Dice Mariano Rajoy: “El PP jamás habría planteado un recorte de este calibre”. No le hace falta, para eso siempre han estado los socialistas. Cada cual cumple disciplinadamente la función que el sistema les ha asignado, y la de los partidos socialdemócratas occidentales es hacernos tragar las píldoras más amargas convenciéndonos de que es por nuestro bien.
Seguro que muchos socialistas perplejos aún esperan escuchar la cara B del 'zapaterazo'... Tal vez impuesto sobre el patrimonio, más tributación para las Sicav, más impuestos para los ricos, limitar privilegios a la Banca o perseguir el fraude fiscal... alguna compensación. Pero la mayoría traga sin más; aprendieron a primar la obediencia sobre los principios, a superponer el argumentario a la ideología. Por algo lo primero que hace el secretario general tras bajarse de la tribuna del Congreso es adoctrinar a los suyos sobre el dogma que repetirán como papagayos.
Pero los dogmas no suelen ser más que mitos que no resisten la demostración empírica. Y mitos son las razones por las que este Gobierno nos condena a un purgatorio de incierto final. Proclamaron el dogma del gasto público insostenible, pero el de España es de los más bajos de la Europa de los Quince. El dogma del déficit público, que siendo elevado es menor que en EE.UU, Irlanda y el Reino Unido. El dogma de la deuda: la española es de las más bajas de la UE. Y el dogma de la función pública onerosa: tenemos menos funcionarios y peor pagados que en Holanda, Reino Unido o Alemania, aunque nuestro sector público tiene más altos cargos, directivos y asesores. El modelo económico español con los gobiernos socialistas es el vigente desde el franquismo, apuntalado por la Transición: no progresivo, sin tejido productivo real, asentado en la trapacería. Siempre fuimos campeones de Europa en desigualdades, en bajo gasto social, en estado del bienestar más débil, en precariedad laboral, en fraude fiscal, en economía sumergida y en paro.
Más pronto que tarde deberá Zapatero volver a reunir a los suyos para adoctrinarles sobre los nuevos servicios que han de prestar a un sistema que, según su ideología les dictaba, debían superar, reformar o derribar. Cuando los ajustes de hoy se demuestren ineficaces, con estancamiento, menos consumo y más paro, a los asalariados privados que hoy se alegran de que no les toque a ellos se les helará la risa con la reforma laboral, segunda parte de la agenda oculta socialista. Serán los funcionarios quienes se alegren de que a ellos al menos no les echan a la calle gratis. No habrá acabado la legislatura cuando llegue el turno de la reforma las pensiones. Por eso no habrá moción de censura, por eso Rajoy aguardará paciente su turno, antes hay que dejar que los socialistas que demuestren para qué fueron inventados.
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