Mostrando entradas con la etiqueta Mentiras. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mentiras. Mostrar todas las entradas

lunes, 27 de noviembre de 2017

El polígono de tiro de Scaramanga




Al principio de El hombre de la pistola de oro (The man with the golden gun. Guy Hamilton, 1974), la novena película de James Bond y una de las más logradas de la saga, encontramos al asesino Francisco Scaramanga, interpretado por Christopher Lee, que se entrena en un extraño polígono de tiro construido en una isla secreta de su propiedad y en el que un juego de espejos contrapuestos, figuras que representan a posibles rivales, obstáculos físicos y efectos ópticos sirven para generar confusión, ocultarse y agazaparse frente a cualquier enemigo aunque también puede distraerte para que dispares al blanco inadecuado. Al final de la cinta. el mismo complejo de trampas y engaños será el escenario del combate a muerte entre Scaramanga y el agente 007 (Roger Moore).
Veo claras similitudes entre aquella trama de engañifas, subjetividades que retuercen la realidad y artilugios para nublarla con lo que está ocurriendo en Cataluña en los últimos meses o, más exactamente, con las interpretaciones que le damos a la cuestión, a las conclusiones que extraemos y a las informaciones sobre ella, siempre interesadas, que nos ofrecen medios de comunicación, redes sociales (esas madrigueras de cuñados que son los grupos de guasap, los falsos perfiles de tuiter) y políticos de todo signo. Entre tanta niebla (artificial) se agazapan los gorilas.

Cuando los independentistas se lanzaron a convocar la consulta del 1 de octubre todos, salvo los creyentes  en las promesas del govern y la CUP  y en la fábula de una república libre, próspera y europea - dos millones, milloncejo arriba o milloncejo abajo, según el ábaco de la Generalitat, no son pocos crédulos- sabíamos que aquel referéndum era una pantomima sin garantías, validez legal ni capacidad para modificar la realidad. Por tanto, como ya opiné antes, lo más inteligente hubiera sido dejar a los conversos y los no tantos participar en su encuesta -inefectiva y tan poco fiable como las de Metroscopia para El País- y que luego los independentistas de corazón, al sentirse engañados, hubieran pedido cuentas a quienes les mintieron y les dijeron que las empresas harían cola para entrar en la nueva Cataluña,esa patria ideal donde sólo sobraban los cenizos y feixistes como Serrat, Coixet o Frutos. Pero, en lugar de eso, quienes gobiernan el Estado decidieron enviar lo que a ojos de muchos fue una invasión policial - las cargas, los golpes y los heridos en las portadas de todo el mundo se convirtieron en la nueva imagen de la marca España y son la verdadera causa de la caída del turismo en Cataluña durante el mes de octubre-, sacar las banderas conservadas en alcanfor del nacionalismo español y de paso resucitar a una ultraderecha agresiva que creíamos desactivada o en todo caso camuflada en los escaños de Ciudadanos y en algunos del PP.

La república de los ocho segundos
En este juego de espejos y espejismos lo siguiente fue el discurso del 10 de octubre ante el Parlament en el que Carles Puigdemont dijo asumir el mandato del pueblo de Cataluña expresado en referendum de convertirse en un Estado independiente en forma de república y acto seguido pidió al Parlament que suspendiera los efectos de dicho mandato. Acto seguido no hubo votación alguna. Desde luego está más claro que las aguas de Barcelona -y tanto como las del Canal de Isabel II- para quien lo quiera ver que no hubo declaración de independencia. Estuvo de más el intercambio entre presidentes de cartas, preguntas con amenaza implicita y respuestas ambiguas que siguió. Aquella interminable tarde y noche de envites y capitulaciones, con Uuus y Ooos entre los congregados en el Parc de la Ciutadella esperando el advenimiento e la república culminó en la firma por los independentistas de un documento que noera más que una declaración de intenciones, un compromiso de caminar hacia la independencia. Sin embargo, bastante más tarde se ha conocido que aquel 10 de octubre el Gobierno, ante la contingencia de un posible atrincheramiento de independentistas en la sede del Parlament, tenía preparada una intervención armada al más puro estilo Hollywood (ver  www.elplural.com/cataluna/2017/11/13/asi-querian-detener-puigdemont-300-marines-desde-el-aire-y-las-alcantarillas) ¡demasiadas películas de Stallone y de Seagal! Dos semanas después y tras un amago por parte del president de convocar elecciones como le pedía cualquiera con dos dedos de frente, el Parlament aprobó la declaración unilateral de independencia que nunca existió. La presidenta engañó a los suyos y a los contrarios: la declaración firmada en la noche del día 10 se recogió en una exposición de motivos que no tiene efectos jurídicos, mientras que lo que aprobaron los 72 diputados de Junts Pel Si y la CUP fue el articulado que instaba al Govern a aplicar la denominada Llei de Transitoriedad: no hubo DUI por ningún lado, la bandera monárquica siguió ondeando en Sant Jaume y la decisión no se publicó en boletín oficial alguno. Fue un fake más (ver www.gurusblog.com/archives/no-ha-habido-declaracion-unilateral-de-independencia-the-fake-dui/28/10/2017/).

Sin embargo, puesto que el gobierno de Mariano Rajoy y la mayoría de medios de comunicación estatales dieron por hecho que sí hubo tal DUI, se procedío a cumplir la amenaza de suspender la autonomía catalana; aunque Rajoy contó para ello con el apoyo del PSOE y el entusiasmo impaciente de Ciudadanos para poner en marcha el artículo 155 de la Constitución no los necesitó, pues la tramitación de dicho artículo en el Senado -cámara que controla absolutamente gracias a una ley electoral injusta- fue al menos tan irregular como la aprobación de las leyes de referendum y transitoriedad los días 6 y 7 de septiembre en el Parlament de Cataluña. Entre el 21 y el 27 de septiembre, cuenta una senadora de designación autonómica, se cometieron toda clase de desmanes en el Senado: Se empezó a tramitar incluso antes del Consejo de Ministros, sin pasar por la Junta de Portavoces lo que se sometía a votación y sin dar tiempo a la oposición de presentar alegación ni modificación alguna; una imposición  de la mayoríaen toda regla como la que permitió Carme Forcadell mes y medio antes en Barcelona.

Forcadell fue el objeto de otro bulo que circuló por las redes sociales y algún digital: tras pasar un día en la cárcel por orden de la Audiencia Nacional y salir bajo fianza, ante el magistrado del Supremo la presidenta del Parlament disuelto declaró que aceptaba la realidad de la aplicación del 155, pero en ningún momento dijo estar arrepentida ni renegó del soberanismo, como sí se decía en una versión manipulada del auto judicial del 10 de noviembre que se publicó en Libertad Digital y circuló por las redes y que eminentes tuiteros como el economista ultraliberal José Carlos Díez creyeron y ayudaron a difundir.

