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sábado, 9 de mayo de 2020

Los payasos y los monstruos


Entierros masivos en Sao Paulo

Sí, es nuestra culpa, es el mundo que hemos construido. 
Hace diez mil días yo estaba aquí y pensaba ¡ya está, misión cumplida! tenemos un
 mundo agradable. Felicidades Occidente, lo hemos conseguido, hemos sobrevivido 
¡qué idiota! era una ilusa incapaz de ver a los payasos y los monstruos 
que acechaban en la esquina, saltando unos sobre otros, sonriendo 
¡Por Dios, menudo carnaval! y no hizo falta más. diez mil días.
 Algunos ya no están, nos libramos de ellos, pero esperad, te libras de un monstruo 
y acto seguido otro sale de su cueva.
 Cuidado con esos hombres, los de la eterna sonrisa, los bromistas y los payasos.
Del monólogo final de Muriel Deacon (interpretada por Anne Reid),
 abuela de la familia Lyons en la serie Years and years (HBO, 2019)

En su discurso ante el Foro de Davos de 2015, Larry Fink, presidente del gigantesco fondo de inversión Blackrock, definió textualmente elejercicio democrático como "la elección del candidato correcto, el que fuera capaz de adoptar las decisiones adecuadas", lo que en aquel momento de crisis y austeridad denominó reformas estructurales. Tras este mensaje, tan simple como críptico, yacía un subtexto tecnocrático que puede justificarlo casi todo y que marcaba un camino que estamos recorriendo a gran velocidad: los dirigentes democráticamente elegidos necesitan legitimarse a partir del acuerdo con quienes financian las democracias. La democracia tiene propietarios y las decisiones políticas han de rendirles un respeto.

En La doctrina del shock Naomi Klein se detenía en el caso del Chile de 1973, cuando los economistas de la Escuela de Chicago llevaron al extremo su premisa de que el poder político debe estar de acuerdo con quienes lo financian incluso si para ello era preciso sacrificar la propia democracia y sustituirla por un fantoche como el general Pinochet que aplicara fielmente las políticas económicas de Milton Friedman y sus compinches de Chicago: el infausto monetarismo.

En estos tiempos de pandemia no sufren y mueren tan solo las personas, sino que es la vida en libertad la que está en peligro. También el autoritarismo se contagia. Rosa María Artal  dijo muy claro con su lucidez de siempre en un reciente artículo que la mayor amenaza a la que hoy nos enfrentamos no es microscópica sino grande y antigua, aunque para muchos es invisible y lo son sus síntomas: el fascismo: "Los titulares alarmantes sobre la epidemia del coronavirus pueden servir para ilustrar la ligereza con la que se abordan amenazas mucho más graves. No, no hay organismos que alerten de la extensión del fascismo, ni "planes de contingencia" para hacerle frente, ni se aísla a los portadores, ni bajan precisamente las bolsas". Sobre el fascismo vuelvo a recurrir a palabras de La educación católica, la novela de Edoardo Albinati que ya cité en la anterior entrada de este blog, la que dediqué a la pandemia de mentiras y bulos:

¿Por qué -me pregunto desapasionadamente-el fascismo resulta tan ridículo si lo sometemos a un análisis profundo y racional? Grandioso quizá, terrible o trágico a veces, 
es posible, incluso admirable, pero en todo caso ridículo. Cada vez que leemos testimonios, vemos grabaciones o escuchamos discursos, nos quedamos de piedra. Surgen espontáneamente 
las ganas de parodiarlo, pero como si el fascismo mismo fuera el principio consciente y 
burlón de esa mofa. No parece posible que semejante payasada haya generado tantas esperanzas 
y tragedias, haya agitado tantos corazones, bastones, puñales, bombas de mano y vehículos blindados. Pero sí, fue posible y quizá siempre lo sea. Lo que significa que cuando al fascismo 
se lo ilumina con la luz de la razón, se lo descubre, desvela o extrae de la 
materia concreta de la acción histórica para escrutarlo bajo la razón y la crítica, 
muta su esencia a esqueleto carnavalesco que sólo sirve para asustar y hacer reir. 
Como un pez de los abismos que pierde su misteriosa luminosidad en la superficie, 
donde sólo parece un mísero monstruito. ¿Era ese chisme el que suscitaba tanto miedo 
o un entusiasmo tan desenfrenado? De la tragedia y la épica sólo quedan montones de ceniza,
y lo poco que sobrevive presenta el aspecto de una escenografía teatral al final del espectáculo: 
árboles pintados, espadas de cartón y pollos de yeso.

Los peligrosos payasos de los que habla la abuela Muriel en Years and years no se parecen nada a Fofó o Milikito, pero son clavaditos al presidente filipìno Rodrigo Dutarte
Rodigo Dutarte, disparar a matar
, ese bajo cuyo mandato han muerto asesinados dieciseis periodistas y que ha ordenado disparar a matar a quien se salte el confinamiento. No lo lllamen populismo -el premio Nobel de Economía Paul Krugman avisa de que, en cierta forma, el término sugiere que quienes asi llamamos están haciendo algo por las personas y no es así. no se queden en hablar de autoritarismo. Tampoco empleen prefijos -ni post ni neo, ni progno-. El historiador asturiano Francisco Carantoña gusta de usar los términos con precisión, y señala que la amenaza que ya es una realidad al comenzar la tercera década del siglo XX-o terminar la segunda, ustedes eligen-hay que llamarla fascismo, ni más ni menos.

Sigamos dando la vuelta al mundo del fascismo y detengámonos en Brasil. Desde el Palacio de la Alvorada de Brasilia, el presidente, ex capitán y exterrorista frustrado Jair Bolsonaro rompe a menudo el confinamiento que desprecia y ante cientos de sus hoolligans amontonados y enfervorizados amenaza con un golpe de estado aún sabiendo que cada vez son más los militares de su país que no ríen sus payasadas y están hartos de su irresponsabilidad criminal que hace abrir cada día nuevos cementerios para acoger los cadáveres de víctimas del Covid-19.

