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lunes, 18 de mayo de 2020

Cayetano cogió su cacerola




Sólo con recorrer un kilómetro cuadrado tienes a tu alcance las mayores firmas de moda, 
decoración y joyería. Es la “Milla de Oro”, en el corazón del Barrio de Salamanca. 
Ideal para ir de compras, pero también para pasear o tomar algo en plan chic. 
¡Un lujo asequible! Joyerías, zapaterías, tiendas de ropa y complementos, 
todo en el centro de Madrid. 
Si paseas por las calles Serrano, Ortega y Gasset, Velázquez, Lagasca, Ayala y 
Claudio Coello, encontrarás las firmas más prestigiosas nacionales e internacionales. 
En ellas, también encontrarás tiendas de antigüedades y galerías de arte 
que harán que tu día de compras sea perfecto.
Si te apasiona la moda podrás sumergirte en las tiendas de las grandes firmas 
de moda españolas. Destaca Loewe, una de las firmas de accesorios más reconocidas
 a nivel mundial que hace la delicia de todo el que entra en ella, Manolo Blahnik, 
Amaya Arzuaga, Kina Fernández, Adolfo Domínguez, Agatha Ruiz de la Prada, 
Roberto Verino o Ángel Schlesser que comparten espacio con los principales diseñadores 
como Chanel, Armani, Valentino o Louis Vuitton.
También dispones de las mejores joyerías, en las que encontrarás las piezas 
más exclusivas o accesorios a la última en tiendas como Bulgari, Cartier, Tous o Tiffany, 
que exhiben los más preciados diamantes y brillantes en sus escaparates.
(de la web de Madrid Turismo. 2017)

Quisiera encontrar, mas no puedo, las siete diferencias del juego de atención entre el enmascarado de la fotografía de la derecha con aquellos que hace más de una década volcaban contenedores e incendiaban autobuses en lo que en un rincón del norte de España se conoció como kale borroka. Casi sería necesario recurrir a los metadatos de la imagen para comprobar que el señor encapuchado con gorra a lo comisario Villarejo y bandera de España al cuello no está montando el pollo en Hernani sino que es un respetabilísimo señor que se manifiesta en la calle Núñez de Balboa de la capital del reino -tras encontrar dónde guarda el servicio las cacerolas- por la libertad que este gobierno socialcomunista hurta a los habitantes del céntrico barrio fundado por el catatónico marqués de Salamanca.

Comenzó a las nueve de la noche del miércoles 13 de mayo en la estrecha calle que lleva los apellidos del explorador extremeño que fue el primer europeo en divisar el Océano Pacífico, aunque desde entonces los amontonamientos de Cayetanos y Pilucas se han extendido a otros barrios pudientes de Madrid y otras capitales en las que abunda la gente de-derechas-de-toda-la-vida. Es  esta una revolución callejera de gente guapa llena de pulseras, banderas y cositas de Loewe, arremolinados en las esquinas.
Ellos y ellas, que construyeron en el madrileño barrio de Salamanca sus modestas viviendas con tres salones y sin calefacción para el servicio, para qué tanto gasto, claman libertad como papagayos, pues solo vociferan lo que oyen y leen a los zánganos de la caverna, sin darse cuenta de que en realidad lo que quieren es impunidad, esa caduca regalía que siempre han utilizado para circular por el mundo como los señorones que son, que "usted no sabe con quién está hablando". Cierto que algunos se indignan, otros nos debatimos entre la risa y la pena, pues estos petimetres amontonados que tienen asistencia asegurada en  clínicas privadas ponen en peligro la salud pública animados por incendiarios como Díaz Ayuso, Abascal y sus palmeros mediáticos mientras, como puede observarse en la viñeta de la izquierda, los virus se frotan las coronas.

Del mismo modo que en Alemania las manifestaciones contra el confinamiento unen ¡demasiado cerca! a extrema derecha, extrema izquierda y antivacunas, en la milla de oro madrileña se escuchan hasta a negacionistas de la pandemia cacareando argumentos de la solidez científica de un Paracelso

Vale, no es el Barrio de Salamanca en 2020,
es la plaza de Mayo de Buenos Aires en 2012,
pero antes de gritar ¡bulo! sigan leyendo a la izquierda.
No hay tanta diferencia en que sea en Colorado con rifles al hombro, en Argentina sacando a la mucama indígena con su uniforme para que haga sonar la cacerola sin que su señora se canse o que en el barrio de Salamanca salgan armados con palos de golf a protestar porque Pedro Sánchez y el sincorbata Fernando Simón no les dejen ir a  gastar en Bulgari, con lo cerca que lo tienen. Siempre son pocos, privilegiados,están muy cabreados y pueden ser peligrosos. Con el consiguiente cabreo de las cloacas mediáticas ya alguna juez que ha calificado a esta gente tan distinguida como una amenaza para la democracia (amenacilla¿no?.

Claro, que cuando los cayetanos salen de su zona de confort y se adentran en territorio enemigo pueden perder los papeles y buena parte de su exclusiva educación de colegios de élite. Si eres una vecina de la calle de Ferraz, donde tiene su sede el PSOE, y se te ocurre recriminarles que en alguna de sus algaradas no respeten las distancias de seguridad, te responderan con palabras tan hermosas como "basura comunista, lavate", iros a Vallecas" “puta roja”, vete a fregar, “perros judíos”, “os quedan dos días” o “estamos cavando vuestras putas tumbas”.