Marta en ocasiones ve muertos
Otra especialista en espejismos y cortinas de humo ha resultado ser la dirigente de ERC Marta Rovira, quien se sacó de la manga, como han acabado reconociendo sus propios correligionarios que antes la creían a pies juntillas, que el gobierno central había amenazado con llenar las calles de sangre. Lo preocupante es que la candidata que en ocasiones ve muertos será una más que probable consellera, e incluso presidenta, del próximo govern. Sorpresas te da la vida, y más aún cuando se camina sobre arenas tan resbaladizas: a la lista de marxistas (de Groucho) se ha unido últimamente el autodeclarado president en el exilio. Después de defender contra viento, marea y razón que nadie negaría la europeidad de una república independiente catalana, a la que nadie negaría su lugar entre los estados de la Unión, le bastó con hacer el ridículo entre los compatriotas de Tintín y ser tomado a mofa en las cancillerías europeas para convertirse de la noche a la mañana en un furibundo eurófobo que plantea a los catalanes un referéndum -otro más- sobre la continidad en la Europa comunitaria: un catalexit o algo así. ¿Cuál será la próxima maniobra de distracción de camino al frenopático? ¿desgajarse físicamente de la Península Ibérica al estilo de La balsa de piedra de Saramago?

Elagente Cipollino contra Cospedal
Hay que volver a tratar del gobierno central del Partido Popular. Del mismo modo que tras los atentados del 11-M montó de inmediato una teoría de la conspiración sobre la autoría de los ataques que más le convenía y entonces el diario El Mundo fue el altavoz de la conspiranoia, ahora ha imaginado  unos malos aún más esperpénticos detrás del independentismo catalán y esta vez con la inestimable ayuda de El País: una trama de hackers rusos y venezolanos. Renovarse en la mentira o morir. Primero salieron con el cuento los ministros Méndez de Vigo y Cospedal; después el mismísimo presidente Rajoy le vendió la moto a Carlos Herrera en una forma tan enrevesada que haría palidecer de envidia a Antonio Ozores.Putin, Maduro y Puigdemont, armados con sus ipads, conspirando contra el Occidente cristiano; sólo falta Espectra!- y la ministra de Defensa se tragó la broma en directo de unos humoristas rusos según la cual el president en fuga era el agente secreto Cipollino al servicio del Krenlim. Esta chusca colección de despropósitos me recuerda mucho al disparatado argumento de una película estrenada ¡con notable éxito comercial! en plena era Reagan, Amanecer rojo (Red dawn. John Milius, 1984): Aprovechando que los verdes pacifistas gobiernan Alemania y han dejado Europa desarmada ante el expansionismo rojo, tropas soviéticas, cubanas y ¡nicaragüenses! invaden los Estados Unidos para implantar el comounismo in the home of the brave and the land of the free.
Ciberputin contra la unidad de España
De tal manera se han creído su propia mentira que el presidente la ha planteado en las comunidades europeas-¡horror,









*Algo ha sido modificado en la política de compartir enlaces de Google que me ha impedido enlazar algunas noticias sobre los temas tratados. He incluido entre paréntesis y en cursiva las direcciones de esas noticias para copiar y pegar en el navegador,

domingo, 13 de agosto de 2017

El periodismo que nos merecemos

Cuando comienzo a redactar esto -10 de agosto-, ignoro cómo habrá acabado, si es que acaba cuando ustedes lean publicada esta personalísima visión, el caso de la granadina Juana Rivas, la madre que a finales de julio se escondió de la Justicia junto a sus dos hijos para no tener que cumplir la orden de entregar a los críos a su padre maltratador, que exige su vuelta a Italia, donde vive. Pero si para referirme en la ola de sensacionalismo interesado y teledirigido que está azotando hoy al periodismo español, comienzo por un tema de tan incierto desarrollo próximo, es por la estupefacción que me produjo la entrevista en directo en el programa Más Vale Tarde de la cadena de televisión La Sexta que realizó el presentador accidental del espacio Hilario Pino a Francisca Garrido, asesora del Centro de la Mujer de Maracena. ¿He dicho entrevista? ¡Aquello fue un interrogatorio de la policía franquista en toda regla!. Sin embargo el tono y los métodos de inquisidor general de Castilla empleados por el periodista no lograron que la inteligente abogada rompiera su secreto profesional e hiciera revelaciones, ni siquiera involuntariamente, sobre el paradero de su cliente, y silenciaba con impaciencia a Granados cuando ésta denunciaba las irregularidades cometidas por la Audiencia de Granada y por un juez de instrucción profundamente ignorante en materia de violencia de género. Ha sido ésta presión, en algún caso un linchamiento orquestado por el supremacismo machista de la Asociación por la Custodia Compartida y sus hooligans, una práctica común de muchos medios, con la honrosa excepción del digital de ABC, que además de publicar una intensa y valiente entrevista con Juana en su encierro, ha denunciado burdas campañas difamatorias contra esta mujer. Claro que no es a este único tema al que quería referirme para hablar de la actual deriva sensacionalista de los medios de comunicación españoles, que abochornaría a los responsables de The Sun, Bild y al mismísimo William Randolph Hearst.

Lo que he contado no ocurría en Libertad Digital, 13 TV o en una soflama de García Serrano o Jiménez Losantos; era un periodista con fama de íntegro y una televisión. La Sexta,  que mira por encima del hombro los excesos y la manipulación en los demás - pero que calla cuando el siniestro dueño de A3 Media Mauricio Casals, se ve salpicado por escándalos de corrupción-, lo que muestra que en todas partes se cuecen las habas del amarillismo.

Dicen que los medios mainstream se caracterizan por dar al público lo que el público quiere. Será entonces que el respetable no aparta sus indignados ojos de la pantalla cuando le ofrecen quejas de pasajeros por soportar colas más largas que las habituales para viajar a sus destinos vacacionales pero se aburre y cambia de canal si le explican las condiciones laborales que han llevado a la huelga a los vigilantes de Eulen en El Prat y no se interesa por saber cómo una empresa semipública -AENA- externaliza funciones y servicios entregándolos a la oferta más barata, sean cuales sean las consecuencias. Logran que los espectadores jaleen al gobierno por reventar una huelga poniendo a trabajar a la Guardia Civil, cuerpo al que, junto a los especialistas de la propia AENA, la Ley encomienda la seguridad de los aeropuertos. Estos medios se abstienen de vincular el incumplimiento de la norma a privatizaciones y recortes, y el público no les pide que lo hagan. Será  que tenemos el periodismo que nos merecemos.


