Una plaga de langosta llega, devora cuanto halla a su paso y desaparece. La aerolínea irlandesa Ryanair pertenece a una variedad de depredadores cuya dieta consiste en subvenciones públicas; cuando éstas escasean, hace la maleta –de menos de quince kilos, claro- y se larga. La eliminación de los vuelos entre Granada y Londres, East Midlands y Francfort no es amenaza ni rumor interesado, sino una decisión ya tomada. Compruébelo intentando reservar un pasaje en la web de la compañía para cualquier fecha a partir de noviembre.
Conviene recordar lo ocurrido el otoño pasado con los vuelos de Ryanair a Álava ahora que la compañía anuncia el recorte de sus servicios con el aeropuerto de Chauchina y el empresariado y la Diputación se dan golpes de pecho y acusan a otras instituciones de la espantada. Hasta las fechas coinciden. El 25 de octubre Ryanair canceló los cinco trayectos semanales que comunicaban el aeropuerto alavés de Foronda con Londres-Stansted y Dublín; se había embolsado más de seiscientos mil euros en subvenciones concedidas por la Diputación Foral de Álava. Ryanair ni siquiera informó a las autoridades vascas, que se enteraron por las dos últimas líneas de un comunicado en el que anunciaba la ampliación de sus trayectos en Alicante y Valencia. También allí los usuarios lo sabían antes, pues no había manera de reservar un vuelo desde Foronda más allá de determinadas fechas. Fracasó el objetivo de las instituciones de promocionar Álava como destino de turismo enológico. Ryanair rotulaba Bilbao en los vuelos a Vitoria y Santander, como te ofrece Barcelona y te deja en Gerona o si vas a Milán acabas en Bérgamo.
Ni el hacinamiento en los aviones, ni el personal de vuelo que no sabe español ni las rifas a bordo pagan la subida de los carburantes. Ryanair cuadra resultados con las subvenciones públicas y cuando se trata de dinero de todos el empleo de pólvora de rey es común. La Diputación de Jaén subvenciona a Alsa por los cinco trayectos diarios que comunican la capital jiennense con el aeropuerto de Granada. El resultado es insostenible: 154 usuarios en 25 días, uno coma dos pasajeros por autobus, sin contar al conductor, cabe suponer.
Sonroja la instrumentación política que Martínez Caler hace de este asunto para atacar al Ayuntamiento de Granada. Con razón el consistorio sostiene que subvencionar indefinidamente a determinadas compañías privadas es desleal con el resto. Todos los informes empresariales sobre el impacto de los vuelos baratos no justifican las ayudas a Ryanair. Es con otras técnicas como el marketing viral –ven y cuéntalo- como hoy se capta turismo, no con subvenciones. Granada no es un destino que se venda mal, aunque como todos se resentirá de la crisis global y el encarecimiento del combustible. Si los irlandeses se van, ya vendrán otros. Compañías de vuelos baratos no faltan.
1 comentario:
Es muy curioso. ¿Te has fijado en la página principal de Ryanair? Rgalan 500.000 billetes de avión ¡Impustos y tasas incluidos! Es decir, las tasas que habitualmente paga el pasajero, te las paga Ryanair. ¿Donde se ha visto en el mundo una compañia aérea que, no solo no cobre ni un céntimo, sino que PAGUE al pasajero porque vuele con ellos? ¿Quien está pagando esos billetes gratuitos?
Por cierto, en Santander estan hasta los huevos de que en los vuelos nacionales (Santander-Madrid) las azafatas no hablen ni una palabra en Castellano. ¡Hasta las indicaciones de seguridad las hacen en ingles! Simplemente patético.
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