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viernes, 15 de noviembre de 2013

El truco final: El Prestige

Se suele invocar aquello de que los jueces son humanos y, por tanto, cometen errores. Añadiré que, como han demostrado el presidente y el tribunal de la Audiencia de Coruña, pueden ser tontos de remate. Su absurda e incluso criminal sentencia sobre el desastre del petrolero Prestige consagra la impunidad de armadores, petroleras y aseguradoras para envenenar el mar y contaminar las costas y de los gobiernos para tomar las decisiones más erróneas e irresponsables que agraven y extiendan una tragedia. Demuestra también  el absurdo de un sistema judicial que se toma once años para llegar a una decisión y da cinco días para recurrirla, así como la mala fe del partido que lo sostiene y ordena mandar al quinto pino unos hilillos de plastilina de crecimiento vertical.

Los perjudicados franceses de Bretaña y Las Landas ya han decidido actuar y denuncian la mala cabeza de su gobierno, que dejó la acusación en manos del español, el primer interesado en que la verdad quedara oculta bajo una opacidad tan negra como el fueloil derramado. Es vergonzosa la alegría con la que los dirigentes del PP celebran hoy la escándalosa sentencia. Tras unas elecciones surge siempre la estéril discusión sobre si el pueblo se equivoca o no -en 1933 los alemanes no se equivocaron, Hitler era quien tenía el mejor mostacho-;el pueblo español, se equivoque o no, tiene memoria de pez.
¡Me lo mandan al quinto pino!
En 2003, después de la marea negra y su gestión y de que medio país saliera a la calle contra la intervención en Irak, quienes gobernaban ganaron los comicios municipales. ¿Ocurrirá lo mismo ahora, tras esta peineta judicial y una cadena de equivocaciones y mentiras que nos mantiene en el fondo del abismo?

sábado, 24 de noviembre de 2012

Quema tu "Mac"



Ten, nine, eight, seven, six, five...!!! Inexorable avanzaba la cuenta atrás para la voladura controlada de la Apple Store de la Puerta del Sol. La mayor parte de los políticos presentes dio un paso atrás cuando la multitud inició una espontánea pisada de iPhones e iPads. Era una píldora demasiado amarga de tragar admitir que la compañía que se había constituido como el símbolo de la libertad y el think different era ahora enemigo público número uno de las libertades. Cuando sonó la explosión unos obreros se afanaron en recolocar el cartel de Tío Pepe que desde 1936 presidía la histórica plaza, contra viento y marea libre de los avatares de la especulación.
Sonó una explosión y se oyó a alguien pedir un micrófono: “tengo que decirles a todos los eshpañolesh que en ningún caso nuestro país va a ser rescatado desde el extranjero. En todo caso es la Banca española la que necesita cierto apoyo.-Entonces, señor Rajoy, ¿quiénes han estado inyectando dinero a la Banca española desde 2010, los Reyes Magos?-
La multitud se miró en busca de caras conocidas ausentes. No estaba el magistrado Carlos Dívar. En este momento -exclamó un expontáneo- el presidente del TS, junto a su “sobrino” corre enmaromado por las calles de Benavente.
Mientras, en Italia se llamaba a declarar a una Comisión de Investigación al Mayordomo del Papa Bedicto Equis Uve Palito, y se le interrogaba por la aparición hace unos treinta años del cadáver de una hija del antecesor del Santo Padre, Juan Pablo II, en la tumba de un conocido líder de la Mafia Calabresa.
Volviendo a España, en una conocida tertulia de izquierdas los participantes se maravillaban de la infinita paciencia del pueblo español que aún no había protagonizado un estallido social a pesar de la imparable ola de corrupción que iba saliendo a la luz. Se lamentaba algún tertuliano de lo mal que lo estaba pasando algún empleado de Bankia abochornado por la marea de indignación contra su director Rodrigo Rato. Aquel “pobrecito” era el mismo que había invitado a unas cañas a tu padre y le había ofrecido unas “ventajosas” participaciones preferentes, ocultándole que hasta el año 9999 no podría disponer de sus ahorros.
En la Puerta del Sol, Mariano Rajoy Brey invitaba a los suyos a una “discreta retirada”. Alguien entre la multitud gritó -cuando un gobierno actúa como éste, se le depone por la fuerza y santas pascuas-.
En Bruselas comparecía en rueda de prensa el ministro de Economía Luis de Guindos. Un rótulo electrónico situaba la Prima de Riesgo en 504 puntos: “Estoy convencido de que mi país no necesitará ninguna clase de rescate. Los españoles sabremos superar esta situación a base de austeridad, recortes y sacrifícios”.
A varios cientos de kilómetros, en la Puerta del Sol de Madrid, un grupo de marineros con uniforme del Juan Sebastián Elcano brindaba descorchando una botella de Tío Pepe.