Hay que entenderlos: no están acostumbrados a cumplir órdenes, sólo a darlas. Total, estos pobres oprimidos no tienen la desfachatez de pedir que les den de comer gratis como los de las colas de Aluche; solo piden libertad. “Libertad” significa la posibilidad que han de tener ellos de hacer lo que les dé la puta gana y “libertinaje” es lo mismo, pero referido a los demás.


miércoles, 4 de julio de 2018

Diógenes



[...] en realidad sólo somos la acumulación de objetos y más objetos,
sin más sentido que el mero hecho de acumular cosas,
de seguir comprando y comprando,
pero que nada es de tal valor que no se pueda  volver a comprar.
Acabas atado a las cosas que compraste
para sentirte acompañado.
(Carlos Zanón. Taxi, Salamandra, 2017)


La historia se repite una y ota vez: Al pobre hombre lo encontraron en su casa de la calle .... Los bomberos tuvieron que franquear una puerta bloqueada por montañas de basura. Este hombre en concreto tenía sólo cuarenta años cuando su problema se hizo noticia, en la Granada de 2007; demasiado joven para padecer el síndrome de Diógenes, una forma extrema de aislamiento social cada vez más extendida entre los mayores, también en Andalucía como dos años antes ya alertaba una información de 20 Minutos. La reclusión en el propio hogar y el abandono de la higiene son síntomas. Quienes lo sufren puede llegar a acumular toneladas de basura en sus domicilios y vivir voluntariamente en condiciones de pobreza extrema. Reúnen grandes cantidades de dinero en su casa o en el banco sin tener conciencia de lo que poseen. Están convencidos de vivir en extrema pobreza, y ahorran y guardan artículos sin ninguna utilidad.

De Diógenes de Sinope, un filósofo de Corinto de la escuela de los cínicos contemporáneo de Aristóteles, tomaron los médicos el nombre del mal, toda una paradoja, pues Diógenes llevó al límite el ascetismo: apenas comía, se vestía con andrajos y según Juvenal dormía dentro de un tonel. Se cuenta que Alejandro el Grande fue a verle a su insólita morada y le ofreció hacer realidad cualquier deseo que tuviera. Diógenes le pidió que se apartara del sol ya que la sombra del emperador le impedía disfrutar de él.

El acaparamiento compulsivo es un trastorno mental en el que la persona que lo sufre recoge de forma obsesiva muchos objetos y no desecha nada. Estos pueden ser libros, ropa, antigüedades, objetos de colección, incluso animales, éstos en condiciones penosas (síndrome de Noé). Sus domicilios suelen estar muy desordenados y faltos de higiene, lo que puede conducir a situaciones peligrosas, como incendios o infecciones. También puede ser una enfermedad muy costosa, debido al hecho de que los acaparadores compran artículos innecesariamente. Estas personas no son sólo un problema para ellos mismos, lo son también para los que viven en su entorno. En Estados Unidos se estima que más de un millón de personas lo padecen, y en España El País contaba hace un par de años el extraño caso de Ángel, un Diógenes aislado del mundo real pero con una intensa vida virtual.

A pesar de que las cifras del Síndrome de Diógenes afirman que los más propensos a sufrir de esta enfermedad son adultos mayores de sesenta y cinco años o personas con problemas económicos o de adicción a las drogas, la historia ha probado que cualquiera puede padecer esta enfermedad. Existen varios casos de famosos con Síndrome de Diógenes cuyas historias nos dejan ver que incluso en los perfiles de personas comunmente consideradas normales se puede encontrar este tipo de comportamiento obsesivo compulsivo.Esta fascinante y dura enfermedad ha llegado a estar presente en las familias más pudientes y adineradas de la sociedad en distintos países:
Esta fascinante y dura enfermedad ha llegado a estar presente en las familias más pudientes y adineradas de la sociedad en distintos países.Esta fascinante enfermedad ha llegado a estar presente en las familias más pudientes y adineradas de la sociedad en distintos países:
Edith Bouvier,
nna chica rica de familia adinerada y reconocida en Nueva York es la prueba de que no importa ni el dinero ni la educación de primera que se haya recibido, existen factores genéticos y psicológicos que no se pueden obviar y que terminan desencadenando en al acumulación compulsiva.
 Es casi imposible nombrar un objeto que Edmund Trebis no consiguiera acumular en su apartamento de Londres. Su fama se debe a sus constantes enfrentamientos con la autoridad debido a la acumulación de trastos que tenía en su patio. Fue conocido por su excentricidad y obsesión por la acumulación de trastos en su hogar. Falleció a las 83 años.
  
Mucho Diógenes de nuestros días no necesita llegar a la senectud para aislarse de forma tan radical rodeado de sus posesiones, escasas o abundantes. De hecho estos tiempos crean otra clase de Diógenes con todas las necesidades cubiertas; me miro al espejo y veo a uno de esos receptores compulsivos de información sin tiempo para digerirla. No viviré lo suficiente para leer las Obras Completas de Borges o Lovecraft que aguardan en las estanterías de Ikea que se multiplican ocupando todos los rincones libres de mi casa. Estiramos el espacio pero no disponemos del tiempo. No hay vida lo bastante larga para leerlo todo, para ver todas las películas que grabamos y compramos, pero seguimos acumulando obsesionados por no caer en la indigencia cultural. Ya no releemos, no volvemos a ver una película, hemos dejado de aprendernos de tanto escucharlas canciones de las que inventabamos la letra si no conocíamos el idioma en que estaban escritas.

A lo que me refiero es a un síndrome de Diógenes cultural -quien esté libre de pecado, ya sabe-, que en un principio sólo se manifestó en la acumulación de libros (bibliomanía). Sí, también tengo libro electrónico, pero guardado en un cajón. ¿Qué quieren? no se traiciona al amigo librero y todo librero es un amigo. Se sumaron discos compactos y de vinilo, casetes - mientras las hubo- cintas de vídeo -lo mismo. y deuvedés, las descargas de música -desde hace tiempo sólo las legales en mi caso-, música y películas que ni en diez vidas podremos ver y escuchar. 

