtuvo diez millones de euros en incentivos aprobados por el consejo de Gobierno presidido por su padre
Rocío Cabet del Castillo, exesposa de Iván Chaves, trabaja en Extenda, la agencia de comercio exterior de la Junta de Andalucía.
El tarpán -un equino hoy extinto- que montaba el caudillo de los Hunos Atila, aquél con fama de herbicida, se llamaba Othar. Andalucía vive bajo sus cascos. Tarpanes son nuestros gobernantes cuando del medio ambiente se trata. Por eso es una gran noticia la sentencia del Tribunal Constitucional que impone el sentido común sobre el disparatado blindaje nacionalista de los ríos. “Andalucía no tendrá un Estatuto de regional, sino de primera”, responde Griñán. Qué altura intelectual la de un presidente que recurre a símiles futbolísticos. Y con Griñán, Chaves, Valderas, Arenas, mediocres políticos que con un fervor autonomista que miraba de reojo a Cataluña, pactaron un Estatuto que no votó ni el Tato, y que rompió la política nacional de aguas en favor de intereses territoriales y de partido y del engorde de la burocracia. Zapatero cedió porque cabalgaba la ola nacionalista, y permitió aquel dislate hidrográfico que rechazaban regantes, ecologistas, científicos, ingenieros y una buena ministra como Cristina Narbona, cuya coherencia le costó cara.
Con la vuelta del Guadalquivir a su cauce no basta. El Gobierno andaluz, bajo el que la única hierba que crece es la de los campos de golf, hace deseable que el Estado le retire todas las competencias en Medio Ambiente. En la última semana hemos visto dos muestras de que en Andalucía toda política ambiental se supedita a la depredación. Una cumbre consejeril anunció desde Sevilla la protección total de la vega de Granada. 26.000 hectáreas de parque agrario, lo que pedían los ecologistas y dos huevos duros. Sigan leyendo: Esa es la declaración de intenciones, sin plazos sin presupuestos, humo. De momento se quedan en el alicatado de 50 hectáreas entre Huetor y Granada, ese Parque del Milenio que ni agricultores ni vecinos ni ecologistas desean, la domesticación de un territorio que solo pide que se fomenten y rentabilicen los usos agrícolas, y blindarse contra el ladrillo y las autovías, como la que la propia Junta promueve desde Neptuno a las Gabias destruyendo entornos como la Huerta del Tamarit.
La segunda en la frente nos la llevamos en la Costa. Le ha caído encima un Plan Subregional, venga campos de golf y puertos deportivos, modelo de todo lo que no hay que hacer: destruye el territorio, reincide en errores del pasado y ni siquiera da dinero hoy que el golf es un negocio ruinoso y durante bastantes años pocos van a invertir en veleros. Si ofrecen en el Siglo XXI el mismo desarrollismo de los tecnócratas del tardofranquismo es porque las entendederas de los miembros del Gobierno andaluz no dan para más. De la seriedad del ecologismo de la Junta de Andalucía -pura fachada- da idea el que impusieran al jurado del reciente Concurso de Tapas que votara la tapa más sostenible. Digo yo que será aquella que el camarero transporte sin riesgo de volcarla.
Silvio Rodríguez - Sueño con serpientes La canción de Silvio Rodríguez da vueltas en mi cabeza desde que en Andalucía se habla de reptiles que, como en las viejas novelas de buscadores de tesoros, silban alrededor de un botín, el hurtado al millón de parados andaluces. Un exdirector general lo llamó fondo de reptiles, dinero ponzoñoso que te pagaba la prejubilación sin jamás haber pisado la empresa que te hacía pensionista de por vida.
Por las rendijas del sistema, mayores cuanto más se deteriora éste, se cuelan cientos de culebras a las que se debe un favor, o que simplemente pertenecen a una casta a la que no se deja tirada. Saurios a quienes se busca teta libre en la vaca de la Administración Pública, ofidios reptando de un cargo a otro, arrastrándose por la perversa maquinaria que inventa puestos, patronatos y fundaciones a medida para cobijar a quienes llevan décadas sin otro oficio que la política, incluso para que las crías de las serpientes no sepan lo que es el paro que afecta a la mitad de los jóvenes andaluces o los trabajos basura de los que malvive la otra mitad.
“La mato y aparece una mayor”, cantaba Silvio. Cada nueva infección diagnosticada al moribundo es fruto de la anterior. El escándalo de Mercasevilla gangrena órganos vitales del PSOE andaluz; pero el monstruo ha engendrado otro mayor sacando a la luz esa manteca reptílica robada a quienes peor lo pasan. Y en el entramado de las falsas prejubilaciones, ¿quiénes se retratan junto al gobierno socialista?: Los sindicatos mayoritarios, colaboradores necesarios y accionistas de la rapiña. Así se conecta esta plaga de reptiles con otra, la que ha tomado al asalto la función pública, primero con la externalización, las administraciones paralelas como la mejor herramienta del clientelismo. Después vino la reforma por la que los cuadros con mayor perfil político acceden cómodamente al funcionariado obviando la meritocracia. Desde años atrás asistimos en empresas públicas con pedigrí a la consolidación laboral por paquetes de centenares de individuos que nunca pasaron una criba de méritos o formación. PSOE, CC.OO. y UGT han querido ser amas de llaves en la entrada y salida al codiciado tesoro de un sueldo de por vida.
Al soldado que agoniza en el campo de batalla todo se le vuelven gusanos. Andalucía asiste a un estertor, un fin de época, una descomposición total del régimen que confundió lo oficial con lo real, la política con el usufructo del Poder, la responsabilidad que éste implica con el derecho a ejercerlo. Así se ha alimentado este nudo de víboras, que por primera vez es llamado por su nombre: A una de las serpientes el resentimiento le ha hecho hablar con crudeza de otros reptiles. El Poder, ciego y en descomposición, responde con circunloquios y paráfrasis. Es un uróboros condenado a devorarse a sí mismo por la cola.