Dios los cría...
En pleno corazón geográfico e histórico de Europa, el primer ministro húngaro Viktor Orban está quemando puentes tras atravesar los límites entre autoritarismo y fascismo y aprovecha la pandemia para otorgarse poderes extraordinarios indefinidos -¡ojo a este segundo adjetivo! que le permiten ordenar y mandar orillando al Parlamento -aunque según Santiago Abascal reparte mascarillas para todo quisque-. Que alguién me explique la diferencia entre esto y una dictadura fascista, y sobre todo que alguién se lo explique a la Unión Europea a la que Hungría aún pertenece.
Orban, hermanita de la caridad



Ni China, ni Rusia, ni Irán; pese a lo que muchos ingenuos y estafados piensan, los regímenes autoritarios no están gestionando mejor que las democracias la lucha contra la pandemia y sus poblaciones tienen la desventaja añadida de la falta de transparencia. Por el contrario la peor amenaza para los países democráticos  enfrentan ahora otro riesgo: que el miedo aliente los discursos autoritarios y populistas, hablando clar, el fascismo. Eso ya es más que una posibilidad, es presente.

Pero dejemos ya de vagabundear por el mundo y centrémonos en el fascismo de casa. A quienes les asusta, sorprende o escandalice escuchar a Pablo Casado en el Congreso desplegar los discursos más extremi stas y faltones exigiendo el fin del estado de alarma y acusando a Sánchez y su gobierno de un sinfín de delitos basados en los últimos bulos que le han llegado les bastarìa un poco de edad o hemeroteca -les aconsejo que consulten noticias de los últimos mandatos de Gonzalez y los dos de Zapatero- para darse cuenta de que no hay invención, giro o cambio alguno y que la estrategia de crispar y desestabilizar son marca de la casa popular desde hace treinta años, es seña de identidad deuna derecha, la española, .que no soporta la democracia salvo que ella gobierne. Si en todas ocasiones en que se rozó la desestabilización del Estado buscando el acoso y derribo de gobiernos rivales contó con el apoyo de empresas mediáticas, periodistas poderosos, gran parte de la jerarquía católica y un sector del poder judicial. Miembros destacados del brazo periodístico de lo que Felipe González llamó el sindicato del crimen como Luis María Ansón y Pedro J. Ramírez   han confesado en alguna ocasión cómo se diseñaron esas estrategias y quienes participaron en ellas en los primeros noventa. El error de Casado que le puede llevar al precipicio -además de querer jugar en el terreno de Vox- es seguir todo lo que le dicta la FAES de José María Aznar,que también le impone nombres -Álvarez de Toledo en el Congreso, Timmermans, Miguel Ángel Rodríguez y Fernández Lasquetti en la Puerta del Sol, tiburones maquiavélicos salidos de tiempos Aznrianos que sin problemas ante las formas que tensionan la democracia con tal de volver al poder-. Definitivamente, la nueva pandemia es vieja y se llama fascismo.






domingo, 5 de abril de 2020

EMOSIDO ENGAÑADO





Mucha gente que ha sido engañada sigue creyendo en el engaño. 
Ni una buena dosis de evidencia logra resquebrajar la fe en una mentira,
si esa fe es verdadera. 
Tomemos como ejemplo las reliquias religiosas: aunque no fueran auténticas, 
el hecho de haber sido veneradas por tanto tiempo y con tanta fe es suficiente 
para convertirlas en sagradas.
(Edoardo Albinati
"La escuela católica". Lumen, 2019)

La obviedad habría sido usar la famosa cita -real o apócrifa- de Goebbels de la mentira que repetida mil veces veces acaba convertida en verdad, pero créanme que no es por pedantería por lo que escojo el tocho que, alrededor de la masacre del Circeo de 1975, Albinati plagó de reflexiones sobre el aberrante viaje a la locura y el crimen de sus antiguos compañeros de colegio masculino religioso y elitista, unos niñatos romanos de familias ricas y poderosas e ideología fascista. Es en uno de sus últimos capítulos donde el novelista incluye entre las notas póstumas de su supuesto profesor Cosmo unos fascinantes pensamientos sobre la preponderancia y el triunfo de la mentira sobre la verdad. Me sirve tanto como la mítica y viral pintada EMOSIDO ENGAÑADO, desaparecida hace unos años -aquel hito del desengaño y la ortografía creativa- para referirme a la desinformación interesada y con fines políticos  y desestabilizadores -quienes de esto más saben desaconsejan hablar de fake news ni siquiera en español- alcanza sus más altas cotas en estos tiempos de plaga y obligado encierro, aunque no se trate de algo nuevo.

Que tire la primera piedra quien, hasta hace no muchas semanas, no decía igual que Bolsonaro con su resfriadinho, que lo que se nos venía encima no era más que una simple gripe que pasaría como llegaba y que no podíamos repetir el despilfarro de la compra de millones de vacunas de la gripe A hace once años. Cuando comenzó a hablarse de la posible suspensión del Mobile World Congress de Barcelona al comenzar a desertar muchas grandes empresas y operadoras tecnológicas, hubo medios y analistas que sugirieron, y no de forma indocumentada o irresponsable, que la epidemia china de entonces proporcionaba una excusa a aquellas firmas que no tenían novedades que presentar, atravesaban dificultades económicas o financieras o no tenían nada que ganar con su presencia en este tipo de foros. En aquellos posicionamientos no había ánimo de manipular ni desinformar pero ¡menos mal que aquello se suspendió! Entonces ni desde el poder ni desde el común de los mortales supimos escuchar a quienes lo vieron venir y hace ya mucho decían que no era cosa de contraponer salud a economía, que de nada sirve ser los más ricos del cementerio
.
A lo que íbamos. El empleo bien dirigido de la desinformación y la noticia falsa ha obtenido resultados positivos -para quienes lo usaron- en la llegada tramposa de Donald Trump a la Casa Blanca, la campaña del Brexit y no tan exitosos - en la Unión Europea no son tan tontos- en las campañas de desprestigio contra las instituciones españolas desplegadas por el independentismo catalán en Europa. En los casos de EE. UU. y Gran Bretaña es en la película de HBO Brexit (Brexit: the uncivil war. Toby Haynes, 2019) donde mejor se describe cómo, tanto en las presidenciales norteamericanas comoen el referéndum británico, ambos en 2016, mediante el cual el pueblo británico tomó la decisión de abandonar la Unión Europea en particular las técnicas de utilización de datos masivos (big data) tomados de la redes sociales, como Facebook y Twitter, para influenciar el voto de la población, aplicadas bajo la dirección de Dominic Cummings -director de campaña a favor del Brexit- y la empresa Cambridge Analytica que también tuvo una escandalosa participación en la elección de Trump difundiendo de forma datos falsos y calumnias contra los candidatos o argumentos rivales.En el caso británico narrado en la película, Haynes y su guionista James Graham tienen la habilidad de obtener de una obra de ficción la fría, neutral y desoladora credibilidad
que no habría logrado un documental. Si los casos británico y norteamericano tuvieron en común la participación de Cambridge Analytica, los secuaces de Trump y los indepes contaron con la colaboración de unos grandes maestros en desinformar y desestabilizar, el espionaje ruso.

