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miércoles, 29 de noviembre de 2017

El reino de los impunes



"La màquina debe seguir funcionando"
Así justificó el canciller Konrad Adenauer 
la permanencia de altos funcionarios nazis en su gobierno, 
en el aparato judicial y en los organismos de seguridad de la naciente 
República Federal Alemana después de la Segunda Guerra Mundial.

En septiembre de 1980 entraba yo a hacer la matrícula en la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense y me encontré con que un pequeño grupo de guerrilleros de Cristo Rey había irrumpido allí con sus conocidos modos matones -supe que era relativamente habitual y que solían proceder de la cercana Facultad de Drecho; otras veces les vi atacar el Rastro con sus cadenas, palos y banderas del pollo-. Algunos de mis futuros compañeros lograron aislar a uno de ellos y procedieron a someterlo a un juício popular -estaba de moda la revolución de Jomeini-; acojonado delante de tanta mirada hostil, el guerrillerito llegó a suplicar que llamaran a la policía: sabía que los uniformados -no recuerdo si aún vestían de gris o ya iban de marrón, pero seguían siendo de la escuela de Billy el Niño y las mazmorras de la Puerta del Sol- se limitarían a darle un par de vueltas en su jeep y dejarle en cualquier esquina con una palmadita en la espalda: era un hijo de buena familia -imagino- que había hecho una gamberrada y gozaba de impunidad. Y, hablando de ese concepto, hoy, casi cuarenta años después, España es el país más impune de Europa, ocupando el puesto 17º del planeta en el índice publicado recientemente por la universidad mexicana de Puebla (ver www.lainformacion.com/mundo/espana-encabeza-la-lista-de-los-paises-con-mas-impunidad-en-europa_DI7gxggy1ZcAs7BAnkqjA7/), un estudio que analiza un problema en el que están involucradas las instituciones de seguridad y la Justicia. Y si en el siglo XXI seguimos hablando como en 1980 de impunidad en España no debemos extrañarnos si tenemos en cuenta que nuestra democracia se construyó sobre la impunidad de crímenes muy recientes - dos generaciones como máximo-, que su suelo está agujereado de fosas comunes -sólo los kemeres rojos camboyanos ganaron en desapariciones forzadas a nuestro invicto caudillo- y que dos amnistías y el negacionismo, la hostilidad o el desinterés de quienes nos han gobernado en las últimas cuatro décadas han impedido que los criminales rindan cuentas y que tengan calles, plazas y hasta pueblos con su nombre . Quienes desde ámbitos de responsabilidad lo han intentado se han visto acosados y vilipendiados hasta quedar fuera de juego. Nuestra vergüenza se acrecienta ante el ejemplo que nos da la Justicia argentina, que derogó las leyes de amnistía y punto final de sus gobiernos, ha condenado con dureza y sin vacilar los crímenes de lesa humanidad cometidos por sus juntas militares y además es la última esperanza para quienes enEspaña sólo encuentran obstáculos para sacar a sus familiares de las fosas y cunetas del franquismo. Antes de colgar banderas en los balcones muchos patriotas deberían sentir esa vergüenza y preguntarse si de verdad están tan orgullosos de su país de impunes.

