lunes, 3 de mayo de 2010

Tribulaciones y correrías nocturnas de Narzeo Antino

Todos los medios se hicieron eco de la noticia por la condición laboral del protagonista: La Fiscalía de Medio Ambiente había denunciado a un profesor de la Universidad de Granada por realizar pintadas en viviendas, calles y edificios catalogados del barrio del Albaicín, integrado en el Patrimonio Universal de la Unesco. A todos chocó que quien traía de cabeza a los vecinos no era un adolescente de gorra ladeada y pantalones caídos; que cuando no daba clases el individuo que se apodaba a sí mismo Narceo Antino era el que se dedicaba a pintarrajear las paredes de su propio barrio, a altas horas de la madrugada y siempre acompañado de un perro de gran tamaño.

Pero parece que todos se quedaron ahí, que nadie se ha interesado después en averiguar quien es este curioso personaje, y se han perdido, no ya la explicación de este surrealista asunto, que sólo su protagonista conoce, pero sí una serie de detalles que hacen aún más delirante la historia de un profesor cercano ya a la jubilación, que se dedica a pintar por las calles bien frases de una obscenidad pueril - polla brutal, ponte a tiro, el coño empringa o xúpamela mazo- o bien mensajes que parecían extraídos de campañas de salud pública -fumar mata, el porro apollarda y coca=kk- por los que ha sido imputado de un delito contra el patrimonio histórico.


Pues bien, Narzeo Antino no es su nombre de guerra como grafitero nocturno, sino aquel con el que ha firmado la mayor parte de su obra literaria José Ortega Torres, cuya página en Wikipedia ya recoge sus hazañas pictóricas. Es un poeta y litógrafo próximo a la edad de jubilación -si se licenció en 1971, debió
nacer en la segunda mitad de los años 40 del siglo pasado- que fue miembro junto a Gregorio Morales, Antonio Enrique y Juan de Loxa -junto a quienes aparece en la foto de gupo- del grupo poético que estuvo detrás del programa de radio y la revista Poesía 70 y el Manifiesto Canción del Sur. Rancio abolengo del progrerío granadino. Un poeta de verbo florido, rima consonante, surtidores de la Alhambra y trinos a los luceros con al menos quince obras en el Catálogo de Publicaciones de la Universidad de Granada que pueden consultarse en las facultades de Filosofía y Letras y de Traductores. En esta última imparte cursos de doctorado a cuyos alumnos relata que desde hace quince años no enciende el televisor de su casa, que cubre con un cartel que reza “Castigada por mentirosa”, para tratar como se merece a dicha arma al servicio de la propaganda capitalista.

Paradójicamente, la obra de Narceo Antino mereció en su día sentidos elogios en prensa por parte de Miguel Carrascosa, presidente del Centro Unesco de Andalucía, es decir, la entidad encargada de la protección del barrio que por las noches, con su perro y sus pinceles, el profesor Ortega se dedicaba a pintarrajear. Qué pasa por la mente de este extraño personaje es un misterio, pero desde luego un misterio con morbo.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Buen blog
te descubro.

Anónimo dijo...

Bien, bien. Al fin le veo al careto al tipo que ha ensuciado mi fachada una y otra vez. No sabe él qué peligro corrían sus piernas, porque me había jurado rompérselas si lo sorprendía guarreando por ahí como un criajo de mierda. Pero, ay, las 6 de la mañana es una hora a la que no me apetece salir de cacería de cretinos.

También se dedica a repartir, de forma anónima, quintillas de regular, por no decir nula, imaginación, tratándose de un profesor poeta (claro que ambas cosas nunca se han llevado bien.)

Me gusta tu blog. Tenemos mucho en común. Volveré.

Federico Vaz dijo...

Sencillamente genial, anónimo. Espero que tu fachada esté ahora más limpica. Gracias por los elogios.

Anónimo dijo...

Ya salió el juicio por este asunto, nadie piensa rectificar tan serias aseveraciones?

Anónimo dijo...

Qué triste ver cómo las personas critican desde el desconocimiento, sin tener información sobre la persona acusada. No hay imagen ni video que muestren al culpable; y aunque hubiese sido él, nadie tiene en cuenta sus circunstancias, ¿qué le puede pasar a una persona de 70 años para hacer algo así? ¿Acaso se puede comparar este comportamiento en semejante edad, y teniendo en cuenta su dilatada carrera profesional y literaria, con el comportamiento de los niñatos sin valores de hoy en día? Nos damos mucha prisa en utilizar toda nuestra imaginación para denunciar a una persona de 70 años, pero no tanta para preguntarnos, ¿necesitará ayuda? Voy a consultar con un profesional, a ver si este tipo de comportamiento se puede explicar y tiene solución...
José fue mi profesor de Literatura y puedo asegurar con mucho orgullo que es uno de los mejores profesores que he tenido jamás. Con él, no solo aprendíamos literatura, sino que nos motivaba, nos enriquecía con todo tipo de anécdotas, vivencias, historias vividas... Tener clase con él fue toda una experiencia, y me parece patético que haya personas que dediquen su tiempo a comentar sandeces anónimas sin saber. Estupidez humana.