La derecha y la extrema dercha se han echado al monte tanto o más que en los tiempos de acoso a Zapatero por un embrión o un Estatut, pimero durante la investidura de separatistas, etarras y venezolanos, y ahora en plena emergencia sanitaria ven el cielo abierto para sacar rédito político dedesatar una tormenta perfecta de falsedades, calumnias y ataques a lo personal usando la mentira que estábamos acostumbrados a ver en digitales de las cloacas -los de Inda, RojoLosantos y similares- pero que ahora la prensa conservadora convencional en papel también usa sin recato. Se puede ver en ABC, La Razón, El Mundo... Cuando los hechos y los datos desmienten tales barbaridades la noticia falsa desaparece de las páginas por arte de magia  -por supuesto, nada de rectificar- y otra la sustituye. Antes eran simples twits o columnas envenenadas, ahora se distribuyen sin pudor audios y vídeos manipulados. Es el viejo calumnia, que algo queda. Y Albinati sabe bien que queda bastante:

Había una secta cuyo jefe anunció que el mundo sería destruído por los ovnis. 
Llegó la fecha señalada para el fin del mundo. No pasó nada. Cuando quedó claro 
que la profecía era un bulo, el número de adeptos, en vez de disminuir, aumentó.

Y como la prensa, también trafican con una pandemia de bulos los partidos de la derecha y la ultraderecha: Ayer mismo la Policía tuvo que alertar de la aparición de un millón y medio de cuentas falsas en las redes sociales relacionadas con el coronavirus destinadas a divulgar noticias falsas y rumores malintencionadoy y difundir un discurso de odio que ya conocíamos antes de la infección. La mayoría son bots creados pot Vox y sus simpatizantes y dirigentes, alguno de los cuales ha llegado a pedir un golpe de estado, ¡demócratas de toda la vida!

Y como Vox, otros expertos en obtener réditos de las desgracias comunes son los chicos y chicas del Partido Popular, a quienes hanpillado aprovechando el confinamiento para pagar anuncios en las redes sociales en los que acusan al gobierno de falsear las cifras de muertos. ¿no les suena de algo?
En esta estrategia tienen un lugar destacado los insultos y las calumnias contra las personas destacadas del bando contrario. Fernando Simónla familia del presidente del gobiernoPablo Iglesias e Irene Montero son víctimas propiciatorias de lo bulos del covid-19.

Vuelvo a recurrir a una película que aborda estos turbios asuntos, en su caso de forma visionaria: en Contagio (Contagion. Steven Soderberg, 2011) el bloguero interpretado por Jude Law se dedica desde sutribuna digital s desprestigiar los trabajos para obtener y distribuir la vacuna contra unapandemia global para promocionar la milagrosa solución homeopática que él vende. Emplea argumentos muy similares a los antivacunas, hoy tan calladitos: que si las vacunas pueden provocar autismo, pueden tener efectos secundarios desconocidos, si tras ellas están los intereses espúrios de las farmacéuticas. en fin. Puede verse en Netflix.

¿Es posible combatir -o al menos defenderse de- la ola de desinformación selectiva? Hay quienes pretenden hacerlo o al menos dar pistas. Lo hace el  Ayuntamiento de Barcelona; La Comisión Europea también ha publicado su guía orientativa- En España existen portales de verificación especialuzados en cofrontar bulos con hechos como Newtral o como MalditoBulo. que ha hecho su propia recopilación de falsedades, rumores sin esntido relacionados con la pandemia de coronavirus.

¿HEMOSIDO ENGAÑADO? Sí, y parece que nos gusta.


domingo, 19 de febrero de 2017

Miseria moral

Una víctima del terrorismo al frente de una manifestación
por los presos
 El día en que ETA anuncia el abandono de la violencia, Bittori acude a la tumba de su marido el Txato, asesinado por el terrorismo, para contarle que ha decidido volver a la casa donde vivieron y donde la acosaron antes y después de aquel atentado que destrozó su familia. Se pregunta si podrá convivir con los acosadores. Así comienza Patria, la novena novela del donostiarra Fernando Aramburu, fenómeno de ventas y de crìtica en la España -y en la Euskadi- de 2016, cinco años después de aquella derrota -a medias si quieren- del terrorismo en nuestro país. La extensa y emocionante historia de ficción -con una base dolorosamente real- termina con la petición de perdón de un exterrorista y la concesión de ese perdón por parte de una víctima. A mediados de enero de 2017 la viuda de una víctima de ETA estuvo en la cabecera de la manifestación anual por los derechos de los presos y su acercamiento al País Vasco; hasta el diario La Razón informó de eso, aunque lo hiciera a su estilo. ¿un final feliz? Si se parece algo a eso será muy a pesar de alguna -bastante- gente.

El éxito de la obra, sobre todo en el País Vasco, cuando el terrorismo prácticamente no aparece entre las preocupaciones de la población, tiene una explicación que no gustará a los interesados en mantener a la sociedad en guardia permanente y en mentar la bicha siempre que puede -el miedo siempre da votos-: a los vascos y al resto de españoles les aburre la insistencia con las cuentas pendientes -entrega de las armas, disolución-, pero no es cierto que miren para otro lado por no ver un pasado que les avergüenza de silencio, degradación de una sociedad  y reacción tardía ante tanta sangre derramada; por el contrario hay demanda de memoria y de Historia -con mayúscula-, como hay esperanza. Se puede, tal vez se debe, perdonar, pero olvidar jamás.