Con uniforme, placa y pistola

Palabras de amor a una alcaldesa
Cuando eldiario.es publicó en exclusiva la existencia en la policía local de Madrid de un grupo de güasap (llamado 10 años y de noche y creado para tratar asuntos laborales) en el que se vertían graves insultos y amenazas contra la alcaldesa de la capital ("Lo que es terrible es que ella no estuviera en el despacho de Atocha cuando mataron a sus compañeros" escribe un municipal que remata "Hija de la gran putísima roja de mierda malparida" y en la sucesión de mensajes contra Carmena, otro policía le desea que "Ojalá tenga un accidente y una muerte lenta y agónica" y un tercero "Que se muera la zorra vieja ya"), medios de comunicación ("Ojalá explote la sexta con ellos -Antonio García Ferreras y Ana Pastor- dentro"), izquierdistas en general (también deseaban la muerte a Pablo Iglesias y Gabriel Rufián en la explosión de la que, siguiendo a Jiménez Losantos,la tele de Podemos) e inmigrantes (para los que proponían la receta de "incrustarles casquillos en la cabeza a matillazos"), estaba haciendo pública la denuncia presentada por un sindicalista de Comisiones obreras en la Policía Local madrileña por lo que podrían ser delitos de odio, amenazas y apología del terrorismo. Inmediatamente se desató la guerra entre los presuntos autores de las injurias y los que consideran sus sindicatos -que son mayoría entre los seis mil agentes locales de Madrid- por un lado y por otro el sindicato del policía denunciante: En un comunicado CCCOO se mostró "orgullosa de la valentía y ejemplo de nuestro compañero ante una banda de violentos disfrazados de policías municipales de Madrid. No está sólo, tiene codo a codo a su organización". La Asociación de Policía municipal de Madrid -APMU, mayoritario- respondió de inmediato que "sin pruebas -¿? todos hemos podido leer los mensajes y dan escalofríos- no se puede afirmar que sean agentes quienes hicieron manifestaciones ya que en los grupos privados no se piden credenciales. Un poco de respeto y no ensuciar la imagen del cuerpo -sic- sin pruebas y sin una sentencia que lo confirme". CCOO insiste en que "denunciar a quienes dentro de la Policía Municipal son violentos y amenazan de muerte es precisamente limpiar la imagen. Amparar a los responsables, intentar esquivarlo y no apoyar a las víctimas sí que es ensuciar nuestra imagen como policía democrática". Otro sindicato de policías locales, APM, se muestra en principio de acuerdo con que "por supuesto habrá que limpiar a todos aquellos que no merezcan llevar nuestro uniforme" pero, dándole la vuelta a esta afirmación, llega a cargar contra la persona que, según esta central, filtró a la prensa las conversaciones de este chat de tendencia fascista: "Sabemos que este confidente laboral es delegado de CCOO -sólo hay dos a los que poner en la diana, así que el verdadero confidente laboral puede ser toda una central sindical-, y sabemos ahora que sus expresiones de provocación en este chat desde hace tres meses iban a conseguir estas desgraciadas capturas de mensajes descontextualizadas". Por su parte CSIF, sindicato mayoritartio en la Policía Local en el conjunto de España, censuró también "la conducta de aquel o aquellos que, valiéndose de su condición de miembro del citado grupo privado de mensajería, hayan divulgado sin la autorización de sus participantes tantoconversaciones privadas como datos personales de los que participaban" y atacó también a Comisiones Obreras por defender abiertamente al agente amenazado ("parecería un accidente... conozco gente que conoce gente..." escribían) por presuntamente filtrar el contenido. Defendió que lo que le preocupa es la privacidad de los agentes y que "el contenido de los mensajes y sus supuestos responsables son parte de la investigación judicial y, por tanto la Justicia determinará la responsabilidad última y las consecuencias de los hechos". Destacan también "la profesionalidad de los integrantes de la Policía Local de Madrid que, a diario, ponen lo mejor de sí mismos para salvaguardar la seguridad, los derechos y libertades de los madrileños". En el rupo de guasap del Turno de noche llegaron a participar más de doscientos policías, pero el caracter vejatorio y la violencia verbal de los comentarios proferidos por una minoría hizo que paulatinamente muchos se salieran de .el. Todos ellos patrullan de noche y armados por la capital. Sólo uno, sin embargo, se atrevió a denunciar unas manifestaciones y amenazas que recuerdan mucho a la Cosa Nostra de los noventa y a la izquierda abertzale de los años de plomo. Junto a las capturas de pantalla de los mensajes, el policía denunciante entregó el relato de seis meses de amenazas contra su persona: algunos piden fotos del agente, al que no terminan de localizar: "¿Alguno tiene una foto? Una barra de salchichón a quién suba una foto", comentan dos policías. Dos semanas después de que eldiario.es publicara suexclusiva y estallara el escándalo, en el grupo quedan menos de treinta agentes, una docena de ellos habitualmente activos en el chat, sólo tres han sido identificados y están suspendidos, sin placa, arma reglamentaria ni acceso a bases de datos policiales, aunque con permiso de armas para uso discrecional ¿impunidad?. El agente que presentó la denuncia vive oculto para defenderse de sus propios compañeros, pero tras tomar declaración a los tres identificados e imputarles por amenazas e injurias, el juez no ha querido dictar medidas de protección al denunciante amenazado porque -dice- no corre peligro. Algunos, interesadamente, han querido ver el caso como simple disputa entre sindicatos, pero estamos en una importante lucha política entre la democracia y la impunidad de la barbarie. Ya se detectó a un representante sindical de la Policía Local de Madrid entre un grupo neonazi que insultaba e intentaba agredir en la estación de Atocha a parlamentarios catalanes. El  año pasado el Ayuntamiento de Manuela Carmena modificó los requisitos para acceder a la Policía Local buscando mentes más maduras y abiertas que los ultras y los típicos rambos deseosos de tener placa, pistola y porra que suelen buscarse la vida como policías o vigilantes de seguridad; entonces el grupo municipal del PP que, pese a la salida forzada de Aguirre, representa a la derecha más extrema, puso el grito en el cielo diciendo que eso significa seleccionar trabajadores según su ideología. De hecho estas conductas se dan en otras instancias de la seguridad: El ministerio del Interior investiga desde septiembre improperios similares en otro grupo de güasap de agentes de la Policía Nacional en Zaragoza que se citaron para protestar junto a un grupo de ultraderechistas contra la presencia de líderes de Unidos Podemos y cargos electos de partidos de izquierda y nacionalistas en un acto celebrado en la capital aragonesa, protesta que culminó en agresión a la presidenta del Parlamento regional. Por la misma época el gobierno también se vio obligado a frenar las despedidas patrióticas que se organizaban en cuarteles de la Guardia Civil a los contingentes desplazados a Cataluña con motivo del referéndum del 1 de octubre. Se trata de quienes. con el monopolio legítimo de la violencia, velan por nuestra seguridad.
Amigos para siempre
consideran

El caso ya descrito de la reunión izquierdista boicoteada en Zaragoza es muy significativo de como quienes azuzan a estos neonazis, vayan de uniforme o de paisano despúes disfrazan a los victimarios de víctimas para culpar y acosar legalmente a sus enemigos políticos: En Zaragoza incluso llamaron a comparecer ante el juez a unos jubilados que agitaban banderas españolas y algunas franquistas frente al pabellón donde se reunía Podemos para que dijeran que se sintieron injuriados al ser supuestamente calificados de nazis, y se ha citado también a Alberto Garzón y a Pablo Echenique como presuntos injuriadores. Pero del hecho de que los manifestantes tuvieran encerrados durante horas amás e cuatrocientos cargos públicos y agrediertan a la presidenta del Parlamento de Aragón, nada que investigar. Impunidad. Como la del bocazas Rafael Hernando, que llamó nazis a quienes siguieron la huelga del 3 de octubre en Cataluña.