Los bomberos deberán derribar las estanterías repletas para entrar en nuestros pequeños pisos, pero además ahora desarrollamos un síndome de Diógenes del disco duro. Las descargas de Internet nos hacen acumular películas y discos  El ordenador no es bastante, encadenamos periféricos: los 250 gigas, los 400, el terabyte… sé que se puede ver online, pero dónde se ponga la posesión del objeto físico... y en cuanto a la música, lo mismo: no me aclaro con Spotify ni me convence.  Al menos nunca me ha dado por el coleccionismo friki de mershandising y demás quincalla, que encima ocupa más espacio. Cuando en vano intentamos ponernos al día con lo acumulado nos aislamos del mundo real tanto como el pobre vecino de las noticias. Te das miedo y piensas: necesito un médico; pero no sabes si pedirle que te cure el síndrome o que te alargue la vida doscientos años más para padecerlo con gusto.

A partir de unartículo que publiqué en Granada Hoy en febrero de 2007

viernes, 21 de noviembre de 2014

Truman Capote, el chafardero indomable

Unánimemente se considera al escritor norteamericano Truman Capote (1924-1984) un maestro que en la novela y el relato dominó por igual los resortes de la ficción y la no-ficción que, sobre todo con su más famosa obra, A sangre fría, sentó las bases del conocido como nuevo periodismo, ese terreno pantanoso donde reportaje y novela llegan a confundirse, a veces con resultados asombrosos en literatura, como algunas novelas -no todas- de Tom Wolfe y casi toda la obra de Gay Talese, y otras veces fallidos -Nuestra pandilla de Philip Roth-.

Truman Capote podía ser un transgresor -en lo estilístico con A sangre fría o en lo moral con Plegarias atendidas-, pero también un cotilla de muy mala baba, como demuestra en lo más parecido a unas memorias que escribió, Los perros ladran: Personajes públicos y lugares privados. En la actualidad es frecuente que los programas televisivos de cotilleo tengan como invitado, o incluso como presentador, a un homosexual que hace las veces de bufón de una corte de famosos y famosas a quienes a veces no duda en destripar verbalmente, para regocijo del público, aunque sin hacer demasiado daño a un establishment en el que en el fondo se mueve  encantado como pez en el agua. Boris Izaguirre y Jorge Javier Vázquez son dos buenos ejemplos en este país. Pero hay que tener en cuenta que hasta Capote el chafardeo en los media se iba a los dos extremos: por un lado la prensa amarilla -e incluso extorsionadora- y por otro esos programas de radio extremadamente light que Woody Allen rememoraba en Radio days (1987) en los que un pretendido matrimonio comentaba las fiestas y merendolas con la alta sociedad y el famoseo a las que decían haber asistido el día anterior, lo guapa que iba fulanita o la elegancia y simpatía de menganito, algo así como hoy el programa Corazón pero sin divorcios ni disputas por herencias. Pero no se engañen, Los perros ladran no es un libro de cotilleos; contiene memorias de infancia y juventud, relatos de viajes centrados en el costumbrismo y momentos tan hermosos como el encuentro del autor con Collette; su faceta más cotilla la concentra en el capítulo de dicado a Hollywood. Capote no cita los nombres sino las iniciales de actores y actrices y aprovecha para burlarse del culto al dinero de los norteamericanos, que miden el valor de las cosas por su precio, y de una ciudad tan artificial que parece diseñada por y para niños pero en la que no se ven niños. Truman Capote sabía convertir el cotilleo en arte.
Portada de Los perros ladran

martes, 9 de septiembre de 2014

La vacuna de la ignorancia

Todo esto viene al caso del niño británico Ashya King, aunque encuentro similitudes entre la actitud de esos padres que se llevaron a la criatura sin permiso del hospital londinense en el que estaba ingresado y otros hechos anteriores o recurrentes en los que, como en este, se ven mezcladas la salud, la infancia, la religión, las supersticiones y el sentido común o su ausencia. Los King y sus abogados se agarran a su intención de financiar una terapia que le proporcionarán al niño en un centro privado de la República checa y su desconfianza en las alternativas que les ofrecen en el Reino Unido, reclamando una tutela ahora en manos de la Justicia y que no demuestran merecer. Los expertos indican que la trapia de protones a la que aspiran los padres someter a Aysha en Praga es un tratamiento apenas experimentado, poco efectivo y extremadamente costoso. Algunos medios opinan que el hecho de que los progenitores sean testigos de Jehová puede explicar su terca decisión. No sería la primera vez en que la actuación de unos miembros de esta secta respecto a menores bajo su tutela causa alarma y ya han sido sonados casos de padres que hacían peligrar la salud de sus hijos negándose a que recibieran una transfusión sanguínea, algo que sorprendentemente algunas sentencias no han considerado una forma de homicidio.

En lugar de generar rechazo la conducta de la familia King ha movido una ola de solidaridad y apoyo en las redes sociales, donde se acusa de insensibilidad a la comunidad médica y a los estados de no respetar la libertad religiosa y de conciencia. Y yo le pregunto a tanto abajofirmante si se manifestaría también en favor de la ablación, que es una tradición de algunas sociedades que en muchos casos se realiza a instancia de los progenitores de la víctima. ¿Están se guros de que el de los King no es un caso de agresión a un menor?