Hablae del tiempo puede ser mucho más que una charla de ascensor, sobre todo si se sufre una ola de calor y otra de incendios causados por el cambio climático. Claro que en torno al calentamiento global hay muco negacionismo, como sigue habiendo alguno sobre el Holocausto judío, la llegada del hombre a la luna y hasta la muerte de Elvis. Ahora hay negacionistas de la insostenible masificación turística; son quienes han inventado la falacia de la turismofobia. Como el apocalipsis da audiencia y atrae publicidad, la mayoría de los medios les darán la impresión de que se ha desatado el caos y la caza del turista: atacan autobuses turísticos en Barcelona, se extiende como una mancha de aceite por toda España la persecución de los radicales a nuestra primera fuente de ingresos: el caos vende y por eso se amplifican las simplezas de políticos bocachanclas que se autoproclaman la alternativa a ese caos. Los de siempre, con la excusa de dar una supuesta visión rigurosa alimentan la burbuja informativa. En mi búsqueda, es curiosamente en el grupo de comunicación amarillista donde los haya, Mediaset,
 encuentro una aclaración bien informada -aunque no libre del virus del sensacionalismo- de que lo que desata el santo cabreo del vecindario no es un problema del turismo de los pobres -el llamado low cost-: la milla de oro de Marbella y Puerto Banús es escenario de la borrachera y el despiporre de cinco estrellas y Testarossa. Las miradas más atinadas, las que dejan claro que hay un problema de ambición y enriquecimiento sin freno, no d fobias inventadas por los medios, hay que buscarlas en la prensa digital más seria.

¿Recuerdan la gripe A de 2010?: aquella mortal pandemia que amenazaba con ser la peste negra del siglo XXI y diezmar la población mundial. Un sensacionalismo perfectamente encauzado a sembrar el pánico en laopinión pública llevó a que en plena recesión económica el gobierno español destinara una cantidad escandalosa de dinero a comprar trece millones devacunas desarrolladas a toda prisa por una industria farmacéutica que se puso las botas; casi la mitad fueron destruidas y la pandemia pasó de largo como un leve catarro. El ridículo y el despilfarro apenas fueron aireados; los laboratorios invierten mucho en publicidad.

En materia sanitaria el negocio del miedo se llama ahora Fipronil. La contaminación de huevos con un pesticida es tema de apertura de informativos: no abundan las noticias en agosto y vende mucho hacernos creer que en el momento menos pensado podemos caer fulminados por culpa de una palmera de crema o una tortilla a la francesa.

Este sensacionalismo que loinvade todo no es patrimonio de unos cuantos frikis de lo que gusta autodenominarse derecha alternativa -OK Diario, La Gaceta. Promecal, COPE, ciertos directivos y editores de El Mundo, a veces La Razón. Igual que los periódicos y las televisiones españolas seguían el caso José Bretón como los mexicanos una telenovela, hoy Espejo Público, El Programa de Ana Rosa, Más Vale Tarde, La Sexta Noche, Mad In Spain, Los Desayunos de TVE o La Noche en 24 Horas alimentan sus escaletas y sus tertulia con estos asuntos-basura de moda; y si se quedan con hambre siempre estarán Trump y Venezuela. El periodismo sensacionalista está aquí para quedarse. Y sin el simpático descaro de El Caso.


domingo, 10 de mayo de 2015

El arte de la impostura

Enric Marco en los periódicos de 2005






































La manoseada cita de Groucho Marx "Tengo unos principios, pero si no le gustan tengo otros" me viene al pelo para hacer un cierto elogio de lo que llamaré el arte de la impostura, esto es, la capacidad de algunas personas para tomar el pelo a sus semejantes haciendoles ver épica y heroismo donde sólo hay medianía acomodaticia, arte auténtico en la falsificación más o menos hábil y, en general, lo que es en lo que no es aunque quisiera serlo. La primera parada ha de ser, por reciente, la novela de no ficción El impostor de Javier Cercas, la peripecia, en parte real, y en parte dramatizada, con mucho edulcorante, eso sí, de Enric Marco, que para su propia gloria y a la postre vergüenza se inventó un pasado de prisionero de un campo de concentración nazi que hizo derramar no pocas lagrimas y de luchador antifranquista. Cercas advierte que pretende entender pero no justificar al embaucador -dos conceptos que Primo Levi equiparaba en su trilogía de Auschwitz: entender es justificar, mantenía-. Este intento de comprensión y su afirmación de que toda historia colectiva tiene una mentira dentro y que Marco, es decir, falseadores de nuestro propio pasado, lo somos todos, granjeó críticas a su autor de quienes sólo admiten una Historia con héroes y villanos bien definidos en la que el malo siempre es el otro -esos demócratas de toda la vida sin ayer que crecieron como setas en la Transición- y especialmente de los paladines de la memoria histórica, un concepto que el escritor considera un oxímoron -la memoria es personal, parcial y subjetiva, mantiene, mientras la Historia aspira a ser colectiva, total y objetiva- Su Enric Marco tiene bastante en común con el embustero que protagoniza El adversario de Emmanuel Carrère.

No era la primera vez que Javier Cercas recibe críticas extraliterarias parecidas: en la novela Soldados de Salamina por atreverse a hacer protagonista al falangista fugitivo Rafael Sánchez Mazas y en el ensayo Anatomía de un instante los conspiracionistas  quedaron muy decepcionados porque no implicara al entonces rey Juan Carlos I en la intentona -el autor considera que el rey paró el golpe de estado, no lo incitó, pero sus irresponsables guiños y chalaneos con la élite militar posfranquista y su indisimulada ojeriza  hacia Adolfo Suárez propiciaron el clima adecuado para el golpismo-. El 23 de febrero de 1981 fue también el tema del polémico falso documental de Jordi Évole Operación Palace. El género no era nuevo en absoluto; recuérdense La cara oculta de la luna -A funny thing happened on the way to the moon. Bart Sibrel, 2001- , La verdadera historia del cine -Forgotten silver. Peter Jackson, 1995- o Autopsia de un alienígena -Alien autopsy. Jonny Campbell, 2006-.  Pero fué el maestro Orson Welles quien en F for fake -Vérités et mensonges, 1974- nos hizo dudar de nuestra sombra con su reflexión sobre autenticidad y autoría en la historia  -ésta sí real- del falsificador de obras de arte Elmyr de Hory que él mismo interpreta. No puedo permitirme dejar de lado el gigantesco follón  en toda América que el propio Welles al frente de su Mercury Radio Theatre formó a través de las ondas de la CBS el 30 de octubre de 1938 con la emisión de su versión trucada de La guerra de los mundos.
Matt Damon como Tom Ripley
Regresando de los medios modernos a la literatura es obligado referirse a uno de los más conocidos impostores de la literatura, el protagonista de buena parte de la obra de Patricia Highsmith, Tom Ripley.  El astuto Ripley suplanta a su amigo y víctima Dickey Greenleaf -que aparentemente reaparece en la quinta novela, Ripley en peligro- en El talento de mr. Ripley y al pintor Philip Dewartt en La máscara de Ripley. Puedo continuar con muchos otros ejemplos de célebres imposturas, aunque nunca tan épicos ni tan gloriosos, pues pueden ir de las modernas sagas cinematográficas de acción -sería el caso de Jason Bourne, siempre obligado a transformar su identidad como un camaleón por su propia seguridad, hasta lo chusco -no sé si conocerán el caso real del estafador  español José Manuel Quintia Barreiros,  que en los años sesenta del siglo pasado se hizo pasar por un alto mando militar para prometer a varios empresarios jugosos contratos con el Ministerio del Ejército y que, después de obtener un importante adelanto (en total 1300 millones de pesetas), desaparecía (ya saben lo que dicen de la avaricia), pero seguro que recuerdan los casos más recientes y probablemente más ridículos de la falsa articulista Amy Martin y de Francisco Nicolás (el pequeño Nicolás)-.
Zelig mimetizándose con unos doctores
En fin, que impostores hay muchos más de los que pensaban y para todos los gustos: algunos, como Enric Marco, buscan destacar y otros mimetizarse y pasar desapercibidos, como el Zelig -1983- de Woody Allen -donde un impostado falso documental es una técnica para incrementar la comicidad-;pero la mayoría son sólo sinvergüenzas inofensivos y caraduras simpáticos.