Ultras con carné y alto cargo

El pasado 18 de octubre, el delegado del gobierno en Castilla-La Mancha, José Julián Gregorio amenazó a la autonomía que preside el socialista -y modosito- Emiliano García-Page: "Está pidiendo a gitos el artículo 155 de la Constitución para que el Estado corrija los problemas de la comunidad", dijo criticando a un gobierno regional "supeditado a las directrices de los separatistas de Podemos" que están en la coalición de gobierno. La más o menos velada amenaza del 155 ha aarecido en más comunidades durante la crisis de Cataluña, donde sí se ha aplicado y ahora hay gobierno disuelto, presencia policial extraordinaria, y exgobernantes fugados y en prisión, sin que se haya resuelto la fractura social abierta por el procès independentista: los presidentes del PP del País Vasco, Alfonso Alonso, y Navarra, Ana Beltrán, también han amenazado con lo mismo sin recibir el menor reproche de Génova o Moncloa. El caso catalán y las banderas españolas en los balcones permiten introducir en el debate colectivo ideas que en otro concepto suscitarían el rechazo del alma democrática: se habla de prohibir partidos independentistas -Pablo Casado, el vicesecretario de comunicaciñon del PP ya lo ha planteado para Cataluña, País Vasco y Galicia-, de centralizar la educación pública, intervenir televisiones autonómicas poblándolas de gente normal o incrementar las atribuciones del Estado contra la protesta en la calle -la Ley mordaza ya no les basta- ¿hay vida inteligente en el Tribunal Constitucional para impedirlo?. PP y Ciudadanos parecen querer aprovechar un contexto favorable para hacer una transformación en profundidad del modelo territorial y del pacto constitucional -la historia de las contrarrevoluciones nos ha enseñado que el reloj puede marchar hacia atrás, y la física que la fuerza centrípeta puede anular e incluso vencer a la fuerza centrífuga-. Para un proceso de involución democrática, recentralización y autoritarismo la derecha se las pinta como nadie; lo preocupante es que personas progresistas y de izquierdas se posicionan en el debate actual a favor de la mano dura, lo que hace temer que se llegue, con un amplio apoyo político (el viejo bipartidismo + Ciudadanos) a una limitación y penalización de la protesta.

Los impunes de antes

No es necesario retrotraerse  a las cunetas, las torturas en la DGS amnistiadas en 1977 o a  las apropiaciones y expropiaciones ilegales que eriquecieron a los de la inquebrantable adhesión. Ya sabemos que Gas Natural Fenosa jamás pagará por el expolio como botin de guerra de Electra Popular Coruñesa, del republicano fusilado José Miñones, precisamente porque nada goza de tanta impunidad como el capital, más aún el de la industria energética. También con Franco ya en la tumba los periódicos de la transición recogían como aún se te podía obligar a cantar el Cara al sol si tenías un mal encuentro en la calle. El Tarancón al paredón se gritaba igual que se garrapateaba en las paredes (años después,cuando fue jubilado de forma express, el cardenal de la democracia fue
Tarancón al paredón gritaban y escribían
reconvenido por el papa polaco
como responsable a su juicio de que el catolicismo retrocediera en España en plena lucha final para doblegar al comunismo); hoy algunos de los que entonces gritaban y pintarrajaban Tarancón van los domingos a misa en San Francisco de Borja y los lunes a los maitines de Génova, 13, tan tranquilos. Ya me referí al principio a la impunidad de aquellos Guerrilleros de Cristo Rey y similares en los primeros años ochenta.Contra las impunidades del pasado a España, el reino de los impunes, le ha tenido que dar lecciones la Justicia argentina: si la española tiene atadas las manos por las leyes de amnistía y los manejos de los gobiernos de la alternancia, la de Buenos Aires, que tuvo la valentía de derogar las infames leyes de obediencia debida y punto final y encarcelar de por vida al dictador Videla y ha obligado a España a sacar de fosas comunes a asesinados por el franquismo, recientemente ha dado ejemplo al mundo con la histórica condena a los responsables de los vuelos de la muerte. La impunidad no es algo inevitable; las naciones civilizadas la combaten hasta imposibilitarla.

Las nuevas generaciones

La cuestión territorial ha exacerbado los animos. En la manifestación multitudinaria organizada por Sociedad Civil Catalana el 8 de octubre en Barcelona figuraban colectivos extremistas que proferían insultos a los Mossos y gritos de Puigdemont a prisión sin que nadie tomara medidas durante ni a posteriori. El pasado 4 de noviembre en Mataró después de a manifestación por la unidad de España un grupo de ultraderecha agredió a puñetazos a un joven que salía de su casa tras exigirle que gritara Viva España; como lo del cara al sol en el 76. Los altercados por grupos de ultras se suceden en los el escrache a la vicepresidenta de la generalitat valenciana, Mónica Oltra, en el que miembros de España 2000 enmascarados gritaron contra el independentismo con la música de un pasodoble a todo volumen. También en Valencia el 9 de octubre, día de la Comunidad Valenciana, miembros de Yomus, ultras del Valencia C. F., atacaron brutalmente a miembros de la izquierda nacionalista que celebraban su manifestación anual por la lengua valenciana -podemos discutir si tal cosa existe, pero de ahí a los golpes...- y a algunos periodistas que grababan las agresiones; en dichas grabaciones y retransmisiones en directo fuimos testigos de la laxitud con que la Policía reaccionó a las agresiones. Más de un mes después, el juez que instruye la causa tuvo que redactar una provisión recordando a la Policía Nacional que no puede dar por concluido su trabajo porque considera que aún quedan muchos agresores por identificar y citó a un mando policial para dar cuentas por su falta de diligencia al no haber dado por identificados a algunos ultras bien conocidos y reconocibles en las imágenes.
últimos meses: tras la riña tumultuaria del día de la Hispanidad en Barcelona, en el que participaron hooligans de varios clubes de fútbol siguió

Cóctel de fobias

Esta ultraderecha del nacionalismo español es aficionada a practicar la coctelería con sus propios odios; los mezcla, agita y bate - no son como James Bond, que toma sus martinis agitados, no batidos-: el 2 de noviembre hubo que denunciar que aquella mañana, a las puertas de la Audiencia Nacional en Madrid el exconseller de Empresa de la Generalitat, Santi Vila, que acudía a declarar ante la juez, fue increpado al grito de maricón. El propio Vila hizo pública en su día su orientación sexual, queno es la misma que la del futbolista catalán Gerard Piqué, insultado de la misma forma en un entrenamiento en la ciudad deportiva de Las Rozas, también por individuos que enarbolaban banderas españolas y pancartas con lemas catalanófobos. Independentista, catalán, homosexual, barcelonista... todo ello es réprobo para esta gente de orden, sólo les faltaba ser negros y de Podemos. Ambos casos llegaron hace un mes a la Fiscalía y aún no ha pasado nada: camino a la impunidad.