Que en España ha habido utilización política del terrorismo etarra por parte de las fuerzas de la derecha es una verdad incontestable pero ya sabida; el problema es que sigan manteniendo el mismo discurso cinco años después de la derrota de ETA, una derrota que tienen la desfachatez de negar que se haya producido porque sería reconocer que se logró durante el gobierno de Jose Luis Rodríguez Zapatero, para ellos un títere de los terroristas -
Así eran las manifestaciones
de la AVT y  los compis de Rajoy
zETApe
se leía en sus pancartas-. Pero esa derrota, política, policial, judicial y dialéctica, tuvo lugar sin que esa banda asesina lograra uno solo de sus objetivos. Desde que llegó el poder Mariano Rajoy su gobierno y su partido se han dedicado a ocultarlo. El hoy presidente ya no encabeza manifestaciones y deja en manos de otros -el PP de Aznar y Mayor Oreja, el insignificante partido Vox, los medios controlados por Pedro J. Ramírez,  Federico Jiménez LosantosEduardo Inda o Julio Ariza- el discurso de que ETA no está derrotada porque la izquierda abertzale está de nuevo en las instituciones con Bildu, olvidando -¿?- que si lo está es legalizada por el Tribunal Constitucional porque en sus estatutos actuales rechaza explícitamente el terrorismo. Hace muy pocos meses, justo cuando se cumplían cinco años de la declaración de abandono de la violencia tuvimos que asistir a una pinza de hipocresía: el PP y Bildu se unieron en el Congreso para impedir una declaración unánime sobre el fin de ETA. Será que Dios los cría y ellos se juntan. Hace dos años a la entonces presidenta del PP Arantza Quiroga le costó duras críticas de los más contumaces y a la postre el puesto sus tímidos esfuerzos por acercarse al entendimiento. Su sucesora se anduvo con pies de plomo y volvió a la línea dura mejor vista en Génova, 13.

El gobierno actual oculta que el anterior logró el fin de la violencia porque si no lo hiciera tendría dificultades para explicar la actitud obstruccionista que Rajoy y los suyos mantuvieron entre 2004 y 2011 frente a cualquier intento de hablar de paz por parte de los gobiernos de entonces, Mariano Rajoy ostentaba por esos años la titularidad como jefe de una oposición que también ejercían como poderes fácticos El Mundo -el inventor de todas las conspiraciones-, la COPE, Intereconomía, la Conferencia Episcopal, la organización criminal Manos Limpias y la AVT de Francisco José Alcaraz. Volveré con esta última.

Pintada enalteciendo a los matones de Alsasua
En Patria Fernando Aramburu habla con dureza de los años de plomo en que Euskadi y la democracia española sufrieron en mayor medida que padeció el franquismo en sus estertores, y también del vacío de una sociedad  embrutecida en torno a víctimas, fuerzas de seguridad y sus familias -Alsasua aún hoy-. El novelista también habla de abusos policiales y guerra sucia pero no justifica ni explica con ellos el terrorismo y a los vascos que no comulgaban con él, el fanatismo que se contagiaba y penetraba en las familias. Su opción es la justicia. no la equidistancia, que sí lo era para Julio Medem en La pelota vasca (2003). Allí se situaban al mismo nivel el sufrimiento de las familias de asesinados que las molestias que sufren los familiares de etarras presos por tener que trasladarse a la otra punta de España para una visita. En nada de eso cae otro documental, El fin de ETA (Justin Webster, 2016), donde ese proceso final lo cuentan sus protagonistas -Jesús Eguiguren, Arnaldo Otegi. Baltasar Garzón, Alfredo Pérez Rubalcaba, algún responsable de Información de la Guardia Civil...- y están otras voces que no podían faltar -víctimas, antiguos etarras, el lehendakari Urkullu, el PP...

Tan bienintencionado como cobarde y fallido, el otro documental que cito, La pelota vasca, incluía una distinción planteada por el expresidente del PNV Xabier arzalluz en un raro momento de lucidez: no es lo mismo víctimas que asociaciones de víctimas. Por aquel entonces la AVT de Francisco José Alcaraz predicaba sus verdades desde la FAES, los púlpitos de la COPE o las páginas lisérgicas del semanario Alba. La conducta de Alcaraz y los suyos o de la Asociación Dignidad y Justicia de Daniel Portero, obsesionados con ser poderes fácticos, les deslegitimó para representar el dolor de tantos. Por eso a la derecha española le es recomendable la novela de Fernando Aramburu, igual que hoy le es imprescindible reconocer que el terrorismo se acabó hace cinco años con Rodríguez Zapatero, a pesar de las obstrucciones y el sabotaje con que esa misma derecha escribió una de las páginas más mezquinas de los cuarenta años de democracia española.


miércoles, 11 de diciembre de 2013

La impaciencia de Job


Aquí la envidia y mentira

me tuvieron encerrado.
¡Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado,
y, con pobre mesa y casa,
en el campo deleitoso,
con sólo Dios se compasa
y a solas su vida pasa,

ni envidiado, ni envidioso!

Esto escribió Fray Luis de León en las paredes de su celda, tras cumplir una condena de cárcel que él consideraba injusta. Entre las obras literarias más destacadas del agustino del Siglo de Oro permanece su Exposición del libro de Job, una reflexión sobre el libro considerado más complicado del Antiguo Testamento que precisamente versa sobre el castigo injustamente infligido al inocente mientras las villanías del culpable quedan impunes. Javeh reprende a Job por no haber aceptado su voluntad y por sus quejas cuando tuvo que sufrir y encarar las tentaciones de Satanás, mientras los amigos de aquel hombre justo, Elifaz, Bildad y Sofar, intentan convencerle de que el pecado siempre es castigado, aunque su autor lo haya olvidado, y que Dios ve faltas en todos, incluído el propìo Job, pero éste sigue lamentándose impaciente.

 Como Job en algunos momentos de sus desventuras, hoy son otros quienes se obstinan en su total inocencia y reclaman, si no exigen, el perdón de la superioridad. Acaba de suceder con el exministro Jaume Matas y con el exalcalde de Torrevieja, cuya petición de indulto apoya el ochenta por ciento del PP valenciano y de momento le ha librado de la cárcel. Incluso el nefando José María del Nido se ha sumado a este circo de los impacientes. ¡Algo habrán hecho!, pensarían Elifaz, Bildad y Sofar, que hasta dudarían del mismísimo Job.


lunes, 11 de noviembre de 2013

Barataria

Sancho Panza obtuvo el gobierno de la ínsula Barataria, prometido por su señor don Quijote, como pago por su lealtad y buen servicio al por entonces apodado Caballero de los Leones, aunque quienes como burla se lo concedieron fueron aquellos extraños duques de innombrado ducado de quienes nadie sabe cómo sufragaban sus ricos banquetes y agasajos y sus farsas teatrales con docenas de figurantes. Del mismo modo los virreyes de las autonomías españolas instalaron en los territorios bajo su dominios sus propias ínsulas con la coartada del servicio público y la forma de mastodónticas cadenas de radio y televisión; el resultado, útiles instrumentos de propaganda y manipulación de las masas al servicio de esos mismos virreyes. No se puede negar que esas empresas son necesarias para la vertebración de las sociedades y la creación de conciencia territorial; si me apuran incluso las televisiones locales son útiles porque lo es la información de cercanía, siempre que sean capaces de escapar al enaltecimiento de alcaldes y concejales, festejos populares y el rescate de tradiciones inventadas.