Colegio Gómez Moerno de Granada
Al comenzar el curso 2010-2011 se dio en Granada la circunstancia inaudita de que la Justicia tuvo que obligar a un buen número de padres a vacunar a sus hijos. Ocurrió en el colegio Gómez Moreno del Albaicín despues de que se produjeran entre los alumnos y maestros casi cincuenta casos de sarampión mientras un buen número de padres y madres se negaban a que sus hijos fuesen inmunizados con las vacunas que gratuítamente les suministraba la Consejería andaluza de Salud. Aquellos progenitores acabaron ante el juez y el titular del Juzgado de lo Contencioso número 5 ordenó la vacunación forzosa de treinta y cinco niños. En zonas de África voluntarios de Médicos Sin Fronteras sufren agresiones de quienes desconfían de la medicina occidental mientras en Pakistán los talibanes persiguen a los sanitarios que pretenden vacunar a sus hijos convencidos de que tratan de inocularles cristianismo o laicismo. Vemos también como en África Occidental el combate de la epidemia de ébola se ve dificultado por los ritos funerarios y los sanitarios se ven obligados a aceptarlos a sabiendas de que hacerlo significa perder terreno frente al avance del virus.

Cuando ocurrió el asunto del G.ómez Moreno charlé y discutí mucho al respecto, comprobando con estupor que había quienes aplaudían la actitud -ética, decían- de unos padres que se negaron explícitamente o por omisión a que sus vástagos fuesen inmunizados. Salud y el juez fueron pacientes y comprensivos en exceso si tenemos en cuenta que los antivacunas son responsables directos de la extensión de la enfermedad puesto que un brote se convierte en epidémico cuando, como fue el caso, aparece donde se concentran muchas personas no vacunadas. Escuchando a estos padres entiendo a esosa maestros al borde del suicidio tras una tutoría con papás y mamás que, mediante la lectura de suplementos dominicales y charlas con compañeros de pilates, se han formado sus propias ideas sobre pedagogía y se permiten dar lecciones. En la generación que hoy lleva a sus hijos al colegio hay mucho perroflauta con cortocircuito ideológico. Anda suelto u tipo de padres contra el que convendría desarrollar una vacuna antes de que el  daño que causan a sus hijos sea irreparable.

Expreso mis dudas de racionalista y me envían documentación sobre el argumentario antivacunas. Loprimero que leo es de u médico catalán  llamado Marín Olmos. Cuando veo que el susodicho es profesor de homeopatía -una de las más escandalosas estafas de nuestro tiempo- y que en la misma web se anuncia la prueba científica definitiva de que se usaron explosivos para volar las Torres Gemelas no leo ni una línea más. Las corrientes y grupos antivacunación, que incluyen a veganos, integristas evangélicos y new age, revisten de supuestos argumentos científicos mitos y creencias que entroncan tanto con la superchería como con la paranoia conspirativa. Parte de culpa tendrá  también la Administración en la extensión de los prejuicios contra las vacunas, tras retratarse con la industria farmacéutica exagerando la amenaza de l gripe A para justificar la compra masiva de vacunas que hubo que  destruir después. ¿Cómo confiar en máximos reponsables de Sanidad que tomaban posesión del cargo luciendo enl muñeca la pulserita milagrosa? Y no olvidemos a las universidades que proporcionan formación y las farmacias que hacen negocio con la homeopatía y la holística. Cierto es que la medicina no es una ciencia exacta, pero la mayor parte de sus alternativas ni siquiera son racionales.

Debemos vacunarnos contra el retorno de la ignorancia, contra los nuevos charlatanes que van de feria en feria pregonando sus ungüentos y crecepelos; denunciar el apoyo público y e médicos y farmacéuticos a la homeopatía y otras terapias dudosas; desenmascarar a charlatanes, conspiranoicos, sanadores e incluso psicoaalistas -sí, otra seudociencia ajena a l evidencia experimental-; opnernos y desobedecer a esos jueces que anteponen la libertad religiosa y de conciencia al sentido común y los derechos de la infancia.

A partir de un artículo publicado en Granada Hoy en noviembre de 2010







miércoles, 18 de junio de 2014

Un millón para el mejor

Cuando el pasado 27 de abril el actual Papa canonizó a sus predecesores Roncalli y Wojtila Europa Press, citando fuentes vaticanas, cifró en ochocientos mil el número de asistentes a la ceremonia, entre quienes se apretaron en la Plaza de San Pedro y quienes la siguieron desde pantallas gigantes instaladas en el Castello de Sant Angello y alrededores. Al día siguiente diarios católicos españoles, ABC y La Razón, más papistas que el Papa, elevaban la cifra al mágico millón de participantes. Incluso un medio laico, aunque algo esotérico -Telecinco- se iba hasta los dos millones. Poco después el blog Malaprensa desenmascaró lo exagerado de estas cifras.

Siempre hemos preferido las cifras redondas y abultadas, bien por un rescoldo de superstición cabalística, bien porque tendemos a impresionarnos y a dar la razón a las multitudes. Forman parte de la Historia Contemporánea los mítines de los últimos años del general Franco en la Plaza de Oriente de Madrid. Entonces era obligatorio creer las cifras oficiales que proclamaban que un millón de españoles habían aclamado al Caudillo en un espacio que -supimos después- no puede albergar a más de cuarenta mil personas
.