Las complicidades

Podría parecer que la impunidad de uno de los personajes más siniestros de las cloacas del Estado en las últimas décadas, el comisario José Villarejo había terminado cuando una juez, muy conservadora, de la Audiencia Nacional ordenó para él prisión incondicional preventiva. pero del mismo modo que Al Capone no fue encarcelado por sus crímenes, sino por fraude fiscal, Villarejo y sus secuaces están entre rejas acusados de diversos cohechos, y no por una larga serie de actividades clandestinas animadas por el poder que han puesto en peligro a nuestra democracia y a ciudadanos españoles públicos y anónimos.

Ala ultraderecha montaraz, nostálgica de viejas tiranías (Falange, España 2000, Hogar Social Madrid) o no (Vox) le han salido aliados con representación parlamentaria. Están, por supuesto, los barones rampantes del Partido Popular (Hernando, Casado) pero nadie, desde que se aprobó la Constitución de 1978 nadie había representado el centralismo y el nacionalismo español a ultranza como lo hace hoy Ciudadanos, con sus escaños y sin necesidad de sacar banderas preconstitucionales. Por poner un ejemplo, a principios de noviembre el partido de Rivera dió luz verde (Cs no apoyaba, pero sí avalaba)  a sus afiliados y simpatizantes valenciano para articipar si lo deseaban en una manifestación regionalista y españolista que, bajo el lema Somos valencianos, somos españoles, convocaron conocidos falangistas (algunos de ellos participantes en las agresiones ultras del 9 de octubre), junto a Vox y una Coordinadora de Entidades del Reino de Valencia cortada según el mismo patrón. Finalmente hubo notable presencia de cargos y militantes de Ciudadanos en la marcha identitaria.

Con este panorama que vemos, parece claro que, como leí a Rosa María Artal, España ha entrado en una deriva tenebrosa: El país camina hacia la involución con la excusa de la crisis catalana, el retrato de esa sociedad irracional y vengativa que prefiere el Viva España como himno nacional, que se anuda al cuello una bandera con un toro, imitando no sé si la capa de Ramón García o la del conde Drácula. Sólo puede ocurrir en un país que adolece de la educación que enseña a discernir y actuar en valores; una sociedad a la que el fango de corrupción en que chapotea su gobierno le resbala, que -cuentan como gracieta simpática los medio- ha agotado el número 155 (el del articulo que deroga autonomías) para la lotería de navidad y no se le ocurre apostar al 81067, número de placa del inspector jefe de la UDEF, Manuel Morocho, ni pide erigir un monumento ni rotular una calle con el nombre de este héroe de la Gürtel, que ha recibido toda clase de presiones, acoso laboral, calumnias de la prensa derechista, intimidaciones de dirigentes populares y amenazas a su familia sin renunciar a perseguir las finanzas ilegales y las corruptelas del Partido Popular y acabar denunciándolas en el Parlamento con nombres y apellidos. Deriva tenebrosa e involución es que no sea portada en todos los medios y que incluso se esconda la explosiva comparecencia de Morocho. Pero, hablando de inmunidad, ¿qué me dicen de quienes, sean electores o elegibles, se muestran tan inmunes al fango de la corrupción que, aunque les llegue a los ojos no modifica su voto o cambia su estatus? ¿a quién le interesan la corrupción, las colas en los hospitales, los colegios infantiles? Siempre habrá tiendas chinas que vendan banderas, cuñados con grupos de guasap, gente a la que encarcelar Constitución en mano, cuestiones políticas que judicializar, aguerridos muchachotes de la sana juventud española dispuestos a hacerle el trabajo sucio en las calles, con porras o con cuentas de tuiter, a la gente de orden que los utilizan desde el sofá o el escaño y les pagan con inmunidad, moneda de uso corriente en este reino.

Ojo, la inmunidad no es para todos. Igual que un juez de Madrid no cree necesario proteger al Sérpico de la policía local de los compañeros de éste que le amenazan, la Audiencia de Navarra sobreprotege a una manada de presuntos violadores y permite escrutar en la vida posterior de la víctima preguntándose por qué no está hundida en la depresión, no se metió a monja ni guarda luto riguroso. El cuñadismo español tiene hasta sus medios de comunicación que inquieren si la mujer opuso suficiente resistencia. Si al final esta manada de fieras, u otras que vengan, queda impune, se encontrará en su ecosistema natural, el reino de los impunes.



viernes, 15 de noviembre de 2013

El truco final: El Prestige

Se suele invocar aquello de que los jueces son humanos y, por tanto, cometen errores. Añadiré que, como han demostrado el presidente y el tribunal de la Audiencia de Coruña, pueden ser tontos de remate. Su absurda e incluso criminal sentencia sobre el desastre del petrolero Prestige consagra la impunidad de armadores, petroleras y aseguradoras para envenenar el mar y contaminar las costas y de los gobiernos para tomar las decisiones más erróneas e irresponsables que agraven y extiendan una tragedia. Demuestra también  el absurdo de un sistema judicial que se toma once años para llegar a una decisión y da cinco días para recurrirla, así como la mala fe del partido que lo sostiene y ordena mandar al quinto pino unos hilillos de plastilina de crecimiento vertical.

