miércoles, 16 de septiembre de 2009

Animales y animales de bellota



En nombre de la tradición, en nombre de la ciencia

Estas imágenes deberían callar la boca a tanto energúmeno que invoca la tradición para justificar que sigamos siendo la vergüenza de Europa en el maltrato, la tortura y la explotación de los animales como espectáculo. El sitio, Tordesillas, que no se te olvide para no pisar ese pueblo de Valladolid en el que cada septiembre una piara de animales de bellota lancea hasta la muerte a un toro. La fiesta del Toro de la vega no sólo es legal, para vergüenza de los legisladores, sino que está declarada de interés turístico regional por el Gobierno de Castilla y León. Los activistas de Igualdad Animal se han colado en plena salvajada y se ha jugado el pellejo conscientes de que al que pillan con una cámara o teléfono móvil esos bestias son capaces de alancearlos como al pobre toro. Su grabación la han hecho pública para desmentir a quienes no quieren testigos pero aseguran que el animal -el de los cuernos- no sufre en su agonía. En Público puedes ver las mismas imágenes con más calidad junto a los testimonios de quienes las grabaron.

Esta misma organización, que participa en las manifestaciones que cada año s
e realizan en Tordesillas contra la fiesta del Toro de la vega, realizó días atrás otra espectacular acción al encaramarse a la Giralda y desplegar una pancarta por la abolición de la tauromaquia.

Holocausto en el laboratorio


El fin de la experimentación con animales para las industrias farmacéutica, química y alimentaria es otra de las batallas, ésta más difícil aún, que llevan adelante los defensores de los animales. El endurecimiento de la normativa europea para garantizar la seguridad de los productos químicos destinados al consumo puede desencadenar un auténtico holocausto con hasta 140 millones de víctimas: animales sometidos a la experimentación en laboratorios. Y lo más paradójico es que sea con fines ecológicos: Establecer garantías sanitarias y de seguridad a 140.000 compuestos químicos. La Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos quiere sacar adelante cuanto antes el reglamento REACH (Registro, Evaluación, Autorización y Restricción de Sustancias Químicas). En la actualidad la evaluación de riesgos se realiza mediante experimentación en laboratorio con animales vivos y la industria química, reticente al reglamento porque debe hacerse cargo de todos los gastos, ha calculado en unos 140 millones los sacrificios de animales necesarios en la próxima década para poder aplicar la nueva normativa. Eso significa incrementar un 1.100% las cifras actuales. Hay que tener en cuenta que el Parlamento Europeo ha aprobado recientemente una directiva sobre Experimentación Animal hecha a medida de los laboratorios y en la que, por ejemplo, la gran mayoría de los eurodiputados españoles votó a favor de seguir autorizando la experimentación con simios capturados en su hábitat, como denunció el diputado de Los Verdes David Hammerstein, uno de los pocos que se opuso. A los eurodiputados les vendría bien la lectura de este brevísimo y sobrecogedor relato del israelí Etgar Keret.

El tío del mono por Etgar Keret

Por la noche volvió Lucach a soñar que estaba en la jungla. Que saltaba de árbol en árbol, comía plátanos y que se follaba a todas las monas.

-Venid, cobardicas -tentaba Lucach a los demás monos, con su espesa piel brillándole al sol-, que el tío Lucach les va a enseñar lo que es llevarse el gato al agua.
Pero todos los demás machos se ocultaban y permanecían en sus escondrijos, porque sabían que con Lucach era mejor no tenérselas.
Lucach despertó de su sueño con un espantoso dolor de cabeza. Las heridas que tenía por todo el cuerpo le escocían como un demonio. Algunas supuraban un pus espeso porque, por lo visto, se las había vuelto a rascar mientras dormía. Salió de la jaula, cerró la puerta tras de sí, y se encaminó apresuradamente hacia el laboratorio experimental número tres (el laboratorio para la investigación del cáncer de piel). Estaba muy orgulloso de su lugar de trabajo. Mientras que la mayoría de los demás animales eran utilizados para experimentos sin importancia, como en el laboratorio dos (cosmética) y en el cuatro (ojo vago), Lucach estaba participando en un experimento realmente importante.
Llegó justo a tiempo para la inyección de las nueve. La que se la puso esta vez fue Irene.

-Deja de rascarte las heridas, Lucach -le dijo Irene-, lo único que consigues con eso es ponértelo peor.
Lukach dejó de rascarse. Irene era la que mejor le caía de todos los ayudantes.

-Dime -le preguntó Lucach mientras ella le inyectaba el específico-, cuando el experimento termine encontremos el medicamento ese para el cáncer, ¿crees que me permitirán tomarme unas vacaciones? Echo muchísimo de menos la jungla.
Irene le extrajo la aguja del hombro y él la vio triste.

-No te preocupes, Irene -intentó tranquilizarla-, no me iré por mucho tiempo, tú ya me conoces, yo soy ya no me veo sin trabajar, después de un mes de vacaciones estaré subiéndome por las paredes. Cuando vuelva me presentaré voluntario para el experimento del Alzheimer, y así podremos seguir trabajando juntos.
Irene lo abrazó, se echó a llorar, y Lucach no supo muy bien que hacer.

-Hei, mira, tengo una idea -le dijo mientras le acariciaba la nuca.- ¿Y si te tomas también tú unas vacaciones y nos vamos juntos a la jungla? Así te podré enseñar donde me crié, el paisaje, y te presentaré a mi familia. Te lo pasarás muy bien. Alllí todo es tan verde.
Irene no le contestaba y seguía llorando, aunque poco a poco se fue tranquilizando. Cuando dejó de llorar soltó el abrazo de Lucach, dio un paso atrás y sonrió:

-Pues claro que iré contigo -le dijo a Lucach.- Este año sí se avendrán a darme unas vacaciones.
-¡Estupendo! -se alegró Lucach mirándola a los ojos, que todavía tenía húmedos-. Allí lo pasaremos de fábula -le prometió-, ya verás lo bien que lo vamos a pasar.


De La chica sobre la nevera y otros relatos. Siruela, 2006.
Traducción del hebreo Ana Bejarano

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