Legaron los tiempos de Rodríguez Zapatero y no cambió el habitual baile de cifras entre los convocantes de manifestaciones, las policías, las autoridades públicas y los medios de comunicación, pero en aquellos años fueron la derecha y los obispos quienes sacaban a la calle a sus acólitos. La protesta contra el aborto, la defensa de la familia tradicional o la condena a cualquier negociación con ETA fueron entonces las excusas.  A los organizadores y sus voceros el millón les supo apoco y hablaban de dos millones de participantes, curiosamente la misma cantidad propuso laorganización de las cabalgatas del Orgullo gay. Las polémicas arreciaron y llegó a inventarse un manifestódromo para intentar, con poco éxito, poner orden en el maremagnum de cálculos interesados. Entonces apareció la aplicación Lynce, que también tiene sus detractores. Este programa, que empleaba dirigibles para el recuento, bajó los humos a unos y otros: En todos los casos los dos millones se quedaban en poco más de cincuenta mil. No es de extrañar que este sistema, que no interesaba ni convenía a casi nadie, tuviera que echar el cierre. Recuerden la máxima periodística: No dejes que la ralidad te arruine un buen titular.

En otro acontecimiento bien distinto, la romería de la Virgen del Rocío, la cifra mágica del millón de asistentes se repite, como un mantra para los perezosos o como un dogma de fe para los entusiastas -Canal Sur-. Llueva, truene o se dé una catástrofe ecológica como la de Aznalcóllar, cada año un millón de personas acude a la Blanca Paloma. El Rocío es intocable. Basta recordar la prohibición que a finales de los setenta sufrió el documental de Fernando Ruiz Vergara por sacar a la luz episodios incómodos de la tradición.

Escribo esto mientras se produce l proclamación del nuevo rey, que no sigo ni por televisión -la música militar nunca me supo levantar-. Apuesto a que mañana los periódicos titularán: Un millón de madrileños aclaman a los Borbón Ortiz como nuevos reyes de España. Las cosas nohan cambiado tanto: Hace cuarenta años por ir a la Plaza de Oriente a gritar Franco, Franco, Franco te daban un bocata; hoy en Madrid la Policía, como repartidores de Teleflag te lleva a casa banderas de España para que las cuelgues en los balcones.

martes, 29 de abril de 2014

Dependientes pendientes, cuidadores descuidados

En todas partes cuecen recortes
Nos la vendieron como el cuarto pilar del Estado del Bienestar -se supone que los otros tres, que hoy tampoco parecen muy sólidos, son educación y salud públicas y pensiones-. Con la Ley, de 2006, venía la trampa: La atención a la dependencia se haría a cargo de los Presupuestos Generales del Estado y no de la Seguridad Social, lo que la somete a los vaivenes de los recortes y la disponibilidad presupuestaria. Repitieron entonces el viejo error -o truco- de legislar sin asignar el dinero necesario para que las leyes sirvan y no sean papel mojado. Ya le había funcionado al gobierno de José María Aznar con una norma para la Educación que tenía sus aciertos pero el escaso presupuesto del que venía acompañada era para la Iglesia y sus coriaceos. La Ley de Dependencia de Rodríguez Zapatero hacía además que sus supuestos beneficiarios se perdiesen en un laberinto de competencias -¿incompetencias?- entre administraciones y departamentos en el que en un rincón valoraban tus circunstancias de la manera más subjetiva y arbitraria y en otro rincón opuesto el dependiente y su familia debían aguardar para saber si eran merecedores o no de las ayudas necesarias para vivir con un mínimo de dignidad. Dicen que el que espera desespera y en estos ocho años setenta mil españoles que habían sido declarados aptos para recibir estas ayudas han muerto aguardándolas.

El caos -fundamentalmente burocrático- heredado de aquellos años sigue reinando, pero la situación la han agravado un gobierno para el que la crisis económica ha sido la excusa perfecta para recortar servicios y derechos y un Real Decreto, el 20/2012 de 13 de julio, que ha sido la puntilla en la cerviz de dependientes, cuidadores y profesionales especializados en ellos, una norma que se ha cebado en las mujeres, que son la inmensa mayoría de los cuidadores, recortandoles ayudas económicas y privándoles de acceso a la Seguridad Social. Para colmo están cercenando posibles yacimientos de empleo cuando son más necesarios. El próximo 15 de mayo habrá manifestaciones en toda Andalucía para denunciar que los recortes han acabado con el 30 por ciento de los puestos de trabajo en el sector. El mes pasado el diario Levante criticaba la decisión adoptada por la sala de lo contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Justicia valenciano que viene a avalar decisiones de la Consellería de Bienestar Social cuando se opone a que los herederos de los dependientes fallecidos sin cobrar la pestación, pese a tenerla aprobada, puedan percibir la ayuda.

Jorge Moragas
Tras el programa de televisión dedicado al tema por el periodista Jordi Évole, Libertad Digital se escandalizaba porque el presentador llamara por sorpresa al político Jorge Moragas para que diera explicaciones a un discapacitado por la carta-formulismo que le había enviado meses antes. Resulta paradójico que imparta lecciones de ética y deontología un medio a cuya ampliación de capital acudió Luis Bárcenas con dinero de la caja B del Partido Popular. Entretanto de lo importante, los más vulnerables, nadie se acuerda. Otras víctimas de la propaganda y las mentiras políticas.


miércoles, 12 de febrero de 2014

El miedo o el retorno de los lazaretos

El coloso de Francisco de Goya
Bien sabe quien me conoce que detesto el optimismo seráfico de los papanatas. A menudo he bramado contra esa calamidad del pensamiento positivo, tan grata a los poderosos pues mantiene a los esclavos esclavos pero contentos, y tu muro de Facebook lleno de gilipollleces buenistas, amaneceres y citas de Paulo Coelho. Aprecio el pesimismo ilustrado que en España es casi una corriente filosófica, la de José Gutiérrez Solana en La España negra y de la pintura de madurez de Goya. Pero no es lo mismo una ciudadanía crítica y escéptica que una sumida en el derrotismo e inmovilizada por la incertidumbre y el miedo. Desde que empezo -o empezaron- la actual e interminable crisis es en ese miedo en el que nos quieren instalados para que, atemorizados y dóciles, no osemos plantar cara a la contrarrevolución de los plutócratas y sus políticos a sueldo.