lunes, 11 de agosto de 2014

La escuela de los vicios

Mal oficio es mentir, pero abrigado;
eso tiene de sastre la mentira,
que viste al que la dice, y aun si aspira
a puesto el mentiroso, es bien premiado.
Francisco de Quevedo


Este mes de agosto he tenido ocasión de asistir, en el Festival Castillo de Niebla, a la representación de La escuela de los vicios, un espectáculo creado por Morfeo Teatro a partir de sonetos, escritos políticos y sátiras de Francisco de Quevedo. En la comedia un diablo -por supuesto cojuelo- capta a dos ambiciosos necios para que aprendan en su escuela de los vicios, la única en la que te pagan por estudiar y se obtienen títulaciones como bachiller en mentir, licenciado en engañar, doctor en hurtar y catedrático en medrar.

Con un tono que une el vodevil, un programa de El Intermedio y una chirigota de carnaval, el texto que Francisco Negro ha construido sobre las reflexiones de Quevedo no puede ser más vigente pues habla sobre la eterna presencia de la corrupción y el engaño en nuestras vidas y cómo estos vicios constituyen los cimientos y la argamasa del poder político y económico, si e que existen diferencias entre ambos poderes. Los protagonistas acaban por convertirse en ministros, magistrados y banqueros; se citan explícitamente el euro, la troika, la patria suiza del dinero y la tacañería de quienes negocian con el crédito, pero, lejos de acudir a chistes coyunturales, lo que encontramos son ácidas reflexiones sobre problemas y debilidades persistentes en el tiempo, no sólo en nuestro país aunque las referencias a España y su monarquía -la de los tiempos de Quevedo y la actual, el rey siempre se llama Felipe- son frecuentes. Al final se abren ventanas a la esperanza, mencionando un horizonte en el que el pueblo se adueña de su destino y se libra de sus poderosos parásitos.

El banquero
Puede parecer una obviedad pero la Historia y el presente de España ha estado y está en manos de aplicados alumnos de La escuela de los vicios, cuando no se han convertido ya en avezados licenciados, doctores y catedráticos de las artes del mentir, el robar y el medrar. De hecho exportar el modelo de La escuela de los vicios puede ser más rentable que cualquiera de las reformas y contrarreformas educativas con las que malgastamos tiempo, tinta y saliva. 
El  magistrado
Cada día desayunamos con una nueva corruptela, una vieja cacicada, una estafa o un abuso bancario. Quevedo nos explique con claridad como funcionan los engranajes de la máquina.
La ministra
Pero aunque sean historias bien conocidas no viene mal que una sabiduría como la de


sábado, 5 de julio de 2014

¿Quién dijo miedo?



Estoy muy de acuerdo con un artículo de Isaac Rosa publicado en eldiario.es, Contra el horror vacui. Es cierto que el mayúsculo batacazo sufrido por el bipartidismo -y en general los partidos y fuerzas de la casta, como ahora se les conoce- en las elecciones del 25 de mayo nos dejó descolocados a todos, y no sólo a las víctimas, que, con nuevos errores y conductas incorregibles, siguen agrandando la fractura del suelo que pisan. Coincido en que las fuerzas de la alternancia no han tocado fondo y queda aún más agujero en el que hundirse. Pero no estoy entre quienes sienten vértigo ante el vacío que dejen los poderosos de ahora cuando acaben de precipitarse. Soy consciente de que después de tirar de la cadena habrá que rellenar el hueco; no siento tentaciones anarquistas o antisistema; sí estoy del lado de la esperanza del que también habla Rosa. No me remorderá la conciencia por pisar las manos de quienes se agarran al borde del precipicio; es más satisfactorio y útil acelerar el desplome.

Hay palabras mágicas para invocar el horror vacui: inestabilidad, ingobernanilidad, desorden.. Ese miedo al vacio es paralizador, por eso buscan extenderlo, y lo son también las mentiras disfrazadas de verdades comunes: Digan lo que digan las encuestas de preocupaciones del CIS, el mayor problema de España no es el paro, sino la pobreza. El miedo al paro es útil a los causantes de la crisis, porque te mueve a aceptar condiciones de trabajo y salarios que te precipitan en la pobreza, un concepto a simple vista más ambiguo al que sólo se teme de veras cuando se ha sufrido. Todos tenemos los mismos vicios: comer, a ser posible lo suficiente varias veces al día, vestirnos, cobijarnos del frío y la intemperie, librarnos de la enfermedad y la ignorancia... En esas condiciones ¿cómo vamos a creer a los partidos de la
crisis cuando se proclaman única alternativa para salir de ella? Ya hemos visto a la gente organizarse y plantar cara para defender la sanidad y la educación públicas o contra los desahucios y los abusos de la Banca; riesgos ambientales hacen levantarse a una región entera contra el gobierno y el Tribunal Supremo; iniciativas surgidas en Barcelona y Madrid para que el pueblo se haga con los ayuntamientos suenan muy bien ¿qué nos impide ir aún más lejos? Y además sin paciencia, hay que comer todos los días y seguir aspirando a se felices. Nadie dijo que vaya a ser fácil, pero no empecemos por decir que es imposible.

miércoles, 18 de junio de 2014

Un millón para el mejor

Cuando el pasado 27 de abril el actual Papa canonizó a sus predecesores Roncalli y Wojtila Europa Press, citando fuentes vaticanas, cifró en ochocientos mil el número de asistentes a la ceremonia, entre quienes se apretaron en la Plaza de San Pedro y quienes la siguieron desde pantallas gigantes instaladas en el Castello de Sant Angello y alrededores. Al día siguiente diarios católicos españoles, ABC y La Razón, más papistas que el Papa, elevaban la cifra al mágico millón de participantes. Incluso un medio laico, aunque algo esotérico -Telecinco- se iba hasta los dos millones. Poco después el blog Malaprensa desenmascaró lo exagerado de estas cifras.