Hubo tiempos mejores en los que se llegó a aspirar a más. En Andalucía Canal Sur soñó con un tercer canal de noticias y se ha quedado en medio canal desnutrido, alimentado sólo de coplerío y Juan y Medio. Sancho abandonó el gobierno de Barataria cansado del mal comer, el poco dormir y los ingratos retos a los que le sometía su cargo; pero, en estos tiempos de vacas flacas,  hay grandes diferencias con el extemporáneo cerrojazo a la Radiotelevisión Valenciana. Sancho dejó Barataria desgobernada, y ni siquiera era verdadera ínsula, pero sí ciudad o villa, con centenares de vecinos que retomaron su normalidad y sus rutinas, pero estos nuevos duques de nada no se han interesado por las mil setecientas familias que dejan a la intemperie, desamparadas frente a los vientos gélidos de la crisis. Y todo en el mismo reino donde hasta ayer mismo se soplaba el cuerno de la abundancia. A todos nos ha llamado la atención la desvergonzada demagogia del presidente valenciano Alberto Fabra -Con el dinero que se lleva la RTVV se construyen sesenta y tantas escuelas y no sé cuántos hospitales- ¿Y con el de un circuito de Fórmula Uno, un campeonato de vela, un Museo de Ciencias, una Ciudad de la Luz o un aeropuerto del abuelito?.  ¿De qué sirve la resistencia numantina de los trabajadores frente a una sentencia ya dictada que otros observan atentamente para imitarla? El presidente de Madrid Ignacio González ya ha puesto en manos de la docilidad de los sindicatos la continuidad de su propia televisión.

Es de lo más engañoso diferenciar entre las comunidades con lengua propia y las que no la tienen. La justificación en este caso era la defensa del idioma ¿un idioma inexistente como el valenciano? En Valencia se habla una variedad dialectal del catalán, el del Baix Ebre. Los valencianos podían captar una televisión en su lengua, TV3, hasta que el Govern de Francisco Camps ordenó la destrucción de sus repetidores en la CoMunitat para acallar voces que ellos no pudieran dirigir, siguiendo un ejemplo, no diré que de ETA, pero sí del terrorismo incruento de la Angry Brigade británica, que se cebaba con las torres de televisión.

Perdido el otro pilar de los poderes territoriales -las cajas de ahorros- sin las radiotelevisiones no podría sostenerse el Estado de las Autonomías al que se aferra el Partido Popular, ni nacer la federación que dicen propugnar PSOE e IU. No vamos a retroceder hacia la España recentralizada que en privado defiende UPyD, pero las instituciones regionales han sido y serán imprescindibles para el desarrollo y la civilización. Andalucía, sin ir más lejos, es un ejemplo; en muchos pueblos abandonados en el olvido y el desempleo, la apertura por la Junta de una biblioteca o unos talleres ocupacionales ha insuflado una nueva vida y compensa treinta años de monocromatismo político y el lenguaje hueco del emprendimiento y la implementación.

Lo más grave de lo ocurrido en Valencia no es tanto el qué como el cómo. Ha sido patético escuchar a la dimitida directora general que ha perdido la confianza en los dirigentes políticos sin atreverse a reconocer que durante meses ha sido obediente correa de transmisión de los mensajes del poder y el partido que lo detenta.

Nuestros dirigentes han de entender que un medio de comunicación público no es un juguete caro que pueden romper cuando se cansen, y los periodistas deben comprender que quien se deja manipular es porque quiere, que no es excusa la obediencia debida y que hace falta una rebelión tranquila y diaria para imponer la vocación y el deber a las presiones.

sábado, 15 de junio de 2013

El retorno de la criatura de la Laguna Negra



Aunque nos  quite el sueño y despierte en nosotros atávicos terrores que ya quisiera Lovecraft, la criatura ha vuelto,  y esta vez amenaza con quedarse. Tras su meditada entrevista en el programa Espejo Público, José María Aznar no se limita a amagar un retorno a la política, sino que, como el malvado visir Iznogud, planea ser el presidente en lugar del presidente.   Pero algo terrible ha ocurrido a su rostro en todo este tiempo en las profundidades. Como el retrato de Dorian  Gray, su cara parece haber recogido toda la vileza, la miseria y la fealdad concentradas en su alma. Sin embargo,  al contrario cue aquella vulnerable criatura de La mujer y el monstruo, él no regresa por amor.  Debería volver cuanto antes al fondo y arrastrar consigo a Ana Botella hasta el lodo.

Hoy como entonces se pretende en posesión de la verdad y la sabiduría. Cierto es que Mariano  Rajoy, otrora obediente discípulo,  preside un gobierno oligofrénico -ninguno de sus ministros superaría una sola de las cuatro reválidas  que ellos mismos han reinstaurado-, pero fue  Aznar el primer jefe de gobierno en incluir en su ejecutivo y sus altos cargos a miembros de una peligrosa secta de pedófilos  -junto a Rodríguez Zapatro ilegalizó Batasuna, pero no se atrevieron a hace lo mismo con los Legionarios de Cristo-, y fue él quien recuperó del franquismo la figura del ministro perteneciente a otra secta nociva, el Opus Dei.


Ahora, este mesías de tres al cuarto asegura tener un  programa de  gobierno, y su profeta, Pedro J. Ramírez, lo proclama. De alguna forma el presunto periodista debía recompensarle por haber ordenado a la Policía Nacional la distribución de El Mundo durante la exitosa huelga general de 2002 -la del decretazo-.

Es una cuestión de salud pública y de cordura frenar su carrera a ninguna parte. Si cumple su amenaza de intentar volver al timón debe encontrar rivales capaces, en hipotéticos cara a cara, de mirarle de frente y llamarle mentiroso. Porque, no nos engañemos más, no fue su implicación en la segunda Guerra del golfo, sino sus mentiras y las de los suyos sobre la identidad de los asesinos de casi doscientas personas, lo que precipitó su derrumbe en 2004. Cualquier método legal es válido para obligarle a hundirse de nuevo, y para siempre, en la Laguna Negra, pero no se me ocurre ninguno tan efectivo como el voto.

martes, 25 de diciembre de 2012

Los dedos de Rajoy


Tanto tiempo culpando a los ayuntamientos  y a las autonomías del déficit y ahora resulta que el moroso que avergüenza a  España es el gobierno  de d. Mariano.   Como toda esa pasta nos la debe  a todos los europeos me planteo enviar un dedo suyo a su familia por cada mes que tarde en devolver mi parte. A algunos les parecerá una  medida muy radical y pelín  mafiosa,   pero nadie ha hablado de meterle en la cama la cabeza de Luis de Guindos. ¡Del susto no se recupera! Total, con lo indeciso que es ¿para qué quiere los índices? Nunca sabría adonde  señalar. Tampoco serviría raptar a la ministra de  Empleo. ¿Cómo Fátima Bañez va a poner  sin dedos velas a la Virgen  del Rocío?

domingo, 22 de abril de 2012

Cambio de régimen


¿Cómo dan más miedo?