Los perjudicados franceses de Bretaña y Las Landas ya han decidido actuar y denuncian la mala cabeza de su gobierno, que dejó la acusación en manos del español, el primer interesado en que la verdad quedara oculta bajo una opacidad tan negra como el fueloil derramado. Es vergonzosa la alegría con la que los dirigentes del PP celebran hoy la escándalosa sentencia. Tras unas elecciones surge siempre la estéril discusión sobre si el pueblo se equivoca o no -en 1933 los alemanes no se equivocaron, Hitler era quien tenía el mejor mostacho-;el pueblo español, se equivoque o no, tiene memoria de pez.
¡Me lo mandan al quinto pino!
En 2003, después de la marea negra y su gestión y de que medio país saliera a la calle contra la intervención en Irak, quienes gobernaban ganaron los comicios municipales. ¿Ocurrirá lo mismo ahora, tras esta peineta judicial y una cadena de equivocaciones y mentiras que nos mantiene en el fondo del abismo?

miércoles, 23 de octubre de 2013

Las doctrinas, a los catecismos

Tribunal de Estrasburgo
Un país se levanta, izando la bandera de una santa indignación, contra la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que ordena dejar de aplicar la llamada doctrina Parot. Cincuenta años de asesinatos, algunos indiscriminados, tanta sangre y tanto dolor, hacen extensivo ese cabreo, tanto que no parece humano quien no lo comparta. Pero en estos días de justo enfado se nos olvidan algunas cosas importantes; entre las que se refieren al tribunal de Estrasburgo, que una decisión profundamente injusta como ésta puede ser escrupulosamente legal; entre las que nos afectan a nosotros, nuestros jueces y gobernantes ¿y si la norma estuviera equivocada? En primer lugar a todos se nos pasó la clara inconstitucionalidad de la retroactividad con que se ha estado aplicando la doctrina Parot, que choca con el artículo 9.3 de la vigente Carta Magna -La Constitución garantiza (..) la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales-. Es sabido que cuando entre la comisión de un delito y su juicio media un cambio de las normas -el Código Penal en estos casos- se aplica la más favorable al reo. Era lógico y razonable que, manteniendo un límite a las estancias en prisión - los treinta años de antes y los cuarenta de ahora son razonablemente duros-, las remisiones de tiempo y los beneficios penitenciarios se resten al total de la condena y no a esos límites, poniendo fin a esa tarifa plana que castigaba igual un crimen que veinte. Pero un motivo que hacía insostenible la doctrina Parot era precisamente su condición de doctrina, es decir, de práctica que tiende a ser consuetudinaria. No, su espíritu y sus justos objetivos debían plasmarse , explicitamente y por escrito,en las propias normas.



Atentado a la casa cuartel de Zaragoza, 1987
Por último lo más absurdo de dicha doctrina es su aplicación a unos casos excepcionales y no a todo tipo de convictos. En una democracia no se pueden cometer delitos políticos; por tanto todos los presos son presos comunes y deben ser tratados por igual. Pero los sucesivos gobiernos socialistas y populares se han empeñado en colocar la lucha contra el terrorismo en una situación de excepcionalidad, al margen del combate contra el crimen en general y la han situado a merced de contiendas y vaivenes políticos. Ni tanto ni tan calvo; ni podemos dar por muerta ni vencida a ETA, que se limitó a anunciar el cese de las acciones ofensivas, reservándose el derecho a mantener sus arsenales y a financiarse, ni aplaudir engendros como la Ley de Partidos o el cierre de medios de comunicación como Egin y Egunkaria. Es paradójico que la misma formación que repetidamente se ha negado en el Parlamento a condenar la dictadura de Franco ande exigiendo a otros condenas explícitas de la violencia. Cuántas veces la excepcionalidad ha sido contraproducente. La dispersión de los presos de ETA pudo tener fines estratégicos en su momento, pero hoy es un sinsentido que da alas a sus afines. Cualquiera que haya contemplado las manifestaciones silenciosas con las fotografías de los reclusos que salen cada jueves del casco viejo de San Sebastián es consciente del poder propagandístico que para la izquierda abertzale tienen los presos. Es un error reservarse su acercamiento a cárceles vascas como carta en la manga para una eventual negociación; debería sencillamente cumplirse la Ley, que establece que las condenas de cárcel se cumplan cerca del domicilio del interesado. El victimismo es el mejor alimento del nacionalismo, lo necesita; ¿qué harían muchos en Euskadi si de repente tuvieran que competir por el trabajo y la subsistencia con docenas de recién llegados totalmente libres? ¿Entraría Marruecos en Ceuta y melilla si España abandonara esas colonias, o preferiría mantener la válvula de escape económica que supone el contrabando y el trapicheo con ambas ciudades?


No sólo la clase política cae en errores y necedades en este asunto; no se libra la judicatura. Es comprensible el enfado de la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, Ángeles Pedraza, con la Audiencia Nacional, que tardó pocas horas en reunir su pleno para aplicar la sentencia de Estrasburgo y excarcelar a la etarra Inés del Río, condenada a casi cuatro mil años de cárcel, en un país donde los casos judiciales mueren de aburrimiento y los instructores padecen síndrome de Diogens acumulando ex pedientes de cientos y miles de folios.

Insisto, en la excepcionalidad está el problema. Háganse leyes justas que castiguen los daños a la vida por encima de los daños a la propiedad y entre éstos más a los cometidos desde posiciones de poder que a los de subsistencia. Para cuando las víctimas pertenezcan a las fuerzas de seguridad o representen a los poderes de la Administración ya existe el delito de atentado a la autoridad, que se va extendiendo a profesionales sanitarios y educadores. Dejemos las doctrinas a los catecismos.
Henri Parot, en cuyo honor fue bautizada una doctrina legal



lunes, 27 de febrero de 2012

Los huevos de Urdangarín



Esta señora está tremendamente orgullosa de haberle lanzado a Iñaki Urdangarín dos huevos; eran dos huevos que la señora llevaba preparados desde casa para lanzárselos a Iñaki Urdangarín cuando entrara en los juzgados de Palma -normal, nadie se encuentra casualmente dos huevos en una acera de Palma de Mallorca cuando hay un duque a mano, ni siquiera dos ensaimadas-. Está orgullosa y cuenta su hazaña ante las cámaras. La señora no tenía nada mejor que hacer esa mañana de sábado y decidió levantarse pronto e irse, armada con dos huevos -o más, tal vez le quedaron huevos en la recámara-, a cantarle las cuarenta al Duque de Palma, a gritarle, confundida en una turbamulta de gentes ociosas como ella, lo enfadados que están con sus presuntas corruptelas, que día sí, día también, airean los medios de comunicación a través de los que se informan: los magazines de mañana en televisión, los patios de vecinos disfrazados de debates serios o los programas rosas que, hasta que se abrió la veda, babeaban con cada aparición de cualquier miembro de la Familia Real española, a la que adulaban sin recato-. Abuchean e insultan al mal hijo (político) que ha decepcionado a sus padres, sintiéndose ellos mismos padres o madres expuestos a que los hijos les salgan rana, y en ese sentido, no han perdido del todo la devoción acrítica que en España se profesa hacia la realeza postfranquista; pero al mismo tiempo se sienten transgresoras, capaces de decirle chorizo y mangante en su cara a todo un consorte de Borbones; están a un paso de ser unos indignados de esos.