Siempre hemos preferido las cifras redondas y abultadas, bien por un rescoldo de superstición cabalística, bien porque tendemos a impresionarnos y a dar la razón a las multitudes. Forman parte de la Historia Contemporánea los mítines de los últimos años del general Franco en la Plaza de Oriente de Madrid. Entonces era obligatorio creer las cifras oficiales que proclamaban que un millón de españoles habían aclamado al Caudillo en un espacio que -supimos después- no puede albergar a más de cuarenta mil personas
.

Legaron los tiempos de Rodríguez Zapatero y no cambió el habitual baile de cifras entre los convocantes de manifestaciones, las policías, las autoridades públicas y los medios de comunicación, pero en aquellos años fueron la derecha y los obispos quienes sacaban a la calle a sus acólitos. La protesta contra el aborto, la defensa de la familia tradicional o la condena a cualquier negociación con ETA fueron entonces las excusas.  A los organizadores y sus voceros el millón les supo apoco y hablaban de dos millones de participantes, curiosamente la misma cantidad propuso laorganización de las cabalgatas del Orgullo gay. Las polémicas arreciaron y llegó a inventarse un manifestódromo para intentar, con poco éxito, poner orden en el maremagnum de cálculos interesados. Entonces apareció la aplicación Lynce, que también tiene sus detractores. Este programa, que empleaba dirigibles para el recuento, bajó los humos a unos y otros: En todos los casos los dos millones se quedaban en poco más de cincuenta mil. No es de extrañar que este sistema, que no interesaba ni convenía a casi nadie, tuviera que echar el cierre. Recuerden la máxima periodística: No dejes que la ralidad te arruine un buen titular.

En otro acontecimiento bien distinto, la romería de la Virgen del Rocío, la cifra mágica del millón de asistentes se repite, como un mantra para los perezosos o como un dogma de fe para los entusiastas -Canal Sur-. Llueva, truene o se dé una catástrofe ecológica como la de Aznalcóllar, cada año un millón de personas acude a la Blanca Paloma. El Rocío es intocable. Basta recordar la prohibición que a finales de los setenta sufrió el documental de Fernando Ruiz Vergara por sacar a la luz episodios incómodos de la tradición.

Escribo esto mientras se produce l proclamación del nuevo rey, que no sigo ni por televisión -la música militar nunca me supo levantar-. Apuesto a que mañana los periódicos titularán: Un millón de madrileños aclaman a los Borbón Ortiz como nuevos reyes de España. Las cosas nohan cambiado tanto: Hace cuarenta años por ir a la Plaza de Oriente a gritar Franco, Franco, Franco te daban un bocata; hoy en Madrid la Policía, como repartidores de Teleflag te lleva a casa banderas de España para que las cuelgues en los balcones.

miércoles, 15 de enero de 2014

No hace falta que me lo cuenten, yo estaba allí



Comienza a emitirse la 15ª temporada de la serie de televisión Cuéntame, esa dulcificada visión  sobre la transición del franquismo a la democracia. Esta nueva etapa se sitúa en el año 1982 y, como era de esperar, la palabra más repetida en cuantas presentaciones, entrevistas radiofónicas y avances se han hecho ha sido movida. Todos quienes no vivieron sino de oídas la fugaz efervescencia del Madrid de los primeros años ochenta, se aferran a un término que rechazabamos de plano porque venía de un lenguaje gacetillero, adulto y ajeno. La expresión movida se la inventó Francisco Umbral en sus castizas e insufribles columnas para El País, y aquel tipo era una de las cosas que más detestábamos: un progre.

Con la palabreja se pretendía englobar a unos pocos cientos de jóvenes muy diferentes que sólo compartían los gustos musicales, las ansias de ligar y las ganas de apurar el presente. Había también una común afición por las vestimentas estrafalarias heredera del punk, una reivindicación de la frivolidad frente a lo grave y sesudo y una actitud desprejuiciada y filogay hacia el sexo, poco más. Como movida se etiquetó a varias disciplinas creativas -el primer cine de Almodóvar, las ropas de Antonio Alvarado, la pintura de Las Costus, Sigfrido Martín Begué y Guillermo Pérez Villalta, la fotografía de Pablo Pérez Mínguez y Alberto García-Álix...-, pero lo único medianamente sólido era la música , esa amalgama de influencias que se dio en llamar nueva ola madrileña -y después viguesa, y después...- y que nació en el homenaje a Canito en Caminos y en los puestos de casetes del Rastro. En la música de la época y su limitadísimo éxito popular -nadie recuerda ya el veto a Nacha Pop en Los 40 Principales por negarse a grabar jingles de la casa- centra Patricia Godes su acertado y desmitificador artículo en Eldiario.es.

No, nadie, salvo despistados y advenedizos, hablaba por entonces de movida. Era de esperar que ahora todo el mundo se apunta al carro, pero no todos bailaron en Rock-Ola, petardearon en el Ras, asistieron a la presentación de Malevaje en aquel garito de la calle Valverde -¿o era Ballesta?- de cuyo nombre no puedo acordarme que abría a altas horas, ni charlaban amigablemente con las putas frente a la Telefónica de Gran Vía antes de ser cacheados por los maderos.

Me pregunto si en su próxima tmporada Cuéntame hablará de las plagas que en el 83 acabaron con el espejismo: la heroína, el sida, Álvarez del Manzano -con su concejal Matanzos, azote de bares y horarios- y Alcalá, 20.

domingo, 15 de septiembre de 2013

El paso imperceptible de periodistas a voceros

Todos estamos de acuerdo en que el fiasco de la candidatura olímpica Madrid 2020 resultó un ridículo absoluto. Pero como siempre ocurre apenas rascamos la superficie. Hablamos del inglés fromlostiano de Ana Botella o de su célebre café con leche; nos escandalizamos del enorme gasto dilapidado e ironizamos con la superpoblación de barandas a la caza del canapé perdido y hallado en Buenos Aires; pero pasamos por alto que, al igual que se dice que en las guerras la primera víctima es la verdad, en fastos como éstos cargados de triunfalismo en los que se apela a un patriotismo sin fisuras, el principal damnificado es el periodismo. De todos los implicados en la quimera olímpica, quienes realizaron el verdadero papelón y enseñaron sus vergüenzas fueron los medios de comunicación españoles. 