En esta larga víspera de Armagedón, con la incertidumbre y el miedo al futuro atenazando todos los órdenes de nuestras vidas, miramos alrededor y la única certeza que encontramos es que no hay arma que quienes manejan los hilos no empleen para minar nuestra resistencia, desde dejarnos sin casa o sin trabajo hasta la violencia y la guerra. Y mientras nos mantienen ocupados en procurarnos lo más básico, aplican su programa de tinieblas: el fundamentalismo religioso, moral y económico, la censura, el recorte de libertades...

 Nos convencen de que no es sostenible un sistema basado en la solidaridad y nos inculcan la mala conciencia, para que pensemos que abusamos de las urgencias, las medicinas y los libros, que somos privilegiados por tener un empleo y debemos pagarlo con menos sueldo, menos descanso, menos derechos para las mujeres, peor atención a los mayores. Aceptaras cualquier trabajo si temes al paro tanto como al vacío. Te quieren pobre y con miedo a ser más pobre porque así eres más manejable. Desde el mismo momento en que comenzó este gigantesco timo planificado -¿La gran estafa española?- nos convencieron de nuestra responsabilidad -por haber vivido por encima de nuestras posibilidades, ya saben-.

Lazareto de Mahón
Una vez extendido el miedo, el siguiente paso es el aislamiento del disidente. Ya tuvimos gulag, campos de exterminio, ¿volverán ahora los lazaretos? También llamados leproserías, eran aquellos recintos fortificados donde se confinaba, a veces sin tratamiento y hasta la muerte, a quienes padecían la lepra, enfermedad manifestada sobre todo en la piel y producida por el llamado bacilo de Hansen, no mucho más contagioso que las distintas cepas de la gripe; no obstante el leproso ha estado históricamente estigmatizado y ha sido víctima de un terror supersticioso. Ya el Levítico le condenaba a vagar vestido con harapos y con la cabeza descubierta, proclamando en voz alta ¡Soy inmundo, soy inmundo! Todos hemos oído hablar de la isla hawaiana de Molokay y su Padre Damián, pero no tantos del Lazareto de Mahón, que el Conde de Floridablanca, ministro de Carlos III mandó edificar en 1793. Despojado de su tétrico fin aún sobrevive como colonia de vacaciones para funcionarios del Ministerio de Sanidad, función para la que existe una larga lista de espera. Pero los nuevos lazaretos donde el poder recluirá a sus disidentes, a quienes considera leprosos y muy contagiosos, no serán centros vacacionales ni estarán en Hawaii.
El padre Damián de Molokay









miércoles, 15 de enero de 2014

No hace falta que me lo cuenten, yo estaba allí



Comienza a emitirse la 15ª temporada de la serie de televisión Cuéntame, esa dulcificada visión  sobre la transición del franquismo a la democracia. Esta nueva etapa se sitúa en el año 1982 y, como era de esperar, la palabra más repetida en cuantas presentaciones, entrevistas radiofónicas y avances se han hecho ha sido movida. Todos quienes no vivieron sino de oídas la fugaz efervescencia del Madrid de los primeros años ochenta, se aferran a un término que rechazabamos de plano porque venía de un lenguaje gacetillero, adulto y ajeno. La expresión movida se la inventó Francisco Umbral en sus castizas e insufribles columnas para El País, y aquel tipo era una de las cosas que más detestábamos: un progre.

Con la palabreja se pretendía englobar a unos pocos cientos de jóvenes muy diferentes que sólo compartían los gustos musicales, las ansias de ligar y las ganas de apurar el presente. Había también una común afición por las vestimentas estrafalarias heredera del punk, una reivindicación de la frivolidad frente a lo grave y sesudo y una actitud desprejuiciada y filogay hacia el sexo, poco más. Como movida se etiquetó a varias disciplinas creativas -el primer cine de Almodóvar, las ropas de Antonio Alvarado, la pintura de Las Costus, Sigfrido Martín Begué y Guillermo Pérez Villalta, la fotografía de Pablo Pérez Mínguez y Alberto García-Álix...-, pero lo único medianamente sólido era la música , esa amalgama de influencias que se dio en llamar nueva ola madrileña -y después viguesa, y después...- y que nació en el homenaje a Canito en Caminos y en los puestos de casetes del Rastro. En la música de la época y su limitadísimo éxito popular -nadie recuerda ya el veto a Nacha Pop en Los 40 Principales por negarse a grabar jingles de la casa- centra Patricia Godes su acertado y desmitificador artículo en Eldiario.es.

No, nadie, salvo despistados y advenedizos, hablaba por entonces de movida. Era de esperar que ahora todo el mundo se apunta al carro, pero no todos bailaron en Rock-Ola, petardearon en el Ras, asistieron a la presentación de Malevaje en aquel garito de la calle Valverde -¿o era Ballesta?- de cuyo nombre no puedo acordarme que abría a altas horas, ni charlaban amigablemente con las putas frente a la Telefónica de Gran Vía antes de ser cacheados por los maderos.

Me pregunto si en su próxima tmporada Cuéntame hablará de las plagas que en el 83 acabaron con el espejismo: la heroína, el sida, Álvarez del Manzano -con su concejal Matanzos, azote de bares y horarios- y Alcalá, 20.

domingo, 8 de abril de 2012

En el centro comercial



 
Ha sido el plan de la Semana Santa. Toda la familia pasando la tarde en el nuevo centro comercial. Sus pasillos y accesos se convertían en un infierno poblado por hordas de caris -”Cari, ¿me llevas al centro comercial nuevo?” “Claro que sí, gordi”-. Hoy ocio consiste en compras, cine de palomitas -o mejor expresado, palomitas acompañadas de alguna bazofia en 3D- y picoteo dentro de un espacio cerrado de luz artificial, multitudes y uniformidad. Un lugar desarraigado del territorio, donde no distinguimos si estamos en Granada o en Kuala Lumpur: Idénticas marcas, productos clónicos, reino de las franquicias.

