Hubo un tiempo en que pertenecer a la familia europea era garantía de libertad, derechos civiles y democracia. Sin cumplir esos requisitos no se entraba en el club y por eso hasta que España y Portugal hicieron los deberes podían romperse los nudillos llamando a las puertas que estas no se abrían. Hubo un tiempo en que Estado garantista no era un término peyorativo. Hubo un tiempo que en nuestra isla de privilegios, bienestar y abundancia nos sentíamos seguros y eramos para los demás tierra de oportunidades.
Esa Europa que conocimos ha sucumbido aplastada por los burócratas, los politiquillos de mirada corta y el miedo. Vivimos en un continente donde si la voluntad popular es contraria al deseo de las élites, éstas la desprecian. Nos han impuesto el Tratado de Lisboa sin preguntar porque antes esta Constitución disfrazada se la tuvieron que comer con patatas. Los únicos consultados, los irlandeses, les han dado con su tratado en las narices. Ahora les llaman por ello reaccionarios y antiguos y pretenden pasarse por el forro su voluntad como la del resto de europeos a los que se nos ha impedido pronunciarnos. Se plantean incluso nuevos referendos en la isla hasta que aburrida, Irlanda diga que vale. ¡Qué lección de democracia! ¿Y tanto escándalo por la consulta de Ibarretxe?
Esta Europa en la que el garantismo está mal visto, donde no se muestra la puerta a quienes persiguen a las minorías –Polonia,Hungría, Italia-, que dicta leyes de impunidad para la delincuencia gobernante –de nuevo Italia-, no nos salva de nada, no nos hace libres y está gobernada por miserables. No tienen otro nombre los eurodiputados que aprobaron la Directiva de la Vergüenza –dos tazas de miseria para los socialistas españoles por votar contra sus compañeros y sus principios-. Ignorantes y demagogos nos llama Zapatero a quienes nos damos cuenta de que no pisamos ya una tierra de oportunidades sino un inmenso Guantánamo en el que el extraño es sospechoso. La Europa que dejó escapar a Pinochet, que es incapaz de cazar a Karadzic o aún no ha metido entre rejas a Berlusconi sólo es hospitalaria con los torturadores que vuelan con la CIA.
Eso sí, éste continente a la deriva no pierde una oportunidad de hacer más ricos a los ricos y aprovechar las crisis para apretarnos las tuercas a los demás, se enorgullece de su poderosa moneda que mantiene con el agua al cuello a los de siempre y ahora nos pide que trabajemos más por el mismo precio. De nuevo con la complicidad de los muchachos de Zapatero –que no votaron en contra por mucho que se den golpes de pecho- retrocedemos décadas de derechos laborales y sociales, nos piden que trabajemos más horas y le echan el morro de vendérnoslo como una mejora. ¿Alguien aún es capaz de explicarme las ventajas de seguir en este club? ¿Por que narices seguimos pagando la cuota si hasta se puede jugar la Eurocopa sin ser socio?
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