Llamaría la atención tanta sumisa unanimidad en un gremio tan dado a mirarse el propio ombligo como el periodistico, si no fuera porque han sido numerosos los eventos, sobre todo deportivos, ante los que la prensa ha adoptado la misma postura de adulación acrítica sin fisuras ¿Alguien ha oído o leido el menor reproche hacia la selección de fútbol o la actuación de Rafael Nadal y Fernando Alonso? No, sólo se narran gestas. En estos malos tiempos para la lírica todo es épica. Loor a los héroes y que nadie se salga de la senda trazada. En su ensayo Todo lo que era sólido Antonio Muñoz Molina nos advierte de que en España, especialmente desde los tiempos de la cultura subvencionada y la recuperación de festejos populares y las tradiciones olvidadas la figura más detestada es la del aguafiestas.

Por nada del mundo los medios y quienes los poseen quieren aguarle la fiesta a nadie. Una vez embarcados todos en una nave que navega hacia lo que algunos han apuntado como el bien común pelillos a la mar, se aparcan las diferencias ideológicas y todos se entregan a la adulación y la fe ciega en la victoria.

Resulta desconcertante que quienes tanto se quejan de que los políticos comparezcan escudados tras pantallas después no tengan nada que preguntar, al meno nada incómodo. No, del periodismo de trincheras pasamos a estar todos en el mismo bando, de la crítica a la propaganda. Lo primero que aparcamos es el escepticismo. Echamos mano de los datos oficiales sinponerlos en duda. Repetimos como loros las especulaciones sobre la creación de empleo y riqueza que traería una olimpiada. Nos tragamos la monserga de los apoyos mayoritarios a la búlgara y los votos comprometidos. De este modo cruzamos sin  darnos cuenta las líneas rojas que separan al narrador de la realidad del militante y a éste del forofo.

Tal vez sea un problema de formación y en las facultades de periodismo la asignatura de pensamiento crítico se eche en falta tanto como la de modestia. Sea como sea, debemos rescatar la dignidad de la profesión, demostrar a los dueños de los medios que en estos tiempos de caída de la rentabilidad no se venden más periódicos con lealtades incondicionales y adhesiones inquebrantables, que a gente espera vernos resoplar en el horizonte como la indomable ballena blanca aunque sea para lanzarnos a hundir el Pequod.

jueves, 20 de junio de 2013

Speaking in silver




Para quien aún no lo sepa, se llama speaking in silver o fromlostiano a una forma de inglés inventado consistente en traducir literalmente al inglés frases hechas o dichos  exclusivos del español. Así, De perdidos al río se diría From lost to the river o, más difícil  todavía, Didn´t you want soup? then take two cups sería la traslación improbable de ¿No  querías caldo? pues dos tazas.  El fromlostiano se circunscribe practicamente a lectores de El Mundo Today y  Meneame.net y otros gamberretes de la lengua.

Cuando entramos en la posmodernidad sin haber pasado por la modernidad, se extendió como mancha de  aceite el empleo del eufemismo ¿Recuerdan? en aquella forma de orwelliana neolengua hablábamos de desaceleración o de crecimiento negativo. Nunca debíamos  pronunciar la palabra crisis por si era como nombrar a Candyman y se aparecía -No es cierto, delante del espejo  sólo mentas a la madre del perfumero que te vendió  la crema antiarrugas a base de moco de troll, y ni ella ni el cabrón de su hijo se dignan a dejarse ver-.

Ahora vivimos en una especie de pos-posmodernidad -en una evolución  hacia ninguna parte, ya sólo entendemos de estrellas Michelín y de la guía Peñín. Ni cavernícolas ni hombres de las tabernas, a un sitio donde tapear lo llamamos gastrobar; ignoro si porque la comida te produce problemas gástricos o porque conviene tener mucho estómago para entrar, y el eufemismo ha dado paso al barbarismo -basicamente se trata de anglicismos porque, por  suerte, a nadie le ha dado por importar barbarismos procedentes del chino-. El empleo masivo del anglicismo reina, sobre todo, en el mundo de los negocios, especialmente en consejos de administración y juntas generales de accionistas. En esos templos de la libre empresa conviene hablar con cuidado.  Has de ponunciar decenas de veces palabras como briefing o target, y ni se te ocurra pedir un momento, que  voy a desayunar -tú haces un break para el lunch,; no sales a comer,  encargas un catering- , ni digas tampoco que después del trabajo vas a correr un ratito -de eso nada, tú haces running-. A este paso, en el próximo Domund la iglesia católica asegurará que ella no invita a practicar la caridad; lo suyo es crowdfounding. Quedará divina de la muerte y la gente lo atribuirá al nuevo estilo del papa Francisco.

Próxima entrega: ¡Y un jamón! (en breve)

domingo, 19 de mayo de 2013

El cuerno de la abundancia

 Hace unos días en mi hospital me propusieron participar en un programa innovador -¡cómo les gusta la palabra innovador!- que consistía en calibrar mis  habilidades motoras y ocupacionales grabándome con un smartphone que ellos mismos me facilitarían.   Los médicos  que me lo ofrecían han de doblar turnos y trabajar por las tardes para cumplir los nuevos horarios ampliados. Mientras les escuchaba, aguardé casi una hora a que hubiera una plaza libre en una ambulancia. Cuando al fin subí a una, comprobé que las botellas que almacenan oxígeno líquido para las mascarillas estaban llenas por debajo de la marca de mínimo impreso en  el cristal.

Mi sobrino de catorce años es uno de esos niños a quienes, al entrar en la ESO, les regalaron flamantes ordenadores portátiles hoy en paradero desconocido. Su hermana, cinco años menor, se ha quedado sin artilugio. No queda dinero.

Pero que no se te ocurra disentir. Que tu voz no desentone de la unanimidad que antepone lo moderno a lo sostenible. El sastrecillo aliente era el de Valencia, no tú. No quieras ser el muchacho de Andersen y no grites que el Emperador está desnudo y que su traje invisible nunca existió. Grita que ves perfectamente animalitos inexistentes saliendo en fila del Arca de Noé. Proclama a gritos tu pureza de sangre  como los castellanos viejos del Retablo de las maravillas de Cervantes. Sopla con fuerza el cuerno de la abundancia, aunque sepas que está vacío, igual que en el pasado los pastores suizos se comunicaban de monte a monte haciendo sonar enormes astas.