Al centro comercial acudes a comprar sin saber qué; esperas que brote el deseo de consumir, porque entre sus paredes eres más manipulable que cuando acudes a un mostrador con las ideas claras.
Miras a la multitud y preguntas ¿dónde está la crisis? Pero te das cuenta de que la mayoría salen sin bolsas. En tiempos de vacas flacas hay que contar con  la imposibilidad material de consumir, pero en tal caso tampoco importa. El centro comercial es la plaza pública donde se estructuran las relaciones, la calle por donde la ciudadanía pasea, liga, se encuentra con conocidos, con una diferencia: No te puedes detener a menos que gastes.



Uno se reconoce consumista, pero prefiere el aire libre, el centro urbano, el lugar al que se acude a pie o en transporte público, aunque sea un paisaje conquistado también por las franquicias, y pide a gritos a las tiendas tradicionales que se pongan las pilas y sobrevivan. Existen otra clase de centros comerciales, agrupaciones de comerciantes individuales con una filosofía muy distinta: el Mercado de Fuencarral en Madrid o los Stables de Candem en Londres.
No es el caso de Granada, donde pronto abrirán otros dos monstruos despersonalizados, si no son ciertos los rumores de que Tomás Olivo no tiene un euro para seguir adelante con el Nevada.
A estos lugares el comprador acude en coche privado y se crea la falsa ilusión de pagar menos al no contabilizar los gastos de combustible, aparcamiento, y tiempos de desplazamiento. Por no hablar de los atascos. El centro abierto esta Semana Santa ha provocado retenciones y molestias que esta vez no han hecho a los vecinos colgar pancartas de protesta en los balcones como sí hacían contra el mercadillo de los sábados. ¿Será que estos no son vendedores pobres ni gitanos? Yo tras la apertura, no puedo evitar acordarme -y dejar aquí constancia- de otro daño colateral del nuevo recinto. Durante su construcción y larga paralización dos perrillos vigilaban las obras soportando fríos, lluvias y solanas. Hoy ya no hacen falta y, sustituidos por la habitual seguridad uniformada, vagan abandonados por los barrancos del Serrallo.



"Gran Superficie", documental completo (58')

domingo, 25 de marzo de 2012

Huelgoescéptico



Me siento huelgoescéptico ante la convocatoria del próximo jueves 29. Tengo serias dudas de que la huelga general sirva para algo, y sin embargo el día 29 yo voy a la huelga. 
Derribar, o al menos domesticar, la reforma laboral es el objetivo de los sindicatos, un objetivo destinado al fracaso, pero aún así hay que intentarlo. Eran otros los tiempos en que las persianas echadas derribaban decretazos. No se hacía contra un gobierno para el que la lucha contra el déficit es una cruzada, con Europa y Goldman Sachs jaleando “¡Mariano, resiste, que tú puedes!”. Un presidente del Gobierno no se habría atrevido a alardear ante sus socios de que una reforma laboral extremadamente agresiva -"Ya verás, te va a gustar!"- le costaría una huelga general. Se diría que es el propio Rajoy el convocante de la huelga, y sin embargo iré a la huelga.

Dudo de que se note cuando cinco millones y medio de potenciales huelguistas no pueden secundarla ni tampoco pueden no secundarla. Por no hablar de los trabajadores en activo que, por culpa de la reforma laboral, se verán coaccionados y amenazados con el despido barato por ejercer un derecho que, en la agenda de la contrarrevolución en marcha, toca ahora cuestionar.
Temo a la desidia de una población que piensa que nos enfrentamos a medidas coyunturales para combatir la crisis de las que nos reiremos cuando vuelvan los buenos tiempos, y no a un nuevo régimen en las relaciones laborales que entierra para siempre un siglo de conquistas sociales y más de un precepto constitucional.
Temo también por la extrema debilidad en que pueden quedar los sindicatos si la huelga fracasa. Algo de razón lleva el discurso de que las organizaciones sindicales se han convertido en paquidermos burocratizados, demasiado dependientes del poder que las financia, pero son la única barandilla que aún nos protege del abismo. Son el último enemigo a batir, por eso el búnquer político, empresarial y mediático ha lanzado contra los sindicatos su despiadada y sucia campaña de desprestigio. Existe un precedente histórico, cuando en los ochenta Margaret Thatcher, santa patrona del fundamentalisno neoliberal, dobló la cervíz de las unions, que nunca más levantaron cabeza.
Voy a la huelga general pese a que no creo que sea la respuesta más adecuada, y no por dura, sino por todo lo contrario. Creo más en lo que propone un grupo recién creado en Facebook: Darle un buen sopapo al jefe; pero no al propio, que trae consecuencias, sino al ajeno, mediante un sistema de intercambio en el que un desconocido te propone el jefe al que hay que zurrarle. Tentador ¿verdad? Mejor vamos a la huelga y si acaso ya hablamos. 

domingo, 18 de marzo de 2012

Contra el miedo




The Lonesome Death of Hattie Carroll

But you who philosophize disgrace 
And criticize all fears
Take the rag away from your face
Now ain't the time for your tears.