Los sismólogos deberían calcular el poder de devastación de cada reunión del  Consejo de ministros de la era Rajoy, aunque no sé si la escala de Richter sería suficiente. Los físicos nucleares habrían de medir en en megatones las ruedas de prensa de la portavoz. Los servicios de vigilancia costera tendrían que activar cada viernes una alerta de sunami en previsión de los efectos de la onda expansiva de los acuerdos del Gobierno del Partido Popular. Los boletines horarios no daban abasto, y cada hora del pasado viernes nos ibamos enterando de una nueva calamidad. La reunión del Consejo de Ministros del viernes 20 de abril fue el hecho más destructivo ocurrido en nuestro país desde del 11-M.

Llámenme exagerado y después díganme si no es un hecho cruento y que puede poner en riesgo la vida de muchas personas dejar sin atención sanitaria a medio millón de inmigrantes, medida que se aplicará con la excusa del turismo sanitario pero que deja desasistidos a los más débiles. Díganme si no lo es cambiar la Ley de Extranjería supuestamente para evitar que familiares de residentes extranjeros legales vengan a España a recibir atención sanitaria; no es ahorro, es pura y simplemente ideología racista, cuando está acreditado que los inmigrantes recurren menos a la sanidad pública que los españoles.

No fue un consejo de ministros, fue una declaración de guerra a la idea del bien común y de la igualdad de oportunidades y derechos. Los recortes para ahorrar 7.000 millones en Sanidad pasarán por encima de muchos cadáveres. El copago en cualquiera de sus formas es una estafa, salvo que se deroguen los impuestos e impongamos la ley del más fuerte. Su instauración entre los pensionistas y el incremento de la cantidad que deben abonar los trabajadores por cada medicamento que compren, es un robo a quienes han cotizado puntualmente su seguridad social y presentado su declaración de Hacienda.

Como el territorio de exclusión alrededor de Chernobyl, sin futuro, queda un país en cuya educación el Gobierno decide ahorrar 3.000 millones de euros. Carreras universitarias de nuevo al alcance sólo de las élites, aulas atestadas de alumnos en los otros niveles educativos, menos profesores y por si algo faltaba, el ataque a Andalucía, la Hiroshima de todos los bombardeos que ordenará el gobierno central en los próximos meses para doblegar la voluntad popular y derribar al gobierno elegido en las urnas. El bloqueo a las oposiciones para profesores de Andalucía se ha dictado desde lo alto de un caballo de terrateniente añejo. Y luego vendrá la intervención de las cuentas de la Junta. Sí, también a Castilla-La Mancha y Valencia para disimular, pero en la letra pequeña del Consejo de Ministros del viernes ya estaba la trampa: la autorización a estas dos comunidades a endeudarse por 3.500 millones de euros más.

El sunami también se llevará por delante una isla -imperfecta si se quiere- de la libertad de expresión: El Gobierno no ha dudado en cambiar la ley para tomar el control de RTVE. Se ha dictado el final Como dijo Iñaki Gabilondo Se acabó: El tiempo de la dignidad recuperada en TVE ha concluido”. Se da un golpe de Estado en televisión y se interviene la televisión pública pero no para rescatarla sino para hundirla. También las autonomías podrán privatizar las televisiones públicas y es, en una Andalucía intervenida, también va por Canal Sur.

Como el niño Froilán el gobierno nos obliga a dispararnos en el propio pie y en su guerra de Gila contra Argentina no se le ocurre nada mejor que reducir la compra de biodiésel al país andino. Pero, no, no era esa la traca final en el Consejo de Ministros de la Muerte. Aún quedaba mucha ignominia por repartir y así en la misma reunión se aprobó el indulto a los dos últimos condenados por el caso ‘Yak-42’, unos sinvergüenzas con galones que mezclaron trozos de soldados españoles y los entregaron a sus familias. Unos militares que seguramente aguardaban a un gobierno del PP para mantener su pacto de silencio sobre la responsabilidad criminal del infame Federico Trillo.

No, el consejo de ministros del viernes, sumado a los demás consejos desde el pasado diciembre, no es un acto de gobierno, es un cambio de régimen. Pero no deberían olvidar que si derogan o cambian hasta lo irreconocible el régimen de libertades y derechos que los españoles decidimos otorgarnos, los españoles estaremos legitimados a derrocarles, incluso por la fuerza. Por cierto, este miércoles es 25 de abril, día de claveles y fusiles, y se conmemora que un día un ejército decidió que era al pueblo y no al Gobierno al que debía lealtad. Ahora llámenme golpista. Yo les llamaré cabrones.

domingo, 8 de abril de 2012

Cambio de régimen o coche oficial (IU ante la gobernabilidad de Andalucía)

La victoria parcial, fracaso total -como con muy mala baba titulaba el ABC de Sevilla- de Javier Arenas en las elecciones del 25 de marzo, dejó a la -autodenominada- izquierda tan feliz como descolocada. El perdedor José Antonio Griñán podía citar aquel glorioso número de Faemino y Cansado sobre Carlos Sainz, “mola mucho más ser subcampeón que campeón”, y quienes podían tirar cohetes eran los de Izquierda Unida, con unos resultados que les permiten duplicar su representación parlamentaria, pero que siguen estando muy por debajo del techo que marcó Julio Anguita.
Las direcciones nacional y regional de Izquierda Unida han dejado claro que no se va a permitir un gobierno en minoría del Partido Popular, como ocurrió en Extremadura tras las elecciones de mayo de 2011. Se impone, por tanto, negociar, sea investidura, acuerdo de legislatura o gobierno de coalición entre socialistas e IU. Al PSOE le toca dejarse querer y ceder en la negociación; es a Izquierda Unida a la que le corresponde adoptar las decisiones más delicadas y trascendentales para su futuro. Con todo el escepticísmo que uno quiera aplicar -mucho en mi caso-, este acuerdo, sea cual sea la forma que adquiera, abre un panorama de cambio esperanzador si lo comparamos con el cambio hacia atrás que proponía Arenas, y la posibilidad de hacer políticas más cercanas a las de la izquierda real, respondiendo a la crisis de manera opuesta a como lo hace el gobierno de Mariano Rajoy. Sin embargo se empiezan a ver síntomas muy preocupantes en la forma en que se está llevando el proceso de negociación, en el que Izquierda Unida corre el riesgo de dilapidar su crédito y traicionar la confianza que le ha sido dada.