Siguiente entrega: "Defensa del presente" (Proximamente en esta sala)


miércoles, 15 de mayo de 2013

15-M, dos años para no cambiar ni de nombre




 No me  gustan las efemérides.  Tampoco ésta del segundo aniversario del  15-M. 15-M,  otra de tantas fechas apocopadas -11-S, 20-N...- que se van  sumiendo en el pozo del olvido.   Conmemorar el 15 de mayo de hace dos años me recuerda que en 2012 se celebró el vigésimo anivesario de la  Expo'92. Fue como recordar con un pedo  un ataque colectivo  de gases veinte años antes; gases innobles,  livianos, gases inocuos cuyo hedor se propagó desde la Isla de la Cartuja a toda  España. El colmo de lo posmoderno: Una simulación celebrando una simulación. Pero no debo hablar siempre en tercera persona. Anque del 15 de mayo ni me enteré y fui crítico desde el principio, después yo estuve en alguna de aquellas plazas. Sentados sobre el frío suelo creímos que podíamos  cambiar el mundo por Twitter. Las redes sociales lo  han sabido agradecer,  poniendo altavoces a la efemérides de hoy y amplificando las paupérrimas manifestaciones del domingo y el lunes. En plena ensoñación revolucionaria olvidamos que aquella pluralidad multicolor era una farsa, que el movimiento exigía su propia uniformidad; había que ser propalestinos, negar el  Holocausto, apoyar los nacionalismos y admirar regímenes como el de  Cuba y el de Venezuela, tan duchos a la  hora de aplastar la libertad. Para SER 15-M  había que pensar 15-M, hablar  15-M y hasta  vestir 15-M, no diferenciarte de la norma revolucionariamente correcta, como si siguieras  aquellos anuncios de las  sombrererias franquistas que advertían de que los rojos no usaban sombrero, no diferenciarse para no ser tomados por uno de los putrefactos de Lorca y Dalí. Entre las ristras de carteles con frases ingeniosas echaba en falta los de SE VENDE que oferta cualquier papelería.

La decepción comenzó una mañana electoral de junio. Los acampados en la plaza del Ayuntamiento de Granada se levantaban saludando al sol con una biodanza.  Hippies de inocencia perdida comenzaron a venerar a los hechiceros de la homeopatía,  a seguir la monserga de los hierbajos medicinales y  a abominar de la malvada medicina tradicional. Hoy se cierran los hospitales y se despide a los médicos. Ecologistas dejaban las plazas enterradas en basura. Víctimas de la ESO que amenazaban a sus padres se tornaban en cultos pacifistas e izaban a los altares en vida a ateos como Sampedro o Vinçenc Navarro a quienes no se habían molestado en leer.  Proletarios con iPad cambiaron las barricadas por las acampadas , que son más cómodas ¿Fue casualidad que eligieran la festividad de San Isidro Labrador, el patrón de los señoritos, que se echaba a la siesta mientras unos ángeles le hacían todo el trabajo? La verborrea revolucionaria confundía el debate con las interminables asambleas y con el vicio español de acallar a quien disiente gritando más alto.

El desapego se fue ensanchando y aquel invierno, tras una cena de Navidad con otros periodistas, nos burlamos de los indignados canturreando el omnipresente que no, que no nos representan. Claro que nos representan, bobos, nos representan mal y nos traicionan, pero son nuestros representantes.

Pero los escasos amagos de participación nos llevaban a la época de los grupúsculos de extrema izquierda y las siglas más largas que las candidauras. Las pocas acciones emprendidas después -las fracasadas tomas y asedios del Congreso-  bordearon peligrosamente las fronteras invisibles del totalitarismo.

¿Qué ha cambiado en estos dos años?  Cuando nació el 15-M la burbuja imobiliaria había pinchado ruidosamente, siguiendo las leyes de la Física. Ya no había un mono capaz de cruzar España saltando de grúa en grúa. En cambio  la burbuja revolucionaria se desinfló lentamente, con una inaudible pedorreta, como un globo a medio hinchar. Donde se alzaban prepotentes edificios hoy quedan solares llenos de cascajos entre los  que crece la maleza. Aún estaban las tiendas ancladas a las plazas cuando la derecha arrasó en las elecciones. Las persianas de la tiendas están echadas, las ventanas tapiadas. A la amnistía fiscal siguió una amnistía de la memoria que la blinda ante la autocrítica. Ahora viene la amnistía al hormigón en las playas. Confiamos a programas de televisión destapar asuntos turbios. Es cierto que las corruptelas salen a la luz más que nunca, pero se cuentan con una mano quienes han pasado por los tribunales.

En 2011 los revolucionarios del Norte de África pasaron de ser esclavos de militares corruptos a ser discípulos de fanáticos religiosos. Por fortuna, nuestra revolución de juguete fue un fracaso. Gracias a ello, seguimos viviendo en una democracia, llena de defectos e injusta, pero democracia. 15-M, sic transit gloria mundi.

Próxima entrada: "El cuerno de la abundancia (en pocos días)

domingo, 11 de marzo de 2012

Territorio neutral

Amenaza Javier Arenas con dejar vacía esta noche la silla que le espera para debatir con José Antonio Griñán y Diego Valderas sobre la Andalucía que se propone conquistar, porque el territorio, Canal Sur, no es neutral.
Este  campeón de la austeridad, que tras anteriores debates en la misma casa no pudo quejarse del impecable trato recibido de quienes los moderaban, oculta que lo que propone, hacerlo en “terreno neutral” en una productora privada, cuesta, literalmente, un huevo, ni explica quién lo pagaría; usted y yo, claro. Con la que está cayendo. Es más, lo que usted tal vez desconozca es que los ataques de Arenas a Canal Sur son de boquilla, pues él sabe y oculta que hace tiempo tiene a parte de la cúpula de la tele autonómica, la parte que más sobresale, trabajando como quinta columna contra Griñán y a su servicio. Al suyo y al del mismo sector privado audiovisual del que estos mandamases proceden y al que volverán. Esos intereses a los que Arenas quiere entregar no ya los debates, sino todo Canal Sur, tienen marcas, nombres y apellidos: Raúl Berdonés, Miguel Ángel Rodríguez –el exportavoz de Aznar-, el Grupo Secuoya...


El candidato Arenas también calla que si bien es cierto que las radiotelevisiones autonómicas son caros voceros del poder que las controla, y la de aquí no es una excepción, las habas que se cuecen en otras partes son más gordas e indigestas.
En ollas públicas y privadas. A Arenas no le escuece la falta de neutralidad de los suyos, una legión viendo hacia dónde se escora una profesión cuya causa menor de desprestigio es un energúmeno de correa fácil. No hay más descarada renuncia a informar que la de las teles de Aguirre y de Fabra; nada desprestigia más al periodismo que esas portadas de ABC y La Razón que entre llamas de molotov titulan “La oposición responsable del PSOE”. O la infecta campaña de El Mundo contra aquel terrateniente de izquierdas que sacaba apenas siete mil euros al año de sus secanos heredados, anticapitalista de Mercedes que ni siquiera tenía carné de conducir. 