(Bob Dylan: The Lonesome Death of Hattie Carroll, 1963)
 
Bien sabe quien me conoce que detesto el optimismo seráfico de los papanatas. Aquí mismo he bramado contra esa calamidad del pensamiento positivo, tan grata a los poderosos pues mantiene a los esclavos esclavos pero contentos. Aprecio el pesimismo ilustrado y la crítica a la condición humana que en España es casi una corriente filosófica, desde Quevedo a Unamuno. Pero no es lo mismo una sociedad crítica y escéptica que una hundida en el derrotismo e inmovilizada por la incertidumbre y el miedo. Desde que empezó la actual crisis es en ese miedo en el que nos quieren instalados para que, amilanados y dóciles, no osemos plantar cara a la contrarrevolución de los cleptócratas y sus políticos a sueldo.

No puedo ni debo criticar el miedo y a quien lo siente, pero sí denunciar a quienes lo propagan. En esta larga víspera de Armagedón, con la incertidumbre y el miedo al futuro dominando todos los órdenes de nuestra vida, miramos alrededor y la única certeza es que no habrá arma que quienes manejan los hilos no empleen para minar toda resistencia, desde dejarnos sin casa o sin trabajo hasta la violencia y la guerra. Y mientras nos mantienen ocupados en garantizarnos lo básico, aplican su programa de tinieblas: el fundamentalismo religioso y moral, la censura, el recorte de libertades.

Aceptarás cualquier trabajo si tienes miedo a perderlo
Un pueblo confiado, educado y saludable es peligroso, porque quiere más. Lo quieren con miedo a enfermar y no poder sufragar los tratamientos, con miedo a perder su casa, a no poder pagar la educación de sus hijos. Nos convencen de que no es sostenible un sistema basado en la solidaridad y nos quieren con mala conciencia, creyendo que abusamos de las urgencias, las medicinas o las escuelas o que somos unos privilegiados por tener un empleo y debemos pagarlo con menos sueldo, menos descanso, menos derechos para las mujeres, peor atención a los mayores. Aceptarás cualquier trabajo si tienes miedo a perderlo. Te quieren pobre porque pobre y con miedo a ser más pobre eres más manejable.

En democracia el Poder teme al pueblo y no al contrario

Desde que comenzó esta gigantesca estafa planificada tratan de convencernos de nuestra responsabilidad por vivir por encima de nuestras posibilidades. Si, por ejemplo, los andaluces en una encuesta admiten como necesarios ajustes y recortes, es que la estrategia del miedo logra sus objetivos, y con miedo no hay democracia. En democracia el Poder teme al pueblo y no al contrario. Nos deben temer a nosotros. Debemos mantenernos airados, esperanzados y con confianza en nuestra fuerza, que también se alimenta de odio. Contra el temor debemos actuar. Hay muchas formas; yo de momento, al contrario que en ocasiones anteriores, este 25 de marzo no me voy a quedar en casa. Pondré lo que esté de mi parte para que Andalucía sea un rompeolas donde esa marea de miedo se estrelle.

domingo, 11 de marzo de 2012

Territorio neutral

Amenaza Javier Arenas con dejar vacía esta noche la silla que le espera para debatir con José Antonio Griñán y Diego Valderas sobre la Andalucía que se propone conquistar, porque el territorio, Canal Sur, no es neutral.
Este  campeón de la austeridad, que tras anteriores debates en la misma casa no pudo quejarse del impecable trato recibido de quienes los moderaban, oculta que lo que propone, hacerlo en “terreno neutral” en una productora privada, cuesta, literalmente, un huevo, ni explica quién lo pagaría; usted y yo, claro. Con la que está cayendo. Es más, lo que usted tal vez desconozca es que los ataques de Arenas a Canal Sur son de boquilla, pues él sabe y oculta que hace tiempo tiene a parte de la cúpula de la tele autonómica, la parte que más sobresale, trabajando como quinta columna contra Griñán y a su servicio. Al suyo y al del mismo sector privado audiovisual del que estos mandamases proceden y al que volverán. Esos intereses a los que Arenas quiere entregar no ya los debates, sino todo Canal Sur, tienen marcas, nombres y apellidos: Raúl Berdonés, Miguel Ángel Rodríguez –el exportavoz de Aznar-, el Grupo Secuoya...


El candidato Arenas también calla que si bien es cierto que las radiotelevisiones autonómicas son caros voceros del poder que las controla, y la de aquí no es una excepción, las habas que se cuecen en otras partes son más gordas e indigestas.
En ollas públicas y privadas. A Arenas no le escuece la falta de neutralidad de los suyos, una legión viendo hacia dónde se escora una profesión cuya causa menor de desprestigio es un energúmeno de correa fácil. No hay más descarada renuncia a informar que la de las teles de Aguirre y de Fabra; nada desprestigia más al periodismo que esas portadas de ABC y La Razón que entre llamas de molotov titulan “La oposición responsable del PSOE”. O la infecta campaña de El Mundo contra aquel terrateniente de izquierdas que sacaba apenas siete mil euros al año de sus secanos heredados, anticapitalista de Mercedes que ni siquiera tenía carné de conducir. 



Al periodismo lo tienen a la altura del betún los Rolex inventados de Cándido Méndez, las grabaciones corta y pega de Invercaria, las agresiones falsas a redactores de Intereconomía o los becarios de la misma cadena entrevistados como falsos indignados de la Plaza de Cataluña.

No es sólo por ese doble rasero que aplica a los medios según su cuerda. Al candidato Arenas siempre le asociaré a aquel Clan de la corbata negra que hace justo ocho años con tanta alevosía y poca neutralidad desinformó a un país de luto –“Ha sido ETA”-. Cuando ahora se atreve a dar lecciones de neutralidad sólo me sale mandarle al cuerno.