Ocurrió con los emprendedores, fue la forma en que el neoliberalismo travestido de socialdemocracia que nos gobierna rebautizó a los empresarios, los banqueros, los ricos en definitiva, para hacer más digerible el otorgamiento de prebendas y ayudas a quienes menos las necesitan. La utilización política del lenguaje -la misma que hace que a los datos se les llame pesimismo, al empobrecimiento desaceleración, a la construcción de campos de golf sostenibilidad, a los cuchitriles soluciones habitacionales y que los ríos no se trasvasen, se transfieran- se vuelve especialmente refinada cuando su objetivo es perpetuar las diferencias sociales sin que se note demasiado. El último vocablo al que se recurre para que nos quede claro que no somos iguales es excelencia: Se llama excelencia turística a un modelo que promociona los hoteles de lujo, el golf y la exclusividad; excelencia empresarial es el manejo de los resortes que permitan obtener los mayores dividendos y según los manuales de autoayuda, la excelencia personal tiene entre sus pilares un profundo sentido del liderazgo. Así lo ve Mauro Entrialgo en su Plétora de piñatas.
Ignacio Escolar nos recuerda que no es nada nuevo el temor reverencial de los gobiernos socialistas a tocar los privilegios de los ricos. Ahora que Elena Salgado recula en la subida del IRPF a las rentas más altas y reitera que las sociedades de inversión de capital variable, las SICAV, seguirán disfrutando de su paraíso fiscal, Escolar nos recuerda que apenas llevaba un año en el poder Rodríguez Zapatero cuando el Congreso aprobó el blindaje y los privilegios fiscales para las SICAV:
El triunfo de los más ricos
Ignacio Escolar, 6 de septiembre
El 30 de junio de 2005 pasará a la historia del Congreso de los Diputados. Aquella mañana, el Parlamento aprobó una de las reformas sociales más importantes y valientes de la Democracia: el matrimonio homosexual. Pero ésa no fue la única votación trascendente del día. Unas horas después, el mismo 30 de junio en un hemiciclo bastante más vacío, el Congreso sacó adelante una moción por la que las ahora famosas Sicav, ese paraíso fiscal que sin salir de casa permite a los más ricos tributar al 1% por sus plusvalías, dejaron de estar bajo la supervisión de los molestos inspectores de Hacienda para pasar bajo la miope lupa de la CNMV. Las grandes fortunas lograron el milagro de enterrar la crispación: todos los partidos, salvo Izquierda Unida, votaron a favor.
En el divertidísimo periódico de noticias gamberras El Mundo Today, autores de noticias tan maravillosas como Un teclado permite escribir “a tomar por el culo” con una sola tecla o Un 12% de los niños andaluces aún no ha ido a contar un chiste a la televisión, encontraréis una información que hoy os puede hacer gracia, pero cualquier día no os extrañaréis de encontrar en la portada de El País:
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