Sólo esta señora llevó huevos al linchamiento. El resto de la turba salió de casa sin huevera. Afortunadamente, pues en caso contrario se habría tratado de una lapidación en toda regla, por mucho que los huevos sean más incruentos que los cantos rodados. Una lapidación sin juicio, sin opción a condena o a absolución dependiendo de que se demuestre o no conducta punible en el aristocrático imputado. 

Cuando días atrás leí las declaraciones de la megapija portavoz del Consejo General del Poder Judicial Gabriela Bravo pensé, esta señora le da a la bebida. Decía literalmente que en el caso de Urdangarín "ha habido ya un juicio paralelo y una condena antes de haber celebrado un juicio oral con todas las garantías". Confundía  juicio paralelo - o mediático- con  la estupefacción general ante el hecho de que cada telediario nos sorprendiera con una nueva corruptela, estafa, golfería o evasión fiscal atribuible al Duque de Palma y sus socios en el complejo entramado de sociedades con el que hacían negocio. No hay tal juicio, hay informaciones que se acumulan una encima de otra y forman ya una montaña, pensaba. Viniendo de quien venía me parecía aún más censurable tanta compasión con el Duque cuando días atrás esta mujer había dejado caer la perla de "que no todos los imputados son iguales ni están sometidos a la misma presión mediática, por lo que no se puede estigmatizar su imagen", y cuando de su boca no había salido una sola palabra condenando la presión mediática y el juicio paralelo al que la derecha y la extrema derecha española habían sometido al ya exjuez Baltasar Garzón, acusado, juzgado y condenado sumariamente por la caverna antes de que el Tribunal Supremo dictara su más que sospechosa condena efectiva. Por si fuera poco el órgano al que representa, que difícilmente podría acumular más sospechas de parcialidad y de confabulación para machacar a todo juez que vaya por libre, había comenzado a presionar al juez del caso Urdangarín, José Castro, un hueso duro de roer que no se achanta fácilmente.



Sin embargo tuve que reconocer que Gabriela Bravo no iba tan desencaminada al ver cómo  la nueva versión vergonzante del programa La Noria de Telecinco planteaba a su audiencia  y a su bancada alienígena de tertulianos la pregunta que sólo un tribunal puede responder: ¿Es Iñaki Urdangarín inocente o culpable?  Por si hasta entonces no era cierto que existiera dicho juicio paralelo al que se refería Gabriela Bravo, ahí lo tenían, servido directamente desde Mediaset a su pantalla plana. Lo del sábado a las puertas de los juzgados y las señoras que lanzaban huevos y llamaban chorizo al Duque de Palma -parece uno de esos  grupos de Facebook- era la segunda parte del juicio, la ejecución pública tras haber sido condenado por la opinión pública. Si hasta su delgadez se interpreta como prueba de culpabilidad. Créanme que no siento ni la menor simpatía ni compasión por el inculpado; tengo también el convencimiento de que no es trigo limpio, y disfruto de que esto pueda ser un golpe que deje tocada a la monarquía pero no acepto que a nadie se le prive de sus derechos fundamentales, tampoco al yerno del Rey.

El problema de esta cuestión de huevos es la escasa credibilidad de la indignación ciudadana. Le arrojan huevos a Urdangarín porque es un personaje de la prensa rosa, pero quienes presuntamente se corrompieron con él, quienes supuestamente pagaron con dinero público estafas tan burdas "porque era el yerno del Rey y todas las puertas se le abrían" no han recibido ni un solo proyectil. Nadie madrugó para manchar de yema los  trajes regalados de Francisco Camps ni los trajes de tres tallas menos que usaba Ricardo Costa, nadie  acechaba con los huevos en la mano los paseos de Jaume Matas a los juzgados ni obligó a Rita Barberá a llevar sus vestidos bermellón al tinte. La hinchada del Villarreal no ha teñido a su  presidente de amarillo por pagar una millonada a Urdangarín por un informe tan riguroso que podría resumirse en aquello de que "el futbol es así, son once contra once". 
Esta  es la verdadera medida de la indignación, entre el pueblo y tambien entre la derecha que no se cansaba de repetir que los verdaderos corruptos son los que corrompen, los Correa y los Bigotes, y no tanto los gustosamente corrompidos, y que hoy pone a Urdangarín a punto de nieve. Ahora los que dispusieron de nuestro dinero para pagar el engaño salen de rositas. No hay huevos de ir a por ellos. Eso sí, todos con los huevos preparados para fusilar a Urdangarín, y para cambiar los aplausos a los jueces por huevos cuando llegue la sentencia, porque, sea cual sea la condena ya está asumido que será escasa, y si no hay condena, será porque es el yerno de quien es. Así todos entretenidos con los huevos del Duque, todos encantados de lo indignados que estamos, mientras son otros zorros los que saquean el gallinero y se comen los huevos sin que saquemos la escopeta de plomillos.

domingo, 29 de enero de 2012

Tercer poder


Vaya con el verso suelto del PP. De ser Ruíz Gallardón más de derechas no quiero imaginar cómo habría sido la contrarreforma judicial que ha anunciado al poco de estrenarse de ministro. El ultragallardonazo llega con el prestigio de la Justicia española no ya por los suelos, sino siendo el hazmerreír internacional. Un baño de conservadurismo era lo que menos falta le hacía. Ya va sobrada.