Al periodismo lo tienen a la altura del betún los Rolex inventados de Cándido Méndez, las grabaciones corta y pega de Invercaria, las agresiones falsas a redactores de Intereconomía o los becarios de la misma cadena entrevistados como falsos indignados de la Plaza de Cataluña.

No es sólo por ese doble rasero que aplica a los medios según su cuerda. Al candidato Arenas siempre le asociaré a aquel Clan de la corbata negra que hace justo ocho años con tanta alevosía y poca neutralidad desinformó a un país de luto –“Ha sido ETA”-. Cuando ahora se atreve a dar lecciones de neutralidad sólo me sale mandarle al cuerno.

domingo, 22 de enero de 2012

Héroes y villanos



Heroes and Villains - The Beach Boys

No, claro que los dueños de Megaupload no son héroes de Internet ni defensores de la cultura libre. Lo de Kim Dotcom, con su pinta de hijo repudiado de Kim Jong Ill, su colección de bólidos, su helicóptero privado y sus mansiones en Nueva Zelanda no era sino un proyecto de enriquecimiento que, de forma colateral, fomentaba la difusión de productos culturales. Iban a por la pasta aprovechándose de legislaciones absurdas e industrias caducas. Pero piensen un momento, si Kim Dotcom ganaba tanto dinero con Megaupload, y la industria del entretenimiento no ha sido capaz de crear sus propias plataformas para universalizar el acceso a sus producciones, con un precio justo -no sirven iTunes Store y similares- y ganando aún más dinero, habrá que pensar que dicha industria está regida por patanes... además de mafiosos.


Como Megaupload hasta mi padre lo manejaba con soltura pese a ser un recién llegado a Internet, en los medios se ha hablado muchísimo de su cierre y, claro, se ha dicho una estupidez tras otra. Se te revuelven las tripas cuando una vez más lees eso de 'descarga ilegal' cuando no existe tal cosa, ves a Canal Sur consultar sobre el cierre de Megaupload a expertos como el triunfito Manuel Carrasco, y claro, la criatura dice lo que le han enseñado. Muchos como él y bastante más talluditos repiten el mismo discurso inquisidor pese a que cada vez más artistas entienden que liderar las descargas les convierte también en líderes en ventas. En el otro bando se suceden las invitaciones a reclamar por los archivos legales subidos a Megaupload que han quedado bloqueados -yo tenía unos cuantos-, pero si has subido algo a la nube sin guardar copia es que eres un tarugo.

El FBI entró en Megaupload como elefante en cacharrería. La operación policial fue ridícula, pero también demostró que a la policía para actuar le bastan las leyes ordinarias, sin necesidad de que normas de excepción que como las norteamericanas SOPA y PIPA o nuestra Ley Sinde-Wert abran puertas a las tinieblas del recorte de la libertad y el control de lo que decimos, escribimos, vemos, escuchamos y hasta pensamos. Normas impuestas al dictado de los lobbies, los villanos de esta historia, que buscan quitar de en medio a la Justicia y saltarse la ley porque no les dan la razón. En los EEUU ocurrió que Obama también tenía su Clan de la ceja y Hollywood  pasaba factura por su apoyo a los demócratas, de ahí que a los republicanos se les llene la boca de poco creíbles defensas de la libertad en Internet- Ocurrió en España con un PP que abanderó la derogación del canon digital con que Rodríguez Zapatero contentaba a sus creadores de cabecera, y lo derogaron, sí, pero acto seguido decidieron asumir la Ley Sinde y sacarla adelante contra viento y marea.


La operación Megaupload fue una rabieta, una venganza torpe y fanfarrona ante el éxito del apagón con el que un día antes la comunidad de Internet protestó contra estos proyectos de Ley, pero al día siguiente de la redada la aprobación de la SOPA en el Senado estadounidense quedó aplazada sine die ¿De quién es la victoria entonces? Ahora, además, las fuerzas están más igualadas; Google, Facebook y hasta Wikipedia son  ya tan  poderosos como la industria del ocio. Google sirve para localizar archivos protegidos con derechos de autor ¿la cerrarán también? La Ley Sinde sanciona “que lo publicado pueda causar un daño patrimonial al sector industrial cultural”. Podrían perseguir este articulo y cerrar este blog.


El cierre de Megaupload ha desatado una carrera armamentística sin sentido. De poco sirve ver caídas por unas horas las webs del FBI o de la RIIA, de la SGAE o de Alejandro Sanz -en España nos la dieron con queso en Twitter con el supuesto ciberataque a una falsa página del Ministerio de Cultura, un absurdo fake-; en todo caso sirve para que Anonymous -esos cuya cúpula habían desarticulado, ¿recuerdan?- luzca su capacidad ofensiva. No, la guerra es contra Sindes y Sopas, no por Megaupload; no es por bajarse gratis la última de la saga 'Crepúsculo', sino por el derecho a compartir la cultura y liberarla de las garras de la industria. La tienen perdida quienes protegen intereses particulares a costa de derechos fundamentales. La industria cultural ha de sucumbir para que la cultura sobreviva.

La operación policial fue también inútil. El cierre de Napster, hace doce años, estimuló la aparición de cientos de nuevos servicios para compartir contenidos en la red.  El golpe a Megaupload será una raya en el agua. Hay docenas de servidores parecidos, se renovarán los programas P2P y el almacenamiento en la nube. El streaming ya supera a las descargas, pero hay una industria cultural que no ve más allá de su codicia: Esos artistas y discográficas que se retiran de Spotify porque sus márgenes no les reportan las ganancias millonarias a que están acostumbrados, esos editores que nos niegan el derecho a prestar un libro electrónico como hacemos con el de papel, o las disqueras que limitan el uso o inserción de vídeos de Youtube. No hace tanto tiempo que las discograficas pretendían cobrar a las televisiones por emitir los videoclips, que no eran sino herramientas promocionales de sus productos, anuncios ¿Se imaginan a Dixan cobrando a Telecinco por anunciar su detergente? De locos.

El título de este artículo es el de una canción de los Beach Boys, de su álbum 'Smile', una obra maestra de 1967 que su compañía se negó a publicar porque los músicos se pasaron de plazos -y de algunas otras sustancias- y que 43 años después se ha editado en una lujosa y carísima caja cuyos contenidos realmente imprescindibles, la música, todavía pueden descargarse desde Filesonic, Fileserve, eMule, o escucharse en Spotfy, Deezer, Last FM...