Las opciones de IU

Las alternativas para Izquierda Unida son básicamente cuatro: Entrar a formar parte de un gobierno de coalición presidido por José Antonio Griñán; quedar fuera del gobierno y alcanzar un pacto de legislatura estable para sacar adelante los presupuestos y las principales leyes dotándolas de una impronta de izquierdas; apoyar la investidura de Griñán y retirarse a la oposición alcanzando acuerdos concretos; y la cuarta, abstenerse, lo que permitiría a Javier Arenas gobernar en minoría el tiempo suficiente para comprobar la insostenibilidad de su Gobierno y convocar nuevas elecciones o volver a lanzarle el anzuelo al PSOE. La asamblea de bases celebrada en Sevilla esta Semana Santa -y controlada por la CUT de Sánchez Gordillo y el SAT- ha rechazado toda opción que no sean estas dos últimas, pero no parece que esa vaya a ser la opinión de la mayoría en el conjunto de Andalucía.
 
El gobierno de coalición es una posibilidad sin duda arriesgada, pues el votante de IU no quiere ver a la formación como muleta que apuntale al PSOE -esa ha sido precisamente la advertencia hecha por Sánchez Gordillo- , pero asumir por primera vez responsabilidades en el Gobierno de Andalucía y hacerlo bien demostraría que es una opción de gobierno menos quemada por la corrupción y el apoltronamiento que el PSOE y demostrar también que son posibles y más efectivas políticas más de izquierda en tiempos de crisis; sería fundamental hacerse con consejerías como la de Medio Ambiente, cerrando el vergonzoso caso del Algarrobico, encargando el  aplazado durante décadas e imprescindible estudio epidemiológico sobre la industria química onubense y plantando cara al modelo turístico de golf y puertos deportivos que han promovido los consejeros socialistas malagueños; o aquellas que permitan realizar políticas sociales y redistributivas, caso de Igualdad y Bienestar Social o Agricultura.

El pacto de gobierno o de legislatura sólo beneficiaría al PSOE, aliviado de no tener que compartir Consejo de gobierno, y pone en bandeja volver a la retórica, falsa y victimista, de la pinza. La abstención, dejando paso a un Gobierno del PP es sencillamente inadmisible, y marcaría el suicidio y la ruptura total de IU, y no porque el PSOE no se la merezca, sino primero porque desde el principio se vendería como un pacto entre populares e IU, como ocurre en Extremadura donde, aunque tal acuerdo no existe y lo que ha hecho IU es dejar gobernar al más votado, es esa la imagen que se da. Segundo, porque la posibilidad de un poder absoluto del PP en toda España, Andalucía incluida, es aterradora, y tercero porque la derecha podría gobernar con normalidad Andalucía, es simple alternancia, pero no justo  ahora; las recetas del PP en la actual situación económica y social de la comunidad solo traerían la ruina y el hambre.

¿Qué hacer entonces? Lo primero que ha de asumir la coalición que lidera Diego Valderas es que no puede ser la misma después del 15-M. De hecho ante las citas electorales que han venido después de aquellas movilizaciones y acampadas, la formación ha querido abanderar aquél descontento y llevar a las cámaras legislativas la demanda popular de más democracia, más representatividad directa, limpieza y otras formas de hacer política. Es lo que, sin duda, le exigen muchos de sus votantes, y probablemente en su creciente cosecha de votos hay mucho 15-M. No puede, por tanto, mostrarse ni comportarse como un partido convencional, y eso condiciona la forma de pactar con un partido como el socialista que ha practicado y defendido políticas neoliberales, se ha aferrado a un sistema electoral injusto, ha blindado los privilegios de la clase política y del poder económico y ha albergado en su seno un insostenible poso de corrupción. A Izquierda Unida -y al PSOE si se convierten en socios- corresponde demostrar que las fórmulas liberales contra la crisis ni son las únicas posibles ni son las adecuadas, y callar a quienes interesadamente tildan de demagógico y utópico todo lo que se salga del catecismo del mercado, pero debe también asumir que su programa contiene propuestas cargadas de buenrollismo imposibles de llevar a la práctica.

Los políticos de siempre

¿Están los líderes andaluces de Izquierda Unida preparados y capacitados para ese cambio? En principio debía ser una buena señal el que Izquierda Unida anunciara la celebración de asambleas abiertas no sólo a su militancia, sino a quienes les dieron su voto el 25 de marzo, para que se pronuncien sobre el posible acuerdo con el PSOE para gobernar Andalucía. Lo malo es que esas asambleas en la mayoría de los territorios no se estén celebrando aún y sí ha comenzado la negociación por arriba, entre Valderas y Griñán. Se corre el riesgo de dar a militantes y simpatizantes un acuerdo ya hecho para que su opinión sea simplemente un plebiscito sobre los cambalaches que la élite dirigente haya hecho con el PSOE.
 
Y lo malo es que de esas negociaciones ya se han conocido algunos aspectos que hablan bastante mal de Diego Valderas y los suyos. Algunos medios han revelado que en un hipotético gobierno de coalición, IU aspira a conseguir tres consejerías, además de la Presidencia del Parlamento andaluz, una cuota de poder en Canal Sur y sobre todo manos libres para la contratación de personal en los departamentos que controle. Si esto es cierto, Valderas está jugando al mismo juego que ha hecho a buena parte de la sociedad abominar de la política y los políticos. Si Valderas tiene sueños de moqueta y coche oficial, si los suyos maniobran para disfrutar de los oropeles del poder, es que nos han engañado. En Granada tenemos una mala experiencia en la coalición IU-PSOE que hasta mayo pasado gobernó la Diputación,a la que no se le conocieron verdaderas políticas de izquierda, que sólo sirvió para usar y abusar de dietas y coches oficiales, colocar a un centenar de militantes de IU en el organismo, enredarse con asuntos como el legado de José Guerrero, y acabar bajo la sombra de la corrupción, con el turbio asunto de las facturas dobles de una feria comercial en Marruecos que puede acabar con algún dirigente del PCE imputado, y no olvidemos a Torrijos y Mercasevilla, o la alcaldesa de Manilva, tan amiga de sus amigos y familiares y tan suelta con la Visa.