No dejan en buen lugar esa independencia en nombre de la cual el exalcalde de Madrid justifica este retorno al pasado ni las casi seguras condenas a Baltasar Garzón  -caído en una telaraña tejida por Federico Trillo y sus compañeros de ejercicios espirituales con puñetas- ni tampoco la absolución con faltas de ortografía de Camps y Costa. Recuerden cómo alardeaba el expresident de su compadreo con los jueces valencianos, aunque al final haya sido ese pueblo narcotizado que vota a corruptos el que le ha absuelto.

En esta contrarreforma el mayor paso atrás no es el cambio en la Ley del aborto, aún cuando un derecho de las mujeres lo reduzca a delito despenalizado. No lo es porque en la práctica en España el derecho al aborto ya está derogado “por lo civil; en cinco comunidades imponiendo el pago por adelantado, en tres no respetando la confidencialidad; en Navarra con la obligación de exiliarse para interrumpir un embarazo; en Madrid y Valencia no pagando a las clínicas concertadas y en toda España con la imposibilidad de abortar en los hospitales públicos para enriquecimiento de esas clínicas privadas.


No, veo más preocupante el fin del control legislativo de los jueces; la vuelta al sistema de elección corporativa de los órganos judiciales, que convierte a uno de los tres poderes de un Estado democrático en un colegio profesional, y en el que sólo la casta judicial intervendrá en la composición del CGPJ, el Constitucional, el Supremo y las Audiencias. ¿Qué candidaturas se presentarán a las elecciones a esos órganos, Magistrados de Cristo, Jueces por el Levítico, Franquistas Irredentos...? Sí, también están Jueces para la Democracia, pero a esos se les imputan unas prevaricaciones y adiós muy buenas.

Me da más miedo ese eufemismo de cadena perpetua que se aplicará a casos "que hayan alcanzado el máximo de reprochabilidad social", es decir, a partir de un determinado número de conexiones en directo con Ana Rosa y Juan y Medio, o de que algún familiar sin estudios de la víctima sea susceptible de asesorar al PP en materia penal, caso del reverendo Cortés. Me espanta que a los menores se les trate como delincuentes consumados ante una alarma social inexistente,cuando el número de delitos cometidos por niños es insignificante. Y me aterra esa Justicia a dos velocidades según puedas o no pagarla, justificada por un colapso que en parte provocan los políticos denunciándose entre sí.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Iguales ante la Ley

 
¿Qué es el atraco a un banco en comparación con la creación de un banco?”. Me  reencontré con esta cita de La ópera de los tres peniques de Bertolt Brecht el día en que el gobierno en funciones indultó a Miguel Montes Neiro. Con ella abre Petros Márkaris Con el agua al cuello, la novela negra ambientada en la bancarrota griega de la que -con razón- todo el mundo habla y que narra una tentadora matanza de banqueros.
Miguel Montes ha sido víctima de una ley que está por encima de la Constitución, la Ley del Embudo. Pero a las víctimas la maldad de sus verdugos o su propia mala suerte no las convierte necesariamente en héroes. De él me cuentan quienes le han tratado en prisión que en su largo cautiverio algo influyó su comportamiento con funcionarios y otros reclusos que, expresado con un eufemismo borbónico, no fue ejemplar. Pero eso nunca justificaría la suma de errores, mala praxis y mala fe que el granadino ha obtenido de carceleros y jueces, o que la policía se quitara de encima cualquier marrón sin resolver atribuyéndolo a Miguel, el sospechoso de guardia. Delinquió mucho, sí, pero, parafraseando a Brecht, ¿qué eran los atracos de Montes Neiro en comparación con el pillaje de quienes se enriquecen hundiendo naciones y llevando a empresas a la quiebra y a sus trabajadores al paro? Según la Ley del Embudo, más villano es quien vacía la caja de un banco que quien vacía viviendas, y a éste la policía no le persigue, le ayuda, como comprobó Clara Martínez, la desahuciada de la Casa del Aire a quien el subdelegado del Gobierno Antonio Cruz envió cincuenta antidisturbios por si se aferraba con demasiada fuerza al marco de la puerta. Si Miguel Montes pasó 35 años en prisión, la decapitación de banqueros a espada que investiga el comisario Jaritos en Atenas se antoja una pena benévola.

Lo extraordinario del caso Montes Neiro es que haya hecho falta una movilización ciudadana, política y familiar -son sus hermanas las heroínas de esta historia- para que Miguel al fin pasara por el embudo de una Ley ante la que supuestamente era igual que el consejero delegado del Santander y peligroso delincuente Alfredo Sáenz, quien no tardó en obtener la gracia del gobierno Zapatero. Montes Neiro no podía aplazar créditos al PSOE ni conceder hipotecas a su secretario general, lástima.

A Enric Duran, conocido como 'Robin de los bancos', le han condenado a devolver 24.600 euros de uno de los créditos con los que estafó medio millón a 39 bancos para ridiculizar a quienes inflaban la burbuja crediticia. No hemos visto que a ilustres estafadores como Alan Greespan, Abby Cohen, Stan O'Neal o nuestro inefable Mario Conde se les haya hecho devolver ni un solo euro de los billones que se esfumaron y en parte acabaron en sus viajeras cuentas. Ante la Ley del Embudo no hay iguales.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Leña al mensajero (Wikileaks y los perfectos mierdas)