Puede que el problema sea que Izquierda Unida sigue orbitando en torno a un partido a la vieja usanza, el PCE, que atesora los mismos vicios que hizo a la calle clamar la pasada primavera contra los partidos. Que Diego Valderas es un político convencional, que hace décadas que no vive de otra cosa que de la política y que no tendría de qué vivir fuera de la poliítica; que él y otros dirigentes no sirven para estos tiempos. Al margen de que esté o no en el próximo gobierno andaluz, Izquierda Unida en Andalucía debe plantearse a muy corto plazo un relevo de dirigentes y de formas de hacer política.

Izquierda Unida no debe entrar en el Gobierno Andaluz para meter a toda su tropa dentro, inflando aún más una administración que padece obesidad mórbida. Adelgazar la administración, corregir las duplicidades, hacer una poda sin piedad de altos cargos y de sus sueldos es impresicnidible y es más de izquierdas que engordar lo público sin ton ni son, porque lo que se ahorra en asesores, directores generales, delegados y sus respectivas cortes es dinero que puede ir a políticas sociales, a salud, a investigación... Eso que aseguran propone Valderas de mantener tal cual la tela de araña de agencias públicas es suicida.
Hay que simplificar, desburocratizar. ¿Crear empleo desde la administración? Sí, pero un empleo que sirva para algo, que produzca bienes y bienestar para los andaluces;  no lujosas revistas de autobombo con veinte fotos del consejero de rigor por número para tenerlas muertas de risa en los despachos; no productoras de televisión siguiendo a sol y sombra al consejero; no jefes de prensa, asesores, conductores... No se sostiene Andalucía con cuarenta mil teléfonos móviles en manos de personal de la Junta. Me temo que en Izquierda Unida ni siquiera se están planteando esa necesidad de adelgazar lo superfluo de la administración para reforzar su papel de reactivar la economía productiva, sino todo lo contrario. Una prueba la hemos visto en que en Granada IU se alineara con el PP y los empresarios de la capital para criticar el cierre adelantado de la temporada de esquí en Sierra Nevada, que bastante ha aguantado ya en un año de sequía. Lo pide en nombre de mantener unas semanas más unos empleos, es decir, dar trabajo desde una empresa pública porque sí, a costa de crear graves pérdidas en dicha empresa. Se dice defender lo público mientras se lo perjudica. Extrapolándolo a la macroeconomía, no se puede dar la espalda al control del déficit, se trata de no convertir el control del déficit en la medida de todas las cosas, pero sin que se nos vaya de las manos.

Hablo de un giro a lo práctico, de fórmulas que saquen a Andalucía del pozo. No se trata de un giro a la derecha o a la realpolitik. En determinados aspectos -no evidentemente en lo que se refiere a la cháchara castrista y chavista- Marinaleda -que representaría el ala más radical- es un ejemplo a seguir: Cómo han recuperado la tierra para ponerla a producir, su sistema de autoconstrucción de viviendas, el control de todo el proceso de producción, distribución y comercialización de los productos del campo no son ninguna utopía, son una realidad tangible y extrapolable a otros lugares; sin llegar a su modelo asambleario -además de nada operativa, la asamblea es el método más refinado de aplastar al disidente, como demostró la Revolución Cultural China-, es posible avanzar en una mayor representatividad. Ignoro si tiene la Junta de Andalucía capacidad de legislar una norma electoral para su territorio pero sería una posibilidad -recogida en el programa de IU- a contemplar.


La carta de compromisos firmada por los candidatos de IU antes de las elecciones andaluzas es un documento de propuestas posibles, razonables y necesarias, que el PSOE podría asumir. Yo me saltaría el primero de los puntos, toda esa pamplina andalucista e identitaria, pero la renta básica es imprescindible en la actual situación y es además un imperativo del Estatuto de Autonomía; la creación de una banca pública puede ser más útil en Andalucía que en cualquier otro territorio para que se mueva el crédito, siempre que su gestión sea profesional -que no quiere decir privada- y no se repita el nefasto modelo politizado y clientelar de las cajas de ahorros. La propuesta de eliminar las diputaciones también es positiva, otra cosa es que pueda hacerlo una comunidad autónoma. Lo son la presión impositiva sobre las viviendas vacías, el refuerzo de la inspección tributaria contra el fraude, dejando sin efecto en la medida de lo posible la amnistía fiscal como se ha hecho en el País Vasco, y, por supuesto, el obligado cumplimento de un código ético frente a la corrupción que comience por dejar fuera de la administración a todos los implicados en el fraude de los EREs. Sólo con que en el Parlamento puedan constituirse comisiones de investigación se habrá dado un golpe de muerte a un régimen caduco. Otra aportación que se le debería pedir a Izquierda Unida es la expulsión de la enseñanza de la religión de la escuela pública, ahora que el gobierno en funciones pretende que, junto a la católica, más confesiones entren en los colegios públicos, obligando a efectuar un gasto añadido en detrimento de la calidad de la enseñanza. Y respecto a la radiotelevisión pública es urgente poner de patitas en la calle a la actual dirección de Canal Sur, para acto seguido hablar con los profesionales sobre un modelo de televisíon y radio que en lo informativo esté libre de presiones políticas, en lo que a entretenimiento se refiere destierre lo chabacano y refuerce los valores culturales y formativos y que en cuanto a la gestión acabe con la dependencia de las productoras privadas y adelgace la empresa sobre todo por arriba, en directivos, sueldos y gastos supérfluos. No se trata de repartirse cuotas de influencia y poder. Ya tuvimos bastante en los gobiernos de coalición con el PA teniendo que seguir los antojos de los consejeros coaligados.

En cambio no pasa nada si a la hora de negociar con los socialistas IU se va olvidando de eso del banco de tierras -cuando bastaría con freir a impuestos los campos baldíos-, la legalización del cannabis y el cierre de bases americanas como si pudieran hacerse por cuenta y riesgo de Andalucía. Se puede prescindir de esa calderilla altermundista ante la posibilidad de hacer una política de izquierdas de verdad, gobernar una Junta de Andalucía más pequeña y cercana, ensayar fórmulas keyneisanas frente a la crisis, y no pensar en dónde coloca uno a los suyos. Mi temor es que para guiar ese camino la actual dirección de Izquierda Unida no sirve.