En las revelaciones reconocemos obviedades. Constatamos que el mundo es como ya nos temíamos que era. Andamos muy curtidos para sorprendernos de las gedeonadas de diplomáticos cuya agudeza para el análisis no está a la altura de una discusión en la cola del pescado -Zapatero izquierdista trasnochado, menuda simpleza la del embajador-; ni de la falta de escrúpulos de políticos en permanente compraventa. Desde la suspicacia o la paranoia, quien más y quien menos intuía cómo se las gastan. Es la fría plasmación en el papel, la grosera desnudez de doscientas cincuenta mil pruebas del delito, lo que da su poder subversivo a los cables de Wikileaks.
Cuando la exigencia de rigor se relaja, restando credibilidad a las tan necesarias vías alternativas de información, y la audiencia sólo atiende a quien le cuenta lo que quiere oír, el dato frío, incontestable, la filtración sin retocar es la dinamita del periodismo. Es periodismo; el resto somos portavoces y los medios, gabinetes de prensa. La consigna de matar al mensajero nunca fue tan literal; liquidarle o encerrarle en un oscuro calabozo con cualquier artimaña. Con la Interpol convertida en orwelliana policía del pensamiento, qué importa si el perseguido pecó de vanidad o egolatría, si alguna vez le cegó el ansia de notoriedad. Ahora defender a Assange, y al soldado Manning, y al juez Garzón es una obligación. Si les persigue una Justicia dirigida, lo honrado es ocultarles de ella. Si se pervierte la Ley es legítimo burlarla.
También gracias a Wikileaks sabemos ahora de nuestros gobernantes lo que ya intuíamos. Que si cuando asesinaban a José Couso nos quejábamos de tener al presidente más servil, hemos de lamentar ahora tener al más estulto. Que no era el llanto por el cargo perdido lo que hacía del ex ministro de Exteriores el perfecto mierda del que hablaba Pérez-Reverte, uno más en un gobierno de mierdecillas que se pasan por el forro la separación de poderes, mercadean con presos y trafican mentiras. No imáginabamos mayor sordidez que la de Trillo barajando cadáveres, pero éstos que ofrecían la impunidad de asesinos y torturadores no les van a la zaga. Y al frente de esta banda de tahures, un pamplinas que encandiló a su país con gestos vacuos; el que no se levantaba al paso de banderas pero se arrastraba zalamero ante el amo, como el perrito que ha orinado en la alfombra y teme ser amonestado. La propaganda le describía como respondón hacia el poderoso aliado, mientras para congraciarse con él chalaneaba hasta lo indecente.

Pretenden que sus actos no son el problema, lo execrable es la irresponsabilidad del mensajero, ¡A por él! Me pregunto si estos inquisidores han meditado que si para defender sus mentiras y su impunidad vale todo, alguien puede pensar que también contra ellos todo vale.

lunes, 3 de mayo de 2010

Teoría y práctica del doble rasero: La crucifixión de Roman Polanski


He de reconocer en mi caso que sí se da un posicionamiento apriorístico a su favor, y que no estaría escribiendo contra el linchamiento judicial de un personaje público si no se tratara de alguien que desde su arresto domiciliario ha sido capaz poner en pie una genialidad como El escritor (The Ghost Writer, 2010) -recuerdo otro caso de famoso arrestado, Augusto Pinochet, cuya unica aportación al mundo era la mierda que cagaba, y con quien las leyes de extradición se aplicaron de forma mucho más laxa-. Pero es Roman Polanski, un artista o intelectual -inclúyase en la categoría que se prefiera- en estado de gracia, que ha hecho de su producción cinematográfica reciente alta cultura europea y toda una referencia de seriedad, rigor y dominio del lenguaje del cine.

Ahí se acaban los favoritismos, en mi propia admiración, porque si alguien ha padecido justo lo contrario,
es decir, el peso del doble rasero, si alguien ha sido machacado más que otros en situación similar por ser quien es, ese está siendo Roman Polanski, y estoy hasta las narices de leer a tanto progre de guardarropía con la cantinela de que Polanski debería ser tratado como cualquier otro individuo ante la Ley. Pues claro que debería, y si eso fuera así, ya Suiza habría dado con la puerta en las narices a los jueces de California, ya no se estaría intentando meter en la cárcel a alguien pese a las insistentes peticiones de su víctima de que se archive de una vez por todas el caso, ya no se estaría mintiendo, vulnerando la Ley y pasándose por el forro el sentido común con tal de que un juez o unos jueces se cuelguen las medallas de haber enchironado a un famoso, para que se satisfagan venganzas personales. Tenemos un caso muy similar en España, ¿O acaso el juez Varela no prevarica sin descanso con tal de conseguir imputar una prevaricación al juez Garzón, cobrarse una venganza y estar en el candelero mediático?

Para todos los que aún no entienden o no admiten que la doble vara de medir se usa para dar latigazos en la espalda a Polanski es obligatoria la lectura del artículo en el que el director rompe su silencio. Ahí están todos los argumentos legales, morales y humanos, todas las pruebas de los delitos en los que están incurriendo los jueces de California en esta feroz cacería, de que solo la ignorancia sobre lo ocurrido puede justificar que tantos se hayan unido al linchamiento.

¡No puedo seguir callado!
por Roman Polanski - 2 de mayo de 2010

Desde hace siete meses, el 26 de septiembre de 2009, fecha de mi detención en el aeropuerto de Zurich cuando me dirigía a recibir un homenaje por el conjunto de mi trabajo de manos de un representante del Ministerio de Cultura suizo, no he querido manifestarme y he pedido siempre a mis abogados que limitaran sus comentarios a lo imprescindible. Quería que tanto las autoridades judiciales de Suiza y Estados Unidos como mis abogados pudieran trabajar sin polémica por mi parte. He decidido romper el silencio para dirigirme a ustedes sin intermediarios y en mis propias palabras.

Y me permito recordar también el primero de los artículos que uno de los pensadores que ha apoyado de verdad a Polanski en este tiempo, Bernard-Henri Levi, dedicó a quienes -en su caso desde Francia- se unieron al coro que sentenciaba a Polanski a pagar por sus pecados.
A Roman Polanski por Bernard-Henri Levi - 1 de noviembre de 2009

Pasan los días y Roman Polanski sigue en prisión, se acuesta y se levanta en prisión, ve a su mujer una hora a la semana en el locutorio de una prisión, mientras sus hijos de 11 y 16 años, si aún tienen el valor de ir a la escuela, afrontan las miradas de unos compañeros que han oído en casa que el papá de los pequeños P., ese señor con el que a algunos se les caía la baba cuando se codeaban con él "por hijo interpuesto", ese padre que otros se jactaban de conocer cuando lo veían en la tele durante la entrega de los César, ése, es finalmente un criminal, un violador, un sodomita